¿Cómo lograr una mayor rotación?

La bailarina Victoria Mazari nos da algunos consejos útiles para lograr una rotación sana y articular, respetando las estructuras corporales de cada bailarín.

miércoles, 11 de febrero de 2015 |

Por Victoria Mazari (*)

¿Qué significa «rotación»? ¿Cuál es el mejor método para alcanzar una rotación de un modo sano y permanente?

Otrora se enseñaba la rotación en términos de fuerza muscular: los maestros te indicaban que apretaras los glúteos o los abductores. Estaba muy afianzada la creencia de que es necesario vascular para rotar.

El estudio sobre el cuerpo tuvo grandes avances en las últimas décadas. La parte atlética concerniente a la danza no existía. El cuerpo de la bailarina cambió mucho, algo que tiene que ver también con el desarrollo de la biomecánica.

Lo primero en relación a este tema es entender que la rotación de la cadera es algo que tenemos todos por igual. Lo que provoca la diferencia entre una persona y otra son otros factores. La rotación es, valga la redundancia, la rotación de la cabeza del fémur en la cavidad femoral. Esto es lo que provoca la abertura de la pierna. Hay quienes tienen la cavidad femoral más amplia y quienes la tienen más anclada a la articulación. Asimismo, hay quienes tienen la musculatura que recubre la pierna y la cadera más laxa y quienes tienen esa musculatura más fuerte. Finalmente esto es lo que hace que uno tenga más o menos rotación. El trabajo con cada bailarín es diferente de acuerdo a su caso. Por el contrario, a un bailarín que no es tan abierto a la segunda pedirle que apriete la cola o que baje el sacro, es decirle exactamente lo que no tiene que hacer, porque cuanto más apriete, menos va a rotar la articulación. Va a rotar, pero va a terminar haciéndolo por fuerza y en algún momento se va a lastimar otra articulación relacionada con la cadera o la rodilla. Esa tensión innecesaria va a perjudicar otro punto del cuerpo.

Si yo hago muchísima fuerza con la cadera para adelante, la pierna va a subir con el talón para adelante, pero la estoy forzando. Esto termina por afectar la línea y la estructura del cuerpo: si ves fotos de una bailarina en otra época, podés notar que tenían los muslos más grandes y caminaban vasculadas. No se estudiaba en aquel entonces la forma de rotar de un modo sano y articular, sino que para sostener las piernas abiertas hacían mucha fuerza con el cuádriceps y los glúteos.

El ballet es una danza de elevación: la bailarina clásica “no pesa”. «Apretar» los músculos conspira con esta impresión de liviandad: el músculo contraído pesa siete veces más. Si yo aprieto los glúteos, todo lo que es la estructura de la cadera y del centro, va a ir para abajo. Si uso por demás los cuádriceps, va a pasar lo mismo. Hoy por hoy se apunta a lograr un trabajo fino de los músculos internos, apuntando a la motricidad fina, de precisión. A lo primero que nos vamos es a la musculatura más grande, pero hay que apuntar a este otro tipo de trabajo muscular.

La rotación se provoca a partir del movimiento de la articulación, de “la bisagra” que se conjuga entre la cabeza del fémur y el hueso coxal en la cadera. Como decíamos, entonces, es bueno comprender que básicamente rotación tenemos todos, pero que algunos tienen más facilidad para provocar ese movimiento dentro de la articulación y otros menos. De tal modo, no todos necesitan el mismo entrenamiento para trabajar su rotación. Los bailarines que tienen musculatura más blanda, simplemente necesitan fortalecer la musculatura para sostener esa rotación. Quienes son más fuertes muscularmente primero necesitan poder estirar y ablandar esa musculatura para que la articulación se descomprima y pueda rotar con más facilidad.

Una vez que uno consigue ese espacio articular, luego tiene que trabajar la fuerza para sostener esa rotación para poder mover las piernas rotadas. De esta manera, la rotación involucra dos aspectos. Por un lado, el trabajo de la rotación de la cabeza de fémur, que implica resolver un trabajo de elongación cada vez mayor de los tejidos que involucran ese sector, de modo que de a poquito vaya yendo la cabeza de fémur más hacia afuera y que se vaya abriendo la cintura pélvica. Por otro lado, una vez que esto va avanzando, se debe tratar de ir consiguiendo la fortaleza muscular para sostener las piernas con esa rotación y que “no se cierren” ni bien las muevo. Son dos aspectos que deben ser trabajados alternativamente; el error es tratar de hacer ambas cosas juntas.

Asimismo, para lograr una rotación descomprimida, es necesario subir el centro de modo que se eleve la zona lumbar; si el centro no está elevado, la articulación de la cadera se va a apretar contra las piernas y así es casi lógico que uno va a terminar haciendo fuerza para rotar. De este modo, es necesario elevar el centro, lograr una buena colocación del sacro y no trabar la articulación de las rodillas para atrás. Eso varía la colocación de la cadera y perjudica a la rotación: si la rodilla se traba para atrás, el sacro también se inclina para atrás, el pubis se hunde y, por ende, la parte interna de la pierna no puede salir abierta.

El trabajo sobre el centro, indispensable para lograr una rotación articular y sana. Foto: Gentileza Victoria Mazari.

El trabajo sobre el centro, indispensable para lograr una rotación articular y sana. Foto: Gentileza Victoria Mazari.

Me parece que este es un punto clave cuando los alumnos tienen entre 10 y 12 años, momento en que las nenas empiezan a trabajar en puntas y los nenes, el salto.

Como docente y bailarina, creo que un excelente mecanismo para empezar este trabajo de rotación es hacer abdominales. El secreto está en la fuerza abdominal. Estos músculos manejan más del 50% del centro. Para quitar peso a las piernas, necesito fuerza abdominal. Y es necesario prestar atención a los bajos especialmente, ya que se conectan con el pubis y las piernas, permiten quitar peso y contribuyen así a la rotación. Finalmente, una vez que puedas rotar la pierna en un sentido mecánico, fortalecés la parte interna de la pierna para poder sostener la rotación.

Victoria Mazari Carlos Villamayor Rotacion (800x528)

 

(*) Victoria Mazari fue alumna de la Escuela Municipal de Danza Norma Fontenla y del gran Maestro y bailarín Ruben Chayan. Bajo su tutela ganó concursos provinciales e internacionales. Formó parte del Ballet Juvenil de Mar del Plata dirigido por Chayan. Obtuvo beca de estudio en la Fundación Julio Bocca. Integró el Grupo La Rayuela y el Ballet Neoclásico de Buenos Aires. Fue alumna del maestro Alfredo Gurquel y Juana Lederer e integró el Grupo de Danza que ellos dirigían. También integró la Compañía Expresarte Danza-Teatro. Desde 2011 integra el Ballet Metropolitano de Buenos Aires, con el que ha realizado diferentes giras por el país, Chile, Uruguay y conformó parte del elenco que el MET llevó a su primera gira en Rusia en 2012. Fue integrante de las tres temporadas que esta compañía realizó con mucho éxito en C.C. Konex. Dirige la compañía Danseur de Danza-Teatro, fundada en 2013, y con la cual ya ha realizado más de 10 funciones y se prepara para una nueva temporada.

Desde 2006 se desempeña como maestra de Danza Clásica con especialidad en Técnica de Puntas y Elongación y Preparación Física, siendo su principal sede BAYRES Estudio de Arte. Desde 2009 dicta Clases Especiales de Técnica de Puntas.

 

Para más informacións sobre sus clases: 15-6059-4539 | info@victoriamazari.com.ar