Maricel De Mitri, nueva directora del Ballet Argentino de La Plata: “Pienso como bailarina y desde ese lugar también me planto para la dirección”

La bailarina estrena hoy «Giselle» como flamante directora del ballet del Teatro Argentino de La Plata, luego de un trabajo de meses junto a su equipo con la compañía, integrado por el coreógrafo Carlos Trunsky, el primer bailarín Alejandro Parente y la maestra Silvina Mazzuca.

viernes, 01 de abril de 2016 | Por Maria José Lavandera

En un gran sentido, esta nota no es una nota. Más bien, es casi un brindis. Felizmente llega ya el estreno de la temporada de ballet 2016 del Teatro Argentino de La Plata.

Luego de un 2015 inconcluso producto de un atroz vaciamiento financiero, una serie de cruces sindicales y desatenciones de parte de las autoridades, no puede ser menos que un enorme festejo por el logro que implica. Además, a comienzos de marzo, se anunciaron oficialmente obras por 490 millones de pesos, en un plan de recuperación infraestructural de dos años, que pretende ser el fundamento para renovar y mejorar la afluencia de público y de programación en este magnífico centro de artes.

Hoy, 1° de abril, llega “Giselle” al escenario del Argentino y hace su entrada triunfal de la mano de un nuevo equipo de dirección para la compañía, cuya cabeza es nada menos que la bailarina Maricel De Mitri, quien es una de las grandes figuras del ballet estable del Teatro Colón y ha construido una trayectoria impecable como artista en nuestro país. Estará acompañada por el coreógrafo Carlos Trunsky, Alejandro Parente -figura en la compañía del Teatro Colón- y la maestra Silvina Mazzucca, otrora bailarina del ballet del Argentino y hoy una de las maestras más destacadas de la escena platense, a quien Maricel describe especialmente como “un apoyo enorme, tanto por su calidad profesional, como por su claridad y conocimiento de esta compañía, de este teatro”.

La noticia de que este equipo se pondría a cargo del ballet fue inesperada, aunque recibida con optimismo generalizado. Y fue así también para Maricel, que durante los últimos dos años estuvo focalizada en recuperarse de una fuerte lesión y en el armado y dictado de los talleres de Ballet de la Casa de la Cultura de la Villa 21, en Barracas, para los niños y niñas de la zona, junto a su amiga y ex bailarina Analía Domizzi, realizando una tarea artística de impacto social y cultural sin precedentes.

Así lo cuenta ella: “Fue algo que llegó completamente imprevisto y sorprendiéndome, durante los últimos días de noviembre y comienzos de diciembre, cuando Martín Bauer [actual director del Teatro Argentino] se comunica con Carlos Trunsky. Él estaba armando su proyecto para presentar en el Argentino y recurre a Carlos, con quien en distintas oportunidades había trabajado y lo conoce bien desde su lugar de creador en el Argentino y confía en él. También conoce su experiencia como bailarín en una compañía similar, como es la del Colón, así que fue a él que recurrió para escuchar una propuesta para esa compañía. Carlos inmediatamente se comunica conmigo, lo comparte para que veamos cuáles eran las posibilidades de armar algo entre los dos. Yo sumo a esa reflexión a Alejandro Parente y juntos empezamos a analizar ideas que surgían producto de la larga experiencia que tenemos siendo parte de la compañía del Teatro Colón. Aparte de compartir la carrera, yo me he relacionado con Carlos más en su faceta de creador. He sido de sus primeras musas al comienzo de su carrera como coreógrafo y lo he acompañado como amiga, cerca de todas sus creaciones. Con Ale, a través de nuestro sinfín de viajes en escenarios y obras, que nos han hecho crecer juntos, y más allá de este trabajo compartido, hemos sido siempre muy analíticos y reflexivos del ser bailarín en nuestro país, en estos teatros, y de las contra-marchas, dificultades y maravillas que tiene pertenecer a teatros como estos. Así que juntos empezamos a ver cuál era un camino posible para una compañía que venía de esos momentos muy duros en que se dificulta una continuidad y una regularidad de presentaciones, de trabajo y un Estado que aniquila toda posibilidad creativa y de vida artística como se supone debiera tener un bailarín que se forma desde niño y luego logra pertenecer a una compañía, a través de lo cual el ser bailarín pasa a ser además de su forma de vida, su medio de vida. Cuando eso está truncado, es muy duro. De nuestras reflexiones, encontramos que el formato de este proyecto me ponía a mí como directora. Alejandro, aún por seguir comprometido con el trabajo en el Colón, participará con un cargo de asesor, ya que tiene su responsabilidad primaria todavía allí, pero así podrá estar cerca de las decisiones y, en la medida que sus tiempos y su disponibilidad lo permitan, incluso trabajar con los bailarines como maestro y ensayista, como resultó ahora para este primer título de la temporada [‘Giselle’]. Carlos participará como coreógrafo residente, alguien que más allá de poder pensar a la compañía como creador y poder ir poniendo cada año una obra especialmente pensada para ellos, también se especializará en pensar experiencias creativas en manos de otros creadores. Su mirada nos ayuda a delinear, a reflexionar sobre los distintos caminos que la compañía puede tener, mirándola hacia futuro en su programación. Nosotros tenemos una frase que nos guía: queremos dar lugar a la innovación, sin descuidar la tradición. Sabiendo que, como pocas compañías en el mundo puede hacerlo y en un teatro de estas características, mantener vivo el repertorio clásico es una consigna, pero otra también es apuntar a la ductilidad de los bailarines, a ampliar sus posibilidades, su lenguaje, su repertorio, tanto con creaciones para ellos, como con el repertorio internacional más atractivo que podamos acercarles. Nos interesa poder prepararlos para que se conviertan en artistas dúctiles, dispuestos a un trabajo de un universo más amplio”, cuenta Maricel, respecto de su nuevo desafío.

