Claudia Mota, Primera Bailarina del Ballet de Rio de Janeiro: «Como los argentinos, en Brasil tenemos muchas ganas de bailar»

Claudia Mota es figura en Brasil y quien acompaña a Federico Fernández, Primer Bailarín en el Teatro Colón, para sus presentaciones en Mendoza de Ballet en Gala. Amante de Buenos Aires, esta artista considera que una buena carrera sólo es posible manteniendo el foco «en el escenario».

sábado, 14 de junio de 2014 | Por Maria José Lavandera

Claudia Mota es una de las bailarinas más reconocidas de Latinoamérica y una de las actuales estrellas de la danza en Brasil. Primera Bailarina del Ballet del Teatro Municipal de Rio de Janeiro, Claudia se ha formado en la escuela de danza del teatro, la Escuela Estatal de Danzas Maria Olenewa, aunque también ha pasado por diversos ámbitos internacionales del más alto prestigio, tales como Bèjart Ballet Lausanne, San Francisco Ballet y el American Ballet Theatre. También su biografía incluye haber trabajado nada menos que con Fernando Alonso, en el Ballet de Camagüey, en Cuba.

Esta gran bailarina es la invitada para las dos funciones que realizará el Federico Fernández, Primer Bailarín del Teatro Colón, con su iniciativa Ballet en Gala, en la ciudad de Godoy Cruz (Mendoza), entre viernes 13 y sábado 14 de junio, en el Teatro Plaza, en un espectáculo co-producido con la Municipalidad de dicha ciudad. Pero Claudia tiene una larga historia con nuestro país: “La primera vez que vine a Buenos Aires, yo tenía 14 años. Vine para bailar en una competencia internacional [Certamen Americano de Ballet, en el que ganó la Medalla de Oro]. Desde ahí me enamoré de Buenos Aires y siempre que puedo vengo. Tuve también en mi carrera un contacto con Julio Bocca para integrar el Ballet Argentino, pero no me quedé por temas familiares. La experiencia igual fue muy buena. Y a Federico [Fernández] lo conocí en Brasil, para una gala que se hace todos los años. Después de unos cinco años, nos volvimos a encontrar en el Festival Internacional de Danza de Miami. Así, entre charlas, pensamos en bailar juntos, lo invité a compartir “Cascanueces” con mi compañía –el ballet del Teatro Municipal de Rio de Janeiro- y bailamos como seis funciones. Luego me invitó él a Ballet en Gala en Mendoza. Y nos volvimos muy amigos. En 2013, en una oportunidad que estaba en Buenos Aires, Fede pensó en bailar algo con música brasileña de la cantante Josi Dias, que estaba también aquí. Leonardo Reale hizo una coreografía hermosísima –“Insensatez”- y bailamos en el concierto. Y acá estoy de nuevo, para bailar con Fede” (risas).

Claudia Mota, Primera Bailarina del Teatro Municipal de Rio de Janeiro. Foto: Gentileza Claudia Mota.

Claudia Mota, Primera Bailarina del Teatro Municipal de Rio de Janeiro. Foto: Gentileza Claudia Mota.

R: Tienen una gran relación con Federico…

CM: Es mi hermano argentino, es muy cariñoso y aparte es para mí hoy el mejor bailarín que tiene la Argentina. Pero es, ante todo, mi amigo. Somos grandes confidentes, hablamos mucho, tenemos una relación muy linda de amigos y bailarines. Eso hace también que con poquito ensayo ya estemos bien para bailar. Nos entendemos. Él es muy especial. Fede es muy verdadero. Todo pasa en su cara, entonces es muy fácil para trabajar, para tener una relación de amistad, porque es honesto todo el tiempo. Yo soy así también y busco esa sinceridad en la gente. Así que nuestro encuentro fue como un imán.

R: Van a bailar Raymonda y Don Quijote, ¿qué te suscitan estas obras?

CM: “Raymonda” es un clásico hermosísimo. Bailaremos el Pas de Deux del segundo acto, el encuentro de Raymonda con su enamorado, Jean de Brienne, que será la primera vez para mí. Es una premiere. Requiere mucho virtuosismo de interpretación, no tanto técnico. La técnica es un complemento, una obligación para todo bailarín, pero lo artístico es muy difícil. Es de este modo que se conoce una estrella de alto nivel. Es un ballet ruso, así que es necesario respetar las características rusas. Y cerramos con “Don Quijote”, un clásico de las galas (risas). Es buenísimo. Me encanta bailar “Quijote”. Es como una vitamina que te tomás. Te da mucha energía, es muy brillante. Si estoy con fiaca, se me va de sólo ponerme el tutu. Me energiza.

