Compañía Danseur: El oficio de ser independiente

Llevar adelante una compañía independiente es arduo, complejo… y una experiencia feliz. Victoria Mazari se dedica a llevar adelante Danseur con amor incondicional, algo que se convirtió en tema de su última obra.

lunes, 14 de julio de 2014 | Por Maria José Lavandera

Hacia fines de 2013, la bailarina Victoria Mazari tuvo la idea de llevar a la práctica todo aquello que había aprendido hasta el momento en el mundo de la danza para crear un proyecto propio. “Uno trabaja en compañías, con coreógrafos, directores, y a veces pensás cómo lo harías vos, cómo dirigirías vos la compañía, qué decisiones tomarías. Y te proponés ver si la manera en que yo quiero hacer las cosas, funciona. Y a veces comprobás que sí. Estoy agradecida de la apuesta que hicieron los bailarines. Cuando arrancamos con “Ámame/Marea” [su primer obra], fue una prueba”, relata ella que hoy se ha convertido en gestora, directora y coreógrafa de “Danseur”, su compañía, la cual ya ha hecho dos temporadas de su mencionada opera prima, la combinación de dos piezas acerca de las tribulaciones del amor, que a fines de este mes de julio tendrán dos nuevas presentaciones en Espacio Cultural Urbano.

Y Victoria se propuso el desafío de emprender un camino entre estilos modernos y estructuras de acción artística de corte más contemporáneo. Bailarina clásica, integrante del Ballet Metropolitano de Buenos Aires, a lo largo de su carrera integró la agrupación de Modern Jazz “La Rayuela”, de Margarita Fernández, el Ballet Neoclásico de Buenos Aires, la compañía independiente Gurquel-Lederer, así como también de Expresarte, lo cual llenó su deseo de formar su grupo para montar obras propias y de elaboración colectiva. Así, en el fragor de lograrlo, se encontró con los integrantes del que sería su grupo, quienes también tienen proveniencias eclécticas dentro de la danza, lo cual alimentó las posibilidades de creación del colectivo.  Por ejemplo, algunos de sus nueve miembros, son Candelaria Boggino, quien fue su alumna de puntas, hasta su incorporación era casi netamente bailarina de Ballroom; Christian Sibille, alumno en el IUNA, lo mismo que Mauro Podestá, quien avanzó de pequeño en este mundo del movimiento a través del tango y el folklore.

"Ámame", primera obra de Danseur, compañía creada por Victoria Mazari. Foto: Gentileza Danseur.

«Ámame», primera obra de Danseur, compañía creada por Victoria Mazari. Foto: Gentileza Danseur.

Pero no es fácil ni comenzar ni sostener un proyecto independiente en danza. “A veces me asalta la pregunta: ¿Para qué estoy haciendo esto? En este momento, armar una compañía, como está la danza en nuestro país, convocar un bailarín, estudiante o no, a poner varias horas de su semana al servicio de un proyecto, para el que no podés ofrecer un contrato, ni un caché, es un desafío. Quizás más: una locura. Las cosas se pueden caer en cualquier momento sin compromiso. Los bailarines se pueden bajar, se te puede ir una función a cualquier lado si no la estás cuidando todo el tiempo. Por eso, creo que la responsabilidad más grande es para con los bailarines. Me ocupa mucho que no tengan que poner dinero. El bailarín da mucho con su esfuerzo físico y creativo. Yo también sé que les pido mucho. Pero mi idea es cada día tenerles todo listo para que su única preocupación sea darme lo mejor artísticamente. La verdad es que eso en el día a día es súper difícil. Uno no está entrando para hacer todo lo que hace falta para fundar y sostener una compañía, sino para bailar y ocuparse de uno. Hay miles de cosas para las que no estás listo y te tenés que ir acomodando para sacar adelante el proyecto. Cuentan mucho los amigos que te ayudan”, relata Victoria, de su experiencia personal como gestora de la iniciativa.

