Lucas Erni: “Quiero que sepan que soy argentino”

Por Melina Sólimo “Lo que me caracteriza es que a todos lados donde voy, trato de no tener miedo al que tengo enfrente y confiar en mí”, nos dijo este gran bailarín de tan sólo dieciocho años. Parece que su método le funcionó porque es dueño de una carrera y un futuro prometedor: llegó a […]

domingo, 09 de junio de 2013 |

Por Melina Sólimo

“Lo que me caracteriza es que a todos lados donde voy, trato de no tener miedo al que tengo enfrente y confiar en mí”, nos dijo este gran bailarín de tan sólo dieciocho años. Parece que su método le funcionó porque es dueño de una carrera y un futuro prometedor: llegó a la final del Grand Prix de Lausanne en Suiza, en el 2012, y allí fue becado para viajar este año a la escuela del Ballet de San Francisco, en Estados Unidos. Actualmente también estuvo ocupando el rol de Franz en la obra «Pinocho y Coppelia», en la producción de Leonardo Reale y el Ballet Metropolitano de Buenos Aires.

Lucas Erni, el “pollo” de la otrora gran bailarina y hoy maestra Raquel Rossetti, asegura: “Llegar a un lugar y mirar a los otros es perder, porque en el mundo hay bailarines increíbles, pero cada uno tiene que hacer su camino y creer en uno, porque si no, no vale la pena, no se disfruta y se pierde el arte”. Con palabras muy seguras y ciertas, Lucas le contó a REVOL sus más sinceros pensamientos y habló sobre sus expectativas, a un mes de su gran viaje.

R: ¿Cómo fueron tus inicios en la danza?

L: Yo soy de Santa Fé; allá no está tan difundida la danza clásica. Yo siempre quise bailar folklore; empecé a los nueve años y a los doce comencé a tomar clases de clásico. Al principio no me gustaba usar malla y todo lo que implica para un hombre eso… (Risas).

Pero luego se empezaron a abrir puertas, hice viajes con el Ballet Ensamble Fusión de UPCN, del que yo participaba, y empezó a ser común bailar clásico. Entonces necesitaba tomar clases porque todos los que bailábamos teníamos que hacer piruetas, doble tours… Después Raquel Rossetti me propuso venir al Teatro Colón para ingresar al Instituto y ahí ya me decidí que quería ser bailarín clásico.

R: ¿Cómo es tu relación con Raquel Rossetti? ¿Cuándo fue el primer encuentro?

L: A Raquel la conocí cuando llevó la obra de Don Quijote a la ciudad de Paraná. Me presenté a una audición de bailarines, fui medio de caradura, pero me presenté igual. Entré y bailé con ella; el primer roce fue ahí, en ese momento era sólo escuchar su sabiduría. Ahí ella me dijo que yo tenía condiciones para poder venir a Buenos Aires y bueno, en un mes rendí en el Colón e ingresé a quinto año como alumno regular (del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón), en el 2011.

Ella es mi maestra no sólo de danza, sino de la vida y de todo lo que te puedas imaginar. Yo viví solo en Buenos Aires desde los quince a los dieciocho años, no es muy fácil… Fue una experiencia muy linda poder clasificar en Córdoba gracias a ella, y después el viaje a Suiza, la verdad que fue muy emocionante.

Finallista en el prestigioso Prix de Lausanne, Lucas Erni es uno de los talentos argentinos con mayor proyección en el mundo. Para su Maestra, Raquel Rosetti, un orgullo. Foto: Gentileza Lucas Erni.

Finalista en el prestigioso Prix de Lausanne 2012, Lucas Erni es uno de los talentos argentinos con mayor proyección en el mundo. Para su Maestra, Raquel Rossetti, un orgullo. Foto: Gentileza Lucas Erni.

R: ¿Cómo viviste el camino hasta llegar al Grand Prix de Lausanne?

L: ¡Fue todo un desafío! Al principio algo muy soñado, que había que encarar con mucha disciplina y muy concentrado porque si no era perder el tiempo, que es lo que no quiere Raquel y en eso coincidimos. Ella me propuso ir y decidimos empezar a trabajar, estuvimos cuatro meses trabajando con clases particulares. Fuimos a Córdoba con la mejor de las energías, muy positivos, y se pudo lograr clasificar. Nos fuimos muy contentos porque se notó un gran cambio en mí y eso fue gracias a que hay una gran conexión entre ella y yo, la verdad que la quiero mucho porque me dio mucho y me sigue dando mucho.

R: ¿Qué sensaciones te dejó el viaje a Suiza? ¿Cómo fueron los segundos antes de subir al escenario?

L: La verdad que como todo viaje esperado pasó muy rápido. La primera ronda, como era sin público, fue más tranquila. Yo estaba seguro de lo que hacía, veníamos entrenando mucho y era el cuarto día. La ronda final fue diferente porque éramos veinte finalistas y la energía se había ido a las nubes. Ya sabíamos que ganábamos y éramos los veinte ganadores, rodeados de millones de felicitaciones.

Ese momento antes de entrar al escenario fue decisivo. Fue un momento de muchos nervios, no te puedo explicar de qué, porque bailando estaba bien, pero bueno, era mi primera vez en un concurso, no había subido mucho al escenario a bailar solo. Aparte era un variación, no fue fácil, pero lo disfrute un montón, fue una experiencia única.

En cinco días aprendí un montón, pude demostrar lo que sabía, habíamos trabajado mucho con Raquel, y que a ella la feliciten por el alumno que tenía me llenó de orgullo y seguramente a ella también.  Hubo maestros y escuelas muy importantes que me felicitaron y estaban muy conformes con cómo había bailado y en las clases. Fue un momento único y espero alguna vez vivirlo de nuevo.

