Juego de intensidades, en los «Pulsos» de Araiz

Por Estefanía Lisi Faltaban unos minutos para las 9 de la noche, pero los que estábamos en la entrada de la Sala Solidaridad del segundo subsuelo del Centro Cultural de la Cooperación ya éramos invitados a pasar al auditorio. En el escenario nos esperaban unas figuras perdidas que buscaban encontrarse unas con otras sorteando los […]

domingo, 23 de junio de 2013 |

Por Estefanía Lisi

Faltaban unos minutos para las 9 de la noche, pero los que estábamos en la entrada de la Sala Solidaridad del segundo subsuelo del Centro Cultural de la Cooperación ya éramos invitados a pasar al auditorio. En el escenario nos esperaban unas figuras perdidas que buscaban encontrarse unas con otras sorteando los obstáculos que ellos mismos se imponían. Con el predominio de la técnica del Contact Improvisación frente a nuestras narices, nos íbamos acomodando suavemente en los asientos, dispuestos para que todos los invitados pudieran apreciar las obras desde una perspectiva cómoda.

Improvisación de los bailarines que interpretarán luego "Piezas", mientras la gente entra en la sala. Foto: Estefanía Lisi

Improvisación de los bailarines que interpretarán luego «Piezas», mientras la gente entra en la sala. Foto: Estefanía Lisi

Mientras leíamos el programa, los artistas en el escenario no se detenían: roce entre cuerpos, caminata o trote, caída, una breve relación con el suelo y a levantarse de nuevo. Este circuito creativo se mantuvo hasta que, con la sala colmada, dio comienzo el espectáculo, compuesto de dos obras: «Piezas«, de Andrés Molina y Alba Virgilio, y «Pulsos«, de Oscar Araiz.

Piezas

Algunas latas de aluminio con lamparitas en su interior eran las únicas fuentes de iluminación de toda la puesta, sostenidas por los bailarines. El escenario ahora se sentía gélido, a tono, quizás, con el frío que hostigaba el exterior del teatro.

En "Piezas", La luz era vida, y, a la vez, destrucción. Foto: Estefanía Lisi

En «Piezas», La luz era vida, y, a la vez, destrucción. Foto: Estefanía Lisi

Estas linternas compartían el protagonismo de la historia con los bailarines y el sonido constante de un goteo que marcaba el ritmo de sus movimientos. La luz que emitían era, al tiempo que rechazada por ellos, construida en un objeto de poder. La luz, misteriosa, desnudaba los secretos de los personajes y mostraba otro aspecto de su ser. La luz era vida, y, a la vez, destrucción.

"Piezas". Foto: Estefanía Lisi

«Piezas». Foto: Estefanía Lisi

Luego de luchar contra ella, un grupo la monopolizó y dominó hasta el punto de controlar cada uno de los movimientos de quienes estaban bajo su halo. Quien intentara escapar del círculo, sería castigado y devuelto a la masa. Quien intentara salir, volvería a entrar. Un juego de encastres entre cuerpos en búsqueda y evasión constante, en medio de luces y sombras.

Interesante fue conversar con Andrés Molina y Alba Virgilio, sus creadores, luego de la función. Según nos contaron, su inspiración para “Piezas” se basó en la selección aleatoria de algunos disparadores: equilibrio, desequilibrio, peso, contrapeso y espejo. ”La investigación del material fue improvisación, y desde afuera nosotros coordinamos un poco la organización del material”, explicó Andrés.

"Piezas". Foto: Estefanía Lisi.

«Piezas». Foto: Estefanía Lisi.

Sobre las diversas respuestas que han recibido respecto de esta obra cuya abstracción dispara una fructífera polisemia entre los asistentes, Alba indicó: “Las reacciones del público fueron diversas. Hay mucha gente la pensó por el lado de la clandestinidad. Muchos nos dijeron que interpretaron que nuestra obra era la representación de un golpe de estado, de una dictadura, o incluso de la tragedia de Cromañón”. Sin embargo, Andrés aclaró que no hubo intención ni una conceptualización concreta en su origen, sino más bien una dirección en relación a lo artístico: “No teníamos en principio ningún objetivo para transmitir al público, aunque sí decisiones en cuanto a la estética, como el hecho de usar linternas. Pero nuestro objetivo era, en realidad, que cada uno elija interpretar libremente la obra de la manera en que la sintiera” concluyó.

