Saltos: Los primeros pasos a tener en cuenta para lograr la elevación

La bailarina Victoria Mazari ofrece algunas pautas para trabajar la elevación y el salto.

domingo, 03 de abril de 2016 |

Por Victoria Mazari (*)   

Si de hablar de saltos se trata, antes que nada, propongo trasladar el pensamiento al impulso más primitivo: que cada uno cierre los ojos y busque ese momento en donde toma impulso y todo su cuerpo se prepara para saltar lo más alto que puede y alcanzar algo en particular, o trasladarse lo máximo que el impulso, la inercia y la longitud de las extremidades permitan.

Cuando incluimos el salto dentro de una secuencia o coreografía, lógicamente, hay algo de esa espontaneidad de la cual hablábamos anteriormente que se pierde. ¿Qué pasos tengo que hacer antes de saltar? ¿En qué tiempo musical? ¿Cómo tengo que terminar? Todas esas cosas hacen que dejemos a un lado la sensación de VOLAR, de suspendernos en el aire y continuar bailando como si nada. Lo que intento explicar es que a veces, al tratar de aprender correcta y técnicamente el salto, perdemos de vista ese otro cincuenta por ciento que acompaña la técnica y que se llama intención.

Hablaremos sobre la técnica del salto, pero para que todo esto funcione no debemos olvidar su causa, el momento donde el cuerpo se prepara para la suspensión, la elevación y la explosión muscular que requiere mantenernos en el aire.

Hay puntos del cuerpo que es muy importante tener en cuenta a la hora de saltar. La alineación del cuerpo se transforma siempre en algo fundamental porque será la manera en la que nos despegaremos del piso y regresaremos a él; por eso no hay que perder de vista ciertas cosas que mejorarán y ayudarán a nuestro salto y protegerán nuestro cuerpo. Haremos un pequeño repaso acerca de los pies, rodillas y centro del cuerpo durante el salto.

Abordaremos el tema saltos -como en algunas otras notas hemos hecho- pensando que el cuerpo es un torre y que, en este caso, si queremos elevarnos debemos primero quitar peso al punto de apoyo para así comenzar a despegar.

Centro del cuerpo: El centro controla cuánto peso llevamos hacia el piso, cuán compacto está nuestro cuerpo para que a la hora de saltar podamos mantener una figura en el aire o provocar un giro o cambio de frente. Por eso es muy importante tener lo abdominales correctamente fortalecidos y la cintura pélvica bien colocada; sacro y crestas alienados a rodillas y pies para que el impulso que el cuerpo genere también ayude al centro a elevarse antes que nada, a volvernos livianos y aptos para despegar.

Rodillas: Todo bailarín, o aspirante a bailarín, debe saber que esta articulación es la más forzada por nuestra actividad y probablemente una de las que más se usa para todo movimiento que queremos hacer. Debemos proteger esta articulación, como así los tendones y músculos que la contienen.

El músculo cuádriceps protege particularmente a la rodilla; éste, al igual que los vastos internos y externos, deben estar muy fuertes para controlar la alineación de esta articulación que recibe el impacto de la colocación de la parte superior de la pierna y la cadera, como así también de la parte inferior (los tobillos y pies).        

Las rodillas, junto con un gran grupo de tendones y músculos, generan el demi plié, la flexión necesaria y fundamental para saltar. Es muy importante la alineación de la flexión antes de saltar pues es el motor principal del salto.

Desde la cadera debemos colocar rectos internos y cuádriceps alienados sobre las rodillas; los vastos internos la deben contener apuntando justo hacia la mitad del pie y al segundo dedo, ya sea que estemos con los pies en paralelo o en posición en dehors. Esta musculatura generará el empuje y la tracción necesarios para saltar.

Pies y tobillos: Debemos tener en cuenta que cuando hablamos de pies involucramos falanges, dedos, arcos, talones y todos los tendones y músculos que nos dan la posibilidad de moverlos y articularlos. Los pies nos permiten generar la tracción al piso necesaria para despegarnos del suelo; las falanges y los arcos de los pies actúan como una especie de sopapa que se agarra del piso hasta que todo el cuerpo está preparado para saltar y rechaza el suelto para dar ese último empuje.      

El tobillo, al igual que la rodilla, debe estar alineado justo a la mitad del pie. La parte superior del empeine, en donde se encuentran los extensores de los dedos, debe estar relajada para permitir que el tendón de Aquiles se relaje y pueda darnos la mayor cantidad de flexión posible, que es el principal impulso para saltar.      

