Combinado Argentino de Danza: En la danza como en los bailes

El CAD, nacido en 2011, está muy feliz. Vive hoy su residencia con Forgotten Angle Theatre Collaborative, un colectivo sudafricano que funciona bajo la dirección del coreógrafo Peter John Sabbagha. Su principal orgullo: hacer bailar al público.

domingo, 06 de julio de 2014 | Por María José Rubin

El Combinado Argentino de Danza nació del encuentro de un grupo de hip hop y bailarines de folklore y danza contemporánea a finales de 2011. En sus inicios, Andrea Servera, coreógrafa e ideóloga del proyecto, lo definió como “un espacio compartido”, pero en los dos años y medio que han pasado desde su nacimiento, el CAD ha vivido transformaciones. “Ahora es más bien un grupo”, nos cuenta ella, mientras mira con ojos cómplices a los integrantes del equipo. “Antes era muy abierto y ahora está más consolidado. Tratamos de ser flexibles, para estar cada vez más comprometidos pero mantener los espacios propios que cada uno genera afuera: las clases, las competencias, los viajes, las obras, las peñas. Se juntan mundos distintos y eso está bueno, porque cada uno aporta al grupo desde su lugar. Todos tienen su rutina para entrenar lo propio, y después tenemos horarios fijos en [Club Cultural] Matienzo para ensayar”, afirma la artista.

Una de las características clave del CAD es la diversidad de disciplinas y de estilos, algo que se mantiene como su seña particular y a partir de lo cual han logrado encontrar un lenguaje e identidad propias, una cierta lógica homogénea dentro de la heterogeneidad: “Al ensayar y tomar clases juntos, así como al compartir el escenario, la diversidad sigue presente, pero también encontramos un lenguaje propio dentro de esa diversidad”.

El Combinado tiene una dinámica de trabajo y un repertorio flexibles que permite un trabajo ecléctico, focalizando en grupos y en las disponibilidades, habilidades y conocimientos de cada uno de los bailarines: “Hay células de movimiento que se trabajan en grupos pequeños y quedan reservadas para esos bailarines. En la obra Tu casa, ritual de deseo primitivo, que hicimos en el San Martín [en el ciclo “Rituales de Pasaje”, que se lleva a cabo cada año en el hall del teatro], por ejemplo, uno de los bailarines llegó de viaje poco tiempo antes y pudo participar igual. Tenemos esa cintura. Entrenando la improvisación se adquieren herramientas técnicas para abrir la escucha y se empieza a armar un código común”.  

El "Combinado", en su "salsa". Foto: Agustín Franzoni.

El «Combinado», en su «salsa». Foto: Agustín Franzoni.

La diversidad también está presente en los públicos del Combinado. Tiene por objetivo ofrecer un espacio de difusión de la danza en espacios en que no es un bien cultural habitual, tales como a barrios socialmente vulnerados, como la Villa 21-24 de Barracas o los Piletones, así como a cárceles, centro culturales, geriátricos. “Con el CAD vamos a bailar a lugares que, en otras condiciones, tal vez no iríamos, pero en estos casos, como priman otros objetivos, por ejemplo si el piso no está muy bueno, nos las rebuscamos. Sino, no llegás a otras personas”. Para ellos esta versatilidad es usina de crecimiento artístico: “Así también crecemos como artistas. No buscar siempre el piso ideal te da herramientas nuevas. Eso es lo que genera que la gente se ponga a bailar: estamos compartiendo el mismo espacio”, agrega uno de los bailarines. “A la gente le gusta ir a ver al CAD porque sabe que va a terminar bailando”, completa otro de ellos.

De la mano de este énfasis puesto en el “acercar”, también sucede en tanto lograr un vínculo con quienes los van a ver: “Ha pasado que puede haber un escenario con un buen piso, pero si es muy chico o está muy alto, el CAD termina bailando abajo, en espacios más grandes y que permiten acercarse al público. Hay algo en la esencia del CAD que es acercarse a la danza desde el espíritu del baile. Es una energía muy vital, hay una transmisión de eso hacia la gente y la diversidad se vuelve más homogénea: somos todos distintos pero todos bailamos. Algunos no se animan y otros se van animando cada vez más, pero en los shows siempre hay gente grande y chicos expresándose libremente”, comenta Andrea. “Los nenes también quieren bailar y preguntan cómo se hace: es volver un poco a por qué cada uno empezó a bailar”, explica otro de los chicos.

Los integrantes del Combinado valoran, a su vez, que poco a poco se haya convertido en un espacio laboral: “Tratamos de impulsar este pensamiento de la danza como trabajo. Eso está muy presente desde que empezamos con el CAD. Vendemos fechas y trabajamos de bailar, viajamos y damos clases en el interior. Nos organizamos en distintos grupos tratando de que haya diferentes lenguajes y la recepción es increíble. La mezcla de distintos estilos gusta mucho”, asegura Andrea.

En 2013 en "Rituales de Pasaje". Este año están a punto de estrenar obra en Tecnópolis y parte del grupo, en una residencia en Sudáfrica. Foto: Eugenia Kais.

En 2013 en «Rituales de Pasaje». Este año están a punto de estrenar obra en Tecnópolis y parte del grupo, en una residencia en Sudáfrica. Foto: Eugenia Kais.

Es un grupo que no se detiene. El pasado 21 de junio de 2014 participaron en el homenaje en la sala Astor Piazzolla del Teatro Argentino para la Asociación Madres de Plaza de Mayoeste julio estrenarán la obra «Gurisito Cósmico» en la edición de este año de Tecnópolis, siempre con entrada libre y gratuita, a comenzar luego del Mundial de Fútbol. Asimismo, diez miembros del equipo emprenderán vuelo para reunirse con la Forgotten Angle Theatre Collaborative, un colectivo sudafricano que funciona bajo la dirección del coreógrafo Peter John Sabbagha, y que ofrece programas de residencias a jóvenes artistas. Con ellos conformarán el proyecto de colaboración artística que resultará en un espectáculo políglota, tanto en idiomas como en lenguajes del movimiento, y que además será musicalizado por artistas locales y el DJ argentino Villa Diamante, su músico de cabecera.”El CAD es como una bola de nieve de proyectos. Diez de nosotros nos vamos a Sudáfrica en julio para hacer una residencia. Va a ser una aventura y una experiencia increíble. Es la primera vez que vamos a estar todos los días, seis u ocho horas, bailando en una sala de danza”, cuenta Servera, con una sonrisa de expectativa. El 25  y 26 de julio les esperan, en este marco, dos participaciones en la Semana Cultural Argentina en Johannesburgo, organizada por la Embajada Argentina en Sudáfrica, cuando ofrecerán también una clase abierta junto a sus colegas sudafricanos.