Nadia Freedom: Cuando elongar es un placer

Nadia Freedom ofrece un marco de preparación física y técnica consistentes en el perfeccionamiento de colocación, rotación y coordinación rítmica y una técnica de elongación por biomecánica que permite a los bailarines trabajar en vistas a las arduas exigencias físicas actuales sin riesgos.

miércoles, 23 de julio de 2014 | Por Maria José Lavandera

Nadia Freedom es bailarina, coreógrafa y maestra de danza clásica y elongación por biomecánica, a través de una técnica que ella misma desarrolló. Busca ofrecer un marco de preparación física y técnica consistentes en perfeccionamiento de colocación y rotación, enmarcada en la técnica Vaganova, en la que se especializó.

En sus clases de elongación ofrece, surgidas de su propia investigación, una serie de secuencias de movimientos en espiral, en verticalidad y en proyección que tienen por objetivos desarrollar un físico longilíneo y lograr un máximo aprovechamiento de las potencialidades físicas.

Nos cuenta algunos de sus conceptos fundamentales a la hora de encarar sus clases, que hoy resultan esenciales en torno a moldear y potenciar las posibilidades físicas de los bailarines, tan demandadas hoy en día para su rendimiento artístico. Nadia comenta: “Hoy hay mucha exigencia física. Hay bailarines cada vez más virtuosos, plasmados en fotos y videos. Y los estudiantes quieren lograr mucho. Si tienen una abertura de 180°, quieren más y así sucesivamente. Trato de colaborar con su flexibilidad, su rotación para que logren sus objetivos sin lesionarse y naturalmente, sin forzar el cuerpo”.

R: ¿Qué implica trabajar “la proyección” cuando hablamos de elongación?

NF:A mí me parece fundamental que el bailarín o el alumno inicialmente se alinee en el piso. Si la pelvis no está alineada, va a tener una consecuencia en las piernas y en la columna. Fundamental es estar con una alineación postural correcta. Luego, mientras uno va calentando la musculatura, seguimos tratando de soltar y generar espacios en las articulaciones. ¿Cómo? Alargando, flexibilizando ligamentos, generando espacios intervertebrales, expandiendo musculatura, alargando todo. Proyectar implica lograr que los bailarines expandan, alarguen y suelten. Implica generar espacios. Si generás espacio en la articulación de la cadera, en las lumbares ya te despegás para arriba. A partir de ahí, desde haber ordenado el espacio, sí es muy fácil encontrar la rotación para un développé, para levantar posiciones, encontrar un écart. Quiero decir, habiendo alineado la colocación y soltado, habiendo generado espacios en las articulaciones, y flexibilizado los ligamentos que, si están tensos, no te permiten el movimiento. Es a partir de ahí que progresivamente vamos buscando los objetivos de la elongación.

R: ¿Cuáles son los conceptos que considerás equivocados con que vienen los alumnos y que los ayudás a destrabar?

NF: A veces no es que los chicos no pueden hacer las cosas, sino que no saben por dónde o cuál es el mecanismo de determinada articulación. Y la idea es explicarles, más que nada para mí, con imágenes. Joseph Pilates decía que plantear una imagen es mucho más familiar que intelectualizar demasiado un movimiento. Para explicar la alineación de las lumbares en el piso, él hablaba de una maceta cargada con tierra sobre el ombligo. Sus alumnos rápidamente entendían a dónde quería llegar. Es práctico. Después de 30 años de dar clase de este método, que fui investigando y desarrollando a través de los años, he podido comprobar su efectividad. Es importante y fundamental la imagen que le das al alumno y que todo vaya fluyendo en su cuerpo sin que sea necesario que sufra con un dolor que lo contracture. No es la idea. El objetivo es que llegue a la clase, se acueste en el piso y casi sin saber cómo, llegó a tener la pierna al lado del hombro. Ese es mi mayor placer. Después termina la clase y me dicen ‘me siento más alto’ o ‘siento que se me alargaron las piernas’. Así es que siento que mi objetivo está cumplido. Yo les hablo de líneas de energía y que todo movimiento que hagan, va más allá de donde aparentemente termina. Todo el tiempo, estamos alejándonos. La palabra lejos es muy habitual en danza. Es muy claro: es proyectar líneas de energía más allá de las dimensiones del cuerpo.

R: Es interesante este trabajo contrario a la “contracción”, la tensión, la repetición, algo con lo que quizás a veces se conecta a la danza clásica. Es un trabajo completamente contrario.

NF: Se trata de una diferencia en la dirección de las energías. A veces el alumno viene con un trabajo en su cuerpo que tiene que ver con acortamiento de músculos, que determina un músculo muy duro y líneas cortas. Después cuando ven cómo es esto de dirigir energías, de proyectar músculos y empiezan a entender los movimientos desde otro lugar, lo que parecía tan difícil, como saltar o mantener una pierna, parece que fluye o sale solo. En mis clases, trabajamos en el fluir de una energía que nunca se corta, sino que tiene continuidad a través de las distintas conexiones que de por sí existen en el cuerpo. Muchas veces los alumnos te dicen que no pueden mantener las posiciones y resulta que, por ejemplo, no han fortalecido el psoas-ilíaco, que es un músculo que interviene mucho en la posición y conecta cadera y tronco. Su trabajo parte de poder estirar las lumbares. Se genera ahí. Esta es una línea de trabajo de danza que tiene que ver con proyectar, alargar, despegar hacia arriba y provocar entonces que los movimientos que parecían tan difíciles, surjan de un modo más natural. Después uno irá trabajando, profundizando para lograr más de todo lo que quiera. La idea es que el bailarín hoy día pueda ejecutar con la menor cantidad de contracciones o de fuerza posible los movimientos. Esto logra un bailarín mucho más grácil, que parece que no tuviera peso. Cuando estás viendo bailar, se nota claramente si el bailarín está proyectando sus movimientos o está terminando en sus propios límites, el brazo donde terminan los dedos, o si está proyectando más. Marca la diferencia de un bailarín virtuoso, pero por la forma en que baila.

