Daniel Payero Zaragoza: La danza en su mixto discurrir

En una reivindicación de las posibilidad expresivas de todos los cuerpos, Payero Zaragoza, miembro de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, se propone abrir la caja de herramientas en un seminario que hace uso de diversas técnicas para motivar la interpretación y el movimiento.

sábado, 16 de mayo de 2015 | Por Maria José Lavandera

Cuenta Daniel Payero Zaragoza, bailarín de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea (CNDC) y coreógrafo, que cuando Luis Miguel Zúñiga, director de la compañía Cuarto Intermedio Danza Experimental®, le propuso la iniciativa de un seminario durante junio de 2015 y una obra, llevó su mente (y su cuerpo, claro está) a reflexiones o, mejor dicho, preguntas que se le aparecen de modo constante. ¿Qué significa bailar? ¿Qué significa ‘contemporáneo’? ¿Y ‘experimental’?

Daniel es egresado del Taller de Danza Contemporánea del Teatro San Martín, aunque también ha hecho el perfeccionamiento del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y ha hecho la Escuela Nacional de Danzas “Aída Mastrazzi”. Fue miembro del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín y hoy, como decíamos, de la CNDC. Reivindica su proveniencia artística ecléctica – en sus palabras ha tomado clases “con todo el mundo”- que va del clásico, el jazz, al neoclásico, el moderno y la performance. El caso es que es desde esta “multidisciplinariedad” que enfoca su actividad docente y que viene llevando a cabo desde hace varios años: apunta a ofrecer lo que él llama “Técnicas Mixtas de Contemporáneo”. Se propone esencialmente generar un espacio abierto de indagación de las infinitas posibilidades naturales de cada cuerpo para moverse y expresarse, ofreciendo herramientas de diversa índole y motorizando las clases a través de diversas consignas que motiven la improvisación y composición.

Daniel explica que él ha buscado siempre entender las rigideces, los quiebres y las flexibilidades de la danza como disciplina amplia y en mutación. Hablamos de la ambigüedad. De las estructuras. Cuáles. Cómo atenerse a ellas. Cómo sortearlas. Cómo ser contemporáneo. Cómo… tantos “cómos” y tantos “por qués” que se extienden en una charla que duró casi dos horas, y finalmente sin muchas resoluciones más que algunas pocas certezas: una de ellas, algo así como “preguntarse siempre todo”. Un statement algo socrático que se permite una permanente línea de fuga. Y observar. Observar la vida. “Esta escena [una serie de personas sentadas tomando café, leyendo revistas, hablando, mirándose, gesticulando con sus brazos, sus cabellos…] podría ser una performance… Danza puede ser todo. Que se abra todo el tiempo su concepto a un signo de pregunta está buenísimo. Me niego a encasillar la danza. El objetivo de mis clases es que nos podamos mezclar y construir un movimiento a partir de lo que a cada uno le nace, más allá de un precalentamiento o una introducción a la clase, y pensar desde qué lugar nos empezamos a mover”.

Daniel Payero Zaragoza, un maestro en búsqueda de muchos cuerpos. Foto: Gentileza.

Daniel Payero Zaragoza, un maestro en búsqueda de muchos cuerpos. Foto: Gentileza.

Desafiar algunos conceptos, allá va su intención. Desafiar los “ocho puntos” en el espacio para abrir posibilidades, por ejemplo. “Todo lo que ves alrededor es posible. Cuando a un bailarín clásico le preguntás cuántos puntos hay en el espacio, te responden ocho. Cuando yo les repregunto, cuando repiensan y reflexionan sobre lo que acaban de decir, hay un encuentro, hay un choque de dos ideas. Durante mucho tiempo mencionaron que ahí había ocho puntos, cuando vos entendés y abrís esa posibilidad de que hay infinitos puntos en el espacio, podés hacer lo que quieras. Eso es un cambio gigante”, asegura Daniel.

