Cascanueces cierra con una joven Clara

Es Macarena Giménez, quien este 2014 tuvo sendos roles como solista. El de Clara es su primer protagónico. Lo estrenó junto a Maximiliano Iglesias, otro talento en carrera, y el 28 de diciembre a las 17 cierra la temporada del Teatro Colón junto a Federico Fernández.

viernes, 26 de diciembre de 2014 | Por Maria José Lavandera

El próximo 28 de diciembre, a las 17, cierra finalmente la temporada del Teatro Colón con la reposición coreográfica de Lidia Segni del más que célebre Cascanueces, sobre la versión original de Marius Petipa y Lev Ivanov, ballet de dos actos estrenado en 1892 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo. En esta ocasión contó con vestuario del diseñador Gino Bogani. La partitura de Tchaikovsky estará dirigida por Emmanuel Siffert.

Esta historia, basada en la adaptación que hiciera Alejandro Dumas del cuento “El Cascanueces y el rey de los ratones de Ernst”, de Theodor Amadeus Hoffmann, tuvo en el Teatro una serie de nueve funciones, una cantidad agradablemente frondosa para este cuerpo estable, lo cual ofreció la posibilidad al público de conocer varios repartos. De tal modo, la pareja protagónica fue interpretada por bailarinas y bailarines consagrados como primeras figuras del elenco como Karina Olmedo y Carla Vincelli, Juan Pablo Ledo y Federico Fernández, y por bailarines que se ubican cada vez más en roles solistas, como son Luana Brunetti y Macarena Giménez, Gerardo Wyss y Maximiliano Iglesias.

El broche de la temporada 2014 será bailado por Macarena Giménez, para quien, a sus 21 años, es su primer protagónico en el Teatro Colón, y cuenta en esta ocasión como compañero con uno de los primeros bailarines del Ballet estable, Federico Fernández, recién llegado de Brasil donde interpretó el rol protagónico también de Cascanueces junto a Nadia Muzyca en el Teatro Alfa de Rio de Janeiro con la Compañía Cisne Negro, un partenaire con quien ella dice sentir especial “química” a la hora de bailar, además de un acompañamiento en todo sentido. “Yo estoy más que feliz. Si tengo que poner una palabra, para mí es tranquilidad de bailar con él, un placer. Fede es súper compañero incluso desde fuera del ensayo. Yo le agradezco un montón porque siempre me acompañó, siempre me ayuda, siempre me aconseja. La verdad que es compañero en todo sentido. Es lo más”, comenta la bailarina, quien fuera alumna de Olga Ferri y en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, carrera académica que interrumpió por su ingreso profesional al Ballet Concierto de Iñaki Urlezaga.

Macarena Giménez, un talento en ascenso. Foto: Carlos Villamayor.

Macarena Giménez, un talento en ascenso. Foto: Carlos Villamayor.

Para Federico es una oportunidad de apuntalar a quien él considera una futura gran figura del Primer Coliseo: “Es el primer protagónico de ella en el Colón, así que estoy feliz de que sea conmigo. Me parece re lindo ser parte de esto, disfruto mucho ser parte del crecimiento de una bailarina como ella, tan talentosa, como lo hizo Silvina Perillo conmigo, cuando me ha tocado hacer primeros roles con ella. Que empiece a protagonizar me parece perfecto porque tiene todo para seguir haciéndolo. Yo siento que acompaño el talento que ella tiene. Tiene algo natural, además de su trabajo diario y constante. Ella es naturalmente talentosa, tiene mucho potencial. Tiene ese algo más, algo diferente, y por algo está donde está y está haciendo todo lo que hace. Apenas entró en al Teatro, hizo el co-protagónico de ‘La Sylphide’, de Lacotte, cuando vinieron de la Opera de Paris a montarlo. De ahí en más, siguió haciendo roles. Y nos sentimos muy bien bailando juntos. Nos decimos un par de cositas y ya está. Después está el trabajo de limpieza y detalle que siempre hay que tener más allá de que haya química o no”.

