Silvina Perillo: Una vida con la danza

Por María José Rubín Amor a primera vista. Eso fue, podemos intuir, lo que sintió la pequeña Silvina Perillo a los cinco años, mientras veía a Maya Plisetkaya interpretar La muerte del cisne. Desde ese momento hasta hoy, la actual primera bailarina del Ballet estable del Teatro Colón ha recorrido una trayectoria de aplausos y […]

lunes, 15 de julio de 2013 |

Por María José Rubín

Amor a primera vista. Eso fue, podemos intuir, lo que sintió la pequeña Silvina Perillo a los cinco años, mientras veía a Maya Plisetkaya interpretar La muerte del cisne. Desde ese momento hasta hoy, la actual primera bailarina del Ballet estable del Teatro Colón ha recorrido una trayectoria de aplausos y numerosos reconocimientos: con un gran repertorio clásico y neoclásico en su haber, fue galardonada en los últimos años con el Premio Clarín y el Premio María Ruanova, del Consejo Argentino de la Danza.

En septiembre de este año, Silvina se despedirá de los escenarios. Cerca del momento de su retiro, charlamos con ella y recordamos sus inicios, los momentos más importantes de su carrera y la gala homenaje a su trayectoria que tendrá lugar el 28 de julio en el Teatro ND/Ateneo.

R: Remontándonos a los inicios mismos de tu carrera, ¿cómo llegó la danza a tu vida? ¿Siempre quisiste ser bailarina profesional? ¿Hubo un momento en que tuviste que decidir y dejar de lado otras alternativas, o bailar siempre fue tu primera opción?

S: La danza llegó a mi vida cuando tenía apenas cinco años: estaba viendo un homenaje en la televisión a los bailarines del Ballet del Colón, caídos en el accidente en octubre del año ’71. Estaban pasando La muerte del cisne, interpretada por Maya Plisetskaya y le comenté a mi mamá que yo quería bailar como la chica de la televisión. La «chica» era nada más y nada menos que una de las bailarinas más grandes de la historia de la danza. Desde ese día quise ser bailarina.

Mi mamá en esos tiempos estudiaba piano con la famosa concertista Pia Sebastiani, quien le aconsejó que preguntara en el Teatro Colón por un maestro para empezar mis clases de danza. Así lo hizo ella y, justo cuando fue al Colón, bajando las escaleras sobre la calle Tucumán, apareció Wasil Tupin; y el portero le dijo “¡Aquí baja el mejor maestro de ballet!”. Así fue como empecé, dos años después, en su estudio privado. Tenía siete años, porque Mercedes Serrano le había dicho a mi mamá que con cinco años era muy chiquita. Entonces le aconsejó que ni bien cumpliera los siete años los volviera a llamar, y así lo hizo… Mi primera opción fue siempre ser bailarina.

A medida que iban pasando los años me iba entusiasmando con las clases de Mercedes y Tupin. Al año tomaba clases con los dos, las de él eran para avanzados y yo me sentía privilegiada al estar en las mismas clases que los profesionales. Al principio era la más chiquita en las clases de Tupin; luego, con los años, empezaron a venir más alumnos del ISA (Instituto Superior de Arte) y del Ballet del Teatro Colón.

Silvina, a los 10 años, con Wasil Tupin y Mercedes Serrano.

Silvina, a los 10 años, con Wasil Tupin y Mercedes Serrano. Foto: Gentileza Silvina Perillo

Compartir las clases de Tupin con primeros bailarines del Colón era muy importante para cualquier estudiante de ballet. Recuerdo a Eduardo Caamaño, Guido De Benedetti, María Elena Astrova, Leandro Regueiro, entre otros… y muchas veces venían artistas internacionales ante quienes mis maestros siempre me presentaban como «su producto de alumna», porque yo tenía solo la formación de ellos, no iba a otros estudios; ellos fueron mis únicos maestros desde el inicio. Conocí en ese estudio a Maya Plisetskaya, Azari Plisetsky, Jorge Donn, Liliana Belfiore, y otros grandes de la danza nacional e internacional.

R: ¿Cuáles considerás que fueron los momentos más importantes de tu carrera?

