Marina Sarmiento, coreógrafa de «Eir»: «la danza debe volver a ser un valor socio-cultural»

«EIR trae de nuevo a la luz eso que parece perderse, yace escondido o en el olvido». Una indagación acerca del vínculo entre el pasado y el presente, a través de la figura de la mítica Iris Scaccheri.

lunes, 02 de septiembre de 2013 | Por Maria José Lavandera
Luego de su estreno en el Centro de Experimentación y Creación del Teatro Argentino de La Plata en 2012, llega a la Ciudad de Buenos Aires, y por únicas 4 funciones, «Eir», el espectáculo de la coreógrafa Marina Sarmiento, creado a partir de la figura y el trabajo de la reconocida artista platense Iris Scaccheri. Este imperdible estreno será hoy, jueves 5 de Septiembre a las 21, para abrir el Ciclo de danza “El Cultural Baila” del Centro Cultural San Martín (Ver «El Cultural Baila»: Cronograma del ciclo)
El lema del proyecto versa:
«En todo ritual hay un anhelo por transformarse o convertirse en otra cosa. EIR trae de nuevo a la luz eso que parece perderse, yace escondido o en el olvido. En ese afán por ser otra cosa se revela una utopía por traer al presente una ausencia y preguntarnos por las huellas que dejaron figuras como Iris Scaccheri».
Iris Saccheri, de gran trascendencia en nuestro país y a nivel internacional en las décadas del 60´ y 70´, se formó en el Teatro Argentino y llegó a trabajar con figuras de la danza como Dore Hoyer, discípula de Mary Wigman. Debutó en el Instituto Di Tella y recorrió Europa, donde su trabajo obtuvo gran éxito. Ha recibido importantes premios e inspirado a artistas plásticos de la talla de Antonio Berni, Nicolás García Uriburu, entre otros. También fue esculpida por Antonio Pujia, fotografiada por Sara Facio y por Susana Thénon. Iris Scaccheri fue un fenómeno poco común en la danza, generaba aluvión de aplausos, emoción y reconocimiento. Inundaba las salas donde presentaba sus obras, en su mayoría solos.
Para la investigación que fundó la realización de la obra, se utilizaron documentos y registros, como entrevistas a colegas y artistas vinculados a ella, las notas de prensa, los escasos videos de sus obras, el libro de fotografía de Susana Thenón y el primer libro publicado por Iris Scacheri (2011).
Conversamos con Marina Sarmiento, directora de la obra, y Lucía Savloff, la bailarina que le pone el cuerpo:
R: ¿Cómo fue y cuánto duró la elaboración de este proyecto?
– Lucía: El trabajo de investigación comenzó en noviembre de 2011. Entre idas y vueltas, está por cumplir dos años.
– Marina: La propuesta del Tacec fue fines del 2011 para estrenar la obra en marzo del 2012 abriendo el ciclo La Plata Arde. Eso fue el puntapié inicial pero lo cierto que posteriormente a las funciones seguimos procesando, investigando y ensayando; aunque recién ahora podemos estrenar en esta nueva versión y en Buenos Aires. El proceso de investigación parece no tener fin, sin embargo, creemos que es necesario compartir con el público parte de nuestro proceso, pues en una obra no se acaba el proceso.
R: ¿Qué es lo que más les ha impactado en el trabajo de la figura de Iris Scaccheri? ¿Cómo juega la admiración en esta indagación escénica?
