Candelaria Antelo, de HURyCAN: “Las crisis son cruciales en las creaciones”

Candelaria Antelo y Arthur Bernard Bazin son HURyCAN, la compañía que presentó «Te odiero», obra varias veces premiada en Europa, en la IV Gala de Ballet de Buenos Aires. Con un lenguaje potente, este dueto renovó el clima con un fuerte trabajo de movimiento que nunca abandona las sutilezas ni el relato.

lunes, 01 de septiembre de 2014 | Por Maria José Lavandera

De pronto, una parejita feliz que baila al son de un viejo charleston, mejilla con mejilla. A los pocos segundos, un conflicto. Ella se ofende y le asesta un golpe importante. El, por supuesto, se defiende y no se queda atrás. Y así, en un transcurrir tragicómico, la pareja feliz que inundaba el escenario lo transforma en una batalla. A través de un fuerte –y brillante- trabajo de partenaire, Candelaria Antelo y Arthur Bernard Bazin – el dúo HURyCAN- desarrollan así “Te odiero”, una obra que, a mitad de camino entre la acrobacia y el contact, es tan atractiva a nivel visual como compleja en términos coreográficos: el movimiento, asimismo, nace de la propulsión del anterior, de un envión lógico que lo desencadena con una potencia que impacta. Los protagonistas elaboran la violencia de quererse y odiarse con una dulce intensidad: una serie de eventos intempestivos en los que se entrelazan corporalmente y nunca se dejan marcan la estrambótica fluidez de una lucha de poder, un dominarse mutuamente, logrando momentos de un delicado equilibrio, siempre a punto de estallar.

La metáfora, bastante literal, resulta divertida y magníficamente interpretada por este dúo, compuesto por Candelaria, que es argentina, y Bazin, francés. Ellos presentaron “Te odiero” en la IV Gala de Ballet de Buenos Aires, realizada los pasados 22 y 23 de agosto de 2014. Y lograron, con un lenguaje contemporáneo y teatral, conquistar un público que, como el propio título lo indica, fue a ver ballet.  “Yo sabía que era ballet y estoy expectante de ver cómo recibe el público nuestro trabajo”, me había comentado Candelaria en conversación, unos días antes.

Candelaria Antelo y Arthur Bernard Bazin, en "Te odiero", recientemente presentada en Buenos Aires, aquí en Europa, donde la obra es un éxito. Foto: Marco Pezzati.

Candelaria Antelo y Arthur Bernard Bazin, en «Te odiero», recientemente presentada en Buenos Aires, aquí en Europa, donde la obra es un éxito. Foto: Marco Pezzati.

Es que HURyCAN rota actualmente sin parar, y desde 2011, por Europa, con esta pieza, una de sus primeras producciones, y con su versión extendida, “Je Te Haime”. Ella con intensa trayectoria como bailarina en danza contemporánea –y estudios en Inglaterra, en la Northern School of Contemporary Dance, en Leeds– y él entre la danza, la actuación y artes plásticas, componen una compañía ya multipremiada en los festivales europeos, por su potencia y creatividad en la construcción de un lenguaje híbrido, tan sugestivo como fresco y preciso.

Con una simpatía que dejan ganas de conversar horas, Candelaria cuenta parte de la experiencia de regresar a su país de origen para algo que, hasta ahora, nunca había hecho en suelo argentino: bailar.

R: Interesante para ustedes presentarse en un evento así, tan diferente a lo que habitualmente hacen, ¿no?

CA: Al principio estuvimos en galas, donde había de todo: desde bailarines de [William] Forsythe, hasta cosas muy contemporáneas. Y la pieza siempre funcionó muy bien, porque rompía con un canon, algo que al público le gustaba mucho. Entonces yo creo que [los productores] se inspiraron un poco por eso. Como estuvimos en una gala en Israel y otra en Austria, que eran de ese formato, y fueron muy bien, creó que se generó un puente para pensar nuestra intervención en este tipo de espectáculos. Para el público podía ser bueno también ver algo diferente, que puedan conocer algo más de lo que pasa en danza.

R: Nunca viniste a bailar a Argentina…

CA: No hice nada en Argentina. Empecé estudios nada más, pero de modo muy incipiente. Hice tap cuando era muy chiquitita (risas). Y me metí a hacer danza contemporánea directamente, nunca pasé por el clásico. Aún adolescente, tomé clases en la escuela de Oscar Araiz y ahí sí que empecé a tener más técnica. Después a los 18 me fui a Inglaterra a estudiar. Así que las veces que bailé en Buenos Aires, fueron muestras escolares (risas).

