Deborah Colker llega a Buenos Aires con «Tatyana»

La célebre coreógrafa brasileña se presentará esta semana con su obra «Tatyana», de 2011, una versión contemporánea y fundada en una exploración de las emociones de los protagonistas de la obra de Pushkin, «Eugenio Oneguin».

martes, 14 de octubre de 2014 | Por Maria José Lavandera

Trajes brillantes y futuristas, un estallido de Tatyanas y Oneguins, que se debaten en un  lenguaje contemporáneo y neoclásico, energético y pasional. Pushkin, el escritor de la obra, aparece para guiar una historia que lo excede y lo abarca permanentemente, en esta pieza que se sostiene en la exaltación de la heroína de la historia, que de una niña envuelta entre las ramas de su destino, en medio de una escenografía que se construye a lo alto en un árbol añoso y pleno de raíces –gran metáfora de ‘los caminos de la vida’-, pasa a ser una mujer simple, rígida y moral. Colker se propone, más que relatar una historia de amor malogrado del siglo XIX, describir una evolución de las pasiones y los sentimientos que desatan universalmente a los seres humanos, una “dramaturgia de las emociones”, como ella misma ha dicho.

“Tatyana”, la versión de “Oneguin” desde la perspectiva de su contraparte femenina estrenada en 2011, es la obra elegida por la prestigiosa compañía de Danza Deborah Colker, creada en 1993, para presentarse luego de diez años nuevamente en Buenos Aires en dos únicas funciones, los días miércoles 15 y jueves 16 de octubre a las 20.30 en el Teatro Opera Allianz.

Colker se inspiró en la novela de Alexandr Pushkin –considerado el “padre” de la literatura rusa moderna-, que escribió en verso a lo largo de siete años –entre 1823 y 1830-, también ha sido fuente de elaboración del célebre ballet de John Cranko, para el ballet de Stuttgart, en 1965.

El argumento de la historia se sostiene en una serie de amores cruzados: Eugenio Oneguin, un joven rico y cosmopolita se instala en una finca rural que ha heredado de su tío. Allí conoce a Lenski, joven poeta y novio de Olga, quien le presenta a su hermana mayor Tatyana. Ella se enamora del recién llegado y le declara su amor en una carta, motivada en las novelas románticas que suele leer. Oneguin la rechaza, dando cuenta de que para él es imposible sostener una relación por mucho tiempo, y, como contrapartida, intenta seducir a Olga. Esto desencadena un duelo fatal, en el que Lenski muere. Pasados los años, Tatyana se convierte en una bella mujer de la alta sociedad rusa, casada con un aristócrata. En esta instancia, Oneguin intenta llegar a ella, ahora profundamente enamorado. No obstante, más allá de la serie de contradicciones que la acechan al ver su anhelo materializado, ella lo rechaza entendiendo que su posición es distinta de la de aquella adolescente que una vez fue y que él, probablemente tenga sólo un rapto que responde a sus giros caprichosos y egoístas.

Con referencias rusas –fundamentalmente a través de la música, basada en extractos de obras de Rachmaninov, Tchaikovsky, Stravinsky y Prokofiev, con remixes y collages contemporáneos de Berna Cappas -, también se desmarca a través de una puesta contemporánea y una exaltación de las transformaciones morales y emocionales que los cuatro protagonistas viven, conformando la compañía alrededor de sus fluctuaciones y sus facetas: no existe un solo Oneguin o una sola Tatyana, sino un despliegue de la diversidad de detalles emocionales que los desbordan y que Pushkin, en escena, va experimentando como hacedor de la historia.

"Tatyana", de Deborah Colker, una elaboración a partir de la "dramaturgia de los sentimientos". Foto: Leo Aversa.

«Tatyana», de Deborah Colker, una elaboración a partir de la «dramaturgia de los sentimientos». Foto: Leo Aversa.

Fiel a su intención de hacer “vívida” la danza, Colker desarrolla sus historias a través de un compromiso escénico potente, en el que interviene también el interés por marcar su actualidad, dando espacio a temas de preocupación intrínsecamente humana, a los que da arraigo en marcas cotidianas sobre el escenario. Fue ganadora de Premio Laurence Olivier en 2001 por su ballet “Mix” en el Barbican londinense.

