Damián Malvacio, una joven promesa cumplida

Por María José Rubín Stabat Mater – que fue una de las obras estrenadas en el marco del Festival Rojas Danza 2013-, y en octubre regresó a la sala Batato Berea para brindar cuatro funciones, tres de ellas con la actuación de la orquesta y los cantantes que dan a la obra un valor distintivo: la […]

viernes, 01 de noviembre de 2013 |

Por María José Rubín

Stabat Mater – que fue una de las obras estrenadas en el marco del Festival Rojas Danza 2013-, y en octubre regresó a la sala Batato Berea para brindar cuatro funciones, tres de ellas con la actuación de la orquesta y los cantantes que dan a la obra un valor distintivo: la puesta coreográfica, de fuertes contrastes cromáticos y energéticos, se ve potenciada por la densidad de la música en vivo, dando origen a una pieza consistente.

Su coreógrafo y director, Damián Malvacio, es también creador de Auxiliar, el que fuera su proyecto de tesis para el Taller de Danza Contemporánea del Teatro San Martín, ganador del Concurso de Jóvenes Coreógrafos “Ana Itelman” hace apenas unos días, el pasado jueves 24 de octubre, por su obra «Auxiliar».

"Auxiliar". Ph /Edición : Mauro Martin Dann - MD Fotografía.

«Auxiliar». Ph /Edición : Mauro Martin Dann – MD Fotografía.

Y es que Damián es muy joven, pero es posible reconocer en sus obras una estética, un estilo que, aun en formación, ya se muestra distinguible.

Es oriundo de Entre Ríos, de donde heredó su acento y sus inicios en la danza: egresó del Instituto de Danzas Folklóricas Argentinas y del Taller del San Martín, en ambos casos con mención especial; estudió en el Teatro Colón y fue becado por la Fundación Julio Bocca en danza clásica, esa técnica que juega a las escondidas en sus obras, de corte contemporáneo.

Sonriente y conciso, compartió con Revol su historia, su actualidad y los proyectos por venir.

R: ¿Cómo empezaste a bailar?

D: Empecé a bailar folklore en Entre Ríos a los ocho años, después seguí con clásico, vine a Buenos Aires, entré al Colón, gané una beca de Julio Bocca y empecé en el San Martín:  ahí descubrí la danza contemporánea.

R: Suele haber algo de clásico en tus coreografías, un momento, un detalle…

D: Sí, me gusta mucho lo lineal del clásico, que es muy difícil de lograr: por ejemplo, cuando hice Cascanueces, saqué cosas del Pas de Deux, pero enseguida desarma a otra cosa.

R: ¿Siempre supiste que ibas a coreografiar, a dirigir, o te imaginabas como bailarín?

D: Todo se fue dando: cuando empecé con clásico me imaginaba como bailarín clásico, después seguí con contemporáneo y también me gustaba más, empecé a hacer trabajos coreográficos con mis amigos y me di cuenta de que ahí había algo, que quería seguir por ahí: me interesa mucho aprender a nivel coreográfico; lo disfruto un poco más que bailar, aunque amo bailar.

R: ¿Quiénes fueron tus maestros más importantes, los que más te marcaron?

D: Alejandro Cervera es el principal, es mi Maestro, le voy a estar agradecido siempre porque me dio todo y me da todo, me encanta trabajar con él porque tiene la sabiduría pero con una mente nueva, renovada, todo el tiempo buscando.

R: ¿Cuáles son tus coreógrafos de referencia en general, tus preferidos?

D: Me gusta mucho Ohad Naharin, que vino ahora con la compañía de Alvin Ailey y me volvió loco. Hace un tiempo que lo venía siguiendo y requiere toda mi atención en este momento. Está haciendo una técnica, Gaga, sobre la improvisación y la preparación física, que me interesa mucho, me encantaría viajar a Israel y tomar clases con él.

