Claudio Muñoz, maestro en Houston Ballet II: «Los latinoamericanos simplemente bailan en el escenario»

El Maestro Claudio Muñoz fue uno de los jurados en esta edición de YAGP. Cree en la posibilidad de este evento de abrir puertas al talento latinoamericano, que a veces encuentra difícil la posibilidad de hacer carrera por razones económicas.

miércoles, 03 de septiembre de 2014 | Por Maria José Lavandera

El Maestro Claudio Muñoz, otrora maestro en la Escuela de Ballet de Santiago de Chile, actualmente maestro en el Houston Ballet II. Fue uno de los maestros y jurados invitados a esta edición del YAGP. Para él fue una experiencia particular venir a Argentina, donde siempre, argumenta, espera encontrar talentos. “Por muchos años, he conocido a los grandes bailarines argentinos. Hay mucho talento. He visto muchos desde los años 70 hasta ahora. Encontré que el número de bailarines que se presentan es bajo para lo que estaba esperando. Pensé que iba a tener una mayor cantidad. Pero igualmente he visto bailarines muy lindos, jóvenes, con muchas condiciones, que necesitan escuela”, asegura el ex bailarín.

Para él, haber participado en este evento es especial, por las posibilidades efectivas que brinda en tanto constituye un modo de vehiculizar posibilidades de carrera para quienes buscan abrirse paso como profesionales. “El YAGP tiene la ventaja de ser una red que conecta gente: maestros, coreógrafos y estudiantes, alrededor del mundo. A veces en nuestros países latinoamericanos, por razones obvias, no es muy fácil encontrar esas puertas abiertas o hace falta mucho dinero para abrirlas. Entonces YAGP tiene las conexiones para dar becas alrededor del mundo y abrir las escuelas de todas partes, a la nación argentina y los bailarines de acá. Eso es muy importante”, comenta.

Claudio Muñoz, del Ballet de Houston, brega por la apertura de cada vez más puertas para Latinoamérica en la danza. Foto: REVOL.

Claudio Muñoz, del Ballet de Houston, brega por la apertura de cada vez más puertas para Latinoamérica en la danza. Foto: REVOL.

R: ¿Qué significan los concursos en la vida de un bailarín?

CM: Yo creo que los concursos siempre tienen algo bueno, que es que exponen a los alumnos en el escenario y hay mucha gente que los ve. Y ellos a su vez se miden con otros bailarines que están a su alrededor y pueden ver qué tan bien están. Desde ese punto de vista es bueno. Se tiene que tomar como un concurso, no como el fin de la vida. No hace una carrera para nada. Muchos ganadores de concurso nunca han hecho una carrera profesional y muchos que nunca han ganado uno, han llegado a ser grandes bailarines, en grandes compañías. Es un poquito de exhibición, lo cual no significa que vaya a cambiar tu futuro. Lo puede cambiar, como no.

R: Es una competencia en que se mira el potencial, fundamentalmente. ¿Cómo opera esta visión particular cuando observa en tanto jurado?

CM: Lo que observamos es qué se puede hacer con esa persona que está en el escenario. Cómo se puede ayudar a ese bailarín. No es el que hizo más piruetas. Es una cuestión artística de potencial y de futuro. Todos los jurados tienen una forma diferente de verlo.

El Maestro cuenta que en la escuela de Houston ya hay dos niños argentinos becados y cree que en esta parte del mundo, de la que también es oriundo, siempre hay que poner el ojo para ofrecer posibilidades. “Yo siempre considero becas para la gente que se las merecen. En este momento tengo dos alumnos argentinos, Emiliano Torres y Valentín Batista, dos chicos argentinos. Yo creo que los latinoamericanos tienen algo que no tiene el resto del mundo. Hay un estilo diferente de danza. Nos permite llegar a cualquier compañía que quisiéramos. Es difícil desde el punto de vista económico para nosotros. Todavía los bailarines tienen algo muy lindo que dar, que no se ha perdido, que es el bailar en el escenario”.

Para él, un consejo fundamental tiene que ver con buscar sus identidades como artistas: “Yo les aconsejo siempre que trabajen mucho y que sean ellos mismos. Que no traten de ser otro bailarín que miren por YouTube. Ese es el peor error. Tienen que trabajar con lo que tienen, con lo que Dios les ha dado, que es más que suficiente. No traten de ser otra persona. Trabajen y escuchen a sus maestros”.

Y ve un porvenir interesante en el dinamismo de la disciplina: “Estoy feliz haciendo lo que hago y creo mucho en la danza. Pienso que van a venir cambios interesantes a partir de esta fusión tan grande del contemporáneo con el clásico, que se ha ido dando a través de los años. Va a salir algo hermoso de ahí. Estamos en un proceso de crecimiento”.