Maricel, ensaya junto a Melisa Heredia y Paulo Osorio Marcilio, una de las parejas a encarnar a Giselle y a Albrecht. Foto: Guillermo Genitti.

Maricel, ensaya junto a Melisa Heredia y Paulo Osorio Marcilio, una de las parejas a encarnar a Giselle y a Albrecht. Foto: Guillermo Genitti.

No obstante, para ella no es nuevo enfrentarse a los desafíos del ballet del Teatro Argentino. Allí vivió los primeros pasos en su carrera como bailarina a fines de los años ’80, cuando la directora era Esmeralda Agoglia: “La he vivido, porque es en esta compañía donde yo viví mis primeros años profesionales, en tiempos durísimos en que aún no se tenía esta sala, luego de la pérdida por el incendio [N. de la R.: en 1977] y la demolición del teatro. Se trabajaba en el Teatro del Lago, con condiciones muy precarias y complicadísimas. Viví la adquisición del cine-teatro Rocha, que permitió volver a presentar producciones más grandes, y tener un escenario más apto. De alguna manera siento que es una compañía marcada por el recomenzar, por el volver a salir adelante muchas veces, pero yo he mencionado en alguna oportunidad que siento que eso también la hace fuerte. Me gustaría apuntar a lograr correrse un poco de ese estigma y poder hablar de la evolución y el crecimiento de la compañía”.

Y la actualidad aún no deja de plantearse compleja. El ballet del Teatro Argentino no baila desde octubre de 2015, cuando tuvieron cinco funciones de “El Lago de los Cisnes” (y una el 1° de noviembre). Sólo hubo tres producciones en todo el año: además del famoso “Lago”, “La Cenicienta”, de Nebrada, y “Don Quijote”, de Petipa. En septiembre, se suspendió sin preámbulo el espectáculo “Interfase”, un programa mixto que incluiría “Estrofas al viento”, de Ricardo Alfonso, “Suite de Angeles”, de Omar Saravia y la participación de Daniel Proietto, en su famosa obra “Sinnerman”, de Alan Lucien Oyen. El gran -y esperado- regreso llega entonces con un título querido por los amantes del ballet, “Giselle”, en la versión coreográfica original de Jules Perrot y Jean Coralli, una obra que para la propia Maricel fue insignia en su carrera. “Respecto a la situación de cómo encontramos a la compañía, nos pusimos en conocimiento de las situaciones complicadas que se habían vivido el año pasado y de todo eso, fui muy clara y muy concreta en mi diálogo con la dirección. Como base de todo objetivo que se pudiera poner para la compañía respecto del armado de un proyecto artístico, no se podía comenzar a hablar, si no estaban garantizadas las condiciones básicas, elementales que tiene que tener una compañía para poder funcionar. Esto significa: las funciones programadas y con certeza de cumplimiento, y las herramientas de trabajo, que en los bailarines son sus zapatillas de baile. Eso es algo en lo que fuimos muy claros, porque yo encuentro que es muy absurdo enfrentar situaciones complejas con esos temas, no se puede llegar a un enfrentamiento respecto de esto, porque se supone que es algo básico y que tiene que estar por delante de cualquier proyecto artístico. De todas formas, me encuentro con que no es un momento simple para llevar adelante, por más que haya sido entendido de esta manera, por estas cuestiones que vive nuestro país de transiciones y de estar siempre comenzando. Esto hace que algunos trámites y cuestiones respecto del sistema de organización, de funcionamiento, de adquisición de ese material, no sea tan simple. Por ahora espero sea un tema del que no se tenga que hablar”, aclara la flamante directora.