También Pablo Rotemberg, Gustavo Lesgart, Carlos Casella… de todos me gusta algo. Por lo general me gusta la estética, los movimientos están en segundo plano. Pablo tiene una estética increíble. Me gusta mucho Mats Ek, que para mí realmente revolucionó la danza contemporánea poniendo en un nivel sociocultural diferente, por ejemplo, a Bella Durmiente, que era una señora que quería abortar, cuando originalmente era un ballet clásico. Tiene un manejo psicológico mucho mayor de los personajes.

Damián Malvacio, una joven promesa cumplida. Foto: Gentileza Damián Malvacio.

Damián Malvacio, una joven promesa cumplida. Foto: Gentileza Damián Malvacio.

R: ¿Cómo surgió Stabat Mater?

D: Ale Cervera, que es coordinador de Rojas Danza, me invitó a participar del Festival [Rojas Danza 2013], le conté que estaba haciendo Stabat Mater y él me propone hacerlo con orquesta y cantantes. Yo pensé un rato, me asustaba un poco la idea, porque también es mi primera obra de gran duración. Entonces él me contacta con el director de orquesta de la UBA, Andrés Gerszenzon, y a él le gustó la propuesta de danza en vivo, así que le dimos para adelante.

R: ¿En qué estado estaba la obra cuando se incorpora la orquesta en vivo? ¿Ya la tenías redondeada, todavía la estabas armando?

D: Estaba bastante bocetada, el esqueleto estaba todo. Empecé a trabajar con los bailarines en febrero, dos veces por semana, y en mayo empecé a trabajar con la orquesta y los cantantes. Así que tenía el esqueleto, y después se fue rellenando.

R: ¿Implicó alguna modificación para la obra el hecho de contar con los músicos en vivo?

D: Sí, a mí me dio mucho miedo, porque no me gusta dejar mucho las cosas al azar.

R: ¡No les podés pedir que vayan más lento mientras están tocando!

D: O al contrario, decirles que se apuren porque una chica tiene que levantar una pierna y empieza a temblar. Eso me preocupaba más, el no poder controlarlo yo. Pero bueno, me relajé, y la verdad es que resulta mucho más emocionante que los cantantes estén ahí contando esta historia, cierra todo mucho más. Y ya no me imagino a Stabat Mater sin los músicos en vivo.

R: ¿Cómo coreografiás? ¿Te llegan las ideas, te sentás y lo pensás, los bailarines te proponen cosas?

D: Un poco de todo eso: escucho mucho la música, eso es lo primero. La escucho en todo momento y me voy encariñando, con algunos movimientos más que otros, y de esos movimientos surgen ideas e imágenes. Stabat empezó por una pintura que vi y pensé “quiero esto con la música de Stabat”. Y después vino el Rojas. Pero en principio fue querer darle movimiento a una imagen que vi.

R: ¿Cómo elegís la música? En general tus obras tienen música clásica (aunque no sea de ballet clásico).

D: Me gusta mucho ese estilo de música, me cuesta escuchar algo más contemporáneo. No porque no me guste, sino que me cuesta pensarlo para mí. Es muy personal. Si no me genera, no me genera. Por ahí mañana me gusta otra cosa, pero hoy me gusta eso, la música lírica, y lo estoy disfrutando.

Foto: Alejandra del Castello.

«Stabat Mater». Foto: Alejandra del Castello.

R: ¿Qué otros proyectos estás gestando?

D: La idea es tratar de sacar de gira Stabat, visitar Entre Ríos para llevársela a mi gente. Y me voy a Santiago a Mil como bailarín con Futuro [de Mayra Bonard] en enero.

R: ¿En qué momento de tu carrera sentís que estás?

D: Estoy en una continua búsqueda, me da mucho miedo quedarme atrás. Quiero ir por una línea más convencional, pero así y todo me gusta experimentar: eso quiero hacer el año que viene, juntar a un grupo de gente, reunirnos y ver qué fluye.

R: ¿Dónde te imaginás en algunos años?

D: No imagino: me gustaría estar en determinados lugares, pero no me imagino. Porque, por ejemplo, nunca imaginé que iba a hacer una obra con música en vivo, y la hice y salió bien.