Danseur: De obsesiones y otros dolores

Durante noviembre, la bailarina Victoria Mazari estrena «Placebo» junto a su compañía: una indagación interdisciplinaria acerca de los espacios de fuga cotidianos a los dolores y las obsesiones.

viernes, 06 de noviembre de 2015 | Por Maria José Lavandera

Victoria Mazari se propone mostrar, a través de sus obras, la posibilidad de que la danza esté en conexión interdisciplinaria con otras artes. Ella, bailarina clásica de formación, se propuso profundizar en el desafío que sería sumar intervenciones de índole teatral a sus creaciones coreográficas. A pesar de la amplitud polisémica y grandes posibilidades metafóricas de relato del movimiento, se planteó nutrir sus historias con otros elementos –texto y voz- además de la danza.

Junto a su compañía, Danseur, esta bailarina y coreógrafa se propone este noviembre contar “Placebo”, su versión sobre algunos momentos cotidianos en que se juega el momento de fuga en que el otro se convierte en un punto ciego. “Las cosas que uno no ve de las personas o no puede ver del otro, que no se imagina… de aquel que viene caminando por la calle. Se me ocurrió elaborar la exposición de esas pequeñas cosas. Tratamos de recrear una pequeña sociedad de siete personas, cada uno con su personalidad, y contamos cómo tratan ellos de sobrevivir en la calle, en el día a día en la sociedad, cómo se las ingenian para que el mundo no se los lleve por delante y cómo ese esfuerzo les dispara diferentes emociones, complejos, alteraciones. ‘Placebo’ es por eso: cada uno encuentra un placebo en algo que le permite atravesar esos pequeños grandes dolores cotidianos”, comenta Victoria.

"Placebo", la nueva obra de Danseur, que busca indagar nuevamente en diversos recursos escénicos. Foto: Gentileza.

«Placebo», la nueva obra de Danseur, que busca indagar nuevamente en diversos recursos escénicos. Foto: Gentileza/Roxana Verdún.

Casi a modo de confesión, indica que la pone un poco nerviosa qué reacciones tendrá el público ante su obra. Anticipa, ante todo, potencial incomodidad. “A mí me gusta mucho intentar generar una opinión o un impacto emocional; el que sea: rechazo, miedo…”, comenta. Victoria cuenta también que esta pieza, construida en forma coral, retrata una serie de personajes, cada uno con una patología o inconveniente existencial, que se dedican a contar no sólo bailando, sino también hablando en escena en pos de lograr ese subtexto que permitirá enfatizar las ideas. Victoria, junto a su fiel colaboradora, Carolina Matsumoto, son las creadoras del libreto, que fue la base de la exploración que encaró cada uno de los bailarines. “Es un trabajo actoral, vocal y coreográfico… Todos los personajes tienen textos. Para nosotros es un desafío trabajar la unión entre interpretación actoral y coreografía. Te lleva a trabajar múltiples planteos escénicos y explorar hasta encontrar el mejor”. En este planteo, Victoria explica que quisieron jugar con un doble discurso cotidiano en constante contrapunto: mientras su cuerpo muestra la verdad, la voz de los personajes dirá las frases hechas y comunes, algo hipócritas, que versan la realidad habitual de sus vidas.

Para esta bailarina y coreógrafa, experimentar con técnicas teatrales fue una iniciativa que encaró desde el autodidactismo: “Yo no soy actriz. Tampoco tuve ningún coreógrafo o maestro que me trajera para este lugar. La verdad es que en “Ámame” (su primera obra, hace tres años), yo estaba muy enganchada con Pizarnik y quería trabajar con lo que ella me transmitía. Eso me disparaba música y coreografía. Como bailarines clásicos, tenemos el canal vocal cerrado. Basamos la actuación en la pantomima. Cuando empecé a hacer “Lo que no querés ver” (durante 2014), las escenas que retratamos eran tan mías o reales, que necesitaba imágenes y recursos teatrales para llegar a donde yo quería. Amo la danza y me hace muy feliz bailar, pero pensando en la escena, me gusta que un intérprete pueda tomar una historia y contarla con las herramientas que sean necesarias. En este sentido, me tiene muy inquieta este tema de tomarse en serio la formación como artista: no podés no tomar en cuenta todas las herramientas más allá de que haya una que sea tu fuerte”, comenta.

Obsesiones y dolores cotidianos, el material de esta obra. Foto: Roxana Verdún.

Obsesiones y dolores cotidianos, el material de esta obra. Foto: Sabrina Burgos.

Para ella, la historia antecede a los materiales y prácticas escénicas elegidas: “Todo es funcional a contar la historia que queremos contar. Bailar es funcional a eso. Elegimos una historia, la queremos contar de una manera determinada y ponemos todos los recursos que tenemos y que para nosotros mejor quedan al servicio de esta historia. Para mí una reflexión clave es qué recursos son más efectivos para decir o no decir ciertas cosas o cuántas preguntas le puedo generar”, concluye la artista.

 

Ficha técnica

Compañía Danseur/ Dirección y coreografía: Victoria Mazari / Intérpretes: Christian Sibille, Candelaria Boggino, Candela Baceda, Marlene Asulay, María Clara Segura, Facundo Nahuel Aguirre Fernández, Victoria Mazari /Asistente Actoral: Marlene Asulay /Imagen y Edición Musical: Christian Sibille./ Asistente general, Cámara y Edición: Carolina Matsumoto. /Asistente Técnica e Iluminación: Rocío S. Rodríguez. /Fotografía: Sabrina Burgos. /Vestuario: María Ofelia Cristini y Jorge Hirschfeld. /Producción: Bayres Estudio de Arte.

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