Pero el esfuerzo tiene su recompensa, porque “uno se da cuenta lo que te mueve, lo que te da adrenalina y una gran satisfacción es que ese trabajo tan a pulmón que hiciste, se logra. Te hace sufrir a veces, pero cuando lo tenés entre las manos, es maravilloso. Que los bailarines se sientan satisfechos con el trabajo, que hagan obras con comodidad desde las circunstancias materiales y que puedan dedicarse a dar lo mejor que tienen, me hace feliz. Si estos chicos se llevan de esta compañía la sensación de entregar todo en escena durante una hora, para mí el trabajo está re cumplido”, asegura Victoria.

Se sorprenden aún del crecimiento que ha tenido el trabajo conjunto a lo largo de este primer año de desarrollo: “Estuve en los comienzos, cuando empezamos armando una escena para una muestra de Estudio Bayres. Esa escena fue creciendo y ella ya tenía en la cabeza armar algo, pero no se imaginaba que tendría tal magnitud ni que iba a durar tanto. Estuvimos trabajando todo el año, se incorporó más gente y terminó siendo la temporada”, relata Christian, quien es parte desde el día uno. Por su parte, Mauro, integrante de la Compañía de Danza Contemporánea del IUNA, ingresó este año como bailarín a través de una audición y hoy también es asistente coreográfico. Cuenta que lo que más le gustó de este proyecto fue el modo de trabajar: “El proyecto me resultó súper interesante. Esta obra – “Ámame/Marea”- contaba una historia que realmente me desafiaba a trabajar de una manera que yo no había trabajado, mucho más teatral, más entendiendo qué invertía de mí mismo. Se cuenta una historia en cada una de las escenas, algo que sirve mucho para orquestar la danza en consecuencia. El movimiento se completa con expresiones, gestos. Esto hace un cambio inmenso”.

"Marea", obra alegórica de una contemplación y los sentimientos de un hombre. Foto: Danseur.

«Marea», obra alegórica de una contemplación y los sentimientos de un hombre. Foto: Danseur.

Este método de trabajo, que no sólo enfatiza en una elaboración profunda del material emocional que cada uno trae como artista y persona, sino que también apela a la palabra como recurso escénico, lo cual fue un gran desafío para bailarines que nunca se habían imaginado exponiéndose “tanto” en un escenario: “Al principio no fue fácil. No estábamos acostumbrados a trabajar de esta forma. De a poco te vas dando cuenta que vas priorizando tu performance como un espacio expresivo, como algo vivo y no puramente técnico o estético. Avanzamos en una fusión con teatro, expresión corporal, con elementos de la danza contemporánea y la clásica”, cuenta Christian.

La nueva obra

“Marea” y “Ámame” fueron su primera apuesta. Si bien son dos obras distintas, una parece completar a la otra. Con un lenguaje neoclásico, que se devela plástico e intenso, la primera elabora la relación de atracción y temor que genera la marea en un hombre que lo observa. Opera casi como una metáfora que antecede a las distintas escenas que componen “Ámame”, cuya línea intermitente recorre una serie de emociones disparadas por las vicisitudes del amor, terreno fértil si los hay para indagaciones sentimentales. Danseur logra una experiencia compacta y atractiva, con bailarines que se develan talentosos y con intención de ofrecer-se no sólo al espectador, sino a la obra misma.

Para Victoria, lograr esa entrega y honestidad del intérprete es esencial para entender la búsqueda artística: “Cuando le digo al intérprete que algo va por ese lado, que está bien, tiende a no buscar siempre ‘otra vez’, sino que busca reproducir lo que ‘estuvo bien’. Y a mí eso me preocupa un montón, ese abandono de la búsqueda. En todos los ensayos buscamos que les pase por primera vez. Es cansador para todos, pero sumamente enriquecedor. Estás todo el tiempo tratando de vislumbrar quién es esa persona en ese personaje y por dónde tomarlo para continuar un desarrollo. Lo que tiene la posibilidad de crear una compañía independiente es que todos estamos en procesos nuevos. Está buenísimo”.