S: ¡Los momentos más importantes fueron muchos! Primero, el haber bailado junto a Maya Plisetskaya en la Isadora de Béjart, cuando yo tenía solo diez años. Luego, cuando Mercedes Serrano me llevó por primera vez al Colón a ver una clase de ella en el ISA. También cuando entré al Ballet Estable y al día siguiente subí a la categoría de bailarina solista por concurso. Y, de ahí en adelante, todas las funciones en ese escenario maravilloso.

Fue muy importante ganar el primer premio, junto a Karina Olmedo, en el Primer Concurso Latinoamericano, realizado en Buenos Aires por la Asociación Arte y Cultura. Luego viajamos a Francia juntas, ¡al centro de Rosella Hightower, en Cannes!, gracias a la beca recibida por ser medalla de oro en ese concurso.

Fueron momentos importantes cada vez que me otorgaban reconocimientos y premios nacionales e internacionales, ¡y compartir funciones con estrellas de la danza en el Colón y en las galas internacionales! También cuando Raquel Rossetti me elegía para bailar en las galas internacionales de Ballet en Miami, adonde fui muchos años. Allí pude compartir escenario con muchas estrellas de la danza que provenían de otras compañías del mundo.

Dos grandes. Silvina junto a Mikhail Baryshnikov. Foto: Gentileza Silvina Perillo.

Dos grandes. Silvina junto a Mikhail Baryshnikov. Foto: Gentileza Silvina Perillo.

R: ¿Qué personajes recordás con más cariño, y/o como los más desafiantes, tanto técnica como interpretativamente?

S: Los roles que recuerdo con más cariño son varios. No tengo uno en particular porque todos tuvieron en su momento a grandes coreógrafos y maestros que me los han enseñado! Te puedo nombrar a Nathalie Krassovska, quien me preparó por primera vez el segundo acto de Giselle en el NYIBC (New York International Ballet Competition) en el año ’90; a Yuri Grigorovich por el Cisne Negro en el mismo certamen; Tatiana Fesenko que me ayudó a preparar La muerte del cisne y los ensayos de Raymonda; Raquel Rossetti, que me preparó siempre para mis galas nacionales e internacionales.

Siempre estuve muy bien guiada para preparar cualquier rol a interpretar, ¡eso también me lo enseñaron mis maestros Tupin y Mercedes!

Silvina en la piel del cisne, en "La Muerte del Cisne". Foto: Gentileza Silvina Perillo.

Silvina en la piel del cisne, en «La Muerte del Cisne». Foto: Gentileza Silvina Perillo.

R: A muy poquito de despedirte de los escenarios, ¿cómo te sentís? ¿Cómo te imaginás el futuro?

S: Mi futuro lo imagino recordando una maravillosa carrera obtenida gracias a todo lo expuesto anteriormente, agradecida primero a mi mamá por haberme puesto en las mejores manos, a mis maestros por brindarme toda su sabiduría profesional y personal, y agradecida a esta hermosa carrera que me permitió bailar en el Teatro Colón junto al Ballet Estable y demás teatros del mundo y conocer personalidades extraordinarias aquí y en el exterior.

SIlvina, como Medora, en El Corsario, en la versión presentada en el Teatro Colón en el año 2011.

Silvina, como Gulnara, en «El Corsario», en la versión presentada en el Teatro Colón en el año 2011.

R: Para cerrar, contános sobre la gala homenaje que tendrá lugar en ND/Ateneo este 28 de julio. ¿Cómo surgió esta propuesta? ¿Qué va a poder ver el público en esta función?

La gala homenaje en el Teatro ND Ateneo fue idea de Federico Fernández, un joven primer bailarín que tuve el honor de conocer cuando él ingresó al Ballet del Colón; además de excelente bailarín y profesional es una persona generosa, respetuosa y te puedo decir que no hay un solo ensayo donde yo no me divierta con él en ¡todas las veces que nos tocó bailar juntos! Él es quien organiza todo: realizó el programa y me pidió que bailara porque esta gala iba a ser un homenaje a mi trayectoria antes de mi despedida en el Colón. El público va a poder ver algunos de los clásicos que interpreté a lo largo de mi carrera por mis colegas, maravillosos bailarines y amigos queridos de tantos años que también esta profesión me puso en el camino. 

Silvina Perillo