Elena de la Serna, creadora de la Escuela Municipal de Danzas de Avellaneda: «La idea era que todos pudieran asomarse y expresarse a través de la danza»

Con una trayectoria de 30 años en la consolidación de la Escuela, Elena de la Serna fue recientemente homenajeada. Su objetivo: lograr que la danza fuera un valor fundamental en la educación de todos los niños y niñas de la zona.

domingo, 30 de noviembre de 2014 | Por Maria José Lavandera

El pasado 10 de noviembre de 2014 se realizó un evento de homenaje a una mujer que supo generar un polo dedicado a la formación en danza en el sur del conurbano y que además fuera abierto, estatal y gratuito. Un lugar donde quizás de otro modo no hubiera tenido acceso a ella gran parte de la población infantil y juvenil de la zona, quebrantada mayormente por una situación de vulnerabilidad social. Se trata de Elena de la Serna, fundadora de la Escuela Municipal de Danzas Clásicas de Avellaneda, que desde 2010 funciona en el Centro Cultural Hugo Caruso de la Universidad Nacional de Avellaneda, y que además lleva su nombre desde 2011 en virtud de su extensa trayectoria y su aporte al desarrollo de la inserción artística de los niños de la localidad.

Elena, con 50 años en total de carrera, fue pionera en la concepción de la danza como motivadora de la posibilidad de la inclusión y así de la transformación social a través del arte: «Hoy es la danza de los que antes no podían bailar. Celebramos profundamente el aporte sorprendente brindado al ballet, abriéndose un nicho donde hubo un pasado de desconocimiento (…) Ávidos por aprender donde antes no, por haber sembrado la semilla, porque fue un trabajo meticuloso de investigación, un proyecto, el aporte cultural llevado a lo largo y ancho de la comuna, a la periferia donde esta escuela, por ella ideada, se ha representado, destacando, promoviendo y construyendo para Avellaneda gran parte de su identidad cultural«, indica la esquela de invitación. Bien supo ella dar cuenta de la danza como herramienta movilizadora, transformadora y edificante del individuo a lo largo de los 30 -desde 1984- que trabajó para la construcción de este espacio.

Su objetivo, cumplido, fue que esta disciplina encontrara espacio en todos los niños que quisieran acercarse y promoverla como espacio de formación integral de las personas. “Yo trato de que la mayoría de las chicas bailen en las muestras de fin de año. Tenemos 600 alumnas, no todas pueden ni quieren, pero trato de integrar e incluir a todas. Me interesa que todos los chicos participen de la belleza que es el ballet. Mi trabajo pasa por ese lado”.

Elena, junto a las alumnas de la Escuela, su razón de "ser" durante 30 años. Foto:  Gentileza.

Elena, junto a las alumnas de la Escuela, su razón de «ser» durante 30 años. Foto: Gentileza.

R: Su tarea es entonces de difusión del arte. Es ofrecer una posibilidad de participar de la danza a quienes de otro modo no se hubieran acercado…

EDLS: Esta experiencia es maravillosa. Yo hace 30 años que trabajo en este concepto de inclusión social a través de la danza. Cuando conseguí que me dieran un poco de atención sobre la danza clásica desde el Estado, me la dieron y mucho. Me dieron una puerta abierta para que yo hiciera. La escuela fue creciendo, hasta depender de la Secretaría de Educación y Cultura de la Municipalidad de Avellaneda. Gracias a los intendentes, a Ferraresi y a Alvarez, el intendente anterior, tenemos esta escuela hoy, que es para nosotros “un castillo” de la danza. Ferraresi siguió lo que hizo la gestión anterior. Hubo continuidad y gracias a eso, hoy tenemos esto. Y de mi parte hice un camino derecho y honesto, pero para la escuela. Recién llevo siete años como directora y hace 30 que la creé. La inclusión está dada porque nosotros no tomamos a las nenas con exámenes de admisión. Imaginé este espacio como una escuela de enseñanza, en que la pasión por la danza fuera de generación en generación y que no se perdiera el espíritu de la danza. La idea era que todos pudieran asomarse y expresarse a través de la danza, para conocerla y experimentarla.

