Marisa Ferri: “La danza es entrar en comunicación física con la libertad”

Directora de uno de los estudios de danza y ballet con más historia de Buenos Aires, Marisa Ferri avanza y se propone movimiento constante. Además continúa con su tarea docente, que ama: «Me interesa la formación, amo el compromiso y ver el desarrollo de cada uno en el tiempo. El antes y el después, la metamorfosis, el cambio; es un trabajo de orfebrería humana», relata.

viernes, 13 de febrero de 2015 | Por Maria José Lavandera

Sí que ha tenido desafíos durante el último año. 2015 aguarda aún con lo desconocido, mas también con varias certezas. Y ella sabe a qué aferrarse cuando de seguir creciendo se trata. Marisa Ferri tomó las riendas hace ya 15 años del estudio de Olga Ferri y Enrique Lommi, uno de esos espacios casi míticos de Argentina, por donde han pasado todas las grandes personalidades que han visitado nuestro país desde su constitución, hace nada menos que 40 años. Y no sólo “tomó las riendas”, sino que se hizo del manubrio para hacerse cargo de un cambio de época, con la convicción de nunca perder ese aire de elegancia y el compromiso de excelencia que abunda en la tradición de los amplios salones de Ballet Estudio.

“El 2014 fue un año de crecimiento y excelencia.  Realizamos grandes cambios que implicaron una reestructuración general, con el fin de que los alumnos siguieran perfeccionándose y recibieran la mejor educación académica de la danza, en un espacio y ambiente ideales. Este proyecto implicó la incorporación de nuevos maestros de prestigio, de gran calidad humana y profesional, como así también del personal administrativo capacitado para brindar la mejor información y asistencia con atención personalizada. Estamos siempre mejorando las instalaciones, de modo que nuestros salones brinden la mayor comodidad a los bailarines para su expresión y aprendizaje. Para nosotros es indispensable el trabajo en equipo. Por eso, en el 2015 nuestro propósito es continuar con este plan de crecimiento y progreso, dedicando nuestra sabiduría al trabajo de la danza en todos los niveles”, comenta Marisa, pensando ya en la clave de movimiento constante que la caracteriza.

Este verano 2015, el estudio abre sus puertas con sus Cursos Intensivos de Verano, con un repertorio variado de disciplinas, que versan del clásico, repertorio, jazz, contemporáneo hasta elongación en todos los niveles, para adolescentes y adultos. “En este sentido, organizamos el calendario no sólo pensando en nuestros alumnos y el público en general, sino también en aquellas personas que viven en otras provincias y aprovechan esta época para venir a Buenos Aires para tomar clases, perfeccionarse y aprender en época de vacaciones», explica.

El resto del año estará signado por visitas de “maestros, bailarines, compañías del interior y exterior del país, que necesiten un espacio de excelencia para trabajar. Y, para completar, una educación acorde a lo que brindamos en Ballet Estudio, se realizarán cursos intensivos, clases magistrales, audiciones a compañías internacionales. Nuestros salones tienen como diferencial pisos tarugados y con cámaras de aire especiales para la danza y el cuidado de los bailarines, indispensable para cualquier disciplina”, comenta Marisa. También cuenta que este es el cuarto año que el ISA [Instituto Superior de Arte, del Teatro Colón] dicta sus clases en Ballet Estudio todas las mañanas, de lunes a sábado de 7 a 12: “Por su cómoda ubicación muchos chicos van al colegio y luego vuelven a tomar sus clases».

Ballet Estudio  también es elegido por fotógrafos y videastas por la calidad de sus espacios: “Es un espacio integral con luz natural, aire y sol, como así también con una técnica de iluminación y sonido que se adecúa para eventos especiales, conferencias, muestras, filmaciones de comerciales publicitarios y books realizados por fotógrafos y especialistas en danza”, agrega.

Para completar su proyecto, se diseñó otro espacio: la boutique “Dance & Co”, destinada a la venta de prendas, zapatillas y accesorios que el alumno necesita para su clase de ballet. “Lo importante de esta iniciativa es tener al alcance todo lo necesario para aprender y disfrutar el arte de la danza”, asegura Marisa.

Ballet Estudio, un ámbito cultural, en el que la enseñanza es integral. Foto: Carlos César.

Ballet Estudio, un ámbito cultural, en el que la enseñanza es integral. Foto: Carlos César.

La danza, un abordaje a la educación

En su estudio, Marisa pone especial énfasis en las técnicas de iniciación a la danza, no sólo para niños, sino adultos. Para los primeros, argumenta, es una excelente forma de educarlos en el arte, en el conocimiento de sus cuerpos y en una forma de expresión: “Hoy los niños llegan cansados del colegio, con mochilas pesadas y ruidos, colmados de tecnología e individualismo, alejados del arte y el deporte. En la danza van a encontrar un mundo diferente y gentil. Con ella los niños logran fortalecer y estilizar el cuerpo, corregir las malas posturas; se les estimula la coordinación y la percepción espacial, trabajan la expresión que les sirve para modificar actitudes corporales ligadas a la timidez. No importa el talle, ni la altura, ni el color de piel, ni la edad para conectarse con uno mismo y expresarse a través de la danza. El contacto de los niños con el baile los vuelve más perceptivos al movimiento, a la música y los inicia a trabajar la concentración. Ellos absorben los conocimientos de forma más rápida logrando constituir bases sólidas que les servirán a futuro para aplicar en los diferentes órdenes de la vida debido a la disciplina que adquieren. En este sentido, les diría a los padres que la danza es el mejor regalo que le pueden dar a un hijo”, asegura Marisa.

