Balance FIDIC 2014: Cuando la danza se hace oir

Una edición profesionalizada, que tuvo invitados internacionales de envergadura, obras nacionales de diversas tendencias estilísticas y una reivindicación, a través del debate, de las posibilidades de profesionalización de los artistas independientes. «Una cuarta edición del Festival mucho más involucrada a nivel artístico, social y político para con los modos de tratar, pensar, difundir y mostrar la danza contemporánea independiente», dijo Victoria Keriluk, una de sus organizadoras.

domingo, 02 de noviembre de 2014 | Por Maria José Lavandera

A poco de haber finalizado el 4° Festival Internacional de Danza Independiente Cocoa (FIDIC) y III Encuentro Iberamericano -que se llevó a cabo entre el 16 y el 28 de septiembre-, Revol realiza un balance, con algunas de sus organizadoras, un evento central para la comunidad de la danza contemporánea independiente a nivel nacional. Se trató de una edición altamente profesionalizada, con alta participación de invitados a nivel internacional, de España, Colombia, Brasil, Chile y Estados Unidos, y que contó con seminarios especiales abiertos a la comunidad, una posibilidad que sólo habían podido ofrecer en el primer FIDIC en 2008

Entre otras novedades, se presentó Mariah Maloney, de la compañía de Trisha Brown, quien también dio un seminario de la técnica «body-based somatic based improvisation», estrategia de búsqueda de las propias posibilidades creativas corporales, y la pieza de repertorio «Set and Reset», de 1983. También estuvo el español Guillermo Heras, Director de la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos, ofreciendo «dramaturgias de la danza». De la escena porteña, se presentaron obras de artistas independientes -y premiados- como Jack Syzard – «Bruma Danza»-, Eliana Bonard y Virginia Ravenna -con «Elefantes, la vida en los pliegues«, Julieta Brambati y Martina Kogan -con «La de Maracuyá«-, Gabriela Prado con «Solos al baile«, David Señoran y su «Apnea«, quien comparte «Noche reversible» con Giselle Dana, Mabel Chai Chee Chang con «Orquideana«, «Las hermanas Diamante«, de Quio Binetti y Vanina Goldstein, «X/4», de Mauro Cacciatore, «El ocaso de la causa«, de Caterina Mora y una parte de «Dónde están ahora«, de Laura Paolino y Carla Berdichesky, así como también se presentó Lub-Dub, de Roxana GrinsteinValeria Pagola con «Inevitable/Inagotable», Mónica Fracchia con «Ramos Generales», Vivian Luz y Los Celebrantes, con «¿Dónde mejor que en casa?»

También de Rosario -Santa Fe-, se hicieron presentes «Diego y Ulises» y «Cae la noche en Okinawa», de la compañía cordobesa «Blick». Desde Colombia llegó la Compañía Danza Común,  con una obra ecléctica «Ni manzanas, ni peras, ni caimitos» y de España Roser López Espinosa con «Lowland» y Sebastián García Ferro con»Brushed Noise». Desde Brasil, Vinicius Frances, de Chile, Joel Inzunza Leal. Se sumó también el programa de videodanza, con material nacional e internacional, que contó también con una serie de trabajos que conmemoraron los 25 años de la carrera de Imagen y Sonido de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

"Solos al baile", de Gabriela Prado, interpretada por Carla Di Grazia (en la foto). Foto: Gentileza Prensa Karina Nisinman.

«Solos al baile», de Gabriela Prado, interpretada por Carla Di Grazia (en la foto). Foto: Gentileza Prensa Karina Nisinman.

El Festival, a este año, ya es un espacio esperado de presentación multifacética de la danza independiente. El intercambio, la reflexión -como la hubo a través de mesas de debate sobre la intervención de la danza en la sociedad-, el aprendizaje y la apertura a la comunidad fueron la norma. Sus organizadoras entienden que se encuentran a mitad de camino de un proceso impostergable de potenciación y difusión de la danza contemporánea como una disciplina artística que busca abrirse y alimentarse de su diálogo con diversidad de espacios sociales.

