La salud de los bailarines adolescentes, un tema crucial para hacer carrera

La adolescencia es una época clave en la carrera de un bailarín. Si bien desafiante para toda persona, los jóvenes que deciden dedicarse a la danza profesionalmente enfrentan exigencias físicas y emocionales particulares.

lunes, 04 de septiembre de 2017 | Por Ludmila González Cerulli

Existe una comunidad de adolescentes que eligen la danza como carrera profesional. No son deportistas, pero la actividad física de los bailarines encarna el nivel de exigencia propio del alto rendimiento. Entrenar y ensayar son prácticas que para ambos grupos no son iguales y, por ese motivo, esta asociación puede resultar poco precisa. Las asimilaciones circulan incluso en los pasillos de hospitales y consultorios médicos. 

La vida del bailarín implica una gran entrega fundamentada en la pasión desde edades muy tempranas, lo cual requiere de altas dosis de dedicación y disciplina. Existe una vulnerabilidad mayor no sólo en cuanto a la exposición de sus cuerpos, sino también de su desarrollo psico-emocional dada la madurez que demanda su carrera desde muy jóvenes.

Por eso, como ya hemos tratado anteriormentees importante pensar la salud, tanto mental, emocional y física, de los bailarines como un ámbito específico.

Nutrición, preparación física, liderazgo frente a la frustración y contención del núcleo cercano– familia, amigos, maestros- son los cuatro ángulos fundamentales para pensar la salud de los bailarines. 

La salud psíquica

Según la psicoanalista y bailarina Graciela Conocente, se trata de una actividad que propone un descubrimiento diferente del propio cuerpo en el crecimiento, al tiempo que desafía algunos cánones sociales en cuanto a elección vocacional.

Es decir, por un lado, propone tomar el cuerpo como fundamento de la expresión, lo cual involucra una conciencia aumentada tanto del propio como del ajeno, lo cual conlleva también un registro diferencial de los profundos cambios que se producen en la adolescencia. Ello tiene su correlato en la importancia de su cuerpo -su herramienta fundamental de trabajo y expresión- para poder lograr sus objetivos profesionales, lo cual por momentos se convierte en un camino que no está exento de miedos e inseguridades para los jóvenes. Según explica la especialista, este particular momento de transición entre niñez y adultez implica un redescubrimiento del cuerpo propio, una reinterpretación del cuerpo del otro, de la interacción entre ambos y con el entorno, un proceso que no ahorra en complejidades. Por eso es importante “escuchar cómo se posiciona cada sujeto adolescente desde su subjetividad con lo particular que le ocurre”.

Además,  elegir «ser bailarín» implica un distinto arreglo en la relación con los pares y la familia, así como también un cuestionamiento de anclajes culturales muy arraigados en cuanto a “elecciones de carrera”. Se trata de una decisión vocacional no tradicional y, como tal, quienes se acercan al arte con una expectativa profesional a menudo enfrentan prejuicios sociales de todo tipo. Conocente explica: “La elección por el arte también podría tocarse con algunos decires sociales y culturales, como que el arte no es un trabajo o que del arte no se puede vivir; en ciertos casos la elección artística queda limitada por estas normas”. 

Al avanzar en la carrera, no es poco habitual que muchos bailarines traten de desempeñar un rol profesional en dos ámbitos: es decir, sumar a la danza, otra profesión. “No como algo excluyente, sino que logran desenvolverse en dos ámbitos entendidos como trabajos, con las mismas responsabilidades, exigencias y gratificaciones”, comenta la profesional. Ello, por supuesto, también genera un desgaste físico y emocional contraproducente para lograr una carrera saludable.

Para la especialista, un acompañamiento cercano de los adolescentes al dar sus primeros pasos es crucial por parte de sus familiares más cercanos y, si es necesario, de un profesional entendido en la disciplina.

La salud física

En la danza, las exigencias físicas pueden convertirse en problemáticas para los adolescentes si no hay una guía seria y constante que marque el ritmo de esta fase de transición saludablemente.

Por un lado, una nutrición responsable para llevar adelante las enormes demandas físicas de la carrera es uno de los aspectos fundamentales. Marcia Onzari, coordinadora del área de Nutrición del Equipo de Investigación en Danza (EIDAN), plantea que a veces puede darse la búsqueda de un peso fisiológicamente perjudicial a través de la cual “los bailarines no terminan de reconocer el impacto de la alimentación sobre el rendimiento físico y mental”.

La radiografía del plano nutricional revela que la baja ingesta repercute sobre el rendimiento físico e intelectual hasta extenderse en todos los procesos fisiológicos. El crecimiento y el desarrollo son afectados de manera negativa si no se cubren las necesidades nutricionales desde el inicio de la actividad a edades tempranas. Ante la presencia de trastornos alimentarios, Onzari explica que el grado de ese impacto dependerá de la antigüedad de la patología. La especialista hace hincapié al fenómeno conocido como “tríada de la mujer atleta”, frecuente entre las bailarinas adolescentes, esta noción abarca la escasa disponibilidad de energía, la falta de menstruación y menor densidad ósea.

“Sin duda que el bajo peso mejora el rendimiento de cualquier disciplina que requiera desplazarse o elevarse”, afirma Onzari. Pero el planteo es confeccionar estrategias válidas para obtener un peso viable para un bailarín, manteniendo la buena salud.