Claudia es una de las grandes estrellas de la danza en Brasil. Foto: Gentileza Claudia Mota.

Claudia es una de las grandes estrellas de la danza en Brasil. Foto: Gentileza Claudia Mota.

R: ¿Te has inspirado en alguna interpretación para Raymonda?

CM: Me inspiro siempre en las rusas. Para todo. Tengo mucha admiración por las francesas y americanas de Balanchine, pero las rusas son perfectas, diosas, están arriba de todo. El mundo se inspira con los bailarines rusos; demuestran la técnica al servicio del arte. El mundo del ballet cambió mucho y, sobre todo, la mentalidad de los maestros. Pero los bailarines deben pensar con madurez. Eso no se puede cambiar. El ballet es un arte, no es una academia de ejercicios. Entramos al estudio de ballet para hacer clase y arte, no sólo para ejecutar.

R: ¿Te preocupa el desempeño de las nuevas generaciones?

CM: Me preocupa esto porque empecé muy joven y he convivido y convivo con muchas generaciones de bailarines. Noto que entre los jóvenes de ahora son pocos los que piensan con el corazón. No sé qué pasa; si son los maestros, los videos, no sé. Hay unas ganas de «hacer nombre» a cualquier precio, ser famosos, de ser reconocidos por el nombre y no por los artistas que son o pueden llegar a ser. Eso me preocupa mucho. Tengo ejemplos de bailarinas que hacen cualquier cosa por tener la tapa de una revista o notas en periódicos, hablando de cualquier cosa. Yo, por mi parte, creo que es conveniente mantenerse lejos de eso, con mis pies en el piso, mi cabeza en el planeta Tierra y no en el aire. Sino no se logra nada. Es necesario tener el foco siempre bien puesto.

R: ¿Cómo ves la escena de la danza en Brasil?

CM: Ahora hay un grupo de nuevos bailarines muy lindos en Brasil. Adolescentes que son hermosos, con la cabeza madura, que saben hasta dónde pueden llegar con humildad, serenidad y no con los flashes y fuera del escenario. Tenemos dos tipos de bailarines: los chicos que sabemos que serán bailarines importantes y otros que están en su momento, pero no pasaran de ahí. Se ve eso de niño. Es el carácter. Uno lo nota en cómo hace las cosas, el cuidado con que trabaja, sus objetivos.

Yo pienso que los bailarines hacen su profesión para estar en el escenario, no para estar en la TV. Es una consecuencia quizás y debe tener en cuenta el trabajo actual de uno. Y creo que yo, así como otros colegas, somos ejemplos para una generación que está viniendo y nos admira, por lo que debemos poder mantener una cierta compostura y pararnos firmes con ciertas ideas. Toda la postura que tenemos es un espejo para los niños. Hay que tener mucho cuidado con lo que se habla, con lo que se hace. Esto hace también a saber y medir cuándo retirarse. No sólo se trata de encauzar una buena dirección hasta el fin, sino asumir cuando llegue el fin y saber que hice todo lo que podía, de la mejor manera. Hay que ser sabio para salir y dar lugar a otro joven con más condiciones físicas y poder pasar toda tu experiencia de años en la profesión. Eso es buenísimo. Considero además que no es necesario entrar en competencia absurda. Creo que como artistas todos los bailarines no somos iguales; cada uno tiene sus características. Fede es Fede. Claudia es Claudia. Así que cuando yo me retire y ayude a ensayar a una chica, no quiero que sea como yo, sino que saque lo suyo, su personalidad. La postura contraria es egoísta y muy fea.

Nunca hay que perder el foco: para Claudia la mente y el coazón del bailarín deben estar en el escenario. Foto: Gentileza Claudia Mota.

Nunca hay que perder el foco: para Claudia la mente y el coazón del bailarín deben estar en el escenario. Foto: Gentileza Claudia Mota.

R: ¿Cómo sentís la danza entre argentinos y brasileños?

CM: No hay tantas diferencias en la interpretación. Creo que como los argentinos, tenemos muchas ganas de bailar. Creo que la personalidad sudamericana es muy fuerte. Es muy difícil encontrar un bailarín en Brasil o Argentina que no tenga personalidad. Hay algunas diferencias de técnica, de formación, pero artísticamente no. Me encanta. Hay pasión.

