Pablo Ramírez, de la pasarela al escenario

Por María José Rubín y María José Lavandera En la alfombra roja de los Oscar, en los desfiles de la BAFWEEK, en las vidrieras de la marca para adolescentes Muaa –para la cual desarrolló una colección cápsula en su actual temporada otoño/invierno ’13-, el diseñador Pablo Ramírez es tan versátil que su obra puede hallarse en […]

viernes, 03 de mayo de 2013 |

Por María José Rubín y María José Lavandera

En la alfombra roja de los Oscar, en los desfiles de la BAFWEEK, en las vidrieras de la marca para adolescentes Muaa –para la cual desarrolló una colección cápsula en su actual temporada otoño/invierno ’13-, el diseñador Pablo Ramírez es tan versátil que su obra puede hallarse en todos estos sitios, pero a la vez con fuerte consistencia con sus principios, que ya hacen a su seña más destacada: la elegancia y la belleza. De hecho, son los objetivos con los que trabaja. Es así que ha merecido galardones como la Tijera de Plata «Mejor Diseñador Identidad Propia», otorgado por la Cámara Argentina de la Moda en 2004, 2011 y el 2012, cuando también le fue otorgada la Tijera de Oro, Tijera de Plata “Colección Pre-Couture” 2003 y 2010, el destinado a la Mejor Colección en la Fashion Edition BA 2010, el Premio Konex 2012 al Diseño de Indumentaria, por nombrar algunos.

Acostumbrado a recibir aplausos y ovaciones desde la pasarela, este prestigioso diseñador argentino también ha conocido el éxito sobre el escenario. Sus obras han seguido los movimientos del Ballet Contemporáneo del San Martín, dirigidos por maestros como Miguel Robles, Carlos Casella y Gustavo Lesgart, y en teatros como el Alvear, el Colón y también en Francia, el Théâtre du Rond-Point o el Théâtre Petit Montparnasse de París, junto a las maravillosas Alejandra Radano y Sandra Guida, que lo han elegido para vestir sus shows.

Allí, los espectadores pudieron apreciar obras concebidas de forma cabal, en su aspecto coreográfico y también desde el color, la textura y la forma que los vestuarios aportaron a cada puesta.

En esta entrevista, Ramírez comparte con nosotros su perspectiva de un trabajo artístico conjunto, que une íntimamente la creación coreográfica y el diseño de la indumentaria que visten aquellos cuerpos en movimiento, dos caras, algo que, en el escenario, es una misma moneda.

¿Cuáles fueron los principales desafíos estéticos de crear vestuarios para la compañía del Teatro San Martín? ¿Qué es lo que más te impactó de las obras y qué cosas te inspiraron de ellas para tu creación como diseñador?

La primera vez, allá por el año 2003, fui convocado por Miguel Robles para realizar el vestuario de Pampa´s, una obra con música de Ginastera. Fue una experiencia increíble: descubrí a Miguel Robles como bailarín y coreógrafo. Admiro mucho su trabajo y fue un lujo poder haber trabajado con él. Todo el vestuario se realizó en los talleres del Teatro San Martín, así que fue un gran gusto. Además, se sumó la posibilidad de entrar en el universo de Miguel y la música de Ginastera: es una maravilla poder ver mis trajes moviéndose en ese escenario.

La segunda vez que trabajé con Miguel fue en 2004, en el Centro de Experimentación del Teatro Colón: la obra fue Deporte y Divertimento”.

En 2010, Carlos Casella me convocó para diseñar el vestuario de la obra Syracusa”, con música original de Diego Vainer y escenografía de Mariana Tirantte. La puesta en el Teatro Alvear fue increíble. Carlos vio unos delantales que yo había diseñado y que usábamos como uniforme para trabajar en el taller, y le gustaron como objeto, así que desde ahí partimos con ese vestuario. Hacia el final de la obra había un personaje que, según él, bailaba como mis figurines: con Carlos se da mucho esto de la interacción.  Admiro mucho su trabajo y me encanta ser parte de su proceso creativo.

Lo último que hice para el Ballet Contemporáneo del San Martín fue el vestuario de Zeppelin. En este caso, la obra fue de Carlos Casella y Gustavo Lesgart, quienes crearon un universo separado en dos mundos: el masculino, que fue en negro y grises, y el femenino que era en technicolor, y con esa base pude pensar el vestuario.

