Un vestido y un amor: Entrevista con Quío Binetti

¿De qué están hechos los lazos entre las personas? Amor, lujuria, voluntad, sadismo: todas pueden ser respuestas correctas en distintas proporciones. Algo de esto podemos sopesar sentados frente a las Hermanas Diamante que Quío Binetti y Vanina Goldstein traen a la vida los sábados de octubre a las 21 hs. en Pata de Ganso.

lunes, 20 de octubre de 2014 | Por María José Rubin

Quío Binetti viene del Butoh; Vanina Goldstein, del Contact. Como Hermanas Diamante, no hacen lo uno ni lo otro, pero sus movimientos dejan entrever su formación y el resultado de un largo camino recorrido juntas. En el mundo dual de la obra, hay dos cuerpos y dos escenas: en la primera, son, sin más; existen y respiran, se trasladan, se transforman; en la segunda, deben ser, la una y la otra, la una con la otra; deben ser dos y una a la vez, individuo y unidad.

Un abrazo de oso las une, un abrazo que aproxima y hiere, que permite y obliga. En su animalidad tanto como en su humanidad, son hermanas de sangre en más de un sentido: comparten el pelo y el té, los instintos y las tradiciones. Intentan permanecer hermanadas, pero una fuerza centrípeta las llama, algo que escapa al pequeño espacio de la cotidianidad y estalla en todas las direcciones, hacia afuera y hacia al interior de ellas mismas; acaso una contradicción constitutiva de la que, como humanos y animales, ninguno de nosotros puede escapar.

Las Hermanas Diamante son hermanas y amantes, nos dice Quío Binetti, marcando aún otra dualidad en una charla en la que también nos habla sobre el Butoh, sobre los públicos y sobre el valor de la continuidad en el trabajo de la danza.

Quio Binetti y Vanina Goldstein, en una relación con devenires de Butoh. Foto: Gabriela Sternberg.

Quio Binetti y Vanina Goldstein, en una relación con devenires de Butoh. Foto: Gabriela Sternberg.

R: ¿Cómo fue el trabajo para Hermanas Diamante, con Vanina Goldstein?

QB: Nosotras trabajamos juntas desde 2011. Venimos de dos mundos diferentes: yo, del Butoh, y ella, del Contact. En 2011 nos juntamos para hacer una obra de improvisación, algo un poco contradictorio, pero esa era la idea. También estaba Florencia Gleizer bailando con nosotras; estuvimos en el Rojas y en Tecnópolis.

En 2012 hicimos una obra con el mismo grupo en Café Müller, que se llamó Los incorporales, y dirigimos una obra en el Rojas con Vani. Ya en 2013 empezamos a pensar a Hermanas Diamante como proceso de obra, que es muy diferente al proceso de improvisación. Teníamos ganas de hacer algo juntas, algo relacionado con lo gemelo. Siempre nos dicen que somos parecidas, pero por la formación de cada una también tenemos cosas muy diferentes. Así empezamos a jugar con la hermandad, con lo “gemelar”. Cuando apareció el nombre, surgió esto de que son hermanas pero también son amantes. Hay un juego con esa situación de querer estar con el otro, ser el otro, comerte al otro; algo intenso.

R: Se plantea la doble cara del abrazo y el querer estar juntos, que también puede ser un abrazo de oso. Hay una violencia inescapable en la relación con el otro; hay un trabajo para permanecer juntos y a veces consiste en imponerse al que está delante.

QB: Sí, a veces cuando hay mucho amor, amor excesivo, también es una violencia. Nos interesaba trabajar lo femenino pero desde una perspectiva diferente, no el ser mujer sino lo animal del ser femenino. Así  aparecieron los tapados de piel, las pelucas, y se formaron esos seres peludos. Trabajamos con una artista plástica, Gabi Stern, que creó este ambiente de la casa, donde empezaron a surgir las tazas, el té, lo femenino llevado a un lugar que se enrarece.

Foto: Gabriela Sternberg.

Foto: Gabriela Sternberg.

R: ¿Cómo llegaste al Butoh y qué es lo que lo diferencia, qué cosas valorás del lenguaje?

