Santiago Barreiro, en el SODRE: El fotógrafo de danza que se creó a sí mismo

Desde hace más de tres años que Santiago Barreiro es fotógrafo del Ballet Nacional Sodre (BNS). Le gustan los reportajes largos, las series temáticas y los proyectos colectivos. Recientemente editó su primer libro individual: «Pueblo Ballet». Y una selección de algunas de esas fotos está desde octubre en una fotogalería a cielo abierto. El camino que recorrió siguiendo su fascinación por el movimiento.

lunes, 15 de febrero de 2016 | Por Laura Chertkoff

Santiago Barreiro nació en La Paloma, Uruguay, hace 30 años. Junto al mar.

Y el mar nunca se queda quieto. Así es que sus primeras fotos, hace 11 años, fueron siguiendo los movimientos de los surfistas.

En Montevideo se formó en el Foto Club del Uruguay y de inmediato comenzó a trabajar para medios gráficos. Le gustaba mucho el ballet. Entonces se puso a investigarlo.

SB: – Es mucho más importante empaparse del tema que apretar el botón. Como las cámaras ahora son rapidísimas, no hay que sacar 25 fotos de cada salto. Sacás dos o tres, pero lo importante es el intervalo. Porque sacaste dos de un jeté que por ahí están más o menos bien, pero en una quedó con un attitude atrás: y esa es la que se descarta.

R: – ¿Cómo investigaste sobre ballet?

SB: Con cada tema nuevo me pongo a estudiar. En este caso fue leer de historia de ballet, de técnica de ballet, vi mucho ballet. Me iba a la feria a buscar libros usados. Me armé una biblioteca enorme en casa. Y después la conocí a Lucía Chilibroste – la investigadora de la danza que trabaja en los proyectos de divulgación del Ballet Nacional del SODRE (BNS). Me hice muy amigo. Eran horas de charlas, aprendí mucho. Los fotógrafos que fueron bailarines tienen hasta el tiempo incorporado. Yo recién ahora he aprendido a contar.

R: – El ballet, si uno se aprende la coreografía, termina siendo previsible… ¿Las olas también son previsibles?

SB: – Sí. Además la manera de sacar es siempre la misma.. ¿Qué cambia? El estilo del intérprete, igual que en el ballet. La fuerza, la energía. Y eso también te lo estudiás.

Aprender en las calles

Tapa de "Pubelo Ballet", libro de fotografías de ballet de Santiago Barreiro. Gentileza de SB.

Tapa de «Pubelo Ballet», libro de fotografías de ballet de Santiago Barreiro. Gentileza de SB.

En 2010, con la llegada de Julio Bocca a la dirección del Ballet Nacional del Sodre, la compañía empezó a tener mucha más visibilidad. Y se democratizó su consumo.

En ese contexto surgió el estudio fotográfico Pueblo Ballet. En dos años de proyecto tuvo todos los climas: hay fotos más veraniegas en la playa y algunas más otoñales en la ciudad, pero todas están unificadas por un concepto: “Retrata el instante mismo en el que se produce la fascinación y la magia», dice Lucía Chilibroste en el texto incluido en sus páginas.

Las fotos muestran encuentros casuales entre los artistas del BNS y la gente común, sorprendida en su cotidianeidad, por la belleza del ballet.

SB: Lo que yo estaba buscando era un instante espontáneo. Hay una de las fotos que es en un bar… Y hay unos señores. Yo avisé que iba a ir con la bailarina. Y cuando llegamos, estaban muy pendientes… o se corrían. Entonces tuve que esperar un tiempo, charlar con ellos, y cuando se relajaron y dejaron de estar en pose, ahí saqué la foto. Y es la foto que quedó.  Entonces después ya no avisaba nada. Si no salía, intentábamos de nuevo. Pero tuve suerte: por lo general salía.

R: ¿Qué tantos intentos tuviste que hacer para que salieran las fotos que quedaron?

SB: No muchos. Se daba bastante rápido. Como lo que yo estaba buscando era la gente, la figura ya estaba pactada entre nosotros. Si era un arabesque, buscábamos alguien para intervenir con ese arabesque. Si se repetía la foto era porque no pasaba nada con la gente. Rara vez era porque la bailarina estaba mal… A veces repetíamos los saltos porque no quedaban justito cuando el tipo miraba. Y sólo repetí una salida, porque después de mucho tiempo volví a mirar la foto y no me convenció. Ya había aprendido bastante en el camino.

R: ¿Qué margen de negociación tenías con los bailarines? ¿Te decían “lo mío son los saltos” o “lo mió no lo son”?

SB: Hay bailarines que son más románticos y otros más enérgicos. A medida que los iba conociendo me iba dando cuenta y pensaba una figura que correspondía a cada tipo de bailarín. Estaba claro que el salto característico de Giselle era para la foto de María Riccetto. Y para otro estilo, era un sissonne.

