Final de la pre-selección del Prix de Lausanne: Brasil lo hizo

Cobertura desde Villa Carlos Paz / Por María José Lavandera Y llegó a su fin la 10° edición de la pre-selección del Prix de Lausanne en Villa Carlos Paz. Ayer, sábado 4 de octubre, frente a un Teatro del Lago colmado, se dirigió al público Cristina Sánchez, directora de Danzamérica, que organiza el evento cada […]

sábado, 05 de octubre de 2013 |

Cobertura desde Villa Carlos Paz / Por María José Lavandera

Y llegó a su fin la 10° edición de la pre-selección del Prix de Lausanne en Villa Carlos Paz. Ayer, sábado 4 de octubre, frente a un Teatro del Lago colmado, se dirigió al público Cristina Sánchez, directora de Danzamérica, que organiza el evento cada año. Emocionada, agradeció a los presentes y a los candidatos que se presentaron este año.

Cedió luego la palabra a Patricia Leroy, Secretaria General del Prix, en Suiza, quien acudió a Córdoba en esta ocasión con el objetivo de conmemorar los 10 años de la competencia en Latinoamérica. Dirigió algunas palabras al público, a través de las que contó algunos detalles de la impronta de la organización: para ellos es crucial considerar al bailarín en todo aspecto, desde el cuidado de su salud física y psicológica, hasta asegurarse de que los chicos que entran en las escuelas y academias partners terminen todo su curso académico, en vistas a que puedan contar con una transición positiva y suave hacia otra carrera al término de su labor profesional como bailarines. Indicó que no es especialmente “la performance” como tal que el Prix de Lausanne premia, a pesar de que este aspecto es tenido en consideración, sino “el potencial para convertirse en un buen bailarín en los próximos años. Por supuesto que la técnica es necesaria, pero la maestría artística, musicalidad, la habilidad para comunicarse con las audiencias es importante, si no más aún que aquello”.

Hizo hincapié en la importancia de los objetivos educacionales del Prix: “Se trata de una semana intensa, que puede cambiar el rumbo de una vida, en que los participantes tienen la oportunidad de conocer otros bailarines talentosos de todo el mundo, pueden beneficiarse de la guía de profesionales de alto nivel en clases y ensayos. Son evaluados en distintas situaciones, de modo que puedan mostrar sus aptitudes. Si no son seleccionados en la final, pueden participar de una audición con nuestras instituciones socias y recibir invitaciones para escuelas y compañías. Y si ganan una beca, pueden elegir a qué escuela ir”. También cuenta que, excepto las personas de staff que mantienen la organización, miembros del jurado, maestros, músicos, traductores, ayudantes en el backstage, programadores, comunicadores, todos participan como voluntarios: todo el dinero recopilado a través de sponsors y donaciones se destina a la educación de los futuros bailarines.

Sucedió luego la presentación de los 12 finalistas en sus variaciones clásicas y contemporáneas, quienes fueron, de Brasil, Kama Imagawa (15 años), María Clara Marinho (15 años), Bianca Texeira (16 años), Vinicius Silva (15 años), Paula Cristina Alves (17 años), Heloisa Magalhaes de Mendonça Fonseca (17 años), Ana Mantegari de Castro Abreu (17 años), Felipe Natel (17 años), Joao Pedro Sampaio Machado (17 años) y Pedro Maricato de Carvalho Salles (17 años); Paulina Argaña, de 16 años, de Paraguay, y Camila Bocca, de 15 años, de Argentina. Lo cierto es que los chicos dieron todo un espectáculo. Más allá de algunas imperfecciones técnicas, quizás producto de los nervios de la situación, verlos actuar fue puro disfrute. Muy reconfortante fue sentir que en esta ocasión contaban con un público más que entusiasta: todos los jovencísimos participantes –también aspirantes a bailarines- de Danzamérica estaban presentes y supieron ovacionar cálidamente el paso de cada uno por el escenario, algo que, sin duda, dio un toque de entusiasmo y buena energía a la dura situación de competencia, ofreciendo un necesario guiño de aliento a los chicos. Especialmente bienvenida fue Camila Bocca, que en esta ocasión, como quien dice, “jugó de local”.

Luego de un intermedio, se presentaron Julieta Paul y Bautista Parada, Primeros Bailarines del Teatro Argentino de La Plata, en una versión de “Pájaro de Fuego”, y Pablo Fermani y Agostina Sturla, de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, en “Grappa Tango”, ambas coreografías de Jorge Amarante.

Y llegó la hora. Cristina Sánchez saludó a los 12 finalistas, ubicados en semi-círculo en el escenario, ataviados en sus trajes de ballet, así como también al resto de los chicos que participaron del certamen, quienes estaban sentados en la platea. A un costado del escenario, acompañaban los Maestros del certamen – Maestros con mayúscula – Rodolfo Prantte, de contemporáneo, y Mario Galizzi, de ballet, Patricia Leroy, Sectetaria General del Prix, los jurados –los Maestros Lidia Segni, Gustavo Lesgart y Amanda Bennett-, quien se dirigió al público con una grata sorpresa: “Ha sido una semana muy excitante e intensa. Todos los candidatos exhiben un gran amor por la danza y el potencial para convertirse en profesionales. Todos actuaron muy bellamente a lo largo de esta semana. Como es el 10° aniversario del Prix en Latinoamérica, hemos decidido esta noche que no daríamos tres becas para viajar a Lausanne, sino que daremos la posibilidad a cuatro chicos para que vayan”.

De tal forma, se pasó a informar los candidatos ganadores para este año. Brasil fue de nuevo el descollante ganador. Si bien la beca es para todos bajo las mismas condiciones, se otorgaron los premios en orden de mérito: Bianca Gomes Teixeira, de 16 años, quien ya había obtenido una beca en 2012, volvió a ser honrada con el primer premio.

Bianca Texeira, como Swanilda, en "Coppelia". Será su segunda vez en Suiza. Foto: Cristian Nicollier.

Bianca Texeira, como Swanilda, en «Coppelia». Será su segunda vez en Suiza. Foto: Cristian Nicollier.

El segundo premio del certamen fue para María Clara Marinho Coelho de tan sólo 15 años, quien tuvo una performance impecable durante la Gala. Vale resaltar su gran trabajo: encarnó el rol de Swanilda, de “Coppelia”, con una solvencia y precisión técnica dignas de una bailarina profesional. Asimismo, ostenta una madurez escénica poco frecuente para una chica tan joven, al tiempo que se vislumbra en ella una versatilidad interesante para trabajar distintos repertorios.

María Clara Coelho realizó una actuación especialmente destacada en la final. Foto: Cristian Nicollier.

María Clara Coelho, también como Swanilda, realizó una actuación especialmente destacada en la final. Foto: Cristian Nicollier.

 El tercero y cuarto puesto fueron para dos varones: Vinicius Silva de 15 años y Pedro Maricato de Carvalho Salles, de 17 años.

Vinicius Silva, bailó variación de "Las Sílfides". Foto: Cristian Nicollier.

Vinicius Silva, bailó el rol de James de «La Sylphide». Foto: Cristian Nicollier.

Pedro Maricato de Carvalho Salles, aquí en la variación de "El Corsario". Foto: Cristian Nicollier.

Pedro Maricato de Carvalho Salles, aquí en la variación de «El Corsario». Foto: Cristian Nicollier.

Los restantes ocho participantes concursarán mediante videos con otros tantos de diversas partes del mundo por las becas restantes que, ya en Suiza, la organización del Prix de Lausanne otorgará en vistas a la próxima edición del certamen.

Finalmente, satisfecha con la labor que realiza año a año junto a sus colaboradores- quienes, debo decir, hacen un extraordinario trabajo de organización-, Cristina Sánchez nos despidió con la calidez que la caracteriza hasta el próximo año.

El abordaje de la danza contemporánea, el punto a revisar

Como última reflexión, es preciso comentar que si bien el repertorio clásico fue perfectamente abarcado por los chicos, vale preguntarse acerca de la escasa -o nula- formación en danza contemporánea que traen al concurso, siendo que se trata del 50% del puntaje. En este aspecto, es importante rescatar que ninguno de los participantes tomó lugar con una variación interesante que utilizara la especificidad del género: en ocasiones incluso, bailaron en puntas, algo bastante capcioso en términos de los requerimientos del certamen en cuanto a demostrar potencial maestría artística para abordar distintos lenguajes. En general, las variaciones aggiornaron posiciones de claro estilo clásico para hacerlas participar, en una combinación bastante particular, con movimientos que, por alguna asunción poco fundamentada, se atribuyen al contemporáneo, sin llegar tampoco a redundar completamente en un neoclásico. Es así que los participantes no lograron actuaciones convincentes en este sentido. Se trata de un punto polémico, que debe ser revisado. De este modo, considero que es menester que exista un trabajo más concienzudo por parte de los maestros de los participantes, así como en relación a las exigencias por parte de la propia organización del Prix, ya que, como nos ha comentado el Maestro Lesgart en entrevista, la danza contemporánea lejos está de ser una derivación de la clásica.