R: ¿Y por qué quisiste bailar?

CA: En realidad fue un poco ridículo porque siempre pensaba que quería ser bailarina, aun cuando no hacía nada para lograrlo (risas). De chiquita me preguntaban que quería ser y siempre decía “bailarina”, pero no bailaba. Tomaba, no sé, dos clases a la semana de jazz e iba porque iban mis amigas. No me lo tomaba en serio. Pasados los 18 fue que me lo empecé a tomar más en serio o como profesional. Ya me puse en la cabeza que terminaba el colegio y me quería ir a estudiar afuera. Había visto muchas cosas que me interesaban en Inglaterra, en Holanda, en Bélgica… Había dos escuelas que me interesaban en Inglaterra. Elegí una en el norte [Leeds] porque me interesó la ciudad, la onda de la gente, el entrenamiento. Era como más accesible que Londres, a los 18 años, sola. Terminé un Bachelor in Performing Arts, que una carrera de tres años. Ahora que lo pienso igual ya a los 15, 16 años pensaba que quería ser bailarina profesional y que tenía que empezar a hacer algo al respecto (risas).

R: ¿Cómo se vive la escena de la danza contemporánea e independiente en Europa? Por lo que he podido ver, HURyCAN no dejan de viajar…

CA: Realmente la danza es una profesión complicada en todos lados. He tenido bastante suerte, por encuentros que han sucedido, que me han visto en algo, entonces un coreógrafo se interesó y me convocó. Así conseguí trabajar con diversos coreógrafos interesantes, pero también he hecho muchas audiciones donde no he quedado porque no era mi estilo. De nuestro circuito hay un grupo de gente que está muy activa todo el tiempo.  Hay mucho movimiento pero España ahora mismo –donde residimos- no está nada bien y nosotros somos muy suertudos porque estamos trabajando fuera de España. Allí no hay los mismos apoyos y subvenciones que en el resto de Europa. Podés conseguir residencias pero que te produzcan una obra, ya es más difícil en España.

"Te odiero". Una elaboración sobre las relaciones de pareja: las sutilezas de una relación de poder. Foto: Stu Mayhew.

«Te odiero». Una elaboración sobre las relaciones de pareja: las sutilezas de una relación de poder. Foto: Stu Mayhew.

R: La compañía es bastante joven y, sin embargo, han logrado la definición de un estilo, ¿no?

CA: A mí lo que me parece difícil es encontrar tu lugar y en contemporáneo se trabaja mucho con quién sos vos como artista, tu lenguaje, qué querés decir con eso, con lo que vos podés dar, con tu esencia, tu calidad de movimiento personal. Esto es lo que a mí me interesa más que todo y el camino que busqué recorrer. No me interesa tanto trabajar en una compañía y que me digan tal cual cómo debieran ser los movimientos. Me gusta más trabajar ir encontrando eso entre todos los integrantes, descubrir una manera de moverse. O sea, si tengo que hacer un solo, que trabajen con mis posibilidades. Eso me pareció difícil de encontrar en un principio. Después, cuando empiezan a ver lo que hacés, empezás a trabajar con gente que dice ‘quiero esto’ y busca esa calidad. Llegar a eso es complicado porque tenés que lograr la oportunidad para que te vean haciendo lo tuyo, no lo que te dice el otro que hagas. A veces te toca sólo ejecutar e interpretar desde ese lugar, pero a veces no me llena del todo. Con los últimos coreógrafos con los que estuve trabajando, estuvo bueno porque había algo que ya les gustaba mucho de mi manera de hacer. Había mucho diálogo a la hora de crear las coreografías. Es lo que más me llena.

