Técnica de Danza: A la hora de pasar al centro

Victoria Mazari explica cómo abordar el pasaje de la barra al centro, y cómo trabajar el traslado del peso del cuerpo para no perder el equilibrio.

lunes, 19 de febrero de 2018 |

Por Victoria Mazari (*)

Desde el momento en que comenzamos a bailar, a trabajar con movimientos específicos, con frentes y alturas diferentes empezamos a tener muy presentes ciertos términos tales como equilibrio, traslado de peso, fuerza, movilidad. Pero, ¿qué pasa cuando para bailar, a medida que avanzamos en nuestro aprendizaje, tenemos que hacer que todas estas cosas funciones juntas?

Para ser más específicos empezaremos a hablar de los giros. La mayor dificultad de un giro es lograr que todo coordine, debemos generar un buen agarre del piso para preparar el giro y ahí nos encontramos utilizando una profunda flexión, pero para conseguir el eje necesario para girar también necesitamos una buena elevación de nuestro centro de gravedad; entonces, el empuje de la flexión inicial debe enviarnos rápidamente hacia arriba para que nuestra cadera no quede demasiado baja como para mantenernos en eje. Una vez que llegamos a la posición en la cual vamos a girar es muy importante saber que siempre giramos sobre el eje de nuestra columna, incluso para hacer un giro fuera de eje es importante tener esta imagen presente. No giramos alrededor nuestro sino sobre nosotros. Una vez en equilibrio y forma para girar debemos reconocer qué partes de nuestro cuerpo se quedan quietas para sostenernos y qué partes ejercen la fuerza necesaria para lograr la cantidad de vueltas deseadas. Nos encontramos entonces con que debemos tener mucho control para dejar el lado de nuestro cuerpo que está sobre la pierna de apoyo quieto, y sobre el lado contrario al punto de apoyo debemos ejercer la fuerza y el empuje para girar. Si ambos lados se quedan rígidos o ambos lados empujan, el giro no funciona. Cabe aclarar que todo esto que mencionamos casi como una lista debe ocurrir al mismo tiempo, y es ahí donde nos encontramos con la necesidad de coordinar fuerza y equilibrio; es esto en mi opinión la parte más difícil de los giros.

A la hora de levantar las piernas también debemos saber qué partes de nuestro cuerpo actúan de sostén y cuáles deben estar libres para moverse en la forma deseada; por ejemplo, una vez que levantamos la pierna al costado, incluso para el ascenso y descenso de la pierna necesitamos que haya toda una parte de nuestro cuerpo sosteniendo firmemente la pierna de apoyo y soportando la inercia y fuerza que genera el peso de la otra pierna al subir y bajar. Como ya hemos mencionado en alguna otra oportunidad, una buena imagen es la de la bandera y el mástil: si el mástil no está firme la bandera no puede flamear, pero si le pusiéramos la misma firmeza al sostén de la bandera como al del mástil, ésta de todas maneras no podrá flamear. En el caso de la pierna (bandera) y el mástil (pierna de apoyo) debemos coordinar la fuerza para sostener qué aplica uno, con la energía para moverse que necesita el otro. Para ayudar a la pierna de apoyo, el lado del torso contrario a la pierna que está en movimiento debe estar colocado y activo (principalmente la zona espinal y dorsal).

Otra cosa que hacemos constantemente es trasladar nuestro peso hacia una pierna u otra. Al igual que en los giros, el empuje de las piernas nos permitirá obtener el impulso para trasladar nuestro eje, pero debemos reconocer rápidamente qué puntos tenemos que activar para controlarlo.

Si paso de una pierna a la otra debo saber que la columna y el centro del cuerpo deben alinearse con el punto de apoyo para conseguir el equilibrio y que hay partes de nuestro cuerpo que deberán ponerse más firmes y activas para poder liberar de peso y tensión a las otras, y que se produzca el traslado para así poder seguir moviéndonos y manejando nuestro equilibrio.

