Falleció Iris Scaccheri

Una de las máximas referentes dancísticas de la vanguardia de los años ’60 y ’70. Una artista inigualable.

martes, 29 de julio de 2014 | Por Maria José Lavandera

Bailarina icónica de una época -los fértiles años ’60 y ’70-, falleció ayer, 28 de julio de 2014, a los 65 años la maravillosa bailarina contemporánea platense Iris Scaccheri, quien supo ser discípula de otras dos grandes mujeres de la danza moderna, como Mary Wigman y Dore Hoyer. Fue velada en la Legislatura porteña, como corresponde a una de las máximas referentes y artistas de la vanguardia argentina e internacional de la danza, aunque ella quizás poco hubiera estado de acuerdo, quien en sus últimos años se recluyó, se llamó al silencio y rechazó cualquier tipo de reconocimiento público.

Audaz, bailarina auto-didacta de formación técnica impecable, Iris Scaccheri era virtuosa y bailaba con una intensidad espeluznante. Su apropiación escénica se rendía a aquella gestualidad develadora que se potenciaba por sus rasgos particulares, angulares, de una sutileza tan oscura como elocuente. Resistida y también multi-premiada, Iris hizo caso omiso de quienes hubieran querido coartar con juicios su creación, a la que daba rienda suelta. Sabía que estaba en camino hacia otra cosa. Se puso al hombro algo de un cambio y se hacía cargo de la incomodidad de su decir danzado.

Quizás solitaria, escritora de sus reflexiones artísticas, dejó como legado su libro «Iris Scaccheri. Brindis de la danza» (Ed. Leviatán), donde se reúnen algunos de sus escritos: ‘“Yo escribo como bailo”. Y realmente quedó un libro escritodanzado, con la movilidad y la frescura del arte de Iris. Cuando empezó a mostrar sus obras, ella rompió con estilos, con el gusto de su época, con muchas convenciones, lo que le generó cantidad de amores, mucha admiración, y también gran resistencia de parte de gente –incluso grandes maestros– que no soportaba su trabajo’, indicó en entrevista con Moira Soto, la coreógrafa Aurelia Chillemi, quien la motivó y colaboró en esta producción, que contó con fotos de la poeta Susana Thénon.

Otro registro ineludible en referencia a su figura es el mediometraje «Iris Scaccheri», de Julio César Otero Mancini, filmado en 1982, el cual ella misma motivó con la idea de registrar algunos de sus trabajos, así también las películas que filmó junto a la cineasta sueca Suzanne Osten. Asimismo fue representada por artistas plásticos y escultores, como Berni, Roux, García Uriburu y Antonio Pujía.

En 2013, la coreógrafa Marina Sarmiento presentó su obra «Eir», creada a partir de la figura y el trabajo de Scaccheri, con el objetivo de repensar también el vínculo de la contemporaneidad con el pasado, que tan caro resulta en esta época en que -como ha sucedido con la figura de Iris- poco se retoma en términos de un aprendizaje histórico de la danza. En entrevista con REVOL en septiembre de 2013, Marina indicaba sobre esta artista que motivó intensa investigación: «Empecé a sentir admiración por el estado en el que realizaba sus obras, sumamente concentrada y delirante. Esas dos cualidades son fundamentales en un artista de la escena, por lo menos para mi. Era precisa pero también hacia lo qué quería, una combinación entre destreza y locura bien interesante. Iris era tomada por una fuerza interna, por algo qué la movía, no era la forma, aunque en términos formales era clarísima con su propuesta. A medida que pasa el tiempo mi admiración y respeto es mayor, no para tenerla en un pedestal sino que hago consciente que hay muchos bailarines que buscan toda la vida que el movimiento sea un acto de presencia plena e Iris lo lograba, por eso generaba esa fascinación en el público. Es así que muchos bailarines comenzaron a bailar luego de verla a ella».

Nuestro mayor respeto a esta artista que se nos fue. Rendimos nuestro homenaje.

Les dejamos una de sus últimas presentaciones, en esta ocasión en el Teatro Colón: