“El Loro y el cisne”: una de amor… en el medio, la danza

Por María José Lavandera ¿Es que puede suceder que un loro se enamore de un cisne? Puede ser. Puede ser cuando el cisne es, por alguna fuerza del destino, Luciana Acuña, la bailarina de Grupo Krapp, agrupación cuyos ensayos están siendo filmados, en un combinado algo estrambótico, por un grupo de documentalistas, cuyo sonidista es […]

lunes, 28 de octubre de 2013 |

Por María José Lavandera

¿Es que puede suceder que un loro se enamore de un cisne? Puede ser. Puede ser cuando el cisne es, por alguna fuerza del destino, Luciana Acuña, la bailarina de Grupo Krapp, agrupación cuyos ensayos están siendo filmados, en un combinado algo estrambótico, por un grupo de documentalistas, cuyo sonidista es “El Loro”. Y, en el medio, una serie de registros acerca del trabajo en algunas de las compañías de danza más importantes de nuestro país – del Teatro Argentino de La Plata, cuando era dirigido por Mario Galizzi, Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, Ballet Folklórico Nacional-, que enmarcan la historia de amor y le van dando sustento. La disciplina dancística opera así como una “bella” excusa y sirve también para  relatar de este modo algo del mundo, también estrambótico (por qué no), que es la danza.

Luciana y El Loro. Una historia... ¿imposible?. Foto: Gentileza Prensa El Loro y el Cisne.

Luciana y El Loro. Una historia… ¿imposible?. Foto: Gentileza Prensa El Loro y el Cisne.

Alejo Moguillansky, el joven director de la gran película “Castro” (ganadora de la Competencia Argentina en el Bafici ‘09), es también el autor de esta pieza, que cualquier amante de la danza que se precie disfrutará sin duda.

Charlamos con él acerca del proceso de trabajo de este film, que se estrenará esta semana –el jueves 31/10- en la Sala Lugones, del Teatro San Martín:

R: ¿Cómo surgió esta película?

A: Surgió de una manera muy accidentada esta película. Nació del hecho de que yo estaba filmando algunos ensayos de Grupo Krapp. Estaban empezando a crear y en los comienzos es todo muy informe, muy desestructurado. Como el primer momento de creación, que es muy experimental en el bueno sentido: un momento de creación pura. Un momento artístico en que todo puede ser, no hay mucho filtro. Es ir probando cosas. No existe el error en esos momentos. Entonces yo quería filmar eso.

Yo igual no pensaba en un documental de Krapp sino más bien sobre artistas en relación con su trabajo, ver artistas trabajando, en un plano muy cercano y muy íntimo. Krapp estaba en eso y me dieron ganas de filmar. Fui a dos o tres ensayos solo e inmediatamente me di cuenta que así no iba a ningún lado, así que le pedí al sonidista, “El Loro”, que me acompañe en ese proceso. Empezamos a ir juntos a los ensayos, y ahí fue como un proceso de contaminación mutua. Estaba como muy radical en ese momento y empecé a pedirle al Loro que se meta en el cuadro de mi cámara. Eso empezó a ser mucho más interesante. Estaba yo, probando cosas, mientras estaban ellos, los chicos de Krapp, probando otras cosas. Ellos un poco se hicieron eco de esta presencia del sonidista, de hecho en su obra actúa también el Loro ahora. Esto empezó a crecer y a sumarse material, hasta que hubo muchísimo y no estaba muy justificado (risas). Yo pensaba: “Esto es un capricho mío”, era muy atractivo visualmente pero no sabíamos qué hacer con eso. Ahí surgió la idea de generar un personaje con el Loro; se sumó que decidimos ir a buscar qué más había en el mundo del ballet, también para darle un contexto a Krapp: si vos los agarrás solos, son súper excéntricos en relación a su creación.

Grupo Krapp... y El Loro. Foto: Gentileza Prensa El Loro y El Cisne.

Grupo Krapp (Luis Biasotto, Fernando Tur, Gabriel Almendros)… y El Loro. Foto: Gentileza Prensa El Loro y El Cisne.

R: La prerrogativa de ellos es correrse todo el tiempo…

A: Claro. Es como la excentricidad en sí misma. Ahí nació la idea de ofrecerle un contexto de danza. Y surgió esto de ir a los lugares más especiales de la danza: las compañías oficiales, que tienen sus sindicatos, sueldos regulares, con todo un sistema armado que los sostiene, muy lejos del funcionamiento de Krapp.

Me gustó así que empezó a darse una idea hasta más antropológica: ver cómo es la gente que trabaja en la danza y cómo entra en relación con su trabajo, tanto corporal, como en las condiciones de trabajo. El efecto primerizo de la película era ese.

Luciana Acuña y El Loro, en el Teatro Argentino de La Plata, con "El Lago de los Cisnes", de fondo. Foto: Gentileza Prensa "El Loro y el Cisne".

Luciana Acuña y El Loro, en el Teatro Argentino de La Plata, con «El Lago de los Cisnes», de fondo. Foto: Gentileza Prensa «El Loro y el Cisne».

R: Luego la fusión de objetivos la convierte en una suerte de “ficción documental”…

A: Después todo se termina contaminando con todo en la película. Se representan los ballets en términos documentales, pero es la presencia del Loro lo que dispara la ficción propiamente dicha. La verdad que tuve que empezar a crear escenas de la nada, donde cada uno hacía de sí mismo y ahí se empezó como a armar… pero de manera muy caótica. Después –como hay muchas entrevistas todo el tiempo-, nació la idea de entrevistar a Mario [Galizzi], y de cruzar la película con argumentos de ballets. Pero todo muy accidentado. Fue filmar, pensar, montar, todo al mismo tiempo.

R: La película goza de cierta libertad formal, ¿no?

A: Fue surgiendo, la verdad. Por ejemplo, el embarazo de Luciana era real. Tuvimos que encontrar la forma de incorporarlo en el lenguaje de esta película. Se trata de resignación a eso que pasa. La película trabaja todo el tiempo con lo que está pasando. Se filmaron cosas de Luciana sin panza después de que nació su hijo, para hacer puente entre distintos lugares de la película. Creo que esa libertad formal tiene que ver con la necesidad de soluciones poco burocráticas a problemas narrativos puntuales. Tuvimos que tomar algunos atajos. Alcanzamos una modernidad casi por conveniencia (risas), más vaga. También estaba la idea de no hacer una película rigurosa, más bien todo lo contrario. Por eso no nos asustaba la pérdida de organicidad como objeto.

R: ¿Algo te llamó la atención de la danza?

A: No se bien qué decirte (risas). La verdad que me enamoré mucho del tema: fue llegar a un lugar casi como un turista, y desde ese lugar fue un enamoramiento total, porque todo me parecía espectacular y de un nivel impresionante de sinceridad con lo que hacen, de poca especulación. Me quedé con una sensación de la danza como un arte de transparencia pura. Que es algo que siento por el cine también. Pero al hurgar sobre un tema, empezás a entender que eso puede ser trasladado a otros lenguajes.

CUÁNDO Y DÓNDE

20 únicas funciones:
Jueves 31 de octubre y viernes 1° de noviembre a las 17, 19.30 y 22 hs. 
Sábado 2 y domingo 3 de noviembre a las 14.30, 17, 19.30 y 22 hs. 
Viernes 8, sábado 9, domingo 10, viernes 15, sábado 16 y domingo 17 de noviembre a las 22 hs.

Entradas: $25.- Estudiantes y jubilados: $15.-

Sala Leopoldo Lugones – Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530)

Tel: +54 (011) 4371-0111