Marisa Ferri: La danza en clave de sonrisas

Con la intención de continuar el legado del mítico estudio que otrora regía su tía, la gran bailarina Olga Ferri, con su marido, Enrique Lommi, Marisa, con trabajo de años allí, logró convertirse en su directora y abrirlo a las nuevas generaciones con la idea de que uno baila, ante todo, por amor.

miércoles, 29 de enero de 2014 | Por Maria José Lavandera

Marisa Ferri lleva un apellido ilustre, si los hay. Es nada menos que la sobrina de una de las bailarinas clásicas más aplaudidas y admiradas que ha dado nuestro país: Olga Ferri. No sólo gran bailarina, sino que supo ser de igual modo una excelsa maestra, cultora del detalle, la elegancia, la disciplina y la excelencia en sus alumnas y alumnos.

Y Marisa, quien también fue su alumna desde los 8 años, a lo largo del tiempo supo retomar esta tradición y crear una impronta personal. Ella tiene una trayectoria con peso propio de muchos años de estudio y trabajo en el mundo de la danza: estudió en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y fue alumna del Maestro Héctor Zaraspe. Realizó un viaje de estudios de perfeccionamiento a Rusia, junto a Olga y Enrique Lommi, en enero de 1987 junto a una comitiva de alumnas: tomaron clases en la Escuela de Ballet del Teatro de Minsk, con Clara Nikolaievna como maestra. Marisa también se especializó luego en composición y coreografía en la Escuela de Margarita Bali. Se dedicó a la investigación en danza contemporánea, de la mano de los maestros Freddy Romero y Ana María Stekelman, así como también tomó cursos junto a la compañía de Alvin Ailey. Ya a los 17 años comenzó a dictar clases de iniciación a la danza clásica, lo cual le permitió desarrollar una serie de técnicas pedagógicas que hoy continúan siendo aplicadas por otras docentes para niños de entre 3 y 4 años. Fue, asimismo, asistente de Olga Ferri durante sus clases, honor particular que sólo lograban algunas alumnas que hubieran sido especialmente consideradas por ella. De tal modo, también, es que, con esfuerzo y dedicación, ganó su exigente confianza para que a partir del año 2000 le otorgara nada menos que la dirección de su “Taj Mahal”, como solía llamar a su querido espacio de enseñanza, convertido, a lo largo de 40 años, en una de las mecas de la danza clásica en nuestro país.

Marisa en acción, en plena preparación de la primera muestra anual del Ballet Estudio. Foto: Carlos César | Gentileza Marisa Ferri.

Marisa en acción, en plena preparación de la primera muestra anual del Ballet Estudio. Foto: Carlos César | Gentileza Marisa Ferri.

Con su estilo fresco y risueño, Marisa continuó con una tarea que ya lleva más de diez años en sus manos: el estudio hoy abre sus puertas a múltiples instituciones nacionales e internacionales, ofrece clases de los más diversos estilos y brinda, ante todo, un lugar en que la danza no sólo se vive desde la excelencia y la disciplina, sino también desde el placer y la diversión.

Sólo en 2013, el estudio fue sede de la venida de la Opera de París, con su étoile Ludmila Pagliero a la cabeza, de los ensayos de la Gala de Ballet, de Grupo ARS, los seminarios de los integrantes de Alvin Ailey, las audiciones para el nuevo Ballet Nacional dirigido por Iñaki Urlezaga, los cursos de verano de jazz de Gustavo Zajac, la preparación en repertorio de alumnos especiales por parte del Maestro Héctor Zaraspe, las clases para el ingreso al IUNA de Leticia Miramontes. También es espacio de estudio para los chicos del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón: “Ellos son una corriente de energía, ganas, pasiones y trabajo que nos motiva y nos inspira. Nos hace creer que se puede”, asegura Marisa.

En 2013 se realizó la primera muestra anual en el Estudio, dirigida por Marisa Ferri. Sembró alegrías al por mayor. Foto: Yanina Fernández.

En 2013 se realizó la primera muestra anual en el Estudio, dirigida por Marisa Ferri. Sembró alegrías al por mayor. Foto: Yanina Fernández.

“Fue un año muy intenso y de gran responsabilidad, con una gran enseñanza de que aún en medio del dolor se puede avanzar y seguir juntos. La partida de Olga, mi maestra, mi ‘madre’, mi amiga y compañera fue un trago muy amargo e inesperado, pero, como ella siempre me dio el ejemplo, seguí adelante trabajando, que es el mejor antídoto para el dolor”, dice Marisa, aún conmovida por el adiós a Olga, para quien este año organizó un homenaje junto a sus alumnas, al que asistieron sendas personalidades, entre ellas, la propia Paloma Herrera. Continúa: “En 2013 pude concretar metas y sueños, uniendo y trabajando para lograr que el estudio siguiera adelante. Desarrollamos cursos intensivos, recibimos maestros del exterior, bailarines internacionales, se filmaron producciones tanto de cine como vídeos comerciales, eventos con maestros de gran convocatoria. Tuve el enorme placer de volver a encontrarme con el Maestro Zaraspe, quien fue el padrino del estudio, y pudimos volver a darnos un abrazo querido y siempre ejemplar. Recibimos a Paloma Herrera, Ludmila Pagliero junto a la Opera de París, Carolina Agüero y Darío Franconi, del Ballet de Hamburgo. En fin, todos los días fueron un sin fin de oportunidades y encuentros. No obstante, importante fue para mí volver a ver a mi Maestro Enrique Lommi subir las escaleras para poder asistir al homenaje que hicimos a Olga, y mostrar la obra de Antonio Pujía [N. de la R.: una representación del rostro de Olga tallada por el artista]. Fue sin lugar a dudas un desafío importante y maravilloso; eso unió y nos reencontró a muchos que hacía tiempo no nos veíamos. Para mí ese momento fue y será inolvidable”.

