Pilates y danza: claves para bailarines

En las principales ciudades del mundo, bailarines de todas las edades y entrenados en las más diversas disciplinas dedican una hora diaria a mejorar su estado físico mediante la técnica Pilates. ¿Cómo surgió este método y  por qué es tan popular entre los profesionales de la danza? Pilates y la danza Diseñado con el objetivo de brindar […]

martes, 05 de marzo de 2013 |

En las principales ciudades del mundo, bailarines de todas las edades y entrenados en las más diversas disciplinas dedican una hora diaria a mejorar su estado físico mediante la técnica Pilates. ¿Cómo surgió este método y  por qué es tan popular entre los profesionales de la danza?

Pilates y la danza

Diseñado con el objetivo de brindar fortaleza y flexibilidad, el Método Pilates es una forma de entrenamiento físico y mental que permite reeducar el cuerpo para lograr movimientos más eficientes, saludables y armónicos, algo especialmente apreciado en la performance de un bailarín.

En su estudio neoyorquino, fundado cerca de varias escuelas de danza en 1926, Pilates dio clases de su técnica, a la que bautizó Contrology, a bailarines del Ballet de Nueva York y a coreógrafos de la talla de Martha Graham, George Balanchine y Ruth Saint Denis, quienes adoptaron la técnica y extendieron su fama en el mundo de la danza. También se desempeñó como docente de la prestigiosa escuela Jacob’s Pillow, donde cada día se iniciaba con una clase de Pilates, según recuerda Sharry  Underwood en su artículo «Turning Exercise On Its Head«, publicado en Dance Magazine.

El método, nacido como forma de entrenamiento y rehabilitación, fue un éxito rotundo entre los bailarines, que pudieron apreciar su utilidad para mejorar su estado físico y reponerse de lesiones causadas por la propia actividad.

En los libros que Joseph escribió durante las décadas del ’30 y del ’40, expuso un concepto clave para su método: el Powerhouse, traducido al español como Casa o Mansión del Poder. El Powerhouse es la zona media del cuerpo, que va desde el diafragma (la cúpula) hasta el suelo pélvico, y cuyas paredes son los abdominales, por el lado anterior, y los músculos de la columna lumbar, en la parte posterior.

Especialmente orientado al fortalecimiento de este centro corporal, Pilates permite tonificar el área exacta en la que se genera la energía, y desde donde ésta es irradiada a las extremidades, alcanzando un sólido equilibrio físico, indispensable para la danza.

La técnica Pilates permite organiza el trabajo por cadenas musculares.

Joseph Pilates y los orígenes del método

El origen de esta técnica de entrenamiento corporal se remonta a fines del siglo XIX, en Alemania, donde nació Joseph Pilates. Como relata Bruce Thompson, en su nota «Joseph Pilates Life & Biography«, publicada en Easyvigour.net.nz, el temprano interés de Joseph por el adiestramiento físico surgió de las deficiencias en su propio sistema  muscular y en sus articulaciones, debilitados por el raquitismo y la fiebre reumática que padeció durante la infancia.

Su estudio del cuerpo humano y de sus mecanismos, sumado a su observación y práctica de disciplinas como el yoga, el taichí, el fisicoculturismo, la gimnasia y la meditación zen, le permitieron diseñar un método de entrenamiento destinado a fortalecer el cuerpo desde su centro, de forma consciente y sistemática. Así nació lo que más tarde Pilates dio en llamar “Contrología”, haciendo énfasis en el control corporal que fue, y sigue siendo, la base de esta técnica. Tal fue la solidez de su método, que logró convertir el frágil cuerpo de Joseph en el de un destacado deportista.

En 1912, con el objetivo de mejorar su técnica de boxeo, viajó a Inglaterra, en donde trabajó como instructor de defensa personal.  Dos años después, al desatarse la Primera Guerra Mundial, fue llevado a un campo de concentración debido a su nacionalidad alemana.

Este acontecimiento, que podría haber limitado y desanimado el trabajo de Pilates, fue, por el contrario, un punto fundamental en la creación de su método. En el reducido espacio de las celdas, se propuso entrenar a los internos y mejorar su estado físico a través de ejercicios de su autoría, comenzando a forjar una forma sistemática de entrenamiento.

Tras la pandemia de gripe que se desató en 1918, el método de Pilates ganó notoriedad al descubrirse que los internos entrenados bajo su cuidado habían logrado sobrevivir a la enfermedad, que se llevó la vida de unas 200.000 personas en Inglaterra.

Concluida la guerra, Joseph regresó a Alemania, donde se desempeñó como entrenador del cuerpo de policía y asistió a numerosos veteranos de guerra en su rehabilitación. Para ellos, que en muchos casos estaban lisiados o no podían dejar sus camas debido a diversas afecciones, diseñó los primeros dispositivos auxiliares que más tarde conformaron la camilla Reformer.