Los adultos también pueden empezar a la edad que deseen para disfrutar de esta disciplina, que reporta múltiples beneficios: “El adulto que nunca bailó o que vuelve a reencontrarse con la danza debe vencer una resistencia interna que es el mayor obstáculo a enfrentar. Para eso hay variedad de clases como beautiful dance o cool dance que los motiva a querer hacerlo, como así también la técnica clásica.  Para quienes vuelven luego de tiempos prolongados, es positivo el hecho de que el cuerpo tiene memoria. Pero la memoria hay que ejercitarla. Como todo, este proceso lleva tiempo. Por eso la paciencia y la adaptación son componentes importantes.  Nada se consigue en una clase.  La actitud, la confianza en uno mismo y en el maestro son indispensables. Se trata de un trabajo que da muchos beneficios: salís renovada, es como un lifting natural a los sentidos. Otra cosa que suma es que muchas de las clases en Ballet Estudio tienen acompañamiento musical con pianista en vivo, un lujo que nos damos y un placer que está al alcance de todos los que se animan”, completa.

Por otra parte, se han esmerado en armar un calendario de enseñanza para que sea útil a las necesidades académicas y de entrenamiento de chicos que tienen aspiraciones profesionales: “Tenemos en cuenta la forma de vida actual, es decir, los tiempos que corren,  los viajes, el stress por llegar a horario, así que pensamos en coordinar las clases de manera tal que el alumno pueda tomar dos disciplinas seguidas, considerando que son clases de hora y media,  tiempo perfecto para que el alumno pueda reforzar sus estudios. El bailarín de hoy es multifacético, baila todos los estilos, esto significa que una escuela debe ser integral. En Europa y Estados Unidos los alumnos entrenan ocho horas diarias y se forman tanto en la danza clásica como en contemporáneo, repertorio, puntas, jazz contemporáneo, entrenamiento físico. Los maestros siguen a los alumnos desde sus comienzos; el maestro es en general uno, con una misma línea de pensamiento y trabajo. Por otra parte, los maestros que pertenecen al staff de Ballet Estudio son casi todos alumnos formados en el estudio por Olga Ferri y Enrique Lommi, es decir, la misma escuela, la misma base y disciplina cuyas enseñanzas se fueron actualizando a la técnica de hoy”.

Asimismo, Marisa recalca que es especialmente importante para ellos poder pensar en una formación de los futuros bailarines, que también considere su salud y el conocimiento de su cuerpo en términos de adopción de hábitos beneficiosos para construir su carrera: “Pensando en ellos también contemplamos la orientación al alumno en relación a una alimentación sana para poder llevar acabo todas estas actividades saludablemente y con alegría. Es un todo lo que construye a un bailarín profesional, logrando así que la preparación física sea indispensable para reforzar los músculos y el cuerpo”.

Nunca quedarse quieta, siempre ofrecer más y mejor, es la perspectiva de Marisa. Foto: Carlos César.

Nunca quedarse quieta, siempre ofrecer más y mejor, es la perspectiva de Marisa. Foto: Carlos César.

Un proyecto cultural

Marisa es consciente del legado que implica mantener este espacio dedicado al arte de la danza. En este sentido, su norte es guiar y cuidar su crecimiento en tanto se ha convertido en un impostergable ámbito de cultura: “Mi proyecto es continuar y reforzar cada día el legado de mis maestros en cuanto a la seriedad y prestigio académico. Las puertas se abren cada día a distintas alternativas artísticas, para enseñarlas desde la vocación y el amor en el marco de este espacio creativo, que es único”.

De este modo, su propuesta concibe la danza como una forma de rescatar ciertas formas de comunicación, hoy quizás no tan asibles: “Trabajo constantemente para reforzar la cultura y la danza y, a través de ellas, conseguir que las personas dejen por un momento de lado las redes sociales, los celulares y la tecnología, con el fin de que potencien y conecten con las redes sociales humanas y personales, desde el corazón”.

Ella mantiene una serie de valores que le resultan indispensables a la hora de dirigir este proyecto: “La humildad es la primera condición para poder aprender y yo sigo aprendiendo todos los días de mi vida con mis maestros, que me orientan y me ayudan a seguir en mi camino, como así también de mis alumnos que me dicen cómo, acorde a sus posibilidades”.

La pasión por su profesión, las ganas de dar una mano, de ofrecer lo mejor de sí misma sientan las bases de la tarea que la ocupa diariamente y cuyos frutos recoge desde hace años: “Me inspira la vida misma, mis hijas y los padres que traen a sus hijos de la mano buscando una palabra y una mirada de compromiso, la sonrisa y el amor que me dan en cada clase; tengo alumnas de toda la vida, sigo recibiendo gente nueva que viene porque sus padres son ex alumnos. Me interesa la formación, amo el compromiso y ver el desarrollo de cada uno en el tiempo. El antes y el después, la metamorfosis, el cambio; es un trabajo de orfebrería humana. En un mundo tan difícil y complicado, me gusta colaborar y aportar un espacio donde se cultive la paz, en la mente, el cuerpo y el espíritu. Creo que es una buena idea abrir las puertas para volar: la danza es entrar en comunicación física con la libertad”.