Los integrantes de la Opera de París, en el Estudio, donde su estrella, Ludmila Pagliero (última a la izquierda) se formó junto a Olga Ferri. Foto: REVOL.

Los integrantes de la Opera de París, en el Estudio, donde su estrella, Ludmila Pagliero (última a la izquierda) se formó junto a Olga Ferri. Foto: REVOL.

Nos cuenta que este año para ella fue relevante en términos de la vinculación con la herencia familiar que representa la danza, aquella que a través de su labor diaria ella hace propia y se anima a resignificar. Una herencia que, en su definición, busca incluir y no relegar, ya que bailar es, ante todo, concebido como momento de placer y conexión: “La herencia es el conocimiento, la leyes sagradas, los gestos, la conducta, la palabra, la verdad y la honestidad, cuidar el cuerpo sobre todas las cosas, cuidar a los niños. Es poder decir que, si bien no todos pueden ser bailarines, todos pueden bailar. La danza ayuda a perder inhibiciones, corrige malas posturas, estiliza el cuerpo, ayuda a la mente y al espíritu”.

El estudio que hoy Marisa dirige fue el "Taj Mahal" de Olga Ferri. Allí no sólo se formaron estrellas de índole mundial, sino que además van cientos de alumnas a aprender y divertirse. "La danza es sanadora", dice Marisa. Foto: Yanina Fernández.

El estudio que hoy Marisa dirige fue el «Taj Mahal» de Olga Ferri. Allí no sólo se formaron estrellas de índole mundial, sino que además van cientos de alumnas a aprender y divertirse. «La danza es sanadora», dice Marisa. Foto: Yanina Fernández.

Si algo moviliza de ella, es su calidez, su franqueza y una enorme sonrisa que no deja mucho más espacio que para el optimismo. Elogia a sus alumnas con amor, para ella todas son bellas y trata de que cada una, en su individualidad, logre sus objetivos. Hoy es docente de danza clásica para nivel intermedio y avanzado, y, desde este lugar, es guía tanto de aquellas que quieren complementar sus clases de jazz o contemporáneo con ballet, de quienes retomaron la danza luego de años –para ellas es especialmente emocionante volver dada la intensidad de la identidad humana y artística de sus docentes-, también de quienes buscan en la danza una gimnasia profunda y creativa. Asimismo potencia a aquellas que tienen la fuerte convicción de ser bailarinas de ballet: tal el reciente caso de Lara Cambursano Alascio, quien fue aceptada en el Summer Intensive Course 2013 del American Ballet Theatre gracias a un trabajo junto a Marisa, quien la ayudó a preparar el video que le permitió acceder. “Cuando en enero del año pasado me acerqué para pedirle ayuda con el video, ella me abrió las puertas del estudio y se abocó plenamente para lograr un trabajo serio, profesional y artístico. Fue un placer encontrar en ella esa pasión por el arte hasta en el último detalle. Trabajamos durante todas las tardes de enero y me invitó a tomar clases con ella y otras maestras del estudio de las que también recibí todo el cariño”, cuenta Lara. En octubre de 2013, ella fue una de las elegidas en la preselección del Youth America Grand Prix para realizar otro curso de verano en una escuela estadounidense, para cuyo ingreso también prepararon juntas el video, basado en una variación con la que concursó en Danzamérica en la categoría libre, con la que recibió medalla de plata. La coreografía fue creada por Olga Aidarkina, maestra de preparación física del estudio.

“Continuamos trabajando y abrimos las puertas a la danza y a la excelencia", augura Marisa para 2014. Foto: Yanina Fernández.

“Continuamos trabajando y abrimos las puertas a la danza y a la excelencia», augura Marisa para 2014. Foto: Yanina Fernández.

Luego de un cierre agitado y movilizante, 2014 aguarda con “sorpresas”, según nos anticipa Marisa: “Continuamos trabajando y abrimos las puertas a la danza y a la excelencia. Con el mismo amor y respeto que nuestros maestros Olga Ferri y Enrique Lommi nos enseñaron, mantenemos la tradición y el prestigio académico. Nos actualizamos y vamos por más. Y yo estoy muy agradecida a todos los maestros, asistentes, padres y alumnos por confiar y seguir cuidando esta gran casa que para muchos es como su segundo hogar. Estoy segura que lo que viene es mejor, pero es sorpresa”, concluye Marisa, con la pasión y la sonrisa amplia que la caracterizan.

Foto en tapa: Carlos César