La Compañía de Danza del IUNA: un espacio de formación y trabaj

Por Estefanía Lisi La Compañía de Danza del IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte)  pertenece al Departamento de Artes del Movimiento y fue creada en 2002. Desde hace 9 años se encuentra bajo la dirección de la docente y coreógrafa Roxana Grinstein, quien sentó las bases del trabajo de los integrantes, que se renuevan cada dos […]

jueves, 12 de septiembre de 2013 |

Por Estefanía Lisi

La Compañía de Danza del IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte)  pertenece al Departamento de Artes del Movimiento y fue creada en 2002. Desde hace 9 años se encuentra bajo la dirección de la docente y coreógrafa Roxana Grinstein, quien sentó las bases del trabajo de los integrantes, que se renuevan cada dos años.

Esta beca, que funciona como un puente entre el mundo académico y el mundo laboral, permite a los alumnos de la carrera de Danzas acercarse al profesionalismo sin descuidar sus estudios. Los bailarines llevan a cabo un estricto entrenamiento, que los capacita para luego ingresar al medio artístico.

La carrera de «Composición Coreográfica con mención en Danza» tiene un importante enfoque en la Danza Contemporánea, además de brindar una sólida base de ballet a los estudiantes. Y de la misma manera, la Compañía del IUNA está orientada a la disciplina moderna, aunque sus bailarines reciben la formación de otras técnicas, como el clásico y el jazz. También trabajan con importantes coreógrafos que trabajan con ellos para montar sus obras.

Este sábado 14 de septiembre a las 20 se presentarán en el I Festival «Impulsos del Movimiento», de entrada libre y gratuita, organizado por la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad del Pilar, nacido con el objetivo de difundir la Danza Contemporánea en la localidad de Pilar y que, así, grupos independientes puedan mostrar sus obras y trabajos. La Compañía de Danza del IUNA se presentará para el cierre de dicho espectáculo. Bailarán «Perrosuelto», de Gustavo Lesgart, «Tres en un tiempo», de Roxana Grinstein, y «Catulli Carmina», de Carlos Trunsky. Será en el Centro Cultural Federal (Pedro Lagrave 281 y Chacabuco, Localidad de Pilar) (Ver más: I Festival «Impulsos del Movimiento»).

Con el objetivo de conocer más profundamente la metodología de trabajo de una de las compañías universitarias más importantes del ambiente, tuvimos una interesante conversación con su directora:

R: ¿Cómo se organizó la compañía en 2002? ¿La idea surgió del instituto o de los maestros?

RG: En ese momento, la decana tuvo la idea de formar una compañía y convocó a un grupo de profesionales para un proyecto macro: se reunió a una comisión, de la que yo, casualmente, formaba parte. Éramos varios, con Silvia Keler, Mónica Penchasky, Norma Binaghi y algunos más. Audicionamos, y el cargo lo ganó Diana Theocharidis.

Luego de unos dos años, yo asumí el puesto tras una nueva presentación. Para ese entonces, el “embrión” de compañía no estaba tan desarrollado, y se fue gestando con el tiempo. Yo armé una estrategia de frecuencia de ensayos en base a un entrenamiento diario de 4 horas, de lunes a sábados. También le brindé la característica de la programación, y con el transcurso del tiempo fui “afilando” toda la dinámica grupal y la relación de la compañía con la institución.

A partir de una evaluación, decidí que bajo mi gestión los integrantes del grupo fueran alumnos regulares y no egresados, para que la vinculación con la cotidianeidad de la universidad sea diaria. Después, también comenzamos a pensar en la cuestión académica, y entonces tuve la idea de que los entrenamientos de la compañía funcionaran como equivalencias de algunas materias dentro de la carrera, para que los chicos pudieran avanzar en la facultad, y al mismo tiempo dedicarse al equipo de trabajo.

Perdón, hablé de “chicos”, pero quise decir “bailarines”, con todas las letras.

Así que, luego de arreglarlo con la Secretaría Académica, logramos generar esta facilidad para los alumnos. La vinculación directa de la compañía con la universidad también sirvió para poder darle un color bien pedagógico al trabajo que hacemos con el grupo, que es tanto un entrenamiento como un eslabón hacia la profesionalización. Yo notaba que a muchos integrantes se les “repetían” las materias que ya hacían dentro de la carrera en los ensayos de la compañía, como ocurría con Contact Improvisación, cuyas clases las tomaban incluso con el mismo profesor. A partir de observar estos casos, se me ocurrió la idea de generar un enlace entre ambos ámbitos para el beneficio de los alumnos.

