“Anastasia, la princesa rusa”: una experiencia tan musical como

Por Estefanía Lisi Cuando era una nena de 8 años, la película “Anastasia” era una de mis favoritas (y lo sigue siendo). Es que relata una historia tan profunda y emocionante, que me hizo querer mirarla cientos de veces. Recuerdo las letras de las canciones hasta el día de hoy, principalmente la de “Una vez […]

jueves, 01 de agosto de 2013 |

Por Estefanía Lisi

Cuando era una nena de 8 años, la película “Anastasia” era una de mis favoritas (y lo sigue siendo). Es que relata una historia tan profunda y emocionante, que me hizo querer mirarla cientos de veces. Recuerdo las letras de las canciones hasta el día de hoy, principalmente la de “Una vez en diciembre”. Tantos años después, es imposible borrarlas de mi memoria.

Por eso, mientras viajaba hasta el Espacio Onyx, situado en Ramón Falcón 6939 (Liniers, Capital Federal), para disfrutar del musical para chicos (y también para grandes), me imaginé cómo adaptarían esta historia al trasladarla al teatro, sin saber, quizás, que lo harían de una manera tan perfecta.

A las 18 del sábado 27 de julio, me acomodé en una de las mesas con las que el espacio recibía a los invitados, predispuestas para que quienes vieran la obra también pudieran deleitarse con algún aperitivo del menú. Una gran cantidad de chicos que celebraban el fin de las vacaciones de invierno habían ido con sus papás a pasar la tarde en el teatro.

Anastasia, en una versión musical, con mucha danza. Foto: Estefanía Lisi

Anastasia, en una versión musical, con mucha danza. Foto: Estefanía Lisi.

Finalmente, se apagaron las luces y una suave melodía, propia de la banda sonora de la película (compuesta por David Newman, Lyhn Ahrens y Stephen Flaherty en su versión cinematográfica animada), llenó el espacio. Los intérpretes ingresaron al escenario para realizar la primera escena, que ubicó a la Princesa Anastasia en 1916 en su palacio, en la ciudad de San Petersburgo. Este personaje, ya convertido en un mito de la historia mundial, representa a la supuesta hija perdida del Zar Nicolás II y su esposa, la Zarina Alejandra, quienes fueron exiliados y luego ejecutados junto a todos sus hijos por el Ejército Bolchevique en 1918, que instauró finalmente el régimen comunista en Rusia. En esta, su versión musical,  la mítica historia de la princesa que habría logrado escapar de la ejecución es retomada con visos románticos y convertida en un relato edulcorado y matizado para convertirlo en un cuento infantil.

Es así que con gran carisma, comenzaron a bailar el “vals inmemorial”, para celebrar el tricentenario del reinado de los Romanov, interrumpido luego por Rasputín, que tomó el castillo y maldijo a toda la familia real.

La siguiente escena representó el momento en que la pequeña Anastasia logró escapar del Ejército Rojo junto a su abuela, la Gran Duquesa Marie, con la ayuda de Dimitri, un joven empleado del palacio. No obstante, la niña quedó en el camino en la escapatoria, para convertirse, a lo largo de los años, en una vagabunda, lejos del mundo brillante y principesco del que ella procedía. Es así que, desahuciada, con un fuerte golpe en la cabeza, un collar con una llave (obsequiado por su abuela, junto a una caja de música que permaneció con el pequeño Dimitri), como los únicos recuerdos de su familia, Anastasia comenzó su andar errático.

La leyenda de la Princesa Anastasia se convierte en un cuento musical para niños, eficazmente logrado en esta versión. Foto: Estefanía Lisi.

La leyenda de la Princesa Anastasia se convierte en un cuento musical para niños, eficazmente logrado en esta versión. Foto: Estefanía Lisi.

Es destacable el uso de recursos en esta primera parte y en el resto de la obra para ubicar al espectador en los distintos escenarios, como el tren que partió a Francia. No lo vimos, pero lo sentimos. El ambiente de persecución, con un gran uso de luces y la música ambiental, contextualizaron el conflicto de manera eficaz.