Tal es el testimonio de la actual directora del Ballet del Teatro Colón, Paloma Herrera, quien compartió con la audiencia durante la presentación de su libro Una intensa vida en la Feria del Libro 2017 acerca de sus hábitos alimenticios balanceados y aseguró que gracias a ello tuvo muy pocas lesiones: “No hay casualidad”, aseguró. “Me cuidé muchísimo y ayudó muchísimo no fumar, no tomar”, reveló Paloma.

Una alimentación adecuada se sustenta en la calidad de los alimentos, de las bebidas, el correcto momento de su consumo, la suficiente cantidad y variedad. “Todos los aspectos relacionados con la alimentación son igual de importantes según la particularidad de cada persona”, aclara Onzari.

Nutrición, lesiones y preparación física

La conexión entre la nutrición y la preparación física es directa, dado que la primera aporta los elementos necesarios para que los músculos lesionados empiecen a reconstituirse y retomar rápidamente su función. De lo contrario, son sentenciados a la condena perpetua de repetir el episodio.

Marcelo Ghioldi, especialista en medicina del deporte y director del proyecto EIDAN, detecta que es muy peligrosa la desinformación respecto de los beneficios de comer, prepararse y descansar de manera apropiada, además del esfuerzo que les significa respetar el período de reposo ante una lesión. Según Ghioldi, a los bailarines les cuesta más que a los deportistas entender que van a asumir un riesgo: “Para un bailarín es imposible escuchar ‘tres semanas de reposo’, a los dos días tienen que empezar a moverse”.

Como complemento clave, la hidratación juega su rol en la movilidad muscular y la elasticidad a través del líquido sinovial en las articulaciones. Ghioldi sostiene que es frecuente hallar más kilos de grasa que de músculo en los bailarines y lo atribuye a la reducción de las calorías: “Vos las ves delgadas, pero son delgadas, lamentablemente, porque en esta obsesión de parecerlo, el primer impulso es restringir carbohidratos a niveles muy bajos”. En esa ecuación hipocalórica, el cuerpo pierde reservas. Si no hay grasa disponible, el proveedor sustituto será el músculo y ocasionará un “autocanibalismo”. El músculo es determinante porque demanda energía y genera señales en el cuerpo para proteger la salud, por tanto, sin éste, el crecimiento se limita y no hay garantía de un futuro próspero en términos saludables.

Así también, “empiezan a hipotecar un poco su salud ósea”, expresó preocupado Ghioldi. Otro factor condicional en relación con los músculos. Si la masa de éstos es baja, el hueso supondrá que esa densidad es innecesaria y no la preparará. De este modo los bailarines quedan expuestos a fracturas, principalmente en costillas y vértebras donde carecen de fortaleza a diferencia de la zona del fémur. El deadline para revertir este hecho es hasta los 25 años. La situación de trasfondo significa un llamado de alerta al país: “Argentina tiene bajo nivel de preparación física en las escuelas, por eso vienen mal nutridos y mal preparados físicamente”.

Mejorar la salud

El desafío de los profesionales del ámbito de la salud es desterrar la acción de encasillar según estereotipos para pasar a trabajar con el adolescente desde la escucha y comprensión respecto a aquello que le sucede.

Desde Proyecto EIDAN se trabaja arduamente para que la medicina aplicada a la danza pueda convertirse en un área de especialización, y así los bailarines puedan contar con un equipo interdisciplinario que integre historia clínica, composición corporal y evaluación nutricional. Asimismo, consideran crucial fomentar la concientización para un mejor cuidado de su salud por parte de los mismos bailarines, por lo que organizan charlas para tratar la temática junto a la comunidad dancística argentina.

Para Ghioldi, el asesoramiento médico debe tener sus cimientos en las particularidades de cada persona en cuanto a horas de descanso, cantidad de clases por día, logística requerida para cumplir con la totalidad de las comidas. Y es necesario reunir esfuerzos en materia de prevención, detección precoz y educación desde la infancia.

Pero la contribución médica sólo será efectiva si se edifica una responsabilidad compartida entre los propios bailarines, los especialistas y sus maestros, familiares y amigos que actúen de guía. Para el médico, generar conciencia a los artistas acerca de las especificidades de esta profesión es un paso fundamental: “Muchachos, van a entrar en algo hermoso, que a muchos les gustaría poder expresar y van a tener que ser muy responsables de estar atentos de todas las demandas que van a haber”. Que el paciente realice sus consultas de manera voluntaria para generar cambios en su conducta sería un paso adelante. En general, solicitan turnos porque son mandados por sus maestros. Pero sí hay un avance en cuanto a la credibilidad en los profesionales y cierto pensamiento de los padres sobre la prevención. “Confíen en que hay toda una multidisciplina que los puede ayudar”, asegura el médico

El siguiente escalón es programar una fórmula eficiente. Para el médico, la conciencia de los jóvenes en cuanto a liderar una buena alimentación, mantener su rutina de preparación física, permitir y buscar la contención del círculo afectivo y de profesionales implica pensar sus carreras a largo plazo: “No eches a perder algo que vino con vos, tu psicomotricidad, tus ganas, tu pasión por bailar, por no hacer un pequeño esfuerzo en controlar tres cosas”.