Sandra Racedo: la pasión por enseñar danza

Con una extraordinaria vocación docente, Sandra Racedo ha logrado, desde su estudio en Carlos Paz, trabajar la danza en vistas a la profesionalización con gran éxito. Pasión, dulzura y confianza son, para ella, los elementos fundamentales para lograr buenos resultados.

miércoles, 21 de enero de 2015 | Por Maria José Lavandera

Hace tiempo que el nombre de Sandra Racedo empezó a sonar a través de algunos lindos bailarines que supieron salir de su estudio, montado en una colina en la ciudad de Villa Carlos Paz, en Córdoba. Con vistas de ensueño y la dulzura magnética de Sandra, es difícil no pensar que de allí pueden salir almas colmadas de arte. Así se lo puede ver en el nivel de sus alumnos, entre quienes ya se cuentan diversas y exitosas carreras, como la de Amparo Vázquez, quien ha sido premiada en Danzamérica y en el Youth America Grand Prix, transitando hoy una beca en The Rock School for Dance Education, en Filadelfia (Estados Unidos).

Hace más de diez años que Sandra, formada con grandes maestros como  Olga Ferri, Antonio Truyol, Wasil Tupín, Miguel Miranda,  Liliana Belfiore, Nela Frexas y Verónica Idigoras, se decidió a cambiar su vocación de bailarina por la de maestra: «Estaba bailando en una compañía y mi maestra, Verónica Idígoras, a quien amo, me despertó esta parte docente, cuando me mandó a montar ‘Diana y Acteón’. Me pregunté en seguida ‘cómo voy a hacer eso’ (risas). No tenía experiencia semejante para hacerlo. Pero me dijo ella que viera los videos y que me pusiera a estudiar. Me salió el alma ‘mandona’ del maestro que tiene que dirigir (risas), el liderazgo, y me apasionó. Supe que quería hacer eso siempre. Buscar, trabajar para poder hacer algo y que luego eso salga bien. Finalmente es lo que hago todos los días: ir buscando cada vez los detalles para que las piezas salgan lo más ajustadamente posible y que los bailarines me entiendan, puedan resolver y hacerlo. Eso es lo que me atrapa todos los días de esta profesión. Poder yo también darles y buscar cada vez más. No quedarse sentado en un sillón cómodo, sino salir a trabajar y buscar cada vez más cosas nuevas», explica Sandra. Ha sido reconocida en junio de 2014 por el Consejo Argentino de la Danza como una de las mejores maestras nacionales.

Es una emprendedora incansable, que no para de crear iniciativas: con sus alumnos también ha constituido hace unos cuatro años la compañía «Nueva Línea», que ocupa repertorio clásico y contemporáneo, con la idea de lograr una experiencia pre-profesional para sus alumnos más avanzados, un espacio para que ellos pudieran palpar de cerca los significados e implicancias de ser un bailarín profesional: «Mi primer desafío fue montar una obra con niños para niños –’El Mago de Oz’-. De ahí pensé en esta idea de la compañía. La creamos cuando estos mismos niños crecieron. La presentación oficial fue una puesta de ‘El Lago de los Cisnes’, en la que vinieron a bailar Carla Vincelli y Edgardo Trabalón. También presentamos ‘Coppelius Lop’, inspirada en la historia de Coppelia, dando una vuelta de tuerca», explica.

Con Edgardo Trabalón y Carla Vincelli detrás, en el estreno de "El Lago de los Cisnes". Foto: Gentileza Sandra Racedo.

Con Edgardo Trabalón y Carla Vincelli detrás, en el estreno de «El Lago de los Cisnes». Foto: Gentileza Sandra Racedo.