La palabra inclusión significa para mí una desmitificación de la danza. Acá se acercan para tener motivación. Ello se logra mucho con las puestas de los ballets. Así es que vienen con el ímpetu de disfrute. Trato de que continúen en esa senda, pero que vean que existen otras cosas, que quizás no son el puro disfrute, sino trabajo y concentración y también muy importantes para la vida de ellas. Eso que hago con ellas, también debo hacerlo con los padres. Transmitirles la importancia del esfuerzo, introducirles en el mundo de la danza, que conozcan y se adecuen a este conocimiento. Es un trabajo complicado. Hay que dar vuelta muchas cabezas. Y creo que en este tiempo he logrado dar vueltas muchas (risas).

Elena de la Serna, con dos de sus bailarines invitados a dar clase en la Escuela: Edgardo Trabalón, figura del Ballet Estable del Teatro Colón, y Martín Quintana, del Ballet del Teatro Argentino de La Plata. Foto: Gentileza.

Elena de la Serna, con dos de sus bailarines invitados a dar clase en la Escuela: Edgardo Trabalón, figura del Ballet Estable del Teatro Colón, y Martín Quintana, del Ballet del Teatro Argentino de La Plata. Foto: Gentileza.

R: La danza genera transformaciones muy grandes en las personas. ¿Tenés algunas anécdotas?

EDLS: Tengo anécdotas y muchas. Te cuento: el cambio en una criatura que no tenía motivaciones, a la que le dimos ilusiones, trabajo, disciplina, esfuerzo. No tenía ganas de nada y de pronto entendió. Ese es el trabajo pedagógico que hacemos acá. Y esas personas que ya venían con una cierta predisposición para bailar y ganas de bailar, esto se los potenció. Tenemos muchas alumnas que son parte del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, filas del Colón, en La Plata, en Europa, en Latinoamérica, en el ballet de Iñaki [Urlezaga], en Bahía Blanca, en Corrientes. Eso brotó de acá. Yo también soy de supervisar todo. Me meto mucho en las clases a supervisar y guiar.

R: Las clases son gratuitas. ¿Qué sucede con los chicos que no tienen materiales de trabajo?

EDLS: Acá todos se acercan y tienen posibilidades. Como aquí funciona una cooperadora, es funcional a todos quienes la necesitan.  El que no puede comprar el tutú o un taller, se lo paga la cooperadora. Y el que no puede pagar la cooperadora, no la paga. Tenemos 600 alumnos y de ellos, 530 no pagan la cooperadora. La cooperadora paga talleres y trajes para los chicos que necesitan y el Municipio paga los sueldos a los trabajadores de la institución.

R: ¿Cómo comenzaste en la danza, Elena?

EDLS: Mi mamá fue visionaria. Empecé a tomar clases de ballet a los 4 años, en mi barrio, Villa Urquiza, con la señorita Agras. Cuando empecé a los 7, no sé si la maestra le había dicho, pero me inscribió en la Escuela Nacional de Danzas, porque a ella le parecía que yo no iba a ser funcional para el estudio que venía en secundario. No me veía pasta (risas). Iba en tranvía. Tuve maestras increíbles, como Gema Castillo, Dora Del Grande, María Ruanova, Lida Martinoli. Yo ahí estudié los diez años. Cuando me recibí, empecé a dar clases y siempre con mucho éxito entre los alumnos. Creo que fui buena pedagoga. Inclusive éxito no sólo de responderme, sino de que venga mucha gente.

Mi padre me hizo un estudio en mi casa, en Villa Urquiza. El boca en boca fue muy efectivo. Luego estuve en la Asociación de Cultura de Vicente López, que ahora está la Rómulo Raggio, más de 15 años como maestra de español y clásico. Dirigí el Ballet de Canal 9, de “Sábados de la Bondad”. Fui integrante del Ballet Argentino, bailé en el Cervantes, en el San Martín. Hice una muy buena carrera. Estuve en José C. Paz como directora del área de danza en un instituto privado, luego vine acá y armé esta escuela.

Edgardo Trabalón y Martín Quintana con las estudiantes de la Escuela Municipal de Danzas. Foto: Gentileza.

