Larissa Saveliev: “Espero que el YAGP ayude a Argentina a engrandecer su tradición en danza”

La directora del Youth America Grand Prix apuesta porque su creación sea, ante todo, un espacio de aprendizaje.

martes, 08 de abril de 2014 | Por Maria José Lavandera

Verla transitar por los vericuetos del Jack H. Skirball Center for the Performing Arts de la New York University es por demás estimulante. Larissa Saveliev, directora del Youth America Grand Prix (YAGP), no para un minuto. Va y viene sin detenerse atendiendo a sus estelares jurados, responde a cuanta niña y cuanto niño se le acerca, zapatillas en mano y peinados de lo más brillantes y estirados casi a punto de salir a escena. Y cuando me aproximo a ella para saludarla no puedo más que consultarle, entre tanto trajín que conlleva organizar la “competencia más grande del mundo”: “¿Te acordás de mí?”. Se da vuelta y al segundo, con una sonrisa enorme y un abrazo me dice: “¡Por supuesto! ¡Cómo no me voy a acordar! ¡María, de Argentina!”.

Cuento esta anécdota para ilustrar el nivel de atención y detalle que Larissa presta a cada aspecto de su concurso. Trabaja incansablemente para que cada aspecto de la organización cuaje -aunque verdaderamente parece ser todo bastante complejo- y poder continuar con esta tarea de “cumplir los sueños” de muchos chicos y lograr ofrecerles una plataforma para hacer carrera en la danza. Y lo hace en persona. Este año el YAGP cumple nada menos que 15 años y los recibe con vigor y buena energía, de la mano de esta mujer emprendedora y de sonrisa eterna:

R: ¿Cómo sentís esta edición del YAGP, Larissa?

L: Estamos muy contentos, está llevándose a cabo muy bien. Tenemos muchos chicos, mucho talento. Son muchos: como 350 chicos. Para llegar aquí, fuimos a alrededor de 14 ciudades en Estados Unidos, Brasil, Argentina, México, Japón, Europa, Sudáfrica. Se convierte así como en una especie de “mundial” de la danza.

R: Esta es nuestra primera vez, con un grupo de argentinos, en el concurso. ¿Cuáles fueron tus impresiones de esta experiencia iniciática?

L: Esta es la primera vez que oficialmente tenemos un grupo grande de Argentina. Les está yendo bien. Parece que estuvieran con un poco de miedo todavía. Se puede ver que no están aún tan confiados como los chicos de otras naciones, quienes han estado compitiendo por un tiempo largo y a este punto se sienten muy cómodos porque ya saben cómo funciona. Estoy convencida de que es un país con enorme potencial. En general los brasileños, los chinos y los japoneses han estado haciendo muchas competencias internacionales por largo tiempo. Yo creo que esta participación de Argentina puede ser la piedra de toque para elevar los estándares de calidad en enseñanza y aprendizaje de danza: creo que puede colaborar a conocer mejor qué niveles se manejan a nivel internacional e iniciar un camino para cultivar aún más el gran potencial que tienen, que es mucho. Es un hermoso país, con hermosos bailarines. Basta nombrar algunos, Paloma, Julio, Marianela Nuñez: hay una tradición que remite a formar hermosos bailarines y espero que esta participación ayude a las nuevas generaciones a dar un paso más y que esta tradición se engrandezca cada vez más.

R: Llama la atención especialmente el rendimiento de los estudiantes japoneses. Verdaderamente han logrado altos niveles de performance en los últimos años. ¿A qué creés que se debe?

L: Es cierto; los chicos de Japón se han vuelto muy fuertes en la última década. Incluso si nos fijamos en la última edición del Prix de Lausanne, que es una competencia tan influyente, tuvieron dos ganadores japoneses y en el top de la lista [N. de la R.: Haruo Niyama, ganador, de 16 años, también participa este año en el YAGP]. Les está yendo muy bien en todas las competencias y pienso, a nivel personal, que su secreto es la disciplina. Están muy concentrados y contenidos: no desbordan ante la situación de evaluación. La manejan muy bien.

R: Respecto de esto que decías, ¿cómo notás que influyen estas oscilaciones culturales en el modo de expresarse y de transitar la profesión de estos jóvenes bailarines? ¡Aquí se hacen muy evidentes las idiosincrasias!

L: Sí, es cierto. Realmente hay un componente cultural en el modo de pararse en el escenario y en la preparación para hacerlo. Cómo se expresan y desempeñan varía mucho de nación en nación. Si uno se fija en los brasileños, se puede notar que en general tienen una gran personalidad, pero a veces carecen de claridad en los movimientos. Si te fijás en los chinos, tienen una gran facilidad física, son plenamente conscientes de los movimientos de su cuerpo, pero a veces carecen un poco de emoción.

Pero esto se nota incluso en la vida cotidiana de los chicos: si venís al Sheraton, donde todos se están quedando, ves cómo cada grupo tiene una aproximación diferente al propio “estar” en la competencia. Si te fijás en el grupo de Japón, ellos elijen su rincón, tienen “su” mesa, todos se sientan muy organizadamente. Si te fijás en los chicos de China, los ves estirando en los pasillos del hotel (risas). Y después, los brasileños, que andan por todos lados, andan bailando por todo el hotel y charlando con todo el mundo (risas). Y lo mismo sucede en el escenario.

R: Lo que más me ha llamado la atención, de todos modos, es el nivel de camaradería entre los participantes, sin importar de dónde es cada quien. Es un placer verlos conectar entre ellos.

L: Sí (sonríe). Lo lindo de este espacio, además, es que no lo viven como una situación competitiva entre ellos, sino que se vuelven amigos y construyen a veces amistades de años. Es que no se ponen en una situación de rivalidad entre ellos, sino que quieren gustar a los jurados, estos grandes maestros que pueden darles una oportunidad de continuar estudiando o contratarlos. Y esto excede la relación que ellos armen con sus colegas: no existe esto de pensar ‘te voy a hacer perder para subir yo’.

R: También me sorprendieron los pequeños: arrancan muy jovencitos a competir, a los 9 años. En la delegación argentina, tenemos a Paloma Ramírez, de sólo 10 años, que tiene una madurez increíble. ¿Por qué es bueno que compitan desde pequeños?

L: Empezar pequeños en estas instancias los ayuda mucho, porque pierden el miedo al escenario. Los chicos que están acostumbrados a competir pierden los miedos. Además, nosotros no nos vemos como ‘una competencia’ estrictamente: nos vemos más como una organización educativa. Nuestra misión es ayudarlos a crecer. Lo que evaluamos aquí es, ante todo, el potencial. Y hasta ahora he visto mucho en este año.

Larissa Saveliev headshot

Larissa Saveliev, directora y fundadora del YAGP. Foto: Gentileza YAGP-