Colker es una de las referentes de la danza contemporánea y la escena teatral en Latinoamérica. Luego de haber trabajado como bailarina y haber coreografiado para el mítico Grupo Coringa, bajo la dirección de la bailarina uruguaya Graciela Figueroa, base para el despegue de la danza contemporánea como disciplina en Brasil a partir de los años ’90, en 1984 fue invitada por la actriz brasileña Dina Sfat para coreografiar las escenas de movimiento para una obra de teatro, lo cual marcó su destino de allí en más. Se la definió como “directora de movimiento”, un título no utilizado en Brasil hasta ese momento, y fue el director de cine Ulysses Cruz que llamó la atención sobre el trabajo sin precedentes que estaba realizando en teatro.

Con su compañía, Deborah ha desarrollado diez producciones –Vulcão (1994), Velox (1995), Mix (1996), montado a propósito de la invitación de la Bienal de Danza de Lyon, Rota (1997), Casa (1999), 4 por 4 (2002), (2005), Dínamo (2006) y Tatyana (2011). Asimismo, en 2009 Colker creó y dirigió el espectáculo “Ovo”, para el Cirque Du Soleil.

R: Usted es una coreógrafa multidisciplinaria, tiene un background variado entre la música, la psicología y el deporte, ¿cómo piensa que todos estos diferentes intereses convergen en su actividad como coreógrafa?

DC: Mi formación pertenece a varios universos, entonces como creadora me inspiran estas diversas experiencias. Siempre he tenido como foco que mi trabajo es traer el mundo a la danza. Mi compañía y mis trabajos dialogan con la arquitectura, los deportes, la filosofía, las bellas artes. Elegí la danza porque fue donde encontré la posibilidad expresiva de traducir mis ideas, mis sentimientos y mi pasión por el ser humano. Para mí la psicología era importante – y todavía es – para dirigir una compañía y una escuela. Ha influenciado todas las otras partes de mi vida. La danza requiere una precisión estética y también un cúmulo de sentimientos. Mi obra habla de los problemas del mundo y mezcla inspiraciones sin miedo.

"Tatyana", o múltiples Tatyanas. Foto: Walter Carvalho.

«Tatyana», o múltiples Tatyanas. Foto: Walter Carvalho.

R: ¿Cuál es usualmente la motivación principal para coreografiar una nueva pieza? ¿Cuál es el desafío que siente cuando se dedica a desarrollar una?

DC: Actualmente, mi mayor reto es contar una historia a través de la danza y hacer que el público conecte con esta historia, utilizando el sentimiento, la emoción y una visión particular de la historia en otros movimientos, además de investigar y subvertir espacios.

R: ¿Cómo es tratar de desarrollar una carrera en la danza y la coreografía en Brasil?

DC: Los brasileños somos muy festivos y aquí la música y la danza son parte de nuestra esencia. Desde hace 25 años que la escena de la danza en Brasil se ha ido expandiendo y cada vez más, nos afirmamos a nosotros mismos como un importante polo de creación en el mundo.

R: Sé que desarrolla un programa social para jóvenes talentosos que vienen de situaciones de mucha pobreza, ¿cómo le está yendo ahora y por qué piensa que la danza es tan fértil para cambiar sus vidas?

DC: Trabajamos dos tipos de proyectos sociales: uno para las personas que buscan la escuela a veces porque quieren convertirse en bailarines profesionales, o a veces simplemente porque quieren ir a clases de baile, pero no tienen las posibilidades financieras. Trabajamos con becas a través de las que analizamos estas condiciones y en función de ella, la beca es completa o no. Cuando el estudiante quiere ser un profesional de la danza, lo hacemos un plan de diversas clases, por lo general más de una, por lo que tiene una formación completa. Por otra parte, hace unos años tuvimos un proyecto donde había trece chicos y chicas entre 16 y 22 años, seleccionados entre varios otros proyectos sociales. El objetivo de este grupo era darles como un posgrado a chicos que llevaban ya un tiempo en la escuela de danza y con buen nivel técnico. Como nuestra escuela y nuestra compañía están juntos en la CMDC [Centro de Movimento Deborah Colker] en Glória [Rio de Janeiro, Brasil], estos chicos tuvieron la oportunidad de vivir con una compañía profesional y saber cómo funcionaba, más seis horas de estudio diario de ballet clásico, danza contemporánea, conferencias teóricas sobre la historia de la danza, la historia del arte, anatomía, e intensa programación para asistir a teatro y danza. Creo en la danza como educación y creo que la función más importante del arte es crear mejores personas, por lo que puede cambiar vidas.