Edgardo Trabalón y Martín Quintana con las estudiantes de la Escuela Municipal de Danzas. Foto: Gentileza.

R: ¿Por qué piensa que su escuela ha tenido este éxito, incluso para haber sido tomada por el Estado mismo y convertirla en una de las instituciones más importantes de la zona?

EDLS: Yo creo que mi personalidad ha ayudado. Soy muy abierta, muy apasionada y siempre me llevó a hacer todo o que hice, la pasión. Yo gané muy poco dinero acá durante muchos años. Tenía pasión por hacer lo mejor, crear una escuela y que Avellaneda tuviera este espacio, algo que realmente simbolizara la danza, que está bien formada y conformada, vienen buenos maestros. Hasta hace tres años dábamos clases en un lugar pequeño. Con los bolsos que ponían las chicas en el suelo, ya no se podía pasar para ir al baño. Estaban en el suelo porque ya no teníamos lugar. A eso hay que ponerle pasión, sino te deprimís. Puse materias que hacen a una formación integral, como francés, anatomía, música. El intendente me dio lo que pudo y yo reformé lo que podía para dar más. Mi idea era generar una carrera provincial, pero no lo logré. Igual los chicos de cada año dan un examen evaluados por un maestro de fuera de la escuela, durante dos días: vino diez años Aida Micón, maestra del Teatro Colón, el Maestro Gurquel… Ahora vendrá su esposa, Juana Lederer. Las alumnas tienen que pasar diez años por la escuela, para tener un certificado final, pero no tiene título oficial. Igualmente sí logré que el chico que salga de acá, sepa de todo. Se enseña danza contemporánea, jazz, hip hop, tango, danzas españolas, todos los estilos. Algunos son talleres. El Municipio en esos casos no les paga a los maestros, pero pagan los alumnos y, quienes no pueden, paga la cooperadora.

El Intendente Ferraresi y el bailarín Iñaki Urlezaga le entregan a Elena de la Serna la placa que indica que la Escuela Municipal llevará su nombre. Foto: La Noticia Sur.

El Intendente Ferraresi y el bailarín Iñaki Urlezaga le entregan a Elena de la Serna la placa que indica que la Escuela Municipal llevará su nombre. Foto: La Noticia Sur.

R: ¿Qué reflexiones le convocan estos 30 años de gestión y 50 de profesión?

EDLS: Aquí vienen chicos y chicas que no conocen el mundo de la danza o del arte casi que en lo absoluto. Que nunca han estado en un teatro. Hay que formar desde cero. Haber podido lograr que una gran parte de la población haya tenido acceso a formarse en el arte de modo gratuito fue un gran logro. Le agradezco a la vida haberme podido dedicar 50 años a mi profesión y haber podido vivir de ella. Agradezco muchísimo a Avellaneda, que ha puesto a la escuela mi nombre. Espero que la escuela siga viva, como debe ser. Les agradezco a los políticos que hayan confiado en mí, que me hayan dejado hacer. Confiaron en mi decencia y en mi capacidad, cuando para ellos era difícil darme ese espacio. Que políticos de diferentes ideologías hayan participado conmigo y me hayan ayudado a llevar esto adelante, me emociona. Es emocionante. Yo dejé mi vida acá y ellos supieron ver eso.

Una de las grandes muestras de la Escuela Municipal de Avellaneda, con Martín Quintana entre los bailarines. Foto: Gentileza.

Una de las grandes muestras de la Escuela Municipal de Avellaneda, con Martín Quintana entre los bailarines. Foto: Gentileza.

Más información sobre la Escuela

Para comunicarse con la escuela, quienes estén interesados pueden dirigirse a su sede en España 365, solicitar información al 4205-9635 o vía mail a escueladedanzasavell@gmail.com

Se dicta: Iniciación a la Danza (4 a 6 años de edad), Comienzo de Técnica de Clásico (7 a 10 años), Continuación Técnica de Danza (11 a 14 años) y Perfeccionamiento y Coreografía en Danzas Clásicas, además de talleres de baile español, Contemporáneo, Jazz y Hip Hop (para todas las edades).