Los talones deben estar muy bien apoyados en el piso antes del salto y en el regreso, ya que es uno de los factores que protege el tendón de Aquiles, otra parte fundamental y muy utilizada por el bailarín.

Luego de tener todas estas cosas en cuenta debemos comenzar a analizar primero la forma en que saltamos, desde un movimiento simple como el hecho de saltar, sin buscar ninguna forma en particular todavía sino simplemente colocando el cuerpo teniendo en cuenta las cosas mencionadas anteriormente. Una vez que estudiamos el salto y que todo esto está incorporado a nuestro movimiento, que podemos mantener esta colocación general del cuerpo sin pensar y entregarnos a la sensación de elevación y suspensión, es donde debemos comenzar a probar otro tipo de saltos, generando figuras, cambios de frente y giros. Pero insisto: para que todo esto salga debemos tener primero muy en clara la forma en la cual nos despegamos del piso.

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Cada alumno de danza debe consultar con su maestro si es que está preparado y ejecutando correctamente los saltos, porque al ser algo que sucede rápido y con mucho impulso, a veces, no podemos ser totalmente conscientes de lo que está sucediendo en la totalidad de nuestro cuerpo.            

Los maestros debemos proteger en ese sentido al alumno, tratando de llevar sus posibilidades al máximo, pero dándole las herramientas y correcciones necesarias para aumentar de a poco su capacidad de salto. Ayudarlos a reconocer su límite físico y guiarlos para que encuentren esa sensación de elevación, suspensión y traslado que los llevará también a mejorar los saltos.

Explicación del video:

En el video podemos ver una secuencia de cuatro saltos, se aprecia uno en cámara lenta, donde podemos ver la forma en que se despega del suelo, partiendo de un buen demi plié, con lo talones muy bien apoyados, esto no solo nos asegura un mejor impulso sino que también previene lesiones en piernas y pies. Se puede ver que al comenzar una salto se pasa por los mismos lugares que para llegar a un relevé, rechazamos falanges y arcos de los pies al piso, los rectos internos también intervienen en esta acción, al igual que toda la parte interna y externa de las piernas que ya hemos nombrado anteriormente.

Una vez en el aire podemos ver que la suspensión está particularmente provocada por la extensión y proyección de las piernas, que se conectan directamente al centro del cuerpo, que al elevarse nos aliviana lo suficiente como para lograr estirar pies y rodillas en el aire.

En el aterrizaje podemos procurar que el regreso al suelo sea de la manera inversa, y con mayor cuidado aún, que el despegué, abrimos falanges para el primer contacto con el piso, relajamos los arcos de los pies y tendones, una vez que todo el pie llego al suelo finalizamos con un demi plié, asegurándonos de tener los talones bien apoyados, esto no solo nos da una buen aplomo en el aterrizaje, sino que protege músculos y articulaciones del impacto que provoca el rebote contra el piso al bajar.

Me resulta imprescindible hacer hincapié en esta primera idea fundamental, todo salto comienza y termina con una buena flexión de rodillas, de otra manera no se consigue elevación ni suspensión, y se corre el riesgo de caer en lesiones de pies, tobillos o rodillas.

(*) Victoria Mazari fue alumna de la Escuela Municipal de Danza Norma Fontenla y del gran Maestro y bailarín Ruben Chayan. Bajo su tutela ganó concursos provinciales e internacionales. Formó parte del Ballet Juvenil de Mar del Plata dirigido por Chayan. Obtuvo beca de estudio en la Fundación Julio Bocca. Integró el Grupo La Rayuela y el Ballet Neoclásico de Buenos Aires. Fue alumna del maestro Alfredo Gurquel y Juana Lederer e integró el Grupo de Danza que ellos dirigían. También integró la Compañía Expresarte Danza-Teatro. Desde 2011 integra el Ballet Metropolitano de Buenos Aires, con el que ha realizado diferentes giras por el país, Chile, Uruguay y conformó parte del elenco que el MET llevó a su primera gira en Rusia en 2012. Fue integrante de las tres temporadas que esta compañía realizó con mucho éxito en C.C. Konex. Dirige la compañía Danseur de Danza-Teatro, fundada en 2013, y con la cual ya ha realizado más de 10 funciones y se prepara para una nueva temporada.

Desde 2006 se desempeña como maestra de Danza Clásica con especialidad en Técnica de Puntas y Elongación y Preparación Física, siendo su principal sede BAYRES Estudio de Arte. Desde 2009 dicta Clases Especiales de Técnica de Puntas.

Foto de portada: Se agradece especialmente al fotógrafo Hernán Conde por la cesión de la fotografía para esta nota.