Los niños, niños son (y los adultos también)

Por María José Rubín De pequeña solía considerar, y en esto no he cambiado de opinión, que a los adultos les cuesta mucho ponerse en el lugar de los niños. Me esforzaba por capturar instantáneas de cómo se sentía tener cinco, seis, siete años, para conservarlas en mi memoria por siempre. Cuando yo fuera adulta, […]

jueves, 18 de julio de 2013 |

Por María José Rubín

De pequeña solía considerar, y en esto no he cambiado de opinión, que a los adultos les cuesta mucho ponerse en el lugar de los niños. Me esforzaba por capturar instantáneas de cómo se sentía tener cinco, seis, siete años, para conservarlas en mi memoria por siempre. Cuando yo fuera adulta, no olvidaría esas sensaciones, las tendría muy presentes para poder comprender a los niños del mismo modo en que deseaba que me comprendieran entonces.

Desde luego, el proyecto fracasó estrepitosamente. Ya no tengo idea de cómo se sentía ser tan joven ni de cómo se veían los adultos desde aquella perspectiva. Qué lejos quedó la pequeña fanática del ballet que veía espectáculos en la tele y los disfrutaba sin tener idea de lo que era un fouette italiano o un pas de deux.

Y, sin embargo, no toda esperanza está perdida. Ballet para despertar al niño tuvo su estreno el pasado sábado 13 de julio en el Auditorio Astor Piazzolla del Centro Cultural Borges. Con dirección, coreografía, música original, luces y libro del multifacético Guido de Benedetti, esta obra nos introduce al mundo onírico de una joven (Carla Vincelli), más bella que durmiente, que a lo largo de la noche entra y sale de unos sueños poblados de personajes.

Carla Vincelli y Vahram Ambartsoumian, en una obra atrapante para grandes y niños. Foto: Prensa Centro Cultural Borges.

Carla Vincelli y Vahram Ambartsoumian, en una obra atrapante para grandes y niños. Foto: Prensa Centro Cultural Borges.

La acompañan una temida pero entrañable Pesadilla (Vahram Ambartsoumian) y un príncipe enamorado (Franco Cadelago); una Reina y un Rey de la Noche (Andrea Grassi y Alberto Alandia); y un colorido duende (Jorge Abel Alberto). Completan la comitiva hadas, ovejitas, cisnes y otras criaturas interpretadas por el elenco de la compañía GDBdanza, creada por Guido de Benedetti y compuesta por jóvenes promesas.

No es habitual ver en escena bailarines de esta talla y perder de vista la importante trayectoria que los precede. Pero este Ballet para despertar al niño obró su magia y nos hizo olvidar por un momento que teníamos en frente a tres primeros bailarines del Colón, para disfrutar, como verdaderos niños, de un espectáculo encantador.

Vahram Ambartsoumian, una pesadilla de lujo. Foto: Prensa Centro Cultural Borges.

Vahram Ambartsoumian, una pesadilla de lujo. Foto: Prensa Centro Cultural Borges.

Sin dejar de lado ni por un segundo la calidad técnica y artística, este ballet atrapa a grandes y chicos con el colorido de sus personajes y una música que combina motivos famosos de canciones infantiles con géneros diversos. Aquí y allá se pueden reconocer guiños al espectador: suenan la marcha Alla Turca de Mozart transmutada en cumbia y un Arrorró blusero; se aparece una Caperucita Roja y una vocecita joven y aguda del público exclama “¡Es el Lago de los Cisnes!” ni bien entran en escena las bailarinas de blanco, con tocados de pluma en la cabeza y agitando los brazos en esa forma inconfundible.

Lo anticipaba Guido De Benedetti en una entrevista con Revol a propósito de este Ballet para despertar al niño: “Es despertarnos a todos… despertar al niño al ballet y despertar al niño interior”, un doble propósito que se cumple con creces.

FICHA TÉCNICA

Ballet para despertar al niño
(ballet infantil y no tanto)
 Libro, música original y coreografía de su director  Guido De Benedetti
Funciones 
13, 14, 18, 19, 20,21,25,26 y 27 de julio – 10 y 11 de agosto

A las 17:30
Centro Cultural Borges (Viamonte 500  Buenos Aires)
Teléfono: (011) 5555-5450