Victoria Keriluk, coreógrafa y miembro de la coordinación general del FIDIC, indicó que el balance de esta edición fue absolutamente positivo: «Creemos que el Festival ha crecido y evolucionado internamente. Por primera vez hemos elegido designarlo con una sigla -FIDIC- y esto no es un dato menor. Si bien las siglas representan al mismo Festival que cuenta con tres ediciones detrás de ésta, refieren hoy a una identidad que por primera vez está siendo reconocida, impulsada y comenzando a ser moldeada. Es un Festival muy joven, y como tal, creemos que aún quedan varias -sino muchas- cosas por reforzar, afianzar y mejorar. Pero esta vez, hemos encontrado un camino a andar, una vía que transitar, propia e identitaria. Podemos hablar de una cuarta edición del Festival mucho más involucrada a nivel artístico, social y político para con los modos de tratar, pensar, difundir y mostrar la danza contemporánea independiente. Se trata de un Festival involucrado con los modos de producción actuales, que dan lugar a modelos de obra y de intérpretes sumamente críticos y conscientes de la posición que tiene hoy la danza contemporánea en nuestra sociedad, involucrado con posibles abordajes de nuestro arte, permitiéndonos expandir esta posición que ocupamos y llegar cada vez a más sitios, a públicos más grandes, a mostrar y hacerla accesible».

Es que este Festival es, además de una posibilidad de presentación artística, una puesta en acto de una perspectiva, de un espacio de apertura y debate para la danza contemporánea independiente, una forma de concebirlo que Keriluk atribuye a este año como novedad: «El cambio interno, desde la producción, la gestión y el modo de concebir y de pensar un Festival, no como mero hecho estético sino además como agente socio-político activo y creador de posibilidades, comienza a reflejarse hacia afuera, a nivel estructural, artístico y de articulación con la población, de la danza y en general».

Inauguración de FIDIC 2014, con "Desvío" de Jesica Josiowicz. Foto: Gentileza Prensa Karina Nisinman.

Inauguración de FIDIC 2014, «Desvío» de Jesica Josiowicz. Foto: Gentileza Prensa Karina Nisinman.

 

Para su compañera Marisa Quintela, coreógrafa y artista visual, han sido especialmente importantes este año las instancias de intercambio y posibilidad de acceso al festival a través de una mayoría de actividades gratuitas, así como también se distinguió por la intención de profesionalizar la participación de los grupos artísticos con un cachet adecuado y el regreso de los seminarios abiertos: «Hemos logrado un formato que optimiza las instancias de intercambio entre artistas y maximiza el aporte de cada artista internacional y regional. Los 20 artistas del exterior y del interior que llegaron a Buenos Aires pudieron permanecer durante toda la extensión de cada encuentro, conviviendo con los demás artistas regionales o extranjeros y teniendo más de un espacio concreto para interactuar entre sí. Por otro lado logramos un 70% de actividades gratuitas durante el Festival, tendiente a abrir el ámbito del arte la danza contemporánea a un público más numeroso. También se ha dado un paso adelante en materia de profesionalización de la danza independiente al haber podido asegurar en esta edición un cachet razonable, dentro de las posibilidades, a las compañías locales que participaron este año. Hemos además reincorporado el área de capacitación y formación a través de los distintos seminarios internacionales y nacionales».

El público

Uno de los grandes desafíos de la escena contemporánea independiente es la afluencia de público amplio y variado, es decir, que la danza se convierta poco a poco, como sucede con el teatro, en una de las opciones habituales de la agenda cultural de cada vez más cantidad de personas. En cierto modo, se trata de develarla como un espacio abierto y pregnante a la sensibilidad de una gran cantidad de personas que ya se relacionan con otras artes. Así lo piensa Quintela, que comenta: «Las estrategias de captación de público que nos venimos proponiendo también tienen que ver con el cruce interdisciplinario. Cada vez son más numerosas las propuestas que involucran a otras áreas artísticas y nos parece fundamental la difusión en esos ámbitos».