"Zeppelin", de Carlos Casella y Gustavo Lesgart. Foto: Carlos Furman | Gentileza Prensa Teatro san Martín

«Zeppelin», de Carlos Casella y Gustavo Lesgart. Foto: Carlos Furman | Gentileza Prensa Teatro san Martín

¿Cómo fue para vos, en tanto creador, trabajar con las prerrogativas de una obra teatral, que excede, de alguna forma, tus intenciones como diseñador? Vos creás, en cada colección, un relato, un espíritu, algo que querés contar, ¿Cómo fue trabajar con un relato ajeno? En “Zeppelin” me llamó la atención la explosión de color, siendo que habitualmente tu color distintivo es el negro ¿Qué desafíos implicó?

La verdad es que me gusta mucho trabajar bajo las órdenes de directores que admiro, como es el caso de Miguel Robles, Carlos Casella o Gustavo Lesgart, porque me da la posibilidad de indagar en mundos a los que yo solo no llegaría nunca. Ser parte del proceso creativo de ellos es muy estimulante; poder comprender qué quieren contar y ver de qué forma ayudarlos con mi trabajo a que esto suceda.

Al principio, siempre es un desafío: pienso en qué esperarán ellos de mí, qué puedo ofrecerles yo, cuánto mío debería haber y cuánto de ellos, qué cosas estoy dispuesto a hacer y cuáles no. Por ejemplo, el tema del color no fue nunca un impedimento para mí: en realidad, lo único que verdaderamente me importa es la belleza, la elegancia. Para poder trabajar cómodo, tengo que sentir que vamos hacia ese lado: no me interesa la fealdad.

¿Qué diferencia la realización de un vestuario de “hacer moda”?

Creo que la principal diferencia es la exigencia en el uso: en el ballet la ropa se usa de una forma extrema durante un tiempo muy corto, tal vez 40 minutos, y se repite esto durante la cantidad de funciones que dure la temporada. Por eso hay que pensar que la ropa tiene que resistir y permanecer, de alguna forma, como el primer día.

"Zeppelin", de Carlos Casella y Gustavo Lesgart. "Me gusta trabajar con quienes admiro", dijo Ramírez. Foto: Carlos Furman | Gentileza Prensa Teatro San Martín.

«Zeppelin», de Carlos Casella y Gustavo Lesgart. «Me gusta trabajar con quienes admiro», dijo Ramírez. Foto: Carlos Furman | Gentileza Prensa Teatro San Martín.

Has comentado en no pocas ocasiones que la elegancia no tiene que ver exactamente con la comodidad. ¿Cómo trabajaste esta prerrogativa con el vestuario de los bailarines?

En un mundo ideal, uno debería poder hacer el vestuario para empezar a crear la obra. Así los bailarines podrían apropiarse del traje que formará parte de ellos y sentir con él cada movimiento desde el primer día. Muchas veces pasa que durante todo el proceso de creación de la obra no tienen ningún contacto con el vestuario y, cuando llega el momento de probárselo, es como si tuvieran que rehacer todo para poder comprender la obra con este nuevo elemento que se incorpora. En estos casos, es fundamental la visión del coreógrafo para respetar el vestuario y ver cómo tienen que resolver los bailarines sus movimientos para que ninguna de las dos cosas dificulte la otra. Ambas son partes que tienen que sumarse para poder contar mejor la historia.

Tu impronta como diseñador tiene mucho de teatral, ¿cómo trabajaste eso en el propio ámbito del teatro? ¿Se te presentó como una oportunidad para acentuar esta característica, jugar más con ella creativamente?

Desde que era pequeño lo teatral ha estado presente en mi trabajo: lo hice siempre en forma paralela y siempre fue algo natural.

En la colección de Invierno 2012, bajo la inspiración de la "Carmen" de Prosper Merimée (1847), de la opera homónima de Georges Bizet y una versión del  cine mudo que ideó Lubitsch y protagonizó Pola Negri, se destaca su fuerte impronta teatral. Foto: Luciana Val y Franco Musso.

En la colección de Invierno 2012, bajo la inspiración de la «Carmen» de Prosper Merimée (1847), de la opera homónima de Georges Bizet y una versión del cine mudo que ideó Lubitsch y protagonizó Pola Negri, se destaca su fuerte impronta teatral. Foto: Luciana Val y Franco Musso.

¿Tenés pensado seguir interviniendo en proyectos en el mundo de la danza?

En este momento no tengo nada en carpeta, ¡pero ojalá surja algo pronto!