Santiago Barreiro junto a una de sus fotos que muestra a Ciro Tamayo en uno de sus saltos y a una vecina de Montevideo en una de sus sorpresas. Gentileza Tanya Campos.

Santiago Barreiro junto a una de sus fotos que muestra a Ciro Tamayo en uno de sus saltos y a una vecina de Montevideo en una de sus sorpresas. Gentileza Tanya Campos.

 

 

R: ¿Por qué todo el estudio está pasado a blanco y negro?

SB: Es un proyecto que no tiene un relato. No tiene un principio, un desarrollo y un fin. Son fotos muy parecidas entre sí, que funcionan solas. Entonces el blanco y negro las unifica. Unifica las fotos y unifica el concepto. Es un recurso estético que funciona.

R: ¿Lo vuelve más atemporal?

SB: También. Hace muchos años no era una elección: era un condicionamiento técnico. Pero después se fue institucionalizando como algo artístico. Acá me sirvió para crear un nexo entre las fotos y obviar distracciones. Cada foto tiene muchos componentes visuales, pasan muchas cosas. Si a eso le agregás una paleta de colores amplia, te vas con la remera del tipo que está en el fondo. Al haber tanta información no me podía dar el lujo de que la gente se distrajera.

R: ¿Que tan perfeccionista sos?

SB: Bastante. No volvía de la sesión, si ninguna foto era la correcta.

La mirada oficial

Que desde el 2012 las fotos de Santiago Barreiro sean las oficiales del BNS fue un “efecto secundario” de este interés por el ballet. Todo el proyecto iba por afuera de lo institucional.

SB: Yo empecé esto de Pueblo Ballet sin permiso de Julio Bocca. Arreglaba directamente con los bailarines. Pero él vio algunas fotos que saqué de “La Viuda Alegre”, que estaban bastante bien. Y vio que estaba interesado en aprender. Estaba muy sorprendido. Me preguntó si bailaba.

R: Los bailarines ya se acostumbraron a tu presencia. Tenés muchas fotos de ensayo.

SB: – Al principio eran reacios. La presencia de un fotógrafo que no conocen es una tragedia griega. Si te saca mal te comprometen toda la carrera. Es incómodo si el fotógrafo no se sabe mover.

R: ¿Le podés arruinar la carrera a alguien con una foto?

SB: – No creo que los dejen de contratar por una foto chueca. Porque la gente que sabe de ballet sabe que es una disciplina donde el 99,9 %  son movimientos de transición y no son figuras fijas. Es un momento que se fotografía todo lo demás es ir hacia eso. Sé que les duele si ven una foto que los agarró mal. Tengo miles de fotos que están en el momento que no es. Por eso hay que sentarse a elegir bien.

R: ¿Y que tanto los dejás elegir?

SB: – Nada. Lo que hago en el Sodre lo elijo yo. Elijo qué les mando. Y después pasa por el filtro de Julio. Con Pueblo Ballet tuvimos más idas y vueltas porque hay que ser realista: yo no sabía mucho. Y si ellos me estaban cediendo su cuerpo y su tiempo para un proyecto mío, lo mínimo era darles a elegir. Yo les mandaba las 5 que me parecían que estaban bien y ellos me decían: es ésta. No me pasó que me dijeran “están todas mal”.

R: ¿Cuántas fotos entregás por cada obra?

SB: Por reparto entrego 300 fotos más o menos. Antes entregaba muchas más… Como sabía menos, entregaba cosas que no eran.

R: ¿Como qué?

SB: Movimientos del cuerpo de baile que no eran característicos de la obra. Hay figuras en las obras que son clásicas que tienen que estar. Y cuando todavía no la viste muchas veces, no lo sabés. Cuando no conozco una obra, la estudio. Don Quijote, Lago de los Cisnes ya las sé, porque las vi… Imaginate Carlos Villamayor, que las bailó: la tiene súper clara.

R: Y ves venir las fotos. ¿Las tenés en la cabeza?

SB: – Si conozco la obra, sí. Además el ballet clásico es estructurado: un adaggio, un allegro y una coda.

R: ¿Qué tan incómoda es la danza contemporánea, entonces?

SB: – ¡Muy incómoda! Pero es un desafío que me divierte. Ayer hice unas fotos de contemporánea… de repente salen del piso y pegan un salto… estiran la punta y después meten un flex… Entonces ¿Cuál es la que sirve? ¡Todas! Está bueno, pero me sigo quedando con el clásico. Y no porque me sea más cómodo: simplemente me gusta más.

R: El ballet clásico tiene buena prensa. Combina con las campañas publicitarias: “queda lindo”. Circulan muchas series de fotografías de poses de ballet. Pero muchas veces son estatuas con tutú: tus fotos tienen movimiento…

SB: En el Sodre me guían. Tengo que sacar la foto desde la perspectiva que a Julio le parece que está bien. El ballet está montado para que se vea de frente. Y entonces todas las obras las saco de frente. Sé que a los bailarines las fotos les gustan de frente. Pero si hago tres repartos del mismo modo, me termino aburriendo. Me gustan las fotos que van por el camino alternativo. Sin perjudicar a los bailarines, encontrar un punto medio es genial.