Keriluk agrega: «Siempre es un tema que nos preocupa y que nos ocupa al momento de resolver la estructura del Festival. Creemos que una de las maneras para promover el movimiento de la danza contemporánea independiente hacia un público ajeno a este ambiente es la presencia de actividades de carácter gratuito. Tenemos como ideal un Festival que sea 100% gratuito. Se vio reflejado en la cantidad de público que tuvimos, que fue significativamente mayor al de ediciones anteriores. La actividad de prensa creemos que contribuyó a la paulatina instauración del Festival como parte de la agenda cultural de la Ciudad de Buenos Aires y esto comienza a atraer más público también. En lo personal, como artista y gestora independiente, creo que se trata además de encontrar aquellos espacios, aquellos públicos que se abran a la danza contemporánea independiente, que cada día son más. Se trata de ser un poco más estratega al momento de decidir donde programar, hacia qué tipo de público dirigirse en relación al modo de comunicarse y difundir. Como todo arte que ingresa recientemente a la sociedad, el proceso de llegar al público puede ser largo, pero son los pequeños detalles a la hora de pensar y diseñar la estructura de todo evento lo que hace la diferencia».

"Morar" de Quio Binetti. Foto: Gentileza Prensa Karina Nisinman.

«Morar» de Quio Binetti. Foto: Gentileza Prensa Karina Nisinman.

Una danza que «se» piensa

Por su parte, el FIDIC se plantea también como posibilidad para los diversos planteos estéticos y artísticos que rodean la danza contemporánea independiente actual y, en este sentido, se arroga también la chance de pensarse y hacerlo en conjunto, como cuerpo, en solidaridad, en consonancia, así como también en disonancia y en debate: «Estamos tratando con una danza sumamente pensante, que reflexiona, que aporta modos diversos de pensar el mundo-sociedad-entorno o como sea que se denomine. Es una danza de acción más que de espectáculo en sentido clásico, es una danza que impulsa, mueve, acciona y entrega su reflexión al público, para que este la continúe. Con todas su diferencias creo que mayormente tratamos con una danza contemporánea independiente que potencia y enaltece los procesos y no tanto el resultado; es una danza que se plantea crítica y consciente acerca de su actividad y trabaja desde ello hacia el afuera, hacia un arte político, social y estéticamente activo», comenta Keriluk.

La diversidad es la norma en este espacio, que busca justamente alejarse de las nomenclaturas para definir a sus participantes y apoyar los cruces, la mixtura, el devenir performático de la danza en transformación constante en tanto manifestación social y artística: «Siempre se ha trabajado por mantener en la pluralidad estética dentro del Festival. Como Asociación que reúne coreógrafos de la danza contemporánea, con distintos bagajes, gustos estéticos y modelos de producción, creemos que es importante mantener y respetar la diversidad estética y de lenguajes dentro del área. De esta forma, intentamos reflejar este pensamiento en la programación del Festival. No nos encasillamos con una tendencia estética en particular o con un sólo modo de pensar y producir la danza contemporánea, sino que tratamos de exponer en el programa un gran abanico de posibilidades y experiencias estéticas para todos los gustos», completa la coreógrafa.

Encuentro  Iberoamericano Cocoa 2014 

Uno de los ejes de la reflexión fue el Encuentro Iberoamericano Cocoa 2014, en el que se realizaron mesas que trataron las problemáticas de la danza independiente. La bailarina y coreógrafa Liliana Tasso, también miembro de la organización, cuenta que  como conclusión se pudieron «trazar algunos ejes de comunes denominadores así como  visibilizar diferencias a partir de  políticas culturales diversas o bien  diferentes modos de encarar la gestión y la autogestión por parte de los propios trabajadores de la danza. Para disparar debates se propusieron preguntas – ¿Qué lugar ocupa la danza en tu comunidad/sociedad? ¿Cuál sería el apropiado/deseado/óptimo? ¿Cómo se lograría? y ¿Qué entendés por profesionalización de la danza independiente? ¿Cuál es la situación actual respecto de este concepto? -«.