– Lucía: Lo más impactante de Iris, de su danza, es cómo ha impactado en aquellos que la vieron bailar en vivo. El recuerdo de esa experiencia se mantiene vivo en esas personas, que respiraron y vivieron con ella sus danzas. Muchos se sintieron tan inspirados que decidieron dedicarse a bailar. Ese amor por la danza que ella generó en la gente es su más importante legado.
– Marina: Al principio honestamente tuve ciertos prejuicios porque no la conocía, creí que podría ser una bailarina llena de clichés, pero luego indagando empecé a tener cada vez más interés en su figura, en su obra, en su recorrido como artista solista y mujer. Empecé a sentir admiración por el estado en el que realizaba sus obras, sumamente concentrada y delirante. Esas dos cualidades son fundamentales en un artista de la escena, por lo menos para mi. Era precisa pero también hacia lo qué quería, una combinación entre destreza y locura bien interesante. Iris era tomada por una fuerza interna, por algo qué la movía, no era la forma, aunque en términos formales era clarísima con su propuesta. A medida que pasa el tiempo mi admiración y respeto es mayor, no para tenerla en un pedestal sino que hago consciente que hay muchos bailarines que buscan toda la vida que el movimiento sea un acto de presencia plena e Iris lo lograba, por eso generaba esa fascinación en el público. Es así que muchos bailarines comenzaron a bailar luego de verla a ella.
R: ¿Qué impresiones, sensaciones, conclusiones han sacado de la recuperación de ese pasado tan elíptico en la historia de la danza, en términos de este olvido que mencionan?
– Lucía: El diálogo con el pasado es fundamental para poder crear, no estamos solos. Cientos antes que nosotros crearon, y es con ellos con quienes debemos dialogar, aprender. La danza como lenguaje está atravesada por su ser efímero, su historia es endeble, se escribe por impresiones, sutiles, por recuerdos que se guardan en el cuerpo. Y hay mucho por escribir, por contar. Es responsabilidad también de los artistas construirse su propia historia, por acción diferida. Retomar aquello que nos ha permitido estar hoy aquí. Conocer para poder valorar.
– Marina: Más que conclusiones fueron preguntas, por un lado, sobre el retrato, cómo es retratar a alguien que no conozco, ni vi,  y, por el otro, cómo tomar las fuentes secundarias que representan una historia posible. Ahí aparece el legado, lo icónico, los mitos. ¡Dos aspectos bien interesantes! Y en esa intención de preguntarnos por una artista creadora y una huella en la danza como arte, nos encontramos con nuestro presente donde no hay estructuras que romper, sino más bien como dialogar con el pasado, incluso irruptivo, vanguardista. Esto trasciende la cuestión artística, es un tema social también y por ello lo considero tan importante. A veces se crea con cierta ingenuidad o desconocimiento, hay una historia, aunque sea representada, relatada, alejada, aunque este lejos y sea ficcional, es el modo cómo nosotros nos paramos, observamos, construimos y reconstruimos. Esa es la cuestión, no es un pasado sedimentado, sino dinámico y los legados a veces se transforman en clichés o formas vacías incuestionadas. Creo que lo interesante de ser consciente y tener la mirada en la revisión, es el  vínculo contemporáneo con nuestro arte y con ello con las huellas que nos antecedieron.
Foto: Sebastián Arpesella.

