Natalia Cuéllar, directora de «Ruta de la Memoria»: «En el Buto

Por María José Rubín Una obra de arte puede ser leída en el contexto de su época y de la sociedad en la que se circunscribe. Hoy en día, las fronteras entre diversas sociedades son desafiadas por las redes de comunicación a nivel planetario, permitiendo que las influencias que atraviesan el arte no se limiten […]

miércoles, 23 de octubre de 2013 |

Por María José Rubín

Una obra de arte puede ser leída en el contexto de su época y de la sociedad en la que se circunscribe. Hoy en día, las fronteras entre diversas sociedades son desafiadas por las redes de comunicación a nivel planetario, permitiendo que las influencias que atraviesan el arte no se limiten a un territorio ceñido: conviven lo global y lo local como dos líneas que se cuestionan mutuamente, dos lecturas necesarias y casi nunca excluyentes. Así emerge la experiencia en el Butoh de Latinoamérica, que también, como el Japón, precisa de un rescate artístico de su memoria más cruda

«Ruta de la Memoria» es compañía chilena que se dedica al trabajo con la memoria latinoamericana a través de la técnica Butoh, una disciplina nacida en Japón como un modo de narrar los horrores sufridos tras los bombardeos en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial.

Finalmente, luego de mucho esperar, logramos conectarnos con Natalia Cuéllar, fundadora, directora y actriz de la compañía, para que nos contara un poco más sobre su trabajo. Considera al Butoh desde una perspectiva esencialmente teatral, pero cabe reconocer que la disciplina despierta un gran interés también por su intenso carácter físico –tal vez de forma más pregnante en quienes la vemos desde una formación en danza.

"Cuerpo quebrado". Foto: Gentileza Natalia Cuellar.

«Cuerpo quebrado». Foto: Gentileza Natalia Cuellar.

La compañía visitó nuestro país el pasado mes de agosto, brindando funciones y cursos en el marco del III Congreso Internacional Artes en Cruce, como parte de una gira por Argentina, México y Uruguay que recibió el financiamiento de Fondart. En la función ofrecida en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, «Ruta de la Memoria» demostró una gran destreza y dominio técnico, y, por sobre todo, un fuerte compromiso con la historia reciente de Chile, que es en muchos casos similar a la de tantos países de Latinoamérica.

Sobre las obras de la gira, la última que realizaron este año, nos contó:  «Xibalbá, merecedora del Premio Círculo de Críticos de Arte de Chile 2012, “es una obra sobre la memoria más antigua, habla del rito ancestral maya de entregar una doncella en sacrificio; mientras que Cuerpo quebrado es un tema más reciente, trata de tres mujeres embarazadas desaparecidas en Chile, algo que tristemente pasó en muchos lados. Estas mujeres son cuerpos sin voz, y aún hoy en Chile es un tema que no se trata, que no se habla abiertamente.”

R: Contáme sobre la gira que emprendieron este año. ¿Qué recepción tuvieron con las presentaciones de las obras y con los cursos?

N: En México la recepción fue increíble, estuvo a cargo de la Universidad de Oaxaca. La obra tuvo una recepción muy intensa. Argentina fue el punto flojo porque no hubo difusión, apenas pudimos presentar una obra y, obviamente, elegimos Cuerpo quebrado. En el teatro [el Centro Cultural Haroldo Conti] nos recibieron muy bien, pero el problema fue con la organización del Congreso [Internacional Artes en Cruce]. Nuestro objetivo era hacer un debate posterior pero eso en Argentina no se pudo lograr: después de ver la obra la gente queda con pena y la idea no era hablar de la pena, sino de lenguajes artísticos y de cómo y por qué hablar a través de ellos de temas como la memoria, el dolor, el horror.

Los talleres en Argentina sí fueron muy buenos, porque llegaron muchos actores y bailarines profesionales, entonces se pudo trabajar intensamente, no empezando “desde cero”.

"Cuerpo quebrado". Foto: Gentileza Natalia Cuéllar.

«Cuerpo quebrado». Foto: Gentileza Natalia Cuéllar.

R: El Butoh es una técnica muy demandante para el cuerpo, tanto en cantidad como en calidad de movimiento. ¿Sentís que es una disciplina mixta entre danza y teatro o está claramente definida desde el lado teatral? Hoy en día, muchas obras plantean una ambigüedad que no permite trazar una línea clara entre danza y teatro.

N: Yo no estoy de acuerdo con las personas que dicen que ya no se puede diferenciar la danza del teatro: yo sé bien que lo que hago es teatro, aunque pueda haber cruces entre ambas disciplinas. Nosotros somos actores, en nuestras obras hay mayormente código teatral involucrado: cada movimiento tiene un significado, hay un desarrollo psicológico de los personajes. Se puede entender como teatro físico, pero no como danza.

El Butoh en Japón no nace como danza tampoco, sino que es un lenguaje único: el Butoh es el Butoh, podríamos decir. Aquí en Occidente hacemos esta clasificación en teatro y danza, y en ese sentido el Butoh es mayormente teatro.

R: ¿Cuáles fueron tus inicios en el Butoh y qué te llamó de esta técnica en particular? ¿Cómo surgió la necesidad de adaptar la disciplina a historias locales y cómo fue ese proceso?

N: Yo me inicié en el Butoh a los 16 años, mi formación es actoral, soy actriz. Estudié con Makiko Tominaga, Minako Seki, Ito Moritta, Ko Murobushi y Mika Takeushi. El Butoh me pareció la forma en que el cuerpo se expresa más puramente, de forma más inmediata.

Y quise tomar la disciplina sencillamente porque yo vivo aquí, en América, y puedo contar lo que pasa aquí, no estoy en Japón, no puedo hablar de lo que pasa allá. No hay adaptación, realmente, la técnica es la misma. Cambian las historias que se cuentan.

"Xibalba". Foto: Gentileza Natalia Cuéllar.

«Xibalba». Foto: Gentileza Natalia Cuéllar.

R: ¿Qué proyectos a futuro tiene la compañía?

N: El año próximo viajaremos a Suecia y estamos trabajando en una nueva obra sobre la poesía de un autor chileno, siempre en relación con la memoria, ese es nuestro trabajo.