Actualmente trabajan su segunda obra, que elabora sobre las vicisitudes de la carrera en la danza. Podríamos decir, una “meta-obra”: proponen pensar con el cuerpo la danza y algunos de los aspectos personales y sociales de su desarrollo. “Para trabajarla repusimos lo que vivió cada uno desde que empezó a bailar hasta el día de hoy. Rescato igualmente que hay elementos emocionales que se pueden extrapolar a cualquier plano de lo que uno haga. Elaboramos sobre las obsesiones, fijaciones que uno acentúa siendo bailarín. Toda la frustración que esto lleva, también los logros”, comenta Candelaria.

Dos nuevas funciones este mes de julio 2014. Foto: Danseur.

Dos nuevas funciones este mes de julio 2014. Foto: Danseur.

El objetivo fue darse un lugar a sí mismos para hacer la exploración artística: “Es interesante porque es una experiencia mucho más personal. No hay personajes, sino que somos nosotros hablando de lo que nos pasa todos los días”, enfatiza Christian.

Mauro completa: “Trabajamos con pautas de improvisación que nos hacen llegar a estados de gran vulnerabilidad en relación a aquello que queremos contar. El trabajo que hicimos en ‘Ámame’ allana el camino para ir por este lado. A través de las improvisaciones notamos que hemos podido lograr escenas que nunca pensamos que íbamos a poder hacer. Hay una emanación personal y creativa intensa y está muy bueno”.

Esta nueva experiencia los interpeló de un modo muy personal por la temática. La búsqueda en uno mismo tiende a ser muy movilizante: “En la obra estamos contando en esta instancia todavía muchas cosas que parecen negativas, lo que logró que yo me preguntara dónde está lo positivo de ser bailarín, por qué lo hago. A veces terminás enojado, angustiado, frustrado luego de un ensayo. Al trabajar con la sensibilidad, te ponés en juego todo el tiempo. Y descubrís esas respuestas también: aprendés a ver dónde poner el foco. Entiendo más profundamente qué significaba el disfrute de esta profesión y para quién lo hago”, continúa Mauro.

Saludo final. Danseur lleva un año de existencia gracias al trabajo como directora de Victoria Mazari. Foto: Danseur.

Saludo final. Danseur lleva un año de existencia gracias al trabajo como directora de Victoria Mazari. Foto: Danseur.

Victoria, que los mira desde un rincón con ojos de “madre orgullosa” mientras ellos contestan la entrevista, interviene: “La obra nueva ‘exorciza’ cosas que creo, cosas que me pasaron, las ganas de repensar en la danza. A veces nos pasan demasiadas cosas en el día y a día. Y hay un mito de que los bailarines somos gente muy sufrida. Pero pase lo que pase, uno no abandona la danza por el amor. Se sigue adelante porque uno ama mucho lo que hace y eso es lo que nos lleva a bailar. Es uno de los mensajes que tengo ganas de dar. Uno sigue adelante, exclusivamente por amor y por fe. Sé que suena cursi, pero es real”.

Entrevista

Cuándo y dónde

Compañía Danseur presenta dos obras de danza-teatro: ÁMAME | MAREA en TEMPORADA 2014
Sábados 19 y 26 de Julio. Espacio Cultural Urbano (Acevedo 460)

FICHA TÉCNICA

MAREA nos invita a ser agua, a fluir como el mar desde el cauce de la imaginación y las sensaciones.
ÁMAME refleja la vida y los devenires de seis personajes a través del amor y sus sentimientos, desde lo más íntimo de sus deseos y fantasías.

Dirección y coreografía: Victoria Mazari | Intérpretes: Ivanna Eiras, Christian Sibille, Candela Baceda, Candelaria Boggino, Paola Alejandra Castro, Mauro Podesta, Marlene Asulay, Marcelo Monzón, Virginia Quiñones, Victoria Mazari | Textos: Carolina Matsumoto | Asistencia y Entrenamiento Actoral: Marlene Asulay | Imagen y Edición musical: Christian Sibille | Asistencia general, video y edición: Carolina Matsumoto | Asistencia técnica: Theresa Tschenk | Vestuario: Kebailo. Ofelia Cristini