R: ¿Qué expectativas tenés con el Ballet de San Francisco? ¿Cómo proyectaste tu futuro?

L: Me voy el 1º de julio, con una beca para un curso de verano y luego empieza en septiembre el año lectivo. Yo ingreso al octavo año de la carrera que es el último año. Mis expectativas son poder llegar, demostrar lo que sé, que les guste, que sepan que soy argentino y demostrar que tenemos algo que nos caracteriza, por eso hay un argentino en todos lados del mundo, en todas las disciplinas. Eso es único, que siempre hay un argentino o latinoamericano nos representa.

Es un año de beca, espero poder entrar a la compañía porque ellos tienen una compañía joven para entrenar y después poder pasar a la oficial. Quiero ser un bailarín del Ballet de San Francisco, por lo menos por un par de años, y poder seguir avanzando, bailando en todos lados y en todos los teatros del mundo.

Voy a seguir formándome como bailarín y como artista. Espero quedarme, y si no voy a seguir subiendo porque es lo que yo quiero y es el incentivo que cada día me mantiene positivo. Esta es una carrera muy psicológica, hay que saber sobrellevar el día a día del bailarín.

Es muy complicado, un día es bueno, uno malo, a veces las cosas salen y a veces no. Hay que lograr una estabilidad del estado de ánimo y poder dominar el espíritu, por eso es muy importante saber dominarse. Aunque no es fácil, se necesita una espiritualidad muy grande y una concentración. Por suerte, yo tengo a Raquel que me ayuda, me transmite mucha sabiduría y siento mucho su contención, todo el tiempo, en todos los aspectos y la verdad que no puede haber una mejor que ella.

Con las ideas muy claras, Lucas, de sólo 18 años, dice: "En loa adolescencia hay que activar". Foto: Gentileza Lucas Erni.

Con las ideas muy claras, Lucas, de sólo 18 años, dice: «En loa adolescencia hay que activar». Foto: Gentileza Lucas Erni.

R: ¿Te imaginaste alguna vez que a tu edad te iba a pasar todo esto?

L: No, la verdad que no, todo chico quiere jugar a la pelota y nunca pensé que a los dieciocho años iba a estar hablando de que me voy a bailar al exterior, con todas las puertas que te abre eso… la verdad que siempre quise, pero no pensé que me iba a pasar. Muchos quieren pero no lo logran, por eso la adolescencia es una etapa muy determinante en la vida de uno, porque si en la adolescencia no activás, después es muy difícil.

Por suerte mi familia estuvo en todo momento. Al principio para ellos fue muy difícil cuando me vine a Buenos Aires y ahora también. La verdad que gracias a mi familia y al sacrificio que ellos hacen llegué a donde estoy, porque la danza tiene un tema económico muy grande y mi familia no está en condiciones de hacer todos los gastos que se necesitan para ser bailarín. Pero hay mucha gente que me ayudó: mi provincia, la Municipalidad de Santo Tomé, Santa Fé, de donde yo soy… La verdad que mi familia ha sido un sostén muy grande para mí, sino no lo hubiese logrado.

R: ¿Cómo te ves en diez años?

L: Voy a seguir bailando, sé donde quiero estar y voy a hacer todo lo posible para llegar ahí. Yo quiero bailar en el Royal Opera House de Londres y en diez años me imagino ahí, ya formado como bailarín completamente, viniendo a la Argentina a demostrar lo que logré, que la gente disfrute de lo que es la danza. Voy a seguir para adelante, todo el tiempo, firme, está en una llegar o no. También quiero conocer otras cosas, en Estados Unidos y en Europa se trabaja mucho la danza contemporánea y el neoclásico, que eso te hace seguir avanzando un montón y no caer en una meseta como bailarín.

"Cada uno tiene su camino y tiene que creer en sí mismo", dice Lucas, con una madurez y una dulzura impecables. Foto: Gentileza Lucas Erni.

«Cada uno tiene su camino y tiene que creer en sí mismo», dice Lucas, con una madurez y una dulzura impecables. Foto: Gentileza Lucas Erni.

R: ¿Qué consejos les darías a los jóvenes que quieren llegar alto en su carrera?

L: Es fácil de decir pero no de hacer: tienen que proponerse si en verdad quieren ser bailarines. Mirarse al espejo y preguntarse si eso es lo que quieren, si quieren ser bailarines, artistas. Si en este momento tienen quince o dieciséis años tienen que dejar todo. Suena duro pero es así, hay que dejar la joda, hay que estudiar, este es el momento para ser una esponja y escuchar todo lo que te dicen, estar concentrado. Yo no digo no tener una vida aparte de la danza, pero marcarse objetivos y estar concentrado, respetar las clases, nada de novia, ni salir de noche, acostarse temprano y alimentarse muy bien. Trabajar mucho y trabajar a conciencia, eso es lo principal para llegar a ser bailarines, se puede lograr.

Así, con una palabra tímida pero convincente, este gigante chiquito de dieciocho años nos deja su lema para llegar muy alto: trabajo y seguridad. Es que el destino quiso que se cruce con su adorada maestra Raquel Rossetti y gracias a ella, como dice él, pudo descubrir su vocación.

Es un orgullo que sea argentino y que nos represente por el mundo siendo tan joven. Ojalá muchos de los jóvenes talentos puedan seguir sus consejos para que la danza siga creciendo y cruzando fronteras. Por lo pronto sólo podemos desearle a nuestro Lucas lo mejor del mundo, por el mundo.