Mary Wigman, una innovadora de la danza

El 13 de noviembre de 1886 nacía Mary Wigman, una precursora de la danza moderna, hito del expresionismo alemán.

martes, 11 de noviembre de 2014 |

Este 13 de noviembre celebramos el natalicio de Mary Wigman, una de las bailarinas de mayor importancia para la danza contemporánea. Siendo pionera de la danza expresionista, su gran aporte a la danza fue el de elaborar técnicas de movimiento desestructuradas que produciría una nueva generación de bailarines, con gran efecto sobre la danza moderna.

Mary-Wigman

Karoline Sophie Marie Wiegmann, como era su nombre real, nació el 25 de noviembre de 1886 en Hannover, Alemania. Comenzó a bailar a los 20 años, y muy temprano en su carrera se empezó a relacionar con personas que marcarían fuertemente su necesidad de innovar:

Siendo muy joven Wigman se relacionó con el grupo expresionista Die Brücke, un movimiento de artistas plásticos que buscaban experimentar nuevas formas de hacer arte, como forma de protesta a los academicismos típicos de la Belle Èpoque, y estando en Zurich formó lazos muy fuertes con el Dadaísmo, un movimiento que rechazaba toda tradición o esquema propugnando la libertad del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, actual y aleatorio de las personas.

En 1913 se convierte en ayudante de Rudolf von Laban, un maestro de danza húngaro célebre por haber documentado todas las poses del movimiento humano, lo que posibilitó luego a los coreógrafos registrar los pasos de los bailarines, y rápidamente empieza a desarrollar trabajos propios como coreógrafa de piezas donde el énfasis estaba puesto en la expresividad más que en la forma, lo que la convertiría en una de las primeras protagonistas de la danza expresionista.

No pasó mucho tiempo hasta que Mary Wigman abrió su propia escuela de baile, por donde pasaron bailarinas como Margarethe Wallman, Gret Palucca o Hanya Holm, quien sería una de las principales responsables del baile moderno en Estados Unidos.

Dibujo de Ernst Ludwig Kirchner, "Die Tanzende Mary Wigman" (1933)

Dibujo de Ernst Ludwig Kirchner, «Die Tanzende Mary Wigman» (1933)

La influencia del movimiento Dadaísta se hace muy presente en la técnica enseñada por Wigman, que incentivaba la improvisación, los movimientos libres, espontáneos, probando nuevas formas de moverse por el escenario basada en un principio de tensión-relajación para dar mayor dinamismo al movimiento. Creó coreografías realizadas sin música, liberando al bailarín de las ataduras de un esquema de fondo.

Sin embargo, ninguna de estas innovaciones fueron infundadas, sino que se dedicó a estudiar durante muchos años sobre el movimiento del cuerpo, en particular las investigaciones realizadas sobre el gesto y el movimiento de Françoise Delsarte, un gran estudioso y pedagogo francés del siglo XIX. También fue muy influenciada por Jaques Dalcroze, el compositor que que desarrolló el eurhythmics, un método de aprendizaje y de experimentar la música a través del movimiento. Así, con una base teórica fuerte y una gran capacidad creativa, abrió una nueva puerta en la expresión escénica.

Mary Wigman fue una innovadora gracias a quién se fijaron importantes principios de la danza moderna, sin zapatillas de punta, sin ataduras.