Esos detalles de manos que le salen tan lindos. En este caso, de Vanessa Fleita. Gentileza Santiago Barreiro.

Esos detalles de manos que le salen tan lindos. En este caso, de Vanessa Fleita. Gentileza Santiago Barreiro.

R: ¿Qué sucede con la cuestión de los derechos de lo que vos saques y al Sodre no le gusta?

SB: Las fotos siempre son mías. Todas las fotos de un fotógrafo son de él. Es inajenable: cuando a uno lo contrata no cede los derechos: los alquila por cierto tiempo. En teoría yo puedo hacer lo que quiera con las fotos pero elijo respetar las condiciones. Creo que es un tema de cintura.

R: ¿Estás acumulando fotos en ángulos no necesariamente simétricos y composiciones en tensión, que “nadie quiere”?

SB: – ¡Claro que sí! Las que sé que no las van a usar, me las quedo. Yo cumplo con no divulgar en redes sociales lo que le entrego a Julio. Todo lo que hago antes de la función me lo quedo para mí porque me gusta.  

R: Tendés a cerrar el plano más de lo que esperan…

SB: – Sí. Porque me gusta seguir a la pareja o a los solos. Pero como se está haciendo mucha producción nacional, a veces hay que hacer planos más abiertos para registrar la importancia de esa producción. Entonces ahí aprovecho las figuras quietas cuando terminan, o las del cuerpo de baile… ¡Pero es todo muy grato! Cuando me toca laburar en el Sodre estoy feliz. Por ahí tengo que cubrir un té de veteranas, un casamiento, una producción de modas, porque eso también me da de comer. Pero yo voy al teatro feliz.

El libro, la gente, la calle

Estos dos años de trabajo se plasmaron en 1000 ejemplares de un libro de tapa dura con 35 fotos y textos para pensar. El lanzamiento quedó enmarcado en los festejos por los 80 años del Ballet Nacional del Sodre. Las repercusiones mediáticas fueron muchas. Además el Centro de Fotografía de la Intendencia montevideana montó 25 gigantografías en la Fotogalería Ciudad Vieja, junto al Mercado del Puerto. Las fotos están ahí desde el 31 de octubre y hasta el 20 de enero, las 24 horas del día. Interactuando con la vida de  la ciudad. Y con los turistas. Y con la lluvia.

Santiago, junto a la fotogalería. Foto: Laura Chertkoff.

Santiago, junto a la fotogalería. Foto: Laura Chertkoff.

El libro lleva textos la primera bailarina residente María Noel Riccetto – que también participó de la produccón editorial, de Lucía Chilibroste, que sintetiza en una carilla 80 años del BNS. Y del fotógrafo Roberto Schettini que elogia el estilo de Barreiro para resolver el proyecto al “estilo uruguayo”: sin superproducciones.

SB: Para mí fue mucho más rico que fuera totalmente espontáneo. Después de sacarle las fotos les contaba que iba a salir en una muestra y un libro.

R: ¿Y cómo fue la reacción de la gente viéndose en las fotos?

SB: Tenía un poco de miedo de que algunas personas se enojaran… Justo ayer me escribió alguien que se vio en la muestra y estaba fascinada. Y también recibí una devolución de una niña que fue a ver la muestra y le llegó el mensaje. Tomó una postal de las que te da el Centro de Fotografía y armó una carpeta de fin de año, hablando de los 80 años del Ballet Nacional del Sodre y de que la danza llegue a todos. Cuando vi eso, dije “OK. Misión cumplida”

R: ¿Tenés la sensación de que alguien no entendió lo que querías hacer?

SB: Hay una confusión que se da mucho, que porque son fotos del ballet en la calle. Y entonces creen que lo que quiero es mostrar Montevideo. Porque los bailarines están fuera de su lugar habitual. Sí, lo están… Pero hay una búsqueda más profunda. Pero como digo en el libro lo que quiero es “promover la cultura del ballet”

R: ¿Te estás haciendo rico con el libro?

SB: No. Pero tampoco perdí mucha plata. Lo que perdí es mucho tiempo. Hacer un libro es un trabajo bastante tedioso. Sobre todo si lo hacés de manera independiente. Tenés que estar en todo, casi que dormía en la imprenta.  

R: ¿Sabés si ya estas generando nuevas vocaciones? ¿Te vinieron a pedir consejos?¿Te ofrecieron dar clases de fotografía de ballet?

SB: Yo no considero que esté en un punto como para empezar a enseñarlo. Sonará romántico, pero creo que es un camino en el que tengo mucho que aprender… En la foto, en el ballet y en la vida.

Foto de tapa: Laura Chertkoff