Foto: Sebastián Arpesella.

R: ¿En qué momento estamos hoy en nuestra experiencia en danza contemporánea? ¿Qué potencias y debilidades existen en esta escasa historicidad de la escena de la danza local?
– Lucía: Yo creo que es un momento de mucha creatividad, en el que la danza se está empoderando para legitimar su espacio de existencia.
– Marina: Creo que hay mucho movimiento. Hay creadores con mucha experiencia, creadores nuevos, deseo por crecer, por producir más seriamente danza contemporánea desde un punto de vista experimental. Eso es muy potente. La debilidad es que estamos muy fragmentados, y a veces nos cuesta dialogar o encontrarnos por diferencias estéticas o estilísticas en pos de reclamar por políticas culturales claves para el desarrollo de la profesión en varios sectores no sólo el artístico. Útimamente está comenzando una acción conjunta independiente que me da esperanza, a través de la que podemos dar cuenta de esto y hacernos sujetos de derecho. La experiencia de Brasil nos ha servido mucho para poder inquietarnos e incomodarnos por la precariedad que sostenemos para realizar. Con precariedad no me refiero a recursos económicos solamente sino también formativos, docentes, investigativos, de salud, etc. La danza debería ser un valor socio-cultural.
R: ¿Qué expectativas se gestan hoy en nuestra escena?
– Lucía: Expectativas, las que genera una nueva generación de creadores que está haciendo su propio camino y preguntándose mucho cuál es el lugar de la danza como arte. Haciéndole preguntas al lenguaje, investigando el cuerpo y su capacidad de creación de imágenes. La danza como lenguaje corpóreo, que todavía precisa de la copresencia, del estar juntos, del vivir ese aquí y ahora irrepetible.
– MarinaCreo que hay prepotencia de trabajo. Los bailarines, coreografos, perfomers, docentes, investigadores, críticos no dejan de proponer en diferentes contextos. Lo difícil son los espacios de diálogo, los proyectos de investigación con continuidad. Iniciativas hay, el problema que muchas veces no pueden profundizarse porque nadie sostiene procesos, vivimos con la lógica del producto, la obra acabada, el objetivo para pasado mañana. Me pregunto cuándo podremos destinar recursos a artistas que sólo quieran investigar, quieran dejar bases para otros, quieran hacer un trabajo más vinculado al proceso que al producto. Falta mucha sistematización de lo realizado. Archivo. Trabajo de campo. Curadurías específicas que desarrollen campos posibles de crecimiento. En lo personal siento que hay mucho por hacer pero también siento desconocimiento por lo hecho por otras generaciones, proyectos truncos, a medio camino. Por otro lado, insisto que la danza debe volver a ser un valor socio-cultural, el movimiento es la posibilidad de acción en el mundo. Hay mucho que desandar también. Todavía hay mucho desconocimiento por parte del común de la gente. Esa es otra expectativa, hacer visible, hacer preguntas. Reconstruir la mirada de los otros para poder tener una mirada de nosotros mismos. Sino somos invisibles o en el peor de los casos «ombliguistas».
R: Marina, trabajás en Km29 y has participado en la película «Los posibles», ¿cómo describirías la potencia de la danza como transformadora social?
– MarinaPara mi es inseparable la danza/el movimiento de la transformación. Es una de mis obsesiones. El movimiento es una condición per se para la transformación de cualquier ser humano. Hablo de danza en los términos que yo la considero: como una herramienta posible para la conexión con el mundo, con lo sensible, con la percepción del tiempo, el espacio y lo otro.
Mi experiencia con KM29 es única porque puedo conjugar mi mirada donde cruzo varias herramientas de trabajo. La transformación social es posible en la conjunción de fuerzas, de movimientos por eso me parece mucho hablar de «transformación social», porque depende de muchos factores y de esa fuerza que es colectiva, socialmente hablando. Creo en la transformación de las personas, la grupalidad, el trabajo conjunto pero siempre desde la singularidad, siempre en vista de un encuentro uno a uno. Por eso, la experiencia grupal con KM29 me conmueve porque nos encontramos con las diferencias pero la práctica de la danza/movimiento, de esa tarea común hace trascenderlas sin negarlas. Es complejo e intenso pero la verdad hace tiempo que decidí conscientemente vincularme con proyectos donde pueda hacerme preguntas todo el tiempo. Es un aprendizaje que va modificando mis pensamientos, mi relación con la profesión, con la construcción y deconstrucción de mi mirada.
Trailer de la obra

Ficha técnica

Intérprete: Lucía Savloff
Dibujo y coreografía: Marina Sarmiento y Lucía Savloff
Diseño del espacio e iluminación: Matías Sendón
Música original: Leonardo Di Gusto (Lexdinamo)
Fotografía: Sebastián Arpesella
Diseño gráfico: Emilse Berlanga
Colaboración artística: Lucía Fernández Mouján
Asistencia general: Micaela Moreno
Puesta en escena y dirección general: Marina Sarmiento
 
Producción 2012: TACEC (Teatro Argentino de La Plata – Centro de Experimentación y Creación)
Co-producción 2013: El Cultural San Martín

CUÁNDO Y DÓNDE

Sala Multipropósito (CSM)
Boletería: El Cultural San Martin – Sarmiento 1551 CABA
(Jueves, Viernes y Sábado $60 / Domingo $40)
Tickets on line: www.tuentrada.com
Estreno Jueves 5 de Septiembre – 21hs
Funciones Viernes 6 y Sábado 7 de Septiembre – 21hs
Domingo 8 de Septiembre – 19hs