Comparte la dirección de este espacio con la profesora de danza contemporánea en su estudio, Mariana Massera: «Surge por generarles, aparte de las clases de danza o la preparación para un concurso, que puedan tener la experiencia de cómo sería estar en una compañía. Es una compañía pasante, en donde chicos que están estudiando tienen la posibilidad de poder vivir de alguna manera como viviría un profesional: tomar clase, ensayar, preparar obras y presentarse en público. Esto también les da una diferencia a la hora de salir a bailar en un concurso, por ejemplo. Si solamente estudian, no todos, pero la gran mayoría están estructurados, como metidos en una cajita, bailando para ellos solos. Cuando viven esto, se dan cuenta lo que significa bailar para el público. También toman de otra manera la experiencia de salir a bailar en un escenario: es cosa conocida. Se combina la responsabilidad de dar un buen espectáculo, de estar listos para salir al escenario. Esto genera en ellos un nervio por ir más allá y querer más. Veo una diferencia sustancial en la performance en concurso, que consideran una experiencia más íntima y personal. Cuando bailan en estas funciones, dan el alma y ves a una persona adulta bailar, sin nervios, súper entregados y compenetrados en el personaje que tienen que hacer. La idea es proyectar esta compañía a futuro».

Compañía de danza "Nueva Línea", la apuesta de Sandra para profesionalizar el trabajo con sus alumnos. Foto: Gentileza Sandra Racedo.

Compañía de danza «Nueva Línea», la apuesta de Sandra para profesionalizar el trabajo con sus alumnos. Foto: Gentileza Sandra Racedo.

Uno de sus desafíos y grandes placeres es formar a chicos en quienes descubre el potencial y la voluntad de transformarse en profesionales. Su estudio se ha convertido en una usina de talento: «Guiar a chicos que tienen estas aspiraciones es un desafío constante. Es lo que hace que día a día tenga ganas de seguir dando clase, de encontrar todos los días una distinta, entretenida, donde pueda acaparar en ellos toda la atención posible. Ellos estimulan las ganas de búsqueda, de aprender y de ir creciendo. Para mí también es muy importante transmitirles que lo que están haciendo es muy favorable para sus vidas, más allá de lograr ser un excelente bailarín».

Es también toda una experiencia presenciar el amor incondicional que comparte con sus alumnos, algo que para ella les ayuda también a ganar seguridad en sí mismos: «La relación que logramos con los chicos es muy cercana. Ellos confían mucho en mí y yo tengo muchos deseos de lograr con ellos lo que están esperando. Así que es como un diálogo con ellos. En mis tiempos de estudio era muy lejana la conexión con el maestro. No era algo personal. Te prestaba atención, pero no sabías si había algún afecto, de maestro a alumno. Las relaciones han cambiado mucho y he querido cambiar eso en mi trabajo docente. Yo quería que sintieran que estoy muy interesada en el desarrollo de cada uno de ellos y que para mí son importantes. Desde ahí puedo infundirles una seguridad tal que al momento de bailar se sientan de esa manera y no temerosos de fallar en algo. Ves florecer a tus alumnos muchas veces por la forma en que los tratás: justo en el momento en que vos les das ese lugar importante o esa seguridad que los hace pensar que pueden más, tienen evoluciones increíbles», cuenta Sandra.

Es también muy consciente de la responsabilidad de llevarlos «por un camino correcto«, como ella dice, para que cumplan sus objetivos y prepararlos sólidamente para que pudieran obtener becas que los lleven a continuar aprendiendo. Justamente, para compartir la tarea de enseñanza, su estudio ha invitado a las evaluaciones de fin de año a grandes maestros, como Raúl Candal, Lidia Segni y Eleonora Cassano, entre otros.

Raúl Candal, uno de los maestros que ha invitado como evaluador a su estudio. Foto: Gentileza Sandra Racedo.

Raúl Candal, uno de los maestros que ha invitado como evaluador a su estudio. Foto: Gentileza Sandra Racedo.

Mamá de tres hijos -dos varones y una niña, bailarina, que en 2014 fue la Revelación en Danzamérica-, considera que su familia y la danza son sus tesoros, aquello que la nutre para ser mejor profesional cada día: «Puedo decir que hasta ahora hice un buen trabajo y voy a seguir haciéndolo porque me apasiona. No doy clases por dar, sino que doy clases porque amo lo que hago y quiero que sean buenas. Esa es mi meta. La danza es un estilo de vida. Para mí es mi gran complemento. Hay dos cosas que no me pueden faltar. Es el amor de mi familia y la danza. Sin cualquiera de las dos cosas, no estaría completa y no sería quien soy», concluye, con dulzura.