Sindicato de Trabajadores de la Danza: Con ilusión y realismo

El pasado 10 de marzo de 2015 se realizó una conferencia de prensa para promover la creación de un sindicato de bailarines, coreógrafos y maestros de toda la República Argentina. El impulso surgió desde el coreógrafo y maestro Ricky Pashkus y el movimiento por la Ley Nacional de Danza. Participaron referentes de diversas disciplinas y sentaron las bases para una construcción sólida y consensuada.

martes, 17 de marzo de 2015 | Por Laura Chertkoff

¿Qué tienen en común una bailarina de una casa de tango en Buenos Aires y un solista de malambo en Cosquín? ¿Un stripper y una primera bailarina sobre sus puntas? ¿Un coach de TV y una coreógrafa independiente? ¿Una maestra de flamenco en una academia de barrio y el ensamble de un musical en la calle Corrientes?

Que ninguno de todos ellos tiene un sindicato que los represente como corresponde.

Varias veces a lo largo de la historia de la danza en Argentina se intentó la creación de un sindicado propio. En algunas provincias le encontraron la vuelta. Pero no a nivel nacional. En algunos teatros oficiales los trabajadores se afilian como empleados estatales. En el ámbito privado los ensambles terminan yendo por Actores o Variedades. Demasiadas realidades diversas, pero el mismo conflicto en todo el país.

El detonante de este nuevo impulso fue el conflicto por la pertenencia de un elenco entre dos gremios ajenos a la profesión.

“Los músicos, los autores, los actores, tienen entidades gremiales hace muchas décadas. Yo no creo que sea casual que los bailarines estemos recién hoy expresando esta necesidad – analiza Ricky Pashkus – Hay una frase de Isadora Duncan: ‘si lo pudiera decir en palabras no lo bailaría’. Hay un don maravilloso que tiene el bailarín: estar vinculado con los aspectos concretos, pero poder expresarlos sin nombrarlos literalmente. Este proyecto tiene que darnos voz, aunque no trabajemos con la palabra. Tenemos que poder nombrar lo que estamos necesitando”.

Y lo que se necesita es un convenio colectivo de trabajo que establezca reglas claras. Una obra social que entienda la complejidad de los cuerpos sobre-exigidos. Una edad jubilatoria para una vida profesional que suele comenzar tempranamente y que necesita un retiro en condiciones dignas.

Y si bien el proyecto de la Ley Nacional de Danza reconoce el estatus de ‘trabajador’ a bailarines, coreógrafos, maestros, ensayistas, investigadores, no se trata de un proyecto de legislación laboral. Por eso ambos proyectos son necesarios para que se pueda pensar la actividad de manera integral.

¿Cómo se funda un sindicato?

Entendiendo que es un proceso de construcción colectiva que lleva tiempo y debate.

“El próximo 29 de abril, vamos a celebrar el Día Internacional de la Danza con una jornada de reflexión ‘Bailando Trabajo’ – señala Mariela Ruggeri, una de las hacedoras del proyecto de ley, junto a Eugenia Schvartzman y Noel Sbodio – Ese día en la Facultad de Derecho de la UBA, de 10 a 17, vamos a debatir y consensuar en el primer encuentro del Foro Argentino de Danza”.

Sólo hay que poner el cuerpo.

Y la voz.

Ricky Pashkus, rodeado de bailarines durante la conferencia del 10 de marzo. Juan Carlos Copes, Federico Fernández, Gabo Usandivaras, entre otros, estuvieron presentes apoyando la iniciativa. Foto: Russarabian.

Ricky Pashkus, rodeado de bailarines durante la conferencia del 10 de marzo. Juan Carlos Copes, Federico Fernández, Gabo Usandivaras, Mora Godoy estuvieron presentes apoyando la iniciativa. Foto: Russarabian.