Macarena quedó seleccionada este año como bailarina estable del Teatro en el marco del concurso que se realizó en febrero. Durante 2014, tuvo sendas y diversas participaciones solistas, como el Pas Paysan en “Giselle”, con Alejo Cano Maldonado, fue parte del reparto de “Nuestros valses”, de Vicente Nebrada, junto a Juan Pablo Ledo, fue la niña de “las trencitas” en «Baile de Graduados» y una de las amigas de Kitri en “Don Quijote”, en un reparto que integró otras tres importantes bailarinas del cuerpo, como son Luciana Barrirero, Luana Brunetti y Natalia Pelayo. Se confiesa cansada, aunque feliz: “Después del concurso para estabilidad, fue el año en que tuve más roles y estuve más expuesta. Esto llevó más trabajo y elaboración como bailarina, profesionalmente. Fue arduo. Estoy agotando las últimas energías”, resalta sonriente.

Federico Fernández, Primer Bailarín en el Teatro Colón. Foto: Carlos Villamayor.

Federico Fernández, Primer Bailarín en el Teatro Colón. Foto: Carlos Villamayor.

Testimonio de su talento es que a los 14 años obtuvo una beca para estudiar en la Escuela de Ballet de Hamburgo, que decidió rechazar para apostar a una carrera en las huestes nacionales: “Siempre supe que quería estar acá en el Teatro. Faltando una semana dije que no me quería ir. Todo el mundo me decía que me iba a arrepentir, que viajara para probar. Sé que a lo mejor hubiera estado bueno, pero el Teatro era el Teatro. Para mí, es como mi casa. Para todos quienes lo queremos mucho, es súper lindo estar acá y darle lo mejor. También sé que quizás a veces no pasa por los mejores momentos, pero a mí me gusta igual estar acá. Me crié aquí y hoy disfruto mucho poder bailar en este Teatro. Después de todo el trabajo que uno hace, las ganas que uno le pone, estas cosas [protagonizar una obra] son la mejor recompensa”.

Sueña con consagrarse como Primera Bailarina en el Teatro Colón: “Yo creo que todas las que amamos la danza y nos gusta el Teatro, tenemos ganas. Sería buenísimo”. Federico cree que es un camino que ya está en marcha firme: “Ella no tiene que imaginarlo, lo está viviendo”.

“Clara”

Sobre el rol de Clara, protagónico con el que despide su gran año, explica que “requiere mucha energía. No sólo técnicamente, que es fuertísimo, sino que también tiene muchas mímicas, mucha actuación”.

Federico suma: “Tiene esa actitud de niña, en transición a una etapa adolescente. Creo que cada pareja lo elabora de forma muy personal. De acuerdo a lo que Lidia [Segni] nos dijo que pretende de la obra, cada uno fue adoptando su mejor versión y lo que mejor le queda. Macarena con Maxi [Iglesias, su partenaire en la función del 23/12] y conmigo trabaja el rol sin que sea un amor a primera vista, sino más bien una idealización de ella como mujer, su primer encuentro. Ella es una niña; vive el cuento en su imaginación, es juego, conocimiento, sorpresa. Él la va llevando hasta el final”.

Llegar a esta instancia, para ella fue parte de un desarrollo progresivo, con lo cual este desafío tampoco la toma por entera sorpresa: “Llegar a esto para mí fue un proceso. No es lo mismo estar co-protagonizando que estar al frente de la compañía. Uno tiene que estar predispuesto de otra manera y prepararte diferente también. Es otra energía. Estar al frente de la compañía es difícil. Personalmente yo lo disfruto mucho. A medida que lo vas haciendo te vas conociendo también, cómo uno responde, qué es lo que te gusta, qué es lo que te queda mejor. Es un proceso que te permite conocerte, conocer también a la compañía y cómo vos encontrás tu lugar en ella. Estoy contenta”, comenta la bailarina.