QB: Empecé tomando clases con Rhea Volij hace muchos años y del Butoh me interesa su entendimiento del cuerpo, diferente de lo que escucho de las personas que hacen danza contemporánea occidental. Hay un imaginario propio que valoro, porque creo que el cuerpo es mucho más que medir 1,60 metros y pesar 50 kilos. El Butoh me posibilita ese material poético para bailarlo, no quedarme solamente con formas.

También valoro que es un lenguaje que todavía se está cuestionando, todavía hay una pregunta. Yo no sé si podría definir bien qué es el Butoh, es algo no del todo asible, que se permite la asimilación y la transformación por distintas culturas. Es algo que no es teatro, no es danza, no es todo adentro, no es todo afuera; es un lugar en el borde, está en un constante devenir; darle una forma determinada sería matarlo.

R: En tus talleres te dirigís a alumnos que no necesariamente deben tener una formación previa en lenguajes de la danza. ¿Cómo es la experiencia de trabajar con esos cuerpos?

QB: A mí lo que más me gusta es la diversidad, trabajar con cuerpos heterogéneos. Me parece que el Butoh permite que cualquiera pueda bailar, lo que no es lo mismo que decir que cualquiera puede ser un bailarín. Para empezar, lo único que necesitás es tener un cuerpo y tener voluntad de trabajar con eso. Todos tenemos experiencia de vida, todos tenemos habilidades y límites,  y trabajamos con esos elementos: ser laxo o tener muchos conocimientos de cine, los dos pueden ser material para la danza. En esos cruces de personas muy diversas es que se enriquecen los trabajos. Después, para ser bailarín profesional sí necesitás otro trabajo, otra dedicación. Pero para empezar, el Butoh es una gran puerta mucha gente para tener una vivencia; no limita, sino que abre.

Foto: Gabriela Sternberg.

Foto: Gabriela Sternberg.

R: El mes que viene es la octava edición de Tardes de Butoh. ¿Cómo funciona este ciclo?

QB: Es un ciclo que se hace desde hace siete años, donde programo obras de Butoh junto con Rocío Salmoiraghi. La selección tiene que ver, sobre todo en los últimos años, con el objetivo de generar público para el Butoh. Ese criterio ahora es fundamental, porque el Butoh tiene muchísimas versiones, podés ver cosas expulsivas, violentas, que son muy interesantes sobre todo en el campo de la investigación, pero hoy en día prefiero elegir obras que inviten al espectador a volver.

Desde el año pasado lo hacemos en el Jardín Botánico, y convocamos mucha gente; más allá de los conocidos que trae cada artista, hay una mayoría de esos espectadores que son público. Esto para mí significa un acierto de la propuesta: es al aire libre, por la tarde, en una época del año cuando comienza el calor, y es gratis. Entonces la gente se anima a probar, y permite ampliar y renovar el público. Si no, el Butoh tiene sus seguidores, pero somos siempre los mismos, es gente del ambiente y siempre hay contención. Está bueno exponerse a un público de afuera que te diga “no entiendo”, “me parece horrible”, o “no entiendo pero me encanta”.

R: ¿Cuáles son en este momento tus intereses a futuro?

Me interesa la instancia de la producción de obras y en este momento con Vanina también estamos pensando en dirigir. Queremos salir de la escena y trabajar con un grupo, porque al dirigir y ser intérprete se hace difícil tomar distancia. Nos gustaría formar una compañía para hacer un proceso largo, seguir pensando juntas. Sostener una compañía me parece un gran desafío, es poder instalar un espacio y una identidad, mostrar qué se está pensando y tener continuidad. Hermanas Diamante surgió de una necesidad respecto de la obra anterior, que era muy distinta, y probablemente la próxima surja como necesidad desde la obra actual, aunque sea muy diferente. Esto es algo que me parece necesario, porque también permite la generación de un lenguaje y poder investigar sobre la danza.

 

Cuándo y Dónde

ULTIMA FUNCION! Las hermanas DiamanteSábado 25 de octubre 2014, a las 21 hs – Espacio Cultural Pata de Ganso (Zelaya 3122, CABA)

Ciclo Tardes de Butoh en el Jardín 2014  – Domingos 8, 15, 22 y 29 de noviembre 2014 a las 16 hs. – Entrada gratuita – Jardín Botánico Carlos Thays (Puerta de Av. Santa Fe 3951, CABA)