Pulsos

Luego de un breve y silencioso intervalo, comenzaron los pulsos del trabajo de Oscar Araiz [Ver entrevista en REVOL: “La danza es algo que tenemos para sobrevivir«]. La obra estuvo a cargo del Grupo de Danza de la UNSAM (Universidad Nacional de San Martín), que él creó y dirige desde 2010.

Con perfecto dominio del escenario y el profesionalismo que los caracteriza, los bailarines desarrollaron la fuerza de un malambo elaborado desde la fluidez de la danza contemporánea. Ataviados con una vestimenta monocromática en un tono bordó intenso y luminoso, con reminiscencias de bombacha de campo en los pantalones –a cargo este aspecto por la genial Renata Schussheim-, elaboraron los pulsos de la ópera “Nixon in China”, del compositor estadounidense John Adams (1947), con un imponente despliegue corporal de tintes folclóricos. La música, con sus intensidades altas y bajas, fue definiendo la orientación de los movimientos.

Con perfecto dominio del escenario y el profesionalismo que los caracteriza, los bailarines desplegaron la fuerza de un malambo elaborado desde la fluidez de la danza contemporánea. Foto: Estefanía Lisi.

Con perfecto dominio del escenario y el profesionalismo que los caracteriza, los bailarines desplegaron la fuerza de un malambo elaborado desde la fluidez de la danza contemporánea. Foto: Estefanía Lisi.

Los bailarines del Grupo hicieron justicia a su autoría colectiva sobre esta obra, que crearon y llevaron adelante en un trabajo de un año bajo la guía y coordinación del Maestro Araiz: verdaderamente se deslizaban sobre el escenario como si formaran parte de él, como si fueran los dueños del lugar. Asimismo, en esta obra se hizo evidente la gran formación técnica de todos los artistas en los distintos estilos de la danza: es sorprendente la solvencia con que satisficieron la versatilidad de esta obra tan multifacética.

"Pulsos": malambo al son de "Nixon in China" de John Adams. Foto: Estefanía Lisi

«Pulsos»: malambo al son de «Nixon in China» de John Adams. Foto: Estefanía Lisi

Coherente y energéticamente tan aguda como dosificada, la eficacia de la obra residió en el control de las intensidades. Con un importante uso del canon para un montaje más dinámico, los personajes realizaron solos y fragmentos grupales. Esto fue alternando los protagonismos: quienes se encontraban en ese momento en acción eran observados por el resto del Grupo. Este detalle transmitió una especie de empatía entre ellos, mientras los espectadores éramos envueltos, simultáneamente, por esta emotiva armonía.

Es al final del espectáculo que pudimos dar cuenta de los contrastes entre las dos obras: mientras “Piezas” se sostuvo sobre un escenario oscuro, en el que se construyó un ambiente frío, con cierto grado de padecimiento y una coreografía fundada en la fuga constante de los cuerpos, “Pulsos” fue una explosión colectiva energética de movimiento, coordinado y proyectado hacia afuera, acompañado con una iluminación cálida, también traducida en el color carmín de los trajes.

FICHA TÉCNICA

-> «Pulsos» – Grupo de Danza UNSAM Elenco 2013

Intérpretes: Romina Alaniz, Romina Castillo, Pamela Martinotti, Germán Farias, Rosalía Zanón, Rodrigo Calvete, Oscar Farias, Facundo Fleita y Juan Carlos Ojeda.

Dirección: Oscar Araiz. Asistente de coreografía: Juan Carlos Ojeda  

-> «Piezas» 

Dirección: Andrés Molina y Alba Virgilio. 

Intérpretes: Agustina Albanessi, Eva Harvez, Soledad Azzati, Jésica Saud, Romina Padoan, Mar Tosas, Natalia Serratto, Ana Ruiz, Florencia Moles, Florencia Cagnone, Florencia de la Fuente, Josefina Peres y Alba Virgilio.

CUÁNDO Y DÓNDE

Jueves 27 de junio, a las 21 horas

Jueves 4, 11, 18 y 25 de julio, a las 20 horas (Se presentará «Pulsos», con otra compañía invitada)

Sala Solidaridad – Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543 )

Entrada: $60 / Jubilados y estudiantes: $50