Ambos se sienten afortunados por la buena vibra que comparten en el escenario y que suma a la hora de la interpretación: “Es re importante. Hay parejas con las que, aunque te pongas de acuerdo, no congeniás del todo, porque es así como en la vida”, destaca ella. El indica que ese “algo” lo ha encontrado con algunas compañeras: “Yo tengo suerte que la mayoría de las veces me tocó bailar con gente con quien me llevo bien bailando. Cuando empecé a trabajar con Nadia [Muzyca], ya desde el primer momento conectamos muy bien. Más allá de que bailamos diferente y tenemos formas diferentes de ver la danza, llegamos al mismo punto. Me pasaba con Silvina [Perillo]. Ella me fue llevando también y me fue pasando su conocimiento sobre cómo elaborar ciertas cosas. También con Julieta Paul. Son cuatro bailarinas con las que me llevo realmente bien. No necesito mucho planteamiento. Es como que tenemos una misma forma de encarar, no de bailar, porque las cuatro son completamente distintas. Pero todas tienen impronta y decisión. Eso sí es muy importante en un bailarín en esta carrera”.

Especialmente relevante para ellos es rescatar la cantidad de funciones con las que contó este Cascanueces y anhelan que el público continúe acompañando sus presentaciones con los «llenos totales» con que viene haciéndolo. Federico comenta la bueno que sería tener la posibilidad de que, ante localidades agotadas, se pudieran agregar funciones. Para ellos, como bailarines, lo más motivante es pasar cuanto más tiempo puedan sobre el escenario: “Salir a escena constantemente es la única forma de madurar como artista. Si bien el ensayo y la clase diaria es lo que te entrena, lo que te termina de dar el golpe de horno es el escenario. Yo empecé haciendo una función, siendo quinto reparto de alguna puesta. Tenés que saber que si alguien se lastima, salís vos. Tenés que estar listo. A mí me pasó mucho eso y me fui ganando mi lugar y un reconocimiento porque salía y hacía. Así pasa con Macarena, con Maxi, con muchos chicos. Es la única forma de terminar de formarse: estando ahí”, asegura Federico.

Macarena Giménez y Federico Fernández, juntos. Foto: Carlos Villamayor.

Macarena Giménez y Federico Fernández, juntos. Foto: Carlos Villamayor.

Ballet en Gala 2015

Macarena es también parte de Ballet en Gala, la exitosa iniciativa de Federico que reúne bailarines del Teatro Colón y del Teatro Argentino de La Plata para girar por diversas provincias con una serie de galas de Pas de Deux clásicos: “Mi idea era llevar bailarines de estas instituciones, haciendo lo mismo que hacemos allí y que la gente los conozca, cuando no nos puede ver en esos espacios.  A los bailarines nos da la posibilidad de foguearnos más aún y después eso poder brindarlo en el Colón cuando salimos a bailar. Ya pisar el escenario del Colón es complicado por lo que uno siente, la emoción, la adrenalina, el declive, la sala, la gente, un ballet de más de 100 bailarines. Tiene toda una energía especial. Esto puede modificar tu técnica, tu calidad, tu interpretación, en un marco lógico del momento de nervios. Cuando uno hace muchas otras funciones, esa función que te toca en el Colón podés vivirla un poco más relajado. Yo he modificado mucho mi modo de bailar por hacerlo fuera del Teatro. Yo voy un poco más tranquilo a pararme allí. Creo que a todos nos pasa lo mismo.”, explica él.

Para Macarena, como para otros bailarines del Teatro Colón que participan en esta iniciativa, es también una oportunidad de crecimiento: “A nosotros también nos gusta porque hacemos cosas que quizás en el Teatro no hacemos. O no nos toca. Podemos enriquecernos con otros roles, con otras experiencias”, completa ella.