Danseur: Cuando la danza se piensa a sí misma

«Lo que no querés ver» es una obra que, en tanto ejercicio reflexivo, logra despuntar una suerte de auto-crítica de los mecanismos sociales y los anclajes simbólicos la danza, a través de la danza.

jueves, 26 de marzo de 2015 | Por Maria José Lavandera

El comienzo de «Lo que no querés ver», del colectivo «Danseur», es algo estrambótico. En una pantalla dispuesta en el espacio escénico para la ocasión, se proyecta una suerte de programa de variedades en que se entrevista, de modo paródico, a una bailarina «estrella». La ironía compuesta desde este marco es el modo en que esta obra introduce las disyuntivas que trata: los «clichés» de la danza y, con ello, poner en entredicho lo que algunos lugares comunes indican que un bailarín es… desde una perspectiva que prioriza el orden de lo ilusorio y deseante por parte del público. La belleza, la agilidad, el movimiento grácil serían, a sus ojos, el correlato perfecto de una pasión impoluta. El caso es… no existen las pasiones impolutas. Por más perfectas que parezcan a la vista.

La obra se sostiene en una serie de cuadros que, algunos con mayor literalidad y, quizás, exageración -como envolver el cuerpo en film-, otros con mayor carga metafórica -una linda variación final conjunta improvisada en la que la danza se convierte en un festejo-, van relatando situaciones de obsesión, rechazo y superación que pueden sufrir esos seres bellos que circulan tan amablemente por el escenario, llamados «bailarines». Y funciona, ante todo, como una purga con tinte satírico. Una purga muy personal. Una necesidad profunda de sus hacedores de hacer una reivindicación de esta elección vocacional, a pesar de las batallas perdidas -y las ganadas, por qué no- y de algunos sinsabores. Victoria Mazari, creadora de la idea, se propuso disparar el movimiento, muy anclado en una estructura clásica, en las experiencias personales, no sólo propias, sino también de los intervinientes: «Lo que contamos quizás no tenga que ver totalmente con lo actual, aunque no dejamos de ver en nuestra vida cotidiana, como estudiantes, bailarines, intérpretes y maestros, situaciones como estas obsesiones con el cuerpo, repeticiones hasta el cansancio, alguien que pasa horas buscando que un peinado o una imagen estética sea perfecta para encajar y ser aceptado en un ‘determinado ambiente’. Pero para contar esta obra, recurrimos más que nada al niño, al primer amor con la danza, a quien entra a un mundo desconocido y se encuentra con todo esto, que luego se va transformando en algo propio. Cada cosa que contamos, la hemos visto, vivido y la llevamos a escena, lógicamente de un modo ficticio, exacerbado».

Lo que no queres ver FB

La utilización de la técnica clásica como fundamento de la experiencia coreográfica se condice, según indica su autora, con la intención de reflexionar sobre una figura muy cara a los estereotipos sociales marcados en este ámbito: «Utilizamos la danza clásica y neoclásica como molde, tanto en la forma de contar como en el lenguaje de movimiento, porque el estereotipo del ‘ballet’ ya impuesto en el inconsciente colectivo de todos, nos da la herramienta para remarcar ciertas situaciones que ocurren de una manera u otra en todas las disciplinas que abarca la danza».

Y positivo tiene que logra despuntar la reflexión a través de una suerte de auto-crítica, que se busca dialógica en tanto la responsabilidad de construcción de ciertos «mitos» sociales sobre la lógica de funcionamiento de la danza, a veces no tan positivos para sus miembros. En último término, no se trata más que de una instancia de pensamiento a través de la danza misma: la danza como lenguaje para pensarse a sí misma como espacio social. Y la obra es finalmente reivindicatoria. Conecta la danza con las pasiones originales, aquellas que motorizan cualquier movimiento de la vida desde el descubrimiento vocacional más primitivo y auténtico. Dice Victoria Mazari: «Para mí personalmente esta obra es una reivindicación de la danza, de mi forma de ver la danza hoy. A pesar de todo lo que contamos, tenemos una razón para seguir bailando. En la vida pasamos desilusiones, desencantos, aprendizajes, rebeldías y revoluciones para llegar a entender el propio mundo, la actividad como una forma de vida y aceptarla con lo bueno y lo malo, porque más allá de todo eso el motor que nos lleva a hacerlo es el amor y la pasión que traemos desde niños».

Es que a pesar de todo -o ¿quizás por todo ello?-, la seguimos amando. Y bien que vale la pena. Interesante sería investigar sobre las distintas trazas que construyen el sistema de relaciones y los anclajes simbólicos -culturales- de la danza en tanto espacio social y laboral, sus continuidades y sus virajes históricos. Continuará…

Cuándo y Dónde

“Lo que no querés ver (Las princesas no cagan)”
Todos los viernes de abril, a las 21 hs – Espacio Cultural Urbano (Acevedo 460, Villa Crespo, CABA)

«Una sala. Ocho personas expuestas a la luz, a la mirada del afuera, al reflejo que el espejo les devuelve de sí mismos. El esfuerzo por ser mejores, por tocar lo inalcanzable. “LO QUE NO QUERÉS VER” propone al espectador espiar por la cerradura para entrar al mundo de estos ocho protagonistas. Exigencias, complejos, obsesiones, la entrega desmedida por alcanzar la perfección. Finalmente las preguntas: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Para quién?»

Ficha técnica
Dirección y coreografía: Victoria Mazari | Intérpretes: Christian Sibille, Candelaria Boggino, Paola Castro, Marlene Asulay, Candela Baceda, Matías Viera, Elián Farías, Victoria Mazari | Textos: Victoria Mazari | Asistencia coreográfica: Paola Castro | Asistencia y Entrenamiento Actoral: Marlene Asulay | Diseño de imagen y Edición musical: Christian Sibille | Asistencia general, cámara y edición: Carolina Matsumoto | Asistencia técnica: Ro S Rodriguez | Fotografía: Sabrina Burgos | Produce Bayres, Estudio de Arte 

Compañía Danseur agradece especialmente a Bayres Estudio de Arte por ofrecer el espacio para crear y desarrollar sus obras.