R: Hoy sos una estrella en Brasil, una bailarina con altísimo reconocimiento en Latinoamérica. ¿Ha sido un desafío quedarte en nuestro continente para hacer carrera?

CM: El mayor desafío fue hacer la carrera en Brasil, en Sudamérica. Tenemos muchos problemas. El dinero, el financiamiento para las instituciones de danza, y además la visibilidad de un artista de Europa o Estados Unidos es otra. Así que tenemos muchos brasileños afuera bailando en todos lados. Yo tuve esta experiencia pero tengo una relación muy fuerte con mi familia, de modo que es una decisión personal no quedarme lejos nunca mucho tiempo. Yo estuve en Cuba, fue una experiencia hermosa, pero decidí no quedarme. Y en Brasil los apoyos son complicados y no hay tantas funciones; son muy pocas de hecho. Un poco más que aquí en el Teatro Colón, pero las giras no se realizan, por ejemplo. Para todo hay problema. Una gira nacional es mucho dinero y no la podemos hacer. Si es que queremos hacer Balanchine, sólo podemos bailar ocho funciones porque no pueden pagar los derechos para más. La única obra que bailamos mucho es “Cascanueces”, que tenemos dos meses de funciones. Y sufrimos carencias por cuestiones que en otros espacios del mundo se dan por sentadas, como el dinero para mantener las zapatillas de punta, que es lo más importante, o el sostenimiento de las condiciones físicas. Por eso yo digo siempre que aquí en Sudamérica somos los más talentosos del mundo, porque a pesar de todo esto, logramos hacer una carrera y destacarnos. Creo que otro bailarín, no sigue. Si seguimos es porque somos los mejores. Mantenerse con la dificultad es muy difícil.

R: ¿Es popular el ballet en Brasil?

CM: El público de ballet es hermoso. Nuestro teatro siempre está muy lleno. “Cascanueces”, dos meses en cartel, siempre está lleno. El “Lago [de los Cisnes]”, también. Los ballets más conocidos son muy populares. No son tan caras las entradas tampoco, como aquí. Pero siento falta de más funciones. Son cuatro ballets por año, unas 40 funciones, pero es poco. Y, como te decía, casi no hacemos giras, porque somos una compañía muy grande y en Brasil movernos es muy caro. Eso no es una disculpa igual. Es una falta de interés. No hay voluntad de invertir en eso. Yo soy afortunada porque puedo salir y bailar en otras compañías. Me respetan mucho. Pero mis compañeros de cuerpo de baile y solistas no bailan casi nunca afuera. Como yo logré hacerme de una posición, tengo esta flexibilidad para manejarlo.

R: Y bueno, sos Primera Bailarina…

CM: Sólo me acuerdo de eso de que soy Primera Bailarina, cuando alguien me lo dice (risas). Tomo eso con tanta liviandad. Es tan difícil llegar a un puesto así que ni me doy cuenta. Sigo trabajando como si estuviera ingresando. No existe tope para el bailarín. Hay quienes dicen que uno está en plenitud, pero eso uno nunca lo nota. No hay perfección posible. Yo soy muy exigente. Demasiado. Y para mí nunca está bien. Cuando hay algo de dificultad o estoy con algún dolor y pude aguantar hasta el fin de la función, me lo perdono. Pero siempre hay algo que no está bien y que voy a cambiar o que voy a trabajar más. Eso es muy bueno, porque uno no se pone en la cabeza que está arriba de todo y se relaja. El escenario elije tu momento. No somos nosotros que elegimos que tenemos que bailar. No hay cómo escapar de eso.

"En Argentina y en Brasil los bailarines tienen muchas ganas de bailar", dice Claudia. Foto: Gentileza Claudia Mota.

«En Argentina y en Brasil los bailarines tienen muchas ganas de bailar», dice Claudia. Foto: Gentileza Claudia Mota.

Ballet en Gala en Godoy Cruz, Mendoza

A Federico Fernández, Primer Bailarín del Teatro Colón, y Claudia Mota, Primera Bailarina del Teatro Municipal de Río de Janeiro, se suman las bailarinas del Teatro Colón, Natalia Pelayo y Silvina Vacarelli, Agostina Sturla – miembro de la compañía Surdance Ensamble- y Matías Mancilla, miembro del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, y Franco Cadelago, gran bailarín argentino, otrora miembro del Teatro Argentino de La Plata.

Funciones: Viernes 13 y sábado 14, desde las 20 – Lugar: Teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz)