Edgardo Mercado y su mecánica de fluidos (o de cómo una cosa ll

Por María José Rubín Edgardo Mercado es un bailarín, coreógrafo, docente e investigador que llegó al mundo de la danza tras recorrer un largo camino a una velocidad vertiginosa. Oriundo de las ciencias físicas y profesor de matemática, hoy es una de las figuras más interesantes de la creación artística en Buenos Aires, también reconocido […]

lunes, 11 de noviembre de 2013 |

Por María José Rubín

Edgardo Mercado es un bailarín, coreógrafo, docente e investigador que llegó al mundo de la danza tras recorrer un largo camino a una velocidad vertiginosa. Oriundo de las ciencias físicas y profesor de matemática, hoy es una de las figuras más interesantes de la creación artística en Buenos Aires, también reconocido extensamente en el plano internacional.

Con sus obras, fue invitado a importantes eventos como la Biennale de la Danse de Lyon, el Circuito de Festivales Internacionales de Brasil, y recibió premios y becas por su labor como bailarín que le permitieron formarse en Estados Unidos y Europa.

Hoy, con varias creaciones en su haber, muchos éxitos cosechados y la rara pieza Recitaciones en cartelera, Edgardo intenta describir su trayectoria en la danza y piensa en un movimiento fluido: en esta palabra no sólo se sintetiza la imagen de una carrera que ha sido brillante desde sus inicios, sino que también se reúnen su formación en física, un factor fundamental en sus obras –que serían muy diferentes si modificáramos esta variable–, y su estudio y trabajo en la danza, un mundo donde el fluir también es un concepto clave.

R: ¿Por qué pensaste en dedicarte a la danza? Vos venías de las ciencias, dabas clases de matemáticas, ¿qué pasó?

E: Pasó que me decidí, tomé coraje; me aventuré a algo que venía sintiendo desde hacía tiempo. Tenía muchas ganas de explorar, pero no me animaba. Yo fui a un colegio especializado en ciencias físico-matemáticas y en casa nadie es artista, entonces era bastante difícil entrar en el mundo del arte. Yo tenía un conocimiento bastante recortado del arte, y recordemos que el manejo de la información hace unos años era muy diferente del de ahora. Cuando yo era chico no existía internet; lo que veía, se veía por TV; cuando era pequeño tampoco existía el cable. La información era realmente limitada. Además, no vivía en Capital, sino en Gran Buenos Aires, entonces la imagen que tenía de la danza era bastante limitada; era difícil para mí armarme un universo sobre la danza.

A medida que fui creciendo pude ir armando mi propio esquema sobre la disciplina, mi interés siguió creciendo y en algún momento junté valor para adentrarme en ese mundo. Un buen día decidí probar con clases de danza y ya a partir de ahí no pude parar. Una puerta se abrió y dije “sí, tengo que seguir por acá”; obviamente, en ese momento no pensaba en dejar la física, no pensaba que pudiera ser profesional. Pero rápidamente me llamaron para bailar, salieron becas de estudio, pude estudiar afuera –en Estados Unidos y Europa–, y cuando volví se abrió el mundo hacia la coreografía también. Una cosa fue llevando a la otra muy rápidamente, con mucho trabajo pero a la vez muy fluidamente. Y eso es lo que me hizo sentir que había tomado una muy buena decisión cuando abrí esta puerta y no la cerré.

Edgardo Mercado. Gentileza: Simkin&Franco Prensa.

Edgardo Mercado. Gentileza: Débora Lachter Prensa.

R: ¿Empezaste a estudiar danza de grande?

E: Sí, empecé muy grande. Había tenido experiencias con el movimiento a raíz del deporte; cuando era más chico hice algo de folklore –aunque nunca de manera profesional–, y eso me facilitó la entrada a la danza. Un entrenamiento de ese tipo nunca había tenido y fue un camino arduo a recorrer; pero a la vez con mucho placer porque sentía que algo fluía.

R: Y en 2004 llegó, podríamos decir, tu opera prima: Tierra de Mandelbrot.

E: Sí, anteriormente hice otros trabajos en colaboración, pero la primera dirección coreográfica fue Mandelbrot. En relación con eso hice otro pequeño trabajo llamado Pequeña pieza de dimensión no entera, que fue como un preámbulo a Tierra de Mandelbrot.

R: Mandelbrot fue parte de una trilogía.

E: Sí, fue parte de una trilogía en la que me meto de lleno con las herramientas multimediales. Trabajé con Gabriel Gendín en el diseño de las imágenes; en Plano difuso y en Argumentos a favor de la oscuridad él también hizo la música. Fue una experiencia increíble por la recepción que tuvo: en ese momento no había tanta gente trabajando con lo multimedia –yo empecé con la investigación en 2003 y estrenamos en 2004, en el Festival Buenos Aires Danza Contemporánea. La primera respuesta fue rara, la gente estaba un poco resistente porque no sabía bien de qué se trataba, pero a la vez había mucha sorpresa, era bastante mágica la manera en la que usaba este recurso tecnológico. Tal fue el efecto que causó un buen impacto entre los programadores de festivales: el programador de la Bienal de la Danza de Lyon vio el trabajo y me encargó Plano difuso.

Yo ya tenía en la cabeza un sólo como continuación de Tierra de Mandelbrot, pero aceleramos todo a raíz de este pedido, y nos fue bárbaro.

Después vino Argumentos para el CETC (Centro de Experimentación del Teatro Colón); una cosa fue llevando a la otra. Y luego comenzaron las giras: México, Estados Unidos, Brasil. En Brasil hicimos una gira muy interesante porque participamos en distintos festivales internacionales: Recife y Fortaleza, con Tierra y Plano; después Belo Horizonte y Panorama de Rio, que es un festival muy vanguardista, donde estuve con las tres obras.

"Argumentos a favor de la oscuridad". Foto: Gentileza Simkin&Franco.

«Argumentos a favor de la oscuridad». Foto: Gentileza Débora Lachter Prensa.

R: ¡Empezaste tu carrera con el pie derecho!

E: Sí, súper contento con esa primera parte que de alguna manera marcó bastante mi trabajo. Después yo sentía que la gente me seguía pidiendo lo mismo. Y la verdad que, si bien no doy por cerrada una etapa –porque, por ejemplo, el año pasado intervine video-instalaciones de Augusto Zanela; ahí hubo un acercamiento a la imagen, al video–, sí me pareció que en ese momento me interesaba explorar la danza de otra manera. Había encontrado un camino muy expresivo con las herramientas multimediales y sentía que si me quedaba ahí no iba a crecer. Yo siempre busco el desafío y no auto-plagiarme: si veo que algo en mí se repite, me corro hacia otro lado.

R: Y así, en 2009, llega Rotonda.

E: Sí, a Rotonda yo la siento como una articulación. Ahí también trabajé con Gabriel, que hizo una música preciosa, minimalista. Surgió cuando Mauricio Wainrot, después de ver Plano difuso, me pidió que montara algo para la Compañía del Teatro San Martín.

Entonces me puse a trabajar en Rotonda, que nació porque yo quería ahondar en el tema del tiempo, cómo representarlo en escena. Además, en las obras de la trilogía había trabajado el espacio de manera ortogonal y quería romper esa cuadratura: lo hice con el círculo. Uniendo esas dos ideas, buscando puntos de conexión entre ellas, encuentro mucho material sobre el tiempo circular, sobre el eterno retorno: de ahí sale Rotonda que, sucintamente, es un espacio que habla del tiempo. Este año pudimos reponerla en Ciudanza, con quince bailarines independientes.

Es una obra muy dinámica y muy física: requiere que los bailarines estén en muy buen estado, porque son veinte minutos, pero siempre corriendo a toda velocidad; hay cruces, hay movimiento todo el tiempo, así que tienen que estar muy despiertos. Y también necesitan buena memoria porque hay muchas combinaciones y muy similares. A raíz de esas combinaciones va emergiendo la complejidad y sobre el final aparece una suerte de reloj y caminos que se cruzan, algo muy inspirado en Borges. Lecturas como “El jardín de los senderos que se bifurcan” me sirvieron para el trabajo.

"Rotonda". Foto: Marta González.

«Rotonda». Foto: Marta González.

R: Después de Rotonda vino M, Ó Cualidades Y Variantes De La Masa, en 2010.

E: Sí, vino M porque fui invitado por la compañía del IUNA. Yo soy profesor del IUNA, así que me sentía trabajando como en casa. Muchos de los bailarines fueron alumnos míos. Este fue un momento muy rico al nivel de la exploración, porque pude probar en muchas y diversas líneas. Había surgido un material con los bailarines que tenía que ver con percutir el cuerpo y también por un tema de falta de recursos, teníamos que hacer algo lo más austero posible, sin música. Entonces empezó a surgir esta idea de percutir el cuerpo.

Luego, el año pasado (2012) hice La gravedad de la cosa, con la compañía de la UNL (Universidad Nacional de La Plata), que todavía no estuvo en Buenos Aires.

"M O cualidades y variantes de la masa". Foto: Gentileza Simkin&Franco.

«M O cualidades y variantes de la masa». Foto: Gentileza Débora Lachter Prensa.

"La gravedad de la cosa". Foto: Gentileza Simkin&Franco.

«La gravedad de la cosa». Foto: Gentileza Débora Lachter Prensa.

R: Nos acercamos a tu obra más reciente: Recitaciones. ¿Cómo surgió?

E: Martín Bauer me convoca para formar parte de la programación del TACEC mientras trabajaba en Rotonda. Y se me ocurre, ya que estaba trabajando con la compañía del IUNA, que son tan buenos bailarines, hacer algo con ellos.

Martín me invita a formar parte de la programación con la condición de que la música fuera de un compositor contemporáneo preexistente: algo amplísimo, igual, pero yo siempre había trabajado con música original: con Gabriel, con Rodrigo López Klingenfuss; con otros compositores. Trabajar con una partitura hecha representaba un desafío. Me proponen a Steve Reich, tal vez un poco por la música minimalista de Gabriel para Rotonda, pero Reich fue abordado por coreógrafos muy notables: esto me dio un poco de pudor. Hablamos de Berio, de Celsi, de Erik Satie… pensamos en algo vocal, empezamos a escuchar a Aperghis, y escuchamos Recitaciones. Cuando me muestran la partitura de esa obra digo “sí”: porque veo cómo escribe el material, de forma acumulativa, formando triángulos isósceles, trapecios, etc. Y pensé: “Acá tengo un punto de contacto con Aperghis”. Me pareció muy interesante el desafío de que sea algo para voz sola, y a mi oído era bastante extraño lo que estaba escuchando.

Empezamos con las Recitaciones: yo tenía mucho material investigado y llevó dos meses de trabajo intenso con la compañía. El TACEC junto con la Embajada de Francia contrataron a Donatienne Michel-Dansac, que es una soprano excelente y una especialista en las Recitaciones.

Por otro lado, había condicionamientos del compositor y de la cantante: ella no canta con micrófono, y George Aperghis pide que la pieza no sea modificada –tenían que ser las catorce Recitaciones en el orden en que están escritas–, y eso fue un condicionante muy fuerte. Así surgió la idea de una intervención a un concierto musical. Sigue siendo la pieza tal cual, sólo se va modificando espacialmente y van entrando en juego los bailarines.

R: De la obra de Aperghis, ¿qué te movió a plantear las Recitaciones coreográficas de la manera en que lo hiciste?

E: En las Recitaciones, Aperghis explora la expresividad a través del canto: trata de producir diferentes estados emocionales en la cantante a raíz de una lectura muy dificultosa; es muy intrincada su partitura. Yo hasta ese momento no había trabajado con las emociones, y eso fue lo que me interesó de este trabajo. En mis otras coreografías, el rostro no aparece, porque yo siento que la obra no me lo pide. Hay cierta gestualidad despojada, es el cuerpo vacío de emoción. Y me interesó justamente esto: cómo abordar la emoción sin caer en lo teatral. Entonces me meto con el tema de los mecanismos: qué músculos y articulaciones intervienen en la sonrisa, en el llanto, en la mueca. Abordo esto de muy distintas maneras, algo que me permite el hecho de que las recitaciones son unidades cerradas: no hay una narrativa, no hay una unión entre ellas, salvo esta exploración general.

Recurrí a ver cómo otros artistas trataban la expresión: en esta versión hay varias citas o guiños a Pina Bausch, a Decouflé. Hay una de las recitaciones en las que utilizó el Tabelau vivant, el juego del siglo XIX, utilizando sólo cuadros de desnudos femeninos.

Para Recitaciones nos ayudaron el Fondo Metropolitano de Cultura y para las funciones en Hasta Trilce, la Fundación Williams.

"Recitaciones". Foto: Gentileza Simkin&Franco Prensa.

«Recitaciones». Foto: Gentileza Débora Lachter Prensa.

R: Contame un poco sobre Apunte y Pasaje, que son dos instalaciones de Augusto Zanela que interviniste.

E: Me invitaron a un festival de teatro y video en Montpellier para que llevara Tierra y Plano. Para ese viaje me ayudó la Secretaría de Cultura de la Nación. Por otro lado, estaban invitando a Augusto Zanela para que hiciera dos de sus video-instalaciones: Apunte y Pasaje. Como no fue posible conseguir más de un pasaje para llevar a los bailarines de Tierra y Plano, me proponen trabajar con Augusto. Yo conocía su obra y me encantaba, encontraba muchos puntos de contacto. Entonces hicimos ese trabajo que fue una experiencia muy divertida, porque ya hacía seis años que yo no estaba del otro lado, en escena. En mis trabajos siempre estuve como director y coreógrafo, pero nunca los bailé. Intervine Apunte a manera de improvisación, y Pasaje fue performática: fueron dos maneras muy distintas de intervenir las obras. Tenemos la idea de seguir trabajando juntos, explorando más.

R: ¿Qué otros proyectos se están gestando para el futuro?

E: Para el año que viene tengo un proyecto de residencia para el que me invitó el Centro Nacional de la Danza en París, así que voy a estar trabajando allá y espero que, fruto de esa residencia, salga una nueva creación.

Además, desde 2012 formo parte del Colectivo TOUCHandGOreality, que es una iniciativa de dos arquitectas: Auxiliadora Gálvez y Victoria Cobeña. La idea del proyecto es intervenir espacios urbanos que necesitan revitalizarse, o edificios públicos abandonados; recabar información y que eso sirva para proyectar y reciclar el espacio. Lo hicimos con el ex Padelai, invitados por la Oficina de Cultura de España en 2012, y es un trabajo muy interesante, porque ahí la danza ocupa otro lugar, el de una disciplina aplicada. Me parece que va a ser muy novedoso, porque la danza siempre se valió de otras disciplinas para construirse, como la música. Que ahora pueda auxiliar a otras disciplinas es un camino que estamos en vías de construir y que le da otro valor a la danza dentro de la sociedad, más allá del valor artístico. Es un proyecto por el que estoy muy entusiasmado.

Con TOUCHandGOreality ganamos un premio de la European Economic Area para hacer un trabajo en Noruega: en Oslo y en Bergen. El proyecto se llama Sunset Expander: en los países nórdicos hay bastante falta de luz solar y la idea es expandir los atardeceres.

R: En el terreno de las ideas, ¿qué rumbo estás tomando?

E: A raíz del trabajo con este colectivo, y del trabajo con las micro-percepciones, creo que estoy en el polo opuesto de las imágenes. Podría haber una vuelta a lo tecnológico, pero no a través de las imágenes: estoy en algo bastante radical, una construcción en la que el peso no esté primordialmente en la mirada. Con la danza es complicado, por eso se me ocurre que hay un camino en la tecnología, hay gente que está trabajando en háptica… pero es algo que recién estoy empezando a investigar.

CUÁNDO Y DÓNDE

Última función de «Recitaciones»: Viernes 15 de noviembre, a las 21. En Hasta Trilce, Maza 177 (CABA).

Entradas generales: $ 70. Reservas y compra por Alternativa Teatral: www.alternativateatral.com y en www.hastatrilce.com.ar