Lo que encuentro es que muchas veces los chicos que vienen, han aprendido por repetición o en cantidad, sin saber por dónde debían realizar los movimientos y utilizaron otros músculos u otras articulaciones, lo cual no provocó los efectos que querían y a veces hasta termina en dolores o lesiones. Por ejemplo, por querer rotar mucho, trabajaron desde los pies solamente, y lograron que se venciera el arco, en lugar de trabajar repartida la rotación entre la cadera, la rodilla y el pie. Por suerte, cada vez más la gente sabe que es indispensable la preparación física del bailarín siendo consciente de la biomecánica corporal.

Consejos

R: ¿Qué aconsejarías para quienes desean continuar con las líneas de trabajo fuera de clase? ¿Cómo se puede ejercitar en el día a día?

NF: Cada movimiento que hagas en clase o fuera de ella debiera convocar una colocación correcta del cuerpo. Yo a veces les digo a los chicos que si están en el colectivo, que se fijen cómo están parados o cómo están agarrando el barrote para sostenerse y que lo aprovechen para trabajar la espalda. La idea es que uno haga un culto de lo que cree que es su vocación y busque todo el tiempo trabajar su cuerpo para que esté colocado. Lograr una conciencia de la colocación y el estiramiento, para lograr esos espacios, es muy importante. En cuanto a la musculatura, no es muy recomendable comer muchas proteínas de origen animal. El cuerpo se mueve mucho más liviano sin tanta ingesta de proteínas animales. Pero lo ideal es que los bailarines vivan la mayor parte haciendo aquello que sea provechoso para su arte. Y los que no lo son, es fundamental que anden despegados por la vida (risas).

R: Este método es muy beneficioso para la salud, también

NF: Energéticamente, te cambia mucho el fluir. La vida es mejor si uno puede fluir y no estancar emociones en el cuerpo. No estancar desde el punto de vista corporal ni emocional. A una persona que está fluyendo, la ves hasta con el pecho más amplio. Es fundamental no permitir estancamientos en el cuerpo. Pensar en fluir y no en estancar. La elongación es excelente para eso. No deja nada sin trabajar. Te sentís mejor en cuanto a la salud general. Los órganos adentro también buscan estar cómodamente colocados.

R: ¿Cuáles son aquellas costumbres a veces poco positivas que se tienen a la hora de elongar y que deberían cambiarse?

NF: Primero, a ningún bailarín ni se le ocurriría hacer una elongación extrema si el músculo está frío. No se hacen elongaciones máximas sin el calor necesario. Y por otra parte, no se debe trabajar por cantidad de repeticiones. El músculo tiene que ir fluyendo; trabajamos cadenas de grupos musculares y vamos analizando en qué y por qué un ejercicio sucede al otro. Una secuencia sucede a la otra. No hay un porque sí. Es un trabajo progresivo. Un movimiento va a preparar el siguiente. Vamos a seguir así llegando a la profundidad y al máximo potencial de cada uno. Ir de golpe a fondo con un músculo frío o repetir, no sirve a la larga. Y finalmente, aconsejo no hacer algo que no querés hacer. A veces aparece una sensación corporal de que no querés hacer un movimiento. La mayoría de las veces que yo escuché que se habían lastimado, era por esta razón. Hay alguna disconformidad corporal a realizarlo y eso es por algo. Hay una contradicción entre lo que piensa y siente y lo que a uno le están diciendo que haga. Es tan energética la elongación, que es muy probable que el cuerpo se defienda de eso. Está viviendo como una agresión lo que le están pidiendo de afuera.

R: Derribemos un mito, ¿es difícil elongar?

NF: La gente que viene a mi clase no encuentra que elongar sea difícil, porque es un movimiento que circula en espiral. Es tan sorpresivo todo esto, porque hay muchos chicos que de pronto descubren su potencial y me dicen ‘yo no sabía que podía llegar hasta acá’, en una sola clase. No es tan difícil. Hay que pensar de dónde se saca el movimiento. Trabajamos en espiralado hacia arriba y hacia afuera. Y es placentero; se convierte en un masaje para el cuerpo. No lo tomás como algo difícil. Además,me gusta que haya una música especial, que les permita una armonía. Me parece que todo tiene que estar en armonía. En la clase se logra eso. Veo a mis alumnos felices y yo también estoy feliz. Todos terminamos con una secuencia coreográfica, donde aplicamos todo lo que se hizo en la clase. Y si van a mover un brazo, saben de dónde sale, cómo deben poner la espalda para que ese brazo salga bien. Siempre se provoca una cierta emoción al final de la clase. Tenés que ver qué lindo.

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