Y no desautorizar lecturas, sino estimularlas y hacerlas crecer, “guiarlas” quizás. Impulsar a la experimentación, uno de los ¿objetivos? que se propuso elaborar respecto de la obra que creará junto a los bailarines de Cuarto Intermedio, el segundo proyecto que tienen en común además de los cursos: “Me preguntaba qué era lo experimental. Qué significaba ser compañía experimental de danza contemporánea. La mayoría de sus bailarines vienen casi por unanimidad de la danza clásica. Al principio había tecnicismos respecto de los que parecía no haber acuerdo. Yo indicaba algo y ellos entendían otra cosa. Soltar, aflojar, isquiones al pecho y la tapa de la cabeza –esfenoides, como diría mi maestra Inés Armas– hacia algún lugar direccionado… En un momento empecé a jugar también con eso y a trabajar desde estas contradicciones y dudas. Apareció la pregunta de siempre: qué es la danza contemporánea. Y cada trabajo que hago, cada nuevo grupo de bailarines con que me encuentro me ha llevado a pensar y trabajar esta reflexión. Ello me ha llevado cada vez me hacia un lugar más humano, no rígido, ni tenso. Baso las técnicas mixtas en la absorción de muchas técnicas que han atravesado mi cuerpo, mi mente, durante estos últimos 15 años. No me siento representado por una técnica en particular, sino todas juntas. Quizás suena a que va a ser un bodoque -me lo sigo preguntando, y en esa búsqueda estoy hace mucho tiempo-. Pero me encontraba con la idea de poder generar en estas clases una forma que fuera única e irrepetible. Teniendo una línea de coherencia, de calentamiento, de las series, que muchas veces aparecen por sí solas, la misma adrenalina de estar cambiando una de la otra lleva adelante la clase y las indagaciones. Me da la sensación de estar buscando en una biblioteca gigante, sacando recursos y conceptos en muchas de las técnicas que por lo menos en mi caso, me han servido, para bailar o coreografiar. En todo este mundo, en esta maraña de posibilidades, como siempre digo, el error dentro de esta posibilidad no existe. No hay errores, hay posibilidades”, asegura Daniel.

Y recordamos a José Limón, quien creó una técnica a partir de sus propias (im)posibilidades para bailar o a David Zambrano, cuyo “flying low” tomó existencia por la rotura de los ligamentos del arco del pie y la dulce prepotencia que tuvo, como buen bailarín, de continuar moviéndose a pesar de eso. “Por mucho tiempo me peleé mucho con la danza, especialmente con la clásica y sus maestros, a quienes consideré muy duros siempre. Yo fui una de esas personas a las que le auguraron que nunca podría bailar. Con esas cosas lucho muchísimo, no estoy a favor de los maestros que quieren eliminar la danza de los cuerpos de las personas. Con un ataque sistemático a las neuronas, una constante de maltratos, de violencia. Vos no le podés decir a una persona que intenta bailar que no va a bailar porque no va a poder ser como Sylvie Guillem. Pero sí puede encontrar una forma que es personal de moverse, porque sino me parecería un embole que todos nos pareciéramos a Sylvie, a Mischa [Baryshnikov], a Julio [Bocca]. En eso también se basa mucho mi concepto de la danza. El bailar como quieras. Entrenémonos y después vemos qué pasa. Pero decirle a alguien que no puede bailar es como matarlo. Es muy grosero. Eso es algo que no se tiene que decir”, enfatiza Daniel.

En escena. Daniel es miembro de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, un espacio en el que valora la puesta en común para avanzar en sus proyectos. Foto: Gentileza Daniel Payero Zaragoza.

En escena. Daniel es miembro de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, un espacio en el que valora la puesta en común para avanzar en sus proyectos. Foto: Gentileza Daniel Payero Zaragoza.

Así es, entonces, su perspectiva. Generar lenguaje a través de la danza y, para ello, no desautorizar lógicas de movimiento. Ir más allá de algunas formas que resultan aburridas cáscaras para el profundo e infinito sentido que puede generar la danza a través de sus técnicas. Un debate álgido y muy actual es aquel sobre la expresión y la destreza, en una ¿disyuntiva? que revuelve una cierta tendencia a priorizar esta última y que no permite al bailarín disfrutar su cuerpo en movimiento. Algo así como la técnica como «un absoluto» obstructor, más que como una herramienta para la libertad: “Últimamente creo que hay mucho énfasis en la destreza, en generar ciertas posturas, formas, piruetas y grandes saltos. En eso genera una tensión de no disfrute. El bailarín clásico a veces queda encerrado en eso. Esa es una crítica constructiva desde ese lugar. Deberíamos empezar a cerrar con esas cuestiones para que todos –clásicos y contemporáneos- apuntemos hacia un mismo lugar. La danza es un devenir. No te puedo decir concluyentemente lo que la danza es. Reivindico la ambigüedad y la carencia de fronteras entre todos. Hay que aceptar la ambigüedad y no por eso vas a romper con tus principios. Me parece súper rico que los mundos se acerquen. Con ‘Cuarto Intermedio’, un grupo de bailarines clásicos que quieren experimentar, encontré un mundo de posibilidades respecto de este encuentro”.

