Eleonora Cassano: Una gran maestra

Por Lic. Melina Sólimo Para una humilde profesora de danzas clásicas como yo, tomar clases con una de las mejores bailarinas del país no es poca cosa. En mi doble rol de alumna y periodista, Eleonora Cassano me trataba como si ella no fuera ella: se olvidaba de la relevancia de su trayectoria y nos […]

miércoles, 18 de septiembre de 2013 |

Por Lic. Melina Sólimo

Para una humilde profesora de danzas clásicas como yo, tomar clases con una de las mejores bailarinas del país no es poca cosa. En mi doble rol de alumna y periodista, Eleonora Cassano me trataba como si ella no fuera ella: se olvidaba de la relevancia de su trayectoria y nos hablaba con la humildad y sencillez que sólo tienen los grandes.

A pocas cuadras de su casa, en San Antonio de Padua, el Instituto Luisa Fernández estuvo revolucionado por la presencia de la primera figura de la danza argentina que, el 13 y 14 de septiembre brindó diversas clases magistrales para todos los niveles y edades. “Es la primera vez que doy clases en este estudio, yo lo vivo desde otro lugar, vivo cerca y vengo a entrenar al gimnasio”, nos contó.

Con una ternura casi maternal, Eleonora marcó algunos pasos para las nenas más pequeñas, esperando que cada una pierda los nervios y la vergüenza que generó su llegada. Lo mismo hizo con las más grandes que, al igual que las niñas, no pudimos salir del asombro al verla tan simpática y tan “maestra”.

Frente a los nervios de una alumna, “la Cassano” nos dejó una gran lección de vida: “Cuando uno tiene una clase o baila, los problemas hay que dejarlos afuera… Yo tuve que bailar al otra día que murió mi papá y puse todo en el escenario”. Entre aplausos y lágrimas contenidas, recibimos esas palabras como un recuerdo imborrable de su profesionalismo y sencillez.

“Cuando uno tiene una clase o baila, los problemas hay que dejarlos afuera… yo tuve que bailar al otra día que murió mi papá y puse todo en el escenario”, comentó Eleonora Cassano en clase. Una lección de vida a cada momento. Foto: melina Sólimo.

“Cuando uno tiene una clase o baila, los problemas hay que dejarlos afuera… yo tuve que bailar al otra día que murió mi papá y puse todo en el escenario”, comentó Eleonora Cassano en clase. Una lección de vida a cada momento. Foto: melina Sólimo.

En un pequeño descanso, REVOL charló con ella sobre sus sensaciones a la hora de enseñar y sus reflexiones sobre la escena de la danza argentina. En el mes del maestro y siendo ayer el día del profesor, les regalamos a todos una clase magistral de modestia, grandeza y talento:

R: ¿Cómo vivís el momento de dar clases a nenas y jóvenes que no son profesionales?

E: ¡Me encanta estar con las chicas! Como no puedo dar todo lo que se da en una clase normal, la idea es que se diviertan y que disfruten. Les pregunto qué quieren hacer y a veces me olvido de darles un descanso para que tomen algo porque son chiquitas y yo vengo acostumbrada a otra cosa (risas). No me gusta ser demasiado estricta. Yo sé del “chucho” que tienen por hacer clases conmigo. El otro día vino mi hija a una clase y ¡hasta ella estaba nerviosa! (risas). Entiendo perfectamente la situación, por eso charlo y juego con las nenas. Yo todavía no estoy, y no creo que esté nunca, del lado de la maestra rígida porque no es mi forma de ser. Si bien soy exigente y quiero que las cosas se hagan bien, no me parece que el camino correcto sea la rigurosidad. Se puede trabajar bien, con respeto, con conciencia, con dedicación… pero sin instigar a las alumnas a que trabajen bloqueadas, no es correcto. Hay muchos maestros que generan esa sensación y en lugar de relajarse y aprender, los chicos se bloquean, así no sirve.

"Se puede trabajar bien, con respeto, con conciencia, con dedicación… pero sin instigar a las alumnas a que trabajen bloqueadas", dijo Eleonora. Foto: Melina Sólimo.

