Luciana Barrirero: una estrella naciente

Por María José Lavandera Luciana es una chica vivaz y con una personalidad arrolladora. Fue la protagonista de Alejandro Cervera en su reposición para el ballet “Alicia en el País de las Maravillas” del Teatro Colón en las recientes vacaciones de invierno, que gozó de localidades agotadas. Y para Luciana, que es miembro de la […]

martes, 27 de agosto de 2013 |

Por María José Lavandera

Luciana es una chica vivaz y con una personalidad arrolladora. Fue la protagonista de Alejandro Cervera en su reposición para el ballet “Alicia en el País de las Maravillas” del Teatro Colón en las recientes vacaciones de invierno, que gozó de localidades agotadas. Y para Luciana, que es miembro de la compañía, continúan los desafíos: fue la elegida para bailar junto a Sergei Polunin en la 3° Gala.

“Cada vez que te parás en el escenario, si tenés la suerte de tener un proyecto a futuro, pensás en prepararte también para lo que viene. Cuando yo hice ‘Alicia…’, ya sabía que venía Sergei y que iba a bailar en la Gala, que es importantísima: todo el mundo está esperando a ver qué bailarines vienen, qué van a bailar…  Sabía lo que se me venía, entonces aproveché la oportunidad del protagónico de ‘Alicia…’ para estar preparada psicológicamente para estar parada ahí en el escenario”, nos contó Luciana.

Los integrantes del elenco, en la sala del Teatro Colón. Foto: Marilina Caló.

Los integrantes del elenco, en la sala del Teatro Colón, con Luciana Barrirero como «Alicia». Foto: Máximo Parpagnoli.

Y lograr ser la partenaire del pretendido Polunin no fue tarea sencilla: “Fue enviar muchos videos, fotos, curriculums para que los managers de Sergei vieran mis antecedentes y recién después toda esa información llegó a él. Él dijo que yo le gustaba, así que seguimos para adelante. La verdad que es extremadamente humilde, eso habla muy bien de él”.

Juntos bailarán el Pas de Deux de “Diana y Acteón”, un ballet coreografiado en 1886 por Marius Petipa con música de Riccardo Drigo, dentro de un ballet llamado “Esmeralda”, creado por Jules Perrot en 1844. Como caracteriza a este coreógrafo, la pieza se destaca por la importancia de la destreza técnica. Existen dos versiones: una rusa, arreglada por Agrippina Vaganova en 1931, y la cubana, de Alicia Alonso. Es así que Luciana relató las dudas que surgieron a partir de la definición de este repertorio: “A la distancia había muchas dudas artísticas que yo tenía, respecto de los pasos que hay que realizar en la pieza. La versión que se baila acá en Argentina es de la Escuela Cubana. Y a Martín [Boschet, el productor] le dijeron que Sergei venía con la usual versión rusa. En ese momento fue empezar a investigar, a preguntar quién sabía esa versión acá para que ayudara. Empecé a buscar en Youtube videos de rusos bailando la obra. Ahí me enteré, por ejemplo, que se baila con un arquito en la mano. Acá no es así. En nuestra versión, no te das cuenta de que ella es una diosa y no se evidencia toda la parte mitológica griega, sino que se trata de un dúo de mucho virtuosismo técnico. En cambio, para los rusos tiene un peso escénico grande”.

¿Cómo lo preparó? “Aproveché que mi novio tiene una altura similar [N. de la R.: es el bailarín del Teatro Colón Gerardo Wyss] y él me ayudó, porque las cosas que bailás con el chico, son a través del arquito que hay que sostener todo el tiempo en la mano. Mirábamos videos y ensayábamos y ensayábamos. Nos quedábamos después de hora en el Colón, aprovechando los huecos que dejaban entre los ensayos del ballet y del instituto”.

Para ella, bailar con Sergei es un hermoso desafío, aunque, con gran madurez, aseguró que para ella es una oportunidad artística, sin fanatismos de por medio: “Admiro de Sergei lo relajado que se toma la vida en el ballet y eso que se la pasa bailando y viajando por todo el mundo. Yo considero que si fuera fan absoluta, no podría bailar con él. Admiro distintas cosas de distintos bailarines”.