Así fue tomando forma lo que hoy se conoce como Pilates Mat y Pilates Reformer, dos caras del mismo método que proponen, respectivamente, realizar ejercicios sobre colchoneta o trabajar con resistencias elásticas, en camas dotadas de resortes, sogas y poleas.

Ya entonces Pilates era instructor de destacados bailarines, como Rudolph Laban y Mary Wigman, quienes utilizaban la técnica como precalentamiento para las clases y el entrenamiento.

Hacia mediados de la década del ’20, Pilates se exilió en Estados Unidos, tras declinar el pedido del gobierno alemán de que entrenara a su nuevo ejército. Durante el viaje, conoció a su futura esposa, Clara, y con ella inició en Nueva York un estudio de ejercitación donde se dedicó a enseñar su método. Tras su muerte, en 1967, su tarea fue continuada por Clara y por sus alumnos, obteniendo reconocimiento a nivel internacional.

El origen de esta técnica de entrenamiento corporal se remonta a fines del siglo XIX, en Alemania, donde nació Joseph Pilates, enfermo de raquitismo y fiebre reumatoidea.

El Método Pilates en la Argentina

Este método, que nació como una forma de ejercitación y fue adaptado a la rehabilitación de pacientes con limitaciones físicas mediante la implementación del Reformer, no sólo atrajo la atención de bailarines, maestros de danza y coreógrafos, sino que también tuvo una buena acogida en el ámbito de la medicina.

El Pilates llegó a la Argentina a fines de la década del ’90 y principios de 2000, de la mano de kinesiólogos que implementaron la técnica para tratar a sus pacientes. Para saber más acerca de los beneficios y características distintivas del método, consultamos con Guillermo Paterno, kinesiólogo del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín y ex profesor de Biomecánica de la UBA, uno de los pioneros en el trabajo con Pilates en nuestro país.

A diferencia de otras formas de ejercitación física, nos cuenta Guillermo, el Método Pilates propone “un trabajo desde el centro del cuerpo, dando importancia a la conciencia corporal, la fluidez del movimiento, la elongación, la tonificación, el control corporal, la resistencia y la armonización general del cuerpo. Es un trabajo sumamente completo que permite atender todas estas cualidades físicas de forma simultánea, requiriendo menos tiempo que un trabajo con sobrecarga de peso como el que se realiza en el gimnasio”.

Otra diferencia distintiva del método es que “no ejercita articulación por articulación, sino que organiza el trabajo por cadenas musculares, del mismo modo en que nos movemos y bailamos: Pilates se adapta perfectamente a nuestro sistema de movimiento natural”.

En el campo de la rehabilitación, Guillermo señala que el Método Pilates no sólo permite “atender la lesión, o reeducar de forma aislada la zona lesionada, sino reeducar todo el cuerpo. Al trabajar globalmente, estamos enviando información a todo el cuerpo, y no solamente a una parte”, lo cual ayuda a prevenir futuras lesiones, aportando mayor control y armonía al movimiento general.

Casi un siglo después del surgimiento de la Contrología creada por Joseph Pilates, muchas cosas han cambiado: “La medicina del deporte ha avanzado muchísimo, los estudios de biomecánica se han desarrollado”, y el incremento de información en estos campos modificó la forma de trabajar e implementar este método. Sin embargo, el método en sí no sufrió grandes transformaciones: “Pilates fue un visionario; la esencia de lo que él creó sigue intacta”, concluye Guillermo.

Por María José Rubín

 

PILATES PARA TODOS
La versatilidad del método permite adecuarlo a muy diversas necesidades y capacidades físicas: desde alguien que nunca ha realizado ejercicio hasta un bailarín o deportista de alto rendimiento; los ejercicios de cuerpo libre, o Mat, y los ejercicios en Reformer pueden adaptarse para lograr resultados en personas con distintos grados de entrenamiento.

 

¡ME MANDARON A HACER PILATES! ¿QUÉ HAGO?
Hoy en día es muy común que los médicos aconsejen a sus pacientes ejercitarse con el Método Pilates para contribuir con una rehabilitación, alinear su postura o mejorar la calidad del movimiento.
La variedad de opciones a la hora de elegir un lugar en donde tomar clases es inmensa: numerosos estudios de danza, gimnasios, y locales especializados en Pilates funcionan en todo el país. Pero en la mayoría de ellos no hay profesionales de la salud que ofrezcan instrucciones precisas acerca de qué ejercicios realizar para cada caso en particular. ¿Qué hacer ante una situación como esta?
Ante nada, se debe consultar con un kinesiólogo (preferentemente, uno familiarizado con el Método Pilates), para llevar información clara del tipo de ejercicios que conviene trabajar y, aun más importante, cuáles no hay que poner en práctica. Estas indicaciones permitirán que el instructor o profesor a cargo pueda adaptar la clase a las necesidades y limitaciones de cada alumno.