«Mr. Gaga»: El secreto del coreógrafo israelí Ohad Naharin

Por María José Lavandera – Tw: @majolavandera “No creo momentos avergonzantes, sino momentos que crean vergüenza. Yo vivo en la vergüenza. Aun así, me animo a la diversión, a pensar, crear, decidir y arrepentirme, a ser feliz, pero siempre dentro de la vergüenza”. “[La danza] viene antes que la técnica, el virtuosismo o el talento […]

lunes, 13 de enero de 2014 |

Por María José Lavandera – Tw: @majolavandera

No creo momentos avergonzantes, sino momentos que crean vergüenza. Yo vivo en la vergüenza. Aun así, me animo a la diversión, a pensar, crear, decidir y arrepentirme, a ser feliz, pero siempre dentro de la vergüenza”.

[La danza] viene antes que la técnica, el virtuosismo o el talento musical. Estoy hablando de algo que está en la piel”.

Pienso en la fragilidad y lo temporario de esto. Podría haberme caído, así como podría no haberme caído. Todavía me puedo caer” (de estar parado, repentinamente cae)

Estos dichos son parte de hermosas escenas que recrean algo del documental “Mr. Gaga”, el último trabajo del cineasta israelí Tomer Heymann, quien, con su hermano Barak, se embarcó en una odisea: durante siete años filmó en su día a día a uno de los coreógrafos más inquietantes de los últimos tiempos, Ohad Naharin (1952). No obstante, no son sólo siete años que los cineastas retoman, sino que cuarenta años de carrera en la danza de este artista, que comenzó grande -a los 22 años, luego de retirarse de la armada israelí- en la Compañía de Danza Batsheva, fundada en 1964 por Martha Graham y la Baronesa Batsheva de Rotshild. “Nunca audicioné para la compañía. Faltaban uno o dos meses para mi salida del ejército y mi mamá [quien fuera maestra de danza] llamó a la Compañía de Danza Batsheva y dijo: ‘Mi hijo es muy talentoso. Tienen que verlo bailar’. Ella me hizo una valija con alguna ropa de danza y arregló para que fuera a Tel Aviv y tomara una clase con ellos”, comenta él en un pasaje del film, que ya está en su etapa de post-producción.

Luego de una intensa carrera como bailarín en Batsheva y con la propia Martha Graham en 1975, quien lo invitó a pasar una temporada en Nueva York -donde estudió en Juilliard y la School of American Ballet-, en 1990 fue convertido en director de Batsheva. Fue en este entonces que empezó a florecer una técnica muy propia –denominada “gaga”- y que desarrolló y perfeccionó con sus bailarines a lo largo de más de 20 años. Bajo su dirección, los bailarines son especialmente alentados a descubrir y desarrollar los dones creativos que los distinguen, en tanto absolutos creadores de sí mismos.

El estilo de Naharin se caracteriza por mantener los brazos y piernas, tanto como la espalda, absolutamente flexibles, mientras que el cuerpo se sostiene por un profundo arraigo al suelo, lo que le permite también movimientos explosivos y dinámicos. El principal objetivo para él es que sus bailarines sientan cada parte de su cuerpo y el movimiento desde dentro de sí mismos cuando bailan. De tal modo, no le gusta ensayar ni bailar frente a espejos.

Naharin desarrolló un glosario con nombres para sus movimientos y los puntos del cuerpo que los realizan, siempre con la intención de ganar fluidez y una fuerte auto-consciencia fenomenológica de lo que está sucediendo: la conexión con uno mismo, con el otro, el placer en una plasticidad desarrollada a partir del detalle y pequeños gestos.

Natalie Portman, la actriz ganadora del Oscar por su rol en “Black Swan”, quien tuvo el privilegio de presenciar sus clases y contar con algunos consejos para su personaje, indica que su sugerencia fundamental fue: “Trata de encontrar el placer en el dolor”.

¿Qué es Gaga, entonces? “Es pensar el movimiento como algo que puede curar. Es darle a los bailarines la posibilidad de ir más allá de lo que les es familiar en el día a día. Es una forma de desarrollar la imaginación. No trabajamos con espejos. Aún así, se trata mucho de ‘la forma’ y la claridad de la forma. Surge de sentir dónde estás en el espacio, las distancias entre cada parte de tu cuerpo, con tu cuerpo y con el universo (…) Gaga no lleva a que el bailarín sea un mejor atleta o a levantar más altas las piernas, sino que tiene que ver con los matices, con escuchar algo que está más allá de la parte atlética del bailarín. Es también acerca del alma, de la conexión con la fantasía, con la pasión, y que aprendas a hacer más con menos, [darte cuenta de] que puedes envejecer y aún así, puedes producir magníficos momentos”, indica el propio Naharin en la siguiente entrevista, donde se puede advertir una clase:

Las obras de “Mr. Gaga” han sido interpretadas por las compañías más importantes de danza del mundo, con un eclecticismo más que interesante: desde la Opera de París hasta la Hubbard Dance Street de Chicago. Aquí trajo una de sus obras la compañía de Alvin Ailey, en su visita en septiembre pasado, llamada “Minus 16”, en la que, con una energía in crescendo, los bailarines, sentados en un semicírculo, reproducían una misma coreografía, mientras se despojaban de sus vestimentas, representando un lujo innecesario, al son de una percusiva e intensa música de origen árabe. Vale contar que el propio Naharin estuvo casado con Mari Kajiwara, quien fuera bailarina de Alvin Ailey, fallecida en 2001 a los 50 años.

Heymann cuenta que “durante años [Naharin] se negó a la entrada de una cámara en su estudio, hasta que ganamos confianza. Desde entonces, viajamos juntos a siete países, y filmé más de 650 horas. Horas de íntimos momentos en el estudio y de la vida personal de Ohad, que se juntan con archivos fílmicos particulares. Quiero descubrir el misterio alrededor del hombre, ir quitando las capas, y realmente comprender la relación entre su compleja biografía y el arte que toca tantos corazones a lo ancho del mundo”.

La película se estrenará para los 50 años de la Compañía Batsheva a mitad de este recién estrenado 2014.

Afiche de "Mr. Gaga".

Afiche de «Mr. Gaga».

Fuentes: Project “Mr. Gaga”, The New York Times, danceinisrael.com.