Explica la artista que los planteos giraron mayormente en torno a «la poca visibilidad social del arte de la danza contemporánea independiente, el lugar restringido que ocupa tanto en el imaginario social como en la mayoría de las agendas culturales». En este sentido, se reivindicaron emprendimientos gestados por la propia comunidad, como son la Ley de Fomento de la Danza Independiente en la Ciudad de Buenos Aires en vigencia desde el año 2000, conseguida a través de la gestión de Cocoa Datei, y la Ley Nacional de Danza Argentina, que esta aún sin aprobación, pero ya presentada ante la Cámara de Diputados de la Nación. En relación a este punto, la coreógrafa indica que existe comunión de opiniones en la necesidad de lograr los «marcos legales apropiados la actividad crece y se difunde en la sociedad  dado que como  todo arte contemporáneo no cuenta con la demanda social suficiente como para poder prescindir del acompañamiento financiero del Estado».

Se sumaron al balance de la comunidad de la danza contemporánea independiente la necesidad de difundir y sostener festivales tanto estatal como independientes y la creación de más espacios y marcos para ampliar la difusión y la llegada a públicos masivos, en términos de la puesta en valor y reconocimiento de la comunidad de esta disciplina como un capital simbólico que mejora efectivamente su calidad de vida. «Se pensó como estrategia exitosa también la llegada de la danza a nuevos públicos a través de dispositivos que la saquen del restringido espacio escénico convencional y la acerque a diferentes lugares de la comunidad, como vía pública, escuelas, universidades. También se pensó en la danza no sólo como arte escénico sino como práctica ritual que puede convocar a la participación más ampliamente de lo que convoca en líneas generales a la contemplación. Los directivos de la hoy UNA (Universidad Nacional de Artes) y su Departamento de Movimiento plantearon como estrategia en ejercicio el cruce de la danza con diferentes proyectos comunitarios, en la necesidad de un nuevo contrato en el que la danza salga del «gueto» para construir un saber social colectivo«, propone Tasso.

"Lub Dub", de Roxana Grinstein. Foto: Gentileza Prensa Karina Nisinman.

«Lub Dub», de Roxana Grinstein. Foto: Gentileza Prensa Karina Nisinman.

Cuenta pendiente: la posibilidad de profesionalización de los artistas independientes

Liliana Tasso también comenta que otra de las conclusiones fue el estimulante crecimiento de la escena, a través de una multiplicidad de creadores independientes a lo largo de los últimos diez años en Buenos Aires, a través del desarrollo de la Universidad Nacional de Artes (otrora IUNA), acompañado por la Ley de Fomento de la Ciudad y la actividad sostenida de la asociación Cocoa Datei. No obstante, aún resta como pendiente el trabajo sobre el desarrollo profesional como artistas de sus hacedores: «La cantidad de coreógrafos y bailarines en ejercicio es amplia así como la cantidad de creaciones independientes que se ofrecen en la cartelera porteña. Este crecimiento no obstante no cuenta con grandes modificaciones en el aspecto de su profesionalización, entendiendo esta como la posibilidad del ejercicio de una actividad remunerada. Esta dificultad  se potencia por la imposibilidad como consecuencia de lo primero de establecer un sindicato de protección de los trabajadores de la danza. Casi todos los coreógrafos se sostienen  mediante la actividad  docente dejando la actividad creativa y performática en el plano de una actividad que ellos mismos subsidian a través de sus otras ocupaciones rentadas», asegura Tasso.

Hacia 2016: «Que la gente lo esté esperando»

«Apuntamos a continuar enriqueciendo aún más el intercambio entre artistas, a lograr una estructura de intercambio más eficaz, participativa e integradora. Nos queda en el tintero lograr una mayor participación por parte de los elencos locales, en todas las actividades del Festival. Nos urge generar  entusiasmo, inquietud y curiosidad hacia el Festival: que la gente lo esté esperando. Nos proponemos ahondar aún más en nuestro modo de labor gestivo-colaborativa, como una posibilidad de sumar agentes activos en el campo de la danza, en cualquiera de sus áreas. Queremos afianzar los lazos de  intercambio y circulación de artistas en Argentina e Iberoamérica, generando nodos de trabajo en las distintas zonas entrelazados entre sí de modo activo y concreto. Nos proponemos continuar con nuestro trabajo por la profesionalización de la danza, abriendo espacios, plataformas, eventos y permitiendo la posterior creación de más espacios, plataformas o eventos que promuevan y hagan visible la actividad de la danza contemporánea independiente. El Festival es un medio para todos estos fines», concluye Victoria Keriluk.