Ensayo de "Perrosuelto" de Gustavo Lesgart. Foto: Cintia Lucero.

Ensayo de «Perrosuelto» de Gustavo Lesgart. Foto: Cintia Lucero.

R: Claro, porque les toma mucho tiempo…

RG: Sí, exactamente. Pero yo creo que eso es lo que hace que la compañía sea lo que es: el nivel de entrena

miento que tienen, la frecuencia diaria y el orden. Estos factores de exigencia producen un desarrollo evolutivo en los bailarines. Cada dos o tres años se renuevan continuamente, pero las características y el nivel de la compañía se mantienen, porque la misma institución forma a estos bailarines, y por otro lado porque el entrenamiento que se les da en este ámbito es muy importante.

R: ¿Y dentro de este programa diario de 4 horas, en qué disciplinas se forman?

RG: Tienen danza clásica y danza contemporánea dos veces por semana, y con la misma carga algunas materias alternativas: los bailarines han pasado por Yoga, Jazz, Tango y Tai Chi, entre otros. Cuentan una formación muy integral. También vienen docentes de afuera del instituto a darles clases.

Ellos están muy estimulados, porque la mirada está puesta en que reciban mucha educación, y que este ámbito funcione como una beca de formación, con la que estén ampliamente capacitados cuando salgan al exterior.

"Mirar y escuchar", en la Casa Nacional del Bicentenario en 2012. Foto:  Julián Escardó.

«Mirar y escuchar», en la Casa Nacional del Bicentenario en 2012. Foto: Julián Escardó.

R: ¿Cómo funciona la renovación de los integrantes de la compañía?

RG: Se renuevan cada dos años, y tienen la posibilidad de extender su participación por un año más. La idea es que la mayor cantidad de gente pueda pasar por este programa, más que nada porque no es una compañía de índole laboral, sino más bien académica. Entonces, nosotros consideramos que a los dos o tres años ellos ya están lo suficientemente formados como para salir al medio.

R: ¿Se desarrolla como una especie de pasantía, entonces?

RG: Claro, es como una pasantía. Yo pienso que tiene que ver con la idea de acercar a los jóvenes al profesionalismo, por eso también la compañía para mí es un lugar de educación y de disciplina, fundamentalmente. De capacitación para enfrentarse al coreógrafo y de tener un cuerpo disponible para los diferentes pedidos, que no son siempre los que uno elige o prefiere. Uno a veces descubre que le gusta hacer cosas que nunca hubiera imaginado que le gustaría hacer. En algún lugar de nuestro ser, todos tenemos de todo para dar.

"Mirar y escuchar", en la Casa Nacional del Bicentenario. Foto: Julián Escardo

«Mirar y escuchar», en la Casa Nacional del Bicentenario. Foto: Julián Escardo

R: ¿La compañía del IUNA está orientada exclusivamente a la danza contemporánea?

RG: Dentro del instituto, existe el grupo experimental, que viene de la Expresión Corporal, y también hubo una compañía de Comedia Musical. La nuestra tiene que ver específicamente con la materia de danza contemporánea, porque es la disciplina con la que elegimos que se identificara.

R: ¿Qué metodología utilizan para seleccionar a nuevos aspirantes que quieran formar parte del grupo?

RG: Se llama a una audición, que se realiza cada dos años. Se presenta mucha gente: a la última concurrieron 160 personas, y siempre tiene una gran convocatoria. La audición se hace durante un día, y los aspirantes exponen en grupos. El requisito es que, como te dije, sean alumnos regulares de la carrera de danzas. El jurado está integrado por varios docentes de la institución, que eligen según su criterio a los estudiantes más idóneos.

Danza en los jardines de Villa Ocampo - V Encuentro de Compañías Universitarias de Danza Contemporánea, 2013. Foto: Cintia Lucero.

Danza en los jardines de Villa Ocampo – V Encuentro de Compañías Universitarias de Danza Contemporánea, 2013. Foto: Cintia Lucero.

R: ¿Y cómo han sido las experiencias en el mundo laboral de quienes pasaron por la compañía?

RG: La verdad es que la mayor parte de los chicos que pasaron por este ámbito se encuentran trabajando bastante en el medio. Muchos de ellos, que fueron compañeros de rutina, arman pequeños grupos de trabajo. Montan coreografías, como lo han hecho para el Festival del Centro Cultural Rojas durante el mes de junio. Además, algunos de los intérpretes o asistentes coreográficos dentro de la compañía ahora se desempeñan como coreógrafos. Su entrenamiento es realmente muy importante, y por eso para la institución vale mucho.