El relato continuó: Anastasia no recordaba su pasado después del accidente, aunque podía ver algunos destellos de su infancia. Tras una increíble interpretación de “Una vez en diciembre” (realizada por la cantante Thalía en la versión latina del filme), la joven, que se autobautizó como “Anya”, conoció a dos rusos (Dimitri, más grande, y su amigo Vladimir), que andaban en la búsqueda de una mujer que pudiera hacerse pasar por la princesa Anastasia, a quien su abuela buscaba desesperadamente desde París, y por la que ofrecía una gran recompensa económica. La persuadieron, y así se trasladaron a la ciudad francesa, en un viaje lleno de anécdotas y donde, también, se dejó ver la creciente atracción entre Dimitri y Anastasia.

Por otro lado, los villanos quedaron representados por Rasputín -quien en la historia real era una suerte de místico de confianza de la Zarina y quien fue asesinado en 1916 por orden del Zar- y su ayudante Bartok (un curioso murciélago de color blanco). Ellos, como el contrapunto que encarna la maldad en la obra, seguían los movimientos de la joven, luego de enterarse que aún continuaba con vida, en pos de la prerrogativa de que no quedara «ni un Romanov sobre la faz de la Tierra». Así, se propuso asesinar a Anastasia, la última integrante del clan. No obstante, para suerte de la princesa, el cuento nos relata que fracasó en cada intento. Anastasia, en la piel de Anya hasta entonces, una vez en París, fue preparada para el inminente encuentro con su abuela, que se da, precisamente, a colación de una obra de ballet.

Durante la obra «Anastasia, la princesa rusa”, pudimos disfrutar de muchos momentos emotivos, pero también de situaciones graciosas, como lo fueron las escenas de Bartok y Rasputín, que divirtieron hasta a los más grandes de la sala.

A juicio de esta cronista, resultó sorprendente la capacidad de todo el elenco para elaborar una obra cinematográfica sobre las tablas de un espacio relativamente reducido y con recursos limitados para resolver la historia de forma que tuviera linealidad y sentido en todo momento. Lo más destacable del grupo de intérpretes que dieron vida a esta historia es la formación vocal, teatral y de danza, lo cual contrarresta cualquier posible carencia material.

CUÁNDO Y DÓNDE

Última función: Sábado 3 de agosto a las 20 hs. en el Espacio Onyx (Ramón Falcón 6939, Liniers)

FICHA TÉCNICA

ANASTASIA

Reparto

Anastasia / Anya: Agustina Cedraschi /Rasputín: Emi Fegger / Dimitri: Francisco Goldberg / Vladimir: Mariano Gómez Moreno / Bartok: Patricio Grippo Alterio / Gran Duquesa Marie: Esmeralda Ruffilli / Sophie: Micaela Romano / Zar / Falsa Anastasia: Ricky Juárez / Ama del hogar /Boletera / Maquinista / criada / Anciana: Leticia Brunskole / Secuaz de Bartok: Huara Ullua / Pueblo / Parisinos / Fuerzas del mal: Esmeralda Ruffilli / Huara Ullua / Leticia Brunskole /Ricky Juarez / Micaela Romano

Taller de Vestuario: Emi Fegger / Agustina Cedraschi /Mariano Gomez Moreno / Patricio Grippo Alterio /Ricky Juárez / Huara Ullua / Micaela Romano / Alejandro Simonetti / Ivan Salas

Taller de Escenografía: Andre Castro Márquez / Julieta Sorrentino / Cami Carpio / Emi Fegger / Agustina Cedraschi / Patricio Grippo Alterio / Micaela Romano / Esmeralda Ruffilli / Francisco Goldberg / Iván Salas

Sonido: Iván Salas / Andrea Castro Márquez

Iluminación / Diseño Gráfico: Alejandro Simonetti

Asistente de Coreografía: Micaela Romano

Asistente de Dirección: Esmeralda Ruffilli

Diseño de coronas y bijou: Iván Salas

Diseño de Vestuarios / Coreografías / Puesta en Escena: Emi Fegger

Coordinación General: Alejandro Simonetti

Dirección General: Emi Fegger