Camila Bocca, finalista del Prix de Lausanne: “Quería venir des

Cobertura desde Villa Carlos Paz / Por María José Lavandera “¿Te lo esperabas?”, le pregunté. Responde “no” y ríe, tímidamente. Agrega: “Estaba con mi mamá, con mis amigas, con mi maestra, antes de que anunciaran los números, y después fue una emoción. Nos abrazamos todas”. Ella fue la única argentina finalista en la exigente pre-selección […]

viernes, 04 de octubre de 2013 |

Cobertura desde Villa Carlos Paz / Por María José Lavandera

“¿Te lo esperabas?”, le pregunté. Responde “no” y ríe, tímidamente. Agrega: “Estaba con mi mamá, con mis amigas, con mi maestra, antes de que anunciaran los números, y después fue una emoción. Nos abrazamos todas”.

Ella fue la única argentina finalista en la exigente pre-selección en Villa Carlos Paz, organizada por Danzamérica, para participar del Prix de Lausanne, en Suiza, en 2014. Con una competencia de un alto nivel a cargo de una comitiva de talentosísimos brasileños, ella, a fuerza de aptitud y concentración, se hizo su lugar entre los 12 primeros, de 41 chicos que se presentaron. “Los brasileños son re expresivos, tienen mucha técnica y la tienen muy incorporada”, afirma de sus colegas.

Se trata de Camila Bocca, de quince años, una santafecina que sueña con viajar al exterior a aprender y llegar a tener una carrera como profesional en la danza, como su admirada Svetlana Zakharova. Y está convencida de que su mundo está ahí. “Las maestras de la escuela me dicen ‘Ay, Camila, mucha danza, mucha danza…’, pero yo no la voy a dejar. A principio de año me iba mejor en el colegio. Ahora vuelvo y me pongo al día de nuevo, igual”, dice con una fortaleza que no opaca la enorme dulzura que proyecta.

Camila, aquí luego del ensayo para la Gala, feliz por su logro, se confiesa tranquila en el escenario. Foto: MJL

Camila, aquí luego del ensayo para la Gala final de esta noche, feliz por su logro, se confiesa tranquila en el escenario. Foto: MJL

Es que en el escenario, Camila ya es bailarina. Aspira a grandes metas: en un futuro se sueña interpretando “Giselle” y “El Lago de los Cisnes”… nada menos que con Daniil Simkin. Con sólo un vistazo a su performance se puede comprender que, con un continuado esfuerzo y trabajo, puede llegar a donde ella se lo proponga. Quizás ese apellido tan sugerente la haya bendecido, aunque no esté relacionada con Julio, el astro argentino. Su Maestra, Betty Sturla, del Seminario Provincial de Ballet, me aclaró al pasar en el hall del Teatro del Lago: “Un apellido que no le pesa para nada, con las condiciones que tiene”.

Comenzó con ella a los 6 años. Su mamá, Marisa, cuenta que le gustaba jugar “a bailar” todo el día: ponerse tutu, abrirse de piernas, girar. “Me encanta bailar. Desde chiquita. En 2005 empecé danza y no dejé nunca. Y no pienso dejar tampoco. Yo le dije a mi mamá que me lleve y empecé con una amiga, que le conté y vino conmigo. Íbamos las dos juntas y después ella dejó”, comenta Camila.

Diez años pasaron de aquel entonces. En 2012 recibió en Danzamérica el premio Revelación y una beca para participar en Nueva York en el Youth America Grand Prix, uno de los concursos más grandes del mundo en cantidad de participantes. “Allá en Nueva York la competencia es mucho más difícil. Era muchísima gente, de todos lados. Era complicado. Cuando volví acá, después de haber estado allá, ya no estaba tan nerviosa como antes”, relata, con una sonrisa.

Pero el Prix de Lausanne para ella era una meta. Se preparó especialmente, porque ya lo tenía agendado desde hace varios años: “Hacía mucho que yo quería venir. Era chiquita, habré tenido 10 años, más o menos, cuando se me ocurrió venir al Prix. Cuando volví de Nueva York, me empecé a preparar. Desde el año pasado ya tenía pensado qué iba a hacer. Empecé a ensayar la variación de  “Coppelia” y la contemporánea, que es nueva y me la hizo un coreógrafo. También es la que presenté en Nueva York”. Se trata de una pieza tanguera y enérgica, en la que baila con un zapato de taco en un pie y una punta negra en el otro, y a lo largo de la cual va despojándose de ambos, para terminar bailando descalza en una suerte de liberación.

Camila, en su variación contemporánea. Foto: Cristian Nicollier.

Camila, en su variación contemporánea. Foto: Cristian Nicollier.

Y fue un año de ardua preparación: “Todos los días en las vacaciones me juntaba con mi profesora a la mañana para ensayar. Lunes, miércoles y viernes, aparte de eso, tenía las clases. Después con el tema de la escuela, no podía ensayar tanto, pero igual todos los días trabajábamos a la tarde”.

Es en este sentido que en Camila se vislumbra una apasionada de la danza. No sólo rescata el haber sido seleccionada, sino que para ella fue esencial lo que pudo aprender en esta experiencia, algo que es un objetivo fundamental para los organizadores del Prix: “Me re gustó la competencia. Las clases, sobre todo. Estuvieron muy buenas las de ambas técnicas. Me corrigieron un montón de cosas que yo no tenía ni idea, más que nada en contemporáneo, que me gustó mucho. Mi fuerte es el clásico hoy. Y la verdad que los maestros nos ayudaron un montón; no sólo en clase, sino también con las variaciones. Eso me encantó”.

"Coppelia", la variación clásica que presentó este año. Foto: Cristian Nicollier.

Una muñeca. «Coppelia», la variación clásica que presentó este año. Foto: Cristian Nicollier.

A pesar de su juventud, el escenario no la inquieta; es allí donde se siente cómoda. Detalla que “antes de salir, no me puedo sacar los nervios. Pero una vez que salgo, ya ni me acuerdo. Esta noche, supongo igual que me voy a poner un poco nerviosa”. Se refiere a la Gala Final, en la que los 12 seleccionados se juegan su lugar entre los tres primeros, quienes obtendrán una beca completa para viajar a Lausanne en febrero de 2014. Allí estaremos, alentándola en este gran comienzo.