«Se puede trabajar bien, con respeto, con conciencia, con dedicación… pero sin instigar a las alumnas a que trabajen bloqueadas», dijo Eleonora. Foto: Melina Sólimo.

R: ¿Extrañas los escenarios desde tu despedida en el Obelisco?

E: Estoy extrañando el escenario pero es momentáneo, porque el año que viene vuelvo con un proyecto nuevo. Tuve unas cuantas reuniones, ya estamos planificando con Lino Patalano. Va a ser un espectáculo distinto, musical, de tango… y otros proyectos que estoy viendo aparte de este. También voy a dedicarme a las clases, pero no me puse un estudio porque sería difícil resolver en qué lugar lo pongo y cómo puedo responder a toda la gente que creo que vendría (risas). Entonces estoy dando clases magistrales de modo itinerante, voy a los lugares que me llaman.

R: ¿Cómo ves a la danza en la Argentina?

E: Sé que en nuestro país hay muchísimo talento, veo a las nenas y me doy cuenta que muchas tienen futuro. Además, hay un montón de bailarinas y bailarines argentinos que son primeras figuras en compañías de renombre en todo el mundo, eso es porque hay mucho talento.

Lo que no tenemos tan claro es el tema de una escuela, que en todo el país o en el Teatro Colón incluso, se dé un estilo marcado. Nosotros tenemos mucha mezcla, como somos como país en general, como ciudadanos que venimos de todos lados, así somos en la formación de la danza. Tenemos un poquito de la escuela rusa, un poco de la americana y es una “mezcolanza” que vas a décimo año del Colón y todos te hacen las posiciones distintas. Eso tiene que ver con los años de historia que tienen la escuela francesa, rusa, etc… Los inicios de la danza estuvieron ahí y a nosotros nos llegó tarde, como suele pasar en la Argentina.

Maestra dedicada. Eleonora dijo: "Voy a dedicarme a las clases". Foto: Melina Sólimo.

Maestra dedicada. Eleonora dijo: «Voy a dedicarme a las clases». Foto: Melina Sólimo.

R: ¿Cómo sigue la difusión de la danza luego del camino que abriste junto a Julio Bocca?

E: Y… ¿Quién viene después de nosotros? Falta esa preocupación que no sólo depende del bailarín. Lo que pasó con Hernán Piquín fue gracias Showmatch y al Bailando. Pero falta ese Lino Patalano en otras personas, porque Julio no hubiese sido quien es sin Lino atrás. Porque él ganó medallas y demás, pero la preocupación estuvo de parte de Lino también, por acercar la danza a la gente y hacer un montón de cosas diferentes.

En cambio, Herman Cornejo bailó en muchos lugares, ganó la Medalla de Moscú como Julio y está como primer bailarín en el American Ballet, pero acá el público masivo no lo conoce aunque sea un bailarín espectacular. Hace falta gente como Lino que se encargue de difundir masivamente a la danza para que llegue a todos.

Saludo final. "Sé que en nuestro país hay muchísimo talento, veo a las nenas y me doy cuenta que muchas tienen futuro", concluyó Eleonora. Foto: Melina Sólimo.

Saludo final. «Sé que en nuestro país hay muchísimo talento, veo a las nenas y me doy cuenta que muchas tienen futuro», concluyó Eleonora. Foto: Melina Sólimo.

R: ¿Cuál es la manera para llegar a ser un buen bailarín?

E: Es un trabajo que viene desde este momento de la niñez. Hay que tomar conciencia de que la única forma de llegar, por más condiciones que tengas, es con trabajo, esmero, dedicación y amor, porque tampoco sirve por imposición, tiene que ser una elección propia.

A mí me dicen que la vida del bailarín es muy sacrificada. A mí no me resultó sacrificada, porque si uno quiere llegar se tiene que romper el lomo trabajando. Yo amaba hacer mis clases, ensayar… Es el día de hoy que me encanta la sensación que siento en el cuerpo cuando trabajo en la clase. Sacrificado es un señor que se levanta a las cuatro de la mañana a trabajar con un taladro en el frío… A mí me pagan por lo que hago, soy reconocida, disfruto plenamente con lo que hago, eso no es sacrificio.