Como estos tres ejemplos hay muchísimos más que incluso pueden ser aplicados a todo movimiento y, si bien hablamos de las piernas como punto de apoyo, lo podrán ser también brazos, rodillas o cadera.

Para hacer más completa la explicación y con la intención de no dejar de repetirlo en cada oportunidad que sea posible, hay ciertas partes del cuerpo que un artista del movimiento debe tener entrenadas controladas y activas constantemente.

Los puntos de apoyo del pie: centro de talón, cara externa y los cinco dedos deben estar apoyados, sólo el arco esta despegado del piso.

Cara interna de la pierna: ya sea que trabajemos en paralelo o con rotación interna o externa. la cara interna de la pierna, arcos, gemelos internos, patas de ganso, rectos y abductores deben estar activos (hago hincapié en éstos últimos ya que tanto la cara externa de la pierna como el gemelo externo, cuádriceps y glúteos siempre están naturalmente más fortalecidos).

Abdominales y conexión del abdomen con las piernas: el psoas y el pectíneo junto a todo el recto del abdomen y los oblicuos sostienen y elevan nuestro centro de gravedad.

Espinales y dorsales: en el tema que hoy tocamos son principales protagonistas ya que son los encargados de sostener firme el tronco para que se quede sobre el punto de apoyo y que no se convierta en un peso extra para la parte del cuerpo que está en el aire. Espinales, cuadrado lumbar, dorsal y redondo mayor son los que más utilizamos por lo que debemos tener clara su ubicación y uso.

Por último, quisiera mencionar que a todas las zonas recién mencionadas debemos estirarlas y de igual manera fortalecerlas dado que ambas cosas son necesarias, y a la hora del movimiento van cambiando de roles entre sí para sostener y ser sostenidas, para ser firmes y ser móviles.

Para ir terminando, quisiera profundizar en la idea de un artista del movimiento consciente acerca de cómo funciona el cuerpo, de cómo ejecutar los movimientos; el estudio, la repetición y la mecanización en la ejecución nos dan la posibilidad de aplicar lo conocido a cualquier movimiento. El cuerpo es el instrumento y debe ser correctamente entrenado, sabiendo que no todos los cuerpos son iguales, que unos serán más fuertes y necesitarán obtener movilidad y elasticidad mientras que otros quizás sean más blandos y necesiten aprender de colocación y fortalecimiento para poder sostenerse. Es importante hacer una introspección, escuchar qué necesita el propio cuerpo y qué movimientos se encuentran a veces afectados por la emoción, por la adrenalina o el cansancio, punto en el cual nos encontraremos aplicando fuerza de más, energía de más propia de la emoción pero que no colaboran a la ejecución. Entonces, incluso controlar la emoción para trabajar la técnica debe ser algo a tener en cuenta.

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Victoria Mazari fue alumna de la Escuela Municipal de Danza Norma Fontenla y del gran Maestro y bailarín Ruben Chayan. Bajo su tutela ganó concursos provinciales e internacionales. Formó parte del Ballet Juvenil de Mar del Plata dirigido por Chayan. Obtuvo beca de estudio en la Fundación Julio Bocca. Integró el Grupo La Rayuela y el Ballet Neoclásico de Buenos Aires. Fue alumna del maestro Alfredo Gurquel y Juana Lederer e integró el Grupo de Danza que ellos dirigían. También integró la Compañía Expresarte Danza-Teatro. Desde 2011 integra el Ballet Metropolitano de Buenos Aires, con el que ha realizado diferentes giras por el país, Chile, Uruguay y conformó parte del elenco que el MET llevó a su primera gira en Rusia en 2012. Fue integrante de las tres temporadas que esta compañía realizó con mucho éxito en C.C. Konex. Dirige la compañía Danseur de Danza-Teatro, fundada en 2013, y con la cual ya ha realizado más de 10 funciones y se prepara para una nueva temporada.

Desde 2006 se desempeña como maestra de Danza Clásica con especialidad en Técnica de Puntas y Elongación y Preparación Física, siendo su principal sede BAYRES Estudio de Arte. Desde 2009 dicta Clases Especiales de Técnica de Puntas.