Que siga el baile en Villa Argüello: entrevista a Celia Argüello Rena

¿Qué nos hace lo que somos, esa combinación intransferible de momentos y características que alguna vez adquirimos pero ya no sabemos cuándo ni cómo? Este tema aborda Celia Argüello Rena a través de una obra que se vincula con distintos estilos.

viernes, 28 de marzo de 2014 | Por María José Rubin

Celia Argüello (Azúcar, Cliff) nos cuenta sobre su espacio particular. Su Villa Argüello, obra recientemente montada en el Teatro Timbre 4.

Villa Argüello es una pregunta acerca del ser cordobés (mendocino, porteño, rosarino o etcétera): ¿qué nos hace lo que somos, esa combinación intransferible de momentos y características que alguna vez adquirimos pero ya no sabemos cuándo ni cómo?

Cómico, emotivo y complejo, el viaje a Villa Argüello no empieza ni termina: se presenta como un fragmento citado entre comillas de una realidad que se recrea a través del tamiz creativo de Celia Argüello Rena, una joven y talentosa coreógrafa cordobesa que habla desde la danza y el teatro… y la vida.

Vale comentar que esta coreógrafa es una de las piezas prometedoras del circuito: su participación en la Bienal de Arte Joven 2013, desembocó con una residencia en el American Dance Festival de Carolina del Norte, al cual califica como «un festival bastante universitario, apuntado a un público joven» y que irá allí «mayormente para estudiar».

R: ¿Cómo surgió Villa Argüello?

C: Fue un poco el impulso de volver a Córdoba, a mirar un lugar que te resulta cotidiano y que te resulte más atractivo. Volví a escuchar el sonido, la tonada, la música, hay algo de la dinámica y el olor de la ciudad que me pareció distinto. Allá aunque no escuches cuarteto en tu casa hay algo que siempre está, todo el mundo sabe las letras, las escuchás en el colectivo, en la radio, en las sierras. Me resultó más cercano de lo que pensé que era.

Por otro lado, surgió de ver obras de danza que me resultaban muy herméticas. Entonces en cierto punto quise vincular la danza contemporánea con el cuarteto de Córdoba. Lo más difícil era no caer en la representación de ese mundo, hacerlo de un modo que no implicara una opinión al respecto.

Cuando empezamos a trabajar yo tenía que llevar a siete bailarines hacia ese mundo. Mucho después me di cuenta de que el trabajo tenía que ver con la nostalgia, con haber abandonado el lugar de origen, y se convirtió en un discurso universal: por más que no seas de Córdoba, la gente se identifica con haberse ido de algún lado, o simplemente con haber cambiado porque creciste.

Lo de la tonada nos sirvió para que Teli (Ortiz, la única cordobesa entre los intérpretes) fuera la referente. Se dio de manera orgánica, todos hicieron su búsqueda y resultó natural que ella fuera la que unía. Después todo el material que teníamos de coreografía y “momentos” se acomodaron para que ella fuera la que conduce todo, pero recién hacia el final del proceso. La idea de la nostalgia también, vino a sellar todo ese mundo. La pauta de la obra sería tratar de ser lo más cordobés que se pueda.

"Villa Argüello", en encuentro entre la danza contemporánea y el cuarteto. Foto por Matías G.
«Villa Argüello», en encuentro entre la danza contemporánea y el cuarteto. Foto por Matías G.

R: En tus obras se ve muy patente tu formación integral de danza y teatro, ¿es algo que planificás o va surgiendo solo?

C: Sí, yo empecé teatro a los ocho años y después seguí estudiando en la Universidad Nacional de Córdoba. Luego me pasé a un taller coreográfico de la Universidad de varias horas por día y cuando cerró vine a Buenos Aires y seguí estudiando teatro con Ciro Zorzoli, pero más que nada danza.

Por esa mixtura que siempre tuve, en mis obras se arma así, todo a la vez. No me serviría hacer la diferencia entre danza y teatro a la hora de hacer: a veces es más de movimiento, a veces no, pero siempre me interesa tener una mirada teatral, me sale naturalmente.

R: ¿Cómo fue la experiencia en la Bienal?

C: La función y lo que tuvo que ver con el montaje de la obra estuvo bueno. No estaba aclarado en las bases el cachet de las obras ya estrenadas, lo cual espero que cambie en el futuro: esto de no querer pagar a las obras estrenadas por más que sea un concurso… Pero fue interesante hacer la obra ante un público más amplio, había mucha gente en la bienal.

Foto: Matías G.

Foto: Matías G.

R: ¿Cómo fue evolucionando Villa Argüello desde que la estrenaron en 2012?

C: Cada vez se va afianzando más. Este es el tercer año, cambiamos algunas cosas pero se mantiene bastante parecida a la primera función que hicimos. Y sigue funcionando, hay algo de la tarea de los bailarines de mantenerla viva todo el tiempo.

Va evolucionando también en cuanto a envergadura, como estar en Timbre 4. Nosotros no la hacemos ahí usualmente, sino en un club (la Asociación Vecinal Gral. Benito Nazar): esa era mi idea inicial, no me imaginaba a Villa Argüello en una sala de teatro.

Sin embargo, la obra gana mucho cuando se hace en un escenario, cuando tenemos luces y un diseño espacial más claro. Ahí gana la posibilidad de ver la obra con mayor distancia. En el club pasa otra cosa, tiene que ver más con la cercanía, a los chicos los pone en un lugar más activo con el público: es algo que se comparte, esa idea de baile y poder evocar un encuentro familiar o barrial. Están buenas las dos cosas.

CUÁNDO Y DÓNDE

Funciones en marzo y abril: sábados 20 hs.

Lugar: Asociación Vecinal Gral. Benito Nazar, Sociedad de Fomento y Biblioteca Popular | Dirección: Antezana 340 (continuación de Aráoz a 1 cuadra de Honorio Pueyrredón) – Ciudad Autónoma de Buenos Aires

RESERVA DE ENTRADAS: www.alternativateatral.com


[1] Giordano, Alberto, Razones de la crítica. Sobre literatura, ética y política, Buenos Aires, Colihue, 1999. P. 138.