“Precios accesibles”, una perspectiva

“Por mi parte yo prefiero precios accesibles para darle más posibilidad a mayor cantidad de gente. Nuestra idea no es ganar dinero, sino potenciar un objetivo de investigación y experimentación. Estaría buenísimo que venga mucha gente. Eso también es construcción, sino nos encerramos en una cápsula y cobramos una millonada –está bien que haya gente que lo pueda hacer y quienes lo pueden pagar-, pero creo que nuestro punto acá es otro”, asegura Daniel.

Explica también que el seminario estará poblado de diversos docentes -Natacha Berezan, Diego Franco, Yamila Guillermo –, ya que pretende darles a los asistentes la posibilidad de tener una “breve experiencia” de trabajo como si estuvieran en la CNDC, la que está concebida como un espacio de construcción común. “Nosotros tenemos dos asistentes con el coreógrafo, además de una coordinación entre nosotros. Hay una charla constante. Muchas veces se vuelve tedioso, pero este lugar de construcción que es lo que yo quiero pasar en un micro de mis clases. Lo vengo planteando hace muchos años en mis clases en otras provincias, y donde siempre me llevo a alguien para reproducir en chico, en esos cursos, una estructura de compañía. Para que los chicos tengan la posibilidad de este laburo de compañía, desde un lugar más profesional y no poniéndome en ningún escalón, porque detesto eso, sino de par a par, de que haya un feedback, una devolución constante del trabajo que estamos haciendo todos juntos. No sólo yo voy a enseñar, sino que voy a aprender por sobre todas las cosas. En la justa medida. Uno se encuentra constantemente con los cuerpos, con las cabezas, con la posibilidad diferente de moverse. Es muy rico”, resalta el coreógrafo y bailarín.

Daniel Payero Zaragoza, en clase. Foto: Mathyas Medina.

Daniel Payero Zaragoza, en clase. Foto: Mathyas Medina.

“Esta es mi idea de construcción, en la que sigo teniendo muchos puntos suspensivos, y no sé qué va a ir después. Prefiero mantener abiertas las preguntas. No lo quiero cerrar, sino que quiero que esté siempre abierto a varios lugares de fuga. Por qué cerrarnos a una estructura. Me ha tocado tomar clases con Natalia Tenser, Carmen Pereiro Numer, Diana Szeinblum, Eugenia Estévez, gente que de alguna manera vienen intentando que no nos cerremos como si existiera una verdad, que estudiemos e investiguemos constantemente, pero no nos cerremos a que existe una verdad. Si nos cerramos a eso, vamos muertos. No existe. Lo interesante es transcurrir la danza, atravesarla, darnos cuenta de que hay muchas posibilidades de movernos. Si te ponés a observar bien la vida, ves danza todo el tiempo”, concluye Daniel, de modo muy productivamente poco concluyente.

Así es, entonces. Cuarto Intermedio Danza Experimental®, de Luis Miguel Zúñiga, invita a sus “Encuentros en Escena” junto a Daniel Payero Zaragoza para bailar. Punto. “Bailar, punto”. Y a lo que cada uno haga con su baile.

Cuándo y Dónde

4 ENCUENTROS de 2 horas los JUEVES 4, 11, 18 y 25 de JUNIO de 2015 desde las 20.30 horas en “Dance is Life” (Acevedo 768, CABA). Ya se encuentra abierta la inscripción via e-mail a cuartointermedio.danza@gmail.com

Para más información, visitá el evento en Facebook! Hasta el 2 de junio de 2015, descuentos especiales!