Un 11 de marzo de 1819 nacía Marius Petipa, el «padre del ballet»

Por María José Lavandera – Tw: @majolavandera Marius Petipa es considerado “el padre de la danza clásica”.  Es uno de los coreógrafos más influyentes en la historia del ballet. Su nombre es hasta hoy sinónimo de una época en que los clásicos de hoy vieron la luz: Don Quijote, Paquita, La Bayadera, El Lago de […]

martes, 11 de marzo de 2014 |

Por María José Lavandera – Tw: @majolavandera

Marius Petipa es considerado “el padre de la danza clásica”.  Es uno de los coreógrafos más influyentes en la historia del ballet. Su nombre es hasta hoy sinónimo de una época en que los clásicos de hoy vieron la luz: Don Quijote, Paquita, La Bayadera, El Lago de los Cisnes, La Bella Durmiente, Raymonda, El Cascanueces, La Cenicienta, sólo por nombrar las más famosas. Petipa marcó un paradigma nuevo para el ballet que perdura hasta hoy, con su estilo de impronta delicada para el movimiento, en el que la técnica se refinó y adoptó un rol fundamental: la destreza creaba formas elegantes, medidas y sobrias. Integró el clasicismo minucioso de la escuela francesa, con el virtuosismo de la italiana. Suya fue también la organización de las obras en Pas de Deux: luego de una interpretación conjunta, se alternan los roles del varón y la mujer, para terminar con otro dúo, que finalizaría con una pose elegante e imponente.

El Maestro Marius Petipa, en 1898.

El Maestro Marius Petipa, en 1898.

Nació en Marsella (Francia) en el seno de una familia de bailarines. Inició su carrera desempeñándose como bailarín: debutó en Bruselas en 1838, como Primer Bailarín. Luego, en 1847 se instaló en San Petersburgo, donde logró un contrato como bailarín durante un año. No obstante, su carrera allí no tendría fin. En 1854 se convirtió en instructor de la escuela, mientras continuaba bailando y re-estrenando para la compañía ballets del repertorio francés. Fue considerado un excelente bailarín y partenaire: su presencia escénica y trabajo actoral fueron ejemplo a seguir para varias generaciones de bailarines rusos. Solía ser habitual partenaire de Fanny Elssler, con quien debutó en el Ballet Imperial con su obra “Paquita”.

Era un amante de las danzas españolas, a las que dedicó varias de sus obras. Su primer gran éxito como coreógrafo fue “La hija del Faraón” (1862), que resultó en su nombramiento como coreógrafo residente del Ballet Imperial Ruso en 1862, puesto que conservaría durante 50 años. En 1869 fue asignado como Primer Maestro del Ballet. En su carrera allí ha creado más de 60 ballets completos y se le atribuye haber ofrecido los fundamentos del repertorio que hasta hoy tiene el ballet en Rusia. Fue quien, finalmente, creó un estilo, mantenido actualmente, y lo elevó a la fama mundial, generando, a su vez, la piedra de toque para el desarrollo del ballet del siglo XX.

Hacia el final de su carrera, su impronta minimalista y refinada –se dice que elaboraba sus coreografías con una precisión casi científica, que implicaba el análisis de cada rol, así como el trabajo detallado con los diseñadores y los compositores- comenzó a considerarse anticuada, lo cual lo desplazó de su puesto.

Murió en 1910, sumido en la tristeza que le había provocado no poder continuar con su tarea, en un espacio que lo había adoptado como su “padre creador” por casi medio siglo.

Fuentes: Wikipedia | ABT.org | Danza.es | Ciudaddeladanza.com