Deborah Colker, en su interpretación de la obra de Pushkin. Foto: Walter Carvalho.

Deborah Colker, en su interpretación de la obra de Pushkin. Foto: Walter Carvalho.

R: Hablando de “Tatyana”, la pieza que será presentada en Buenos Aires, ¿por qué eligió traer esta obra para el público argentino?

DC: Tatyana es una historia de amor, pero también una historia de maduración, de ética, que retoma la diferencia entre la aristocracia rural y urbana, de sueño, pérdida de la juventud y de elecciones.

R: ¿Cómo fue el proceso de trabajo del personaje de “Tatyana” a través de la “dramaturgia de los sentimientos” que usted usó? ¿Qué le atrajo de este personaje, más que el de “Oneguin”?

DC: Al principio, trabajé a través de la improvisación, el movimiento con todos los personajes, y fui desarrollando todas las escenas de todos los capítulos del libro para entender lo que era esencial para mí. Junto con eso, fui investigando y experimentando con la música la llegada de Lensky y Oneguin, el paseo, la superstición, la danza, el duelo y estableciendo el lugar: el árbol que construye la escena, cómo ese árbol podría tener varios planos. Es el hogar de Tatyana, donde ella desarrolla su carta para Oneguin, donde construye su sueño. Y el segundo acto es más abstracto. Para mí, el primer acto son los seis primeros capítulos del libro y el segundo acto, los dos últimos. Soy una apasionada de Tatyana, me parece una mujer increíble, revolucionaria. Es increíble cómo ella comienza el libro y cómo termina: una chica tímida, introspectiva, que luego se transforma. Me llama la atención la construcción de sus valores, de sus opciones en la vida. El reconocimiento del amor, único y eterno, pero la decisión ética para la vida.

R: ¿Por qué trabajó en una reproducción de los cuatro personajes principales?

DC: Es muy importante decir que elegí dividir en cuatro bailarines a cada personaje traído a la escena: Tatyana, Olga, Lensky y Oneguin y en el segundo acto, después de que el duelo en el que Lensky muere y Olga deja de ser importante en la historia, todos ellos son Oneguin y Tatyana. Tanto en el primero como en el segundo acto, vemos al escritor, creador, a Pushkin, que lleva la historia, interfiere, se apasiona, cambia, sufre. En realidad, cuando leí el libro me di cuenta de la fuerte presencia de Pushkin y pensé que sería expresivo tenerlo en escena.

R: ¿Qué le gustaría que la audiencia argentina tuviera en mente cuando vea la compañía?

DC: Es histórica la relación del pueblo argentino con el arte y la cultura. El público argentino precisa tener en mente que hay un juego que se establece entre él y la compañía, entre el público y el escenario, entre el lenguaje de la compañía y todas las personas que piensan y producen la danza y el arte.

Cuándo y Dónde

Compañía de Danza Deborah Colker «TATYANA»

15 y 16 de octubre 20:30 | Teatro Opera Allianz- Av. Corrientes 860, CABA- Entradas entre $ 150 y  $ 450 en venta en www.ticketek.com.ar

Ficha técnica

Creación, dirección y coreografía: Deborah Colker | Director Ejecutivo: Joao Elias | Dirección de arte y Escenografía: Gringo Cardia | Iluminación: Jorginho de Carvalho | Dirección musical: Berna Ceppas | Vestuario: Fabia Bercsek

Este espectáculo cuenta con el patrocinio de la Municipalidad de la Ciudad de Río de Janeiro / Secretaría Municipal de Cultura y PETROBRAS.