La compañía estrena hoy "Giselle". Foto: Guillermo Genitti.

La compañía estrena hoy «Giselle». Foto: Guillermo Genitti.

Maricel es, ante todo, bailarina. Más que eso, una de las artistas más sólidas que ha dado el primer Coliseo argentino. Sólo por comentar una anécdota, recuerdo aún un momento muy especial de mi trayectoria con Revol que la tiene por protagonista: luego de varios años de no poder asistir a las funciones del ballet del Teatro Colón, lo hice de nuevo para una de “Oneguin”, de John Cranko, que la tenía en la piel de Tatiana y a Alejandro Parente, como el maltrecho conquistador, a fines de 2012. Lo cierto es que tengo aún nítidas escenas completas que puedo recapitular en mi mente, por la impresión que me causó su interpretación.

Julieta Paul y Miguel Angel Klug abrirán la temporada. Foto: Guillermo Genitti.

Julieta Paul y Miguel Angel Klug abrirán la temporada. Foto: Guillermo Genitti.

Este nuevo rol como directora, entonces, la convoca desde esa intensa experiencia como artista y conocedora profunda de los yeites de la carrera y las aristas artísticas, administrativas y organizativas necesarias para que los miembros de la compañía se desarrollen con calidad y tranquilidad: “Pienso como bailarina y desde ese lugar también me planto para la dirección, sin olvidarme de esa perspectiva: qué es lo que muy simplemente puede estar esperando un bailarín, qué es lo que necesita. Lamentablemente, en un punto aún sólo puedo señalar lo imprescindible, lo básico, lo necesario, lo interesante para una compañía a largo plazo, pero lamentablemente hoy por las condiciones en que estamos, no puedo garantizarlo del todo, porque no sé quién lo dispone, lo maneja… Sí puedo ocuparme de garantizar lo que tiene que ver con el día a día de los bailarines. Y eso tiene que ver con el equipo que podía formar de trabajo, y el cómo generarles que la cotidianeidad comience con lo que los bailarines necesitamos para sentirnos bien: la clase diaria, el entrenamiento de calidad, cuidado, sano, con ensayos trabajados con profesionalismo, con ensayistas, maestros que pudieran conducir el trabajo con claridad, con una buena guía artística. Que los bailarines sientan que cada día de trabajo, aunque algunas cosas se dificulten, hay una búsqueda viva y que el ambiente, el clima de trabajo esté invadido por lo artístico. Para ofrecer eso, me sentía muy segura, porque sabía que podíamos contar con Martín Miranda como maestro, con Alejandro, y los distintos maestros que pensamos en adelante es toda gente que sé que puede dar ese aporte a la compañía. Y como el primer día, cuando nos encontramos con ellos, esa fue mi propuesta: ocuparme seria y responsablemente de que estuvieran cubiertas las necesidades básicas y garantizarles este trabajo cuidado, profesional, artístico. Sentí en seguida que los bailarines querían creer, podían esperanzarse y sumarse a eso, y se dispusieron desde el primer día a un trabajo que estoy convencida que se les dio y se encontró en ese montaje de ‘Giselle’, llevado a cabo por Martin Miranda. Podían estar seguros de que había un estudio sólido, un conocimiento de cada cosa que se decía sobre la obra, su musicalidad o los distintos momentos de los personajes, las situaciones. Entonces el bailarín se entrega a eso, porque nosotros los bailarines somos no sólo a través de las funciones, sino de lo que vivimos cada día”, completa Maricel.