R: ¿Cómo comenzó esta sociedad artística con Arthur Bernard Bazin? Con él fue que se aventuraron en la creación coreográfica…

CA: Con Arthur empezamos a trabajar juntos hace casi más de tres años. Cuando hacés tu trabajo y ves que funciona es muy lindo. Me estoy interesando muchísimo por crear. Estoy empezando, pero cada vez más proyectos de creación. Creo que estamos en la búsqueda. Sabemos que hemos encontrado algo. Y algo que gusta mucho pero también sabemos que tampoco te podés quedar sólo eso, porque hay que seguir. Sabés que eso funciona y que lo vas a seguir aplicando. Pero lo tenés que transformar. Y es difícil cuando las primeras obras que hacés, sola, tienen mucho éxito, porque luego la siguiente te da un poco de vértigo. Y siempre van surgiendo cosas que no te esperabas. Pero está bueno. Las crisis son cruciales en las creaciones. Siempre ayudan. Es el momento en que diste cuenta cómo hacerlo evolucionar.

***

Es que “Te odiero”, uno de sus primeros trabajos, fue un éxito rotundo: recibió el Primer Premio del VII Certamen Internacional de Danza y Artes Escénicas de la ciudad de Alcobendas (2011), los Premios del Público y de la Crítica en el XXV Certamen Coreográfico de Madrid (2011), el Premio RCH a la mejor interpretación en el Certamen Internacional de Coreografía de Burgos-New York (2012), el Primer Premio y el Premio del Público en el XVIII Concurso Coreográfico «Les Synodales» (Francia, 2012), el Primer Premio y el premio del público en el VII Concurso Internacional de Coreografía «No Ballet» (Alemania, 2012). “Ganó muchos premios y a partir de eso mucho interés. Empieza ‘Je te haime’, versión larga de ‘Te odiero’, más profunda con nuevas escenas. También fue premiada, que ganó el Primer puesto en el Festival de Huesca, en España. Estamos de gira por toda Europa, haciendo en festivales de calle, porque la obra se adapta muy bien a todo tipo de sitios. Y ahora están muy de moda los festivales de calle. Logra más impresión en ese escenario”, agrega Candelaria.

“Te odiero”, una amalgama entre un “te odio” y un “te quiero” nació como elaboración de las propias peripecias personales de Candelaria y Arthur, quienes también son pareja. “Nos fuimos de residencia coreográfica a un espacio a trabajar tres semanas en la Gomera [Centro Coreográfico de La Gomera], una isla en las Canarias. Llegamos sin idea de lo que queríamos hacer. Nos habían dado la residencia porque les había gustado nuestro anterior trabajo y fuimos. Empezamos a pensar las relaciones de pareja a partir de algunos temas propios que surgían y decidimos trabajar con eso, indagando en los conflictos de la pareja y las sutilezas de las relaciones. Por ejemplo, cuando esa persona dice algo que hace que todo cambie y es difícil explicar por qué. Dijo la palabra que no tenía que decir. Pensamos lo rápido que podés cambiar de un estado emocional al otro”, comenta la artista.

"Te odiero" en Buenos Aires. Foto: Agustín Mangialavori.

«Te odiero» en Buenos Aires. Foto: Agustín Mangialavori.

R: ¿Cómo trabajaron el lenguaje de la obra?

CA: Nos interesaba la consecuencia de las cosas. Y seguimos trabajando desde ese lugar. No hacer movimientos porque sí, no mostrar la técnica, sino que un movimiento se desprenda del otro, que uno lleve al otro. Esto construye una red en la que un movimiento es consecuencia del otro y va adquiriendo una lógica. Y fuimos a buscar eso, el recorrido y las consecuencias del movimiento, elaborando las transiciones. Trabajamos mucho con el contact. La inversión física es muy grande y trabajamos mucho los contrapesos, el equilibrio con otro cuerpo y también muchísimo con teatro. En ‘Je te haime’ seguimos investigando por el mismo camino. Encontramos algo que queremos seguir por ahí. Profundizamos en esta búsqueda de movimientos por razones específicas y consecuencias a través del contact.

R: ¿Alguna inspiración?

CA: Muchas. Pero recuerdo algo especial. A mí me gustaba mucho de chica el trabajo de Grupo Krapp en Argentina. Siempre me encantaron, me parecían un grupo bastante ideal. Con músicos, actores, bailarines estupendos. Eso sí se me quedó en la cabeza y así fue que empecé a estudiar con Luciana Acuña, antes de irme. Fui a ver a Luciana en sus obras y me encantaba lo que hacía. Tomé también alguna clase con Inés Sanguinetti. La otra cosa que me gusta mucho es el circo, tipo nouveau. No es circo de presentación acrobática, sino que existe una dramaturgia, con un contenido muy específico.