Explica que este año, el repertorio se centrará en la puesta de los clásicos, algo que se fundamenta en la necesidad de afianzar a la compañía, también en un contexto de re-organización y en las enormes posibilidades técnicas del teatro: “En cuanto a la idea de repertorio, si bien de lo que se da para este año, no reniego porque es el repertorio que creemos que esta compañía debe y puede mantener vivo; nos interesa mucho que podamos recuperar la más alta calidad en ese repertorio clásico y nos interesa también trabajar mucho lo escénico, lo teatral que estas obras tienen, cuidar sus producciones, porque además sabemos que estamos en un teatro en que podemos hacerlo. Contamos con una producción propia maravillosa, como está sucediendo ahora, con ‘Giselle’. Ver la producción que se ha logrado, recuperada, de Juan Carlos Greco y ver los talleres completamente funcionando, su carpintería, escenografía, vestuario, zapatería, peluquería, me parece algo mágico. Sin embargo, además nos interesa abordar otro repertorio, otros lenguajes. Este año la situación de transición y de temporada más acortada, y un problema de compaginación de fechas, nos obliga a este repertorio. Tuvimos que pasar un título que habíamos ya conseguido: habíamos hablado con Marcia Haydée para poner su ‘Carmen’ esta temporada, pero por estos cambios de fecha hubo que dejarlo para abrir la temporada 2017. Nos hicieron quedarnos en una programación más clásica y conocida por la compañía, con títulos más tradicionales como ‘Giselle’, ‘Don Quijote’, y un tríptico. Lo bueno es que sabemos que tenemos todo el apoyo de la dirección para ir pensando un 2017 con más originalidades y si es posible, un mejor 2018. Desde que entramos, propusimos que nos interesaba que llegaran producciones de otros lugares, coreógrafos, obras que aquí nunca se han hecho por esta compañía. A medida que me voy encontrando con una realidad del funcionamiento del teatro, sé que tengo que tratar de trabajar en tener certezas en este andar que nos permita comprometernos realmente con fundaciones, coreógrafos, creaciones complejas que requieren de compromisos serios, de tiempos, de horarios de trabajo. Ojalá consigamos en el futuro se pueda modificar el horario de trabajo de esta compañía, que yo creo que ha quedado un poco limitado, anclado a otros tiempos en que no tenían esta sala funcionando y que se acotaban las posibilidades de programación para la compañía. Pero yo creo que hoy día, con este teatro maravilloso, y la compañía hermosa que el Argentino tiene en este momento, es posible alcanzar otros objetivos. Porque esa es otra cosa que encontré, una compañía muy llena de vida y de ganas, de gente hermosa, con altísimas posibilidades, con un potencial artístico y técnico muy grande, lo cual permite pensar programaciones más interesantes. Para lograrlo tendríamos que tener una franja horaria más amplia, algo que llevará su tiempo modificar. Modificar este tipo de estructura no es fácil en estos teatros, pero creo que sí es una necesidad para una compañía así”, agrega.

Se preparan los cuerpos para el estreno de hoy. Foto: Guillermo Genitti.

Se preparan los cuerpos para el estreno de hoy. Foto: Guillermo Genitti.

Junto a esta enorme empresa que hoy tendrá su primera muestra en escenario con ‘Giselle’, Maricel continúa con su taller en la Casa de la Cultura de la Villa 21 de Barracas, una experiencia que le llena el alma especialmente: “Por el momento no me imagino separándome de este proyecto. He logrado acomodar mis tiempos y mis horarios allí para poder continuar. Hemos sumado un nuevo curso, así que tenemos tres cursos funcionando y más de 50 alumnos. Continuo con Analía Domizzi y sumamos a Graciela Blanco, otra colega compañera del Teatro Colón y de toda mi carrera”, finaliza, con un dejo de sano orgullo.

 Merde, merde, merde.

Flyer Giselle