Chingulain: seguir, parar, seguir

Repetición, interrupción, y vuelta a empezar: un «Chingulain». Esta obra, quien bien se parece a nuestra vida cotidiana de atajos y «relinks», presenta su segunda temporada en el Club de Danza Café Müller, los primeros dos sábados de junio.

sábado, 07 de junio de 2014 | Por María José Rubin

Ponerse, sacarse, cambiarse: lidiamos con la ropa todos los días, para ir a trabajar, a una fiesta, de vacaciones. Inescapable y repetitivo, el ritual nos moldea, nos inventa movimientos, todos los días, siempre. Estas podrían ser unas palabras iniciales para Chingulain, obra de Tinkunakuy, la compañía residente de Café Müller. Creada, dirigida e interpretada por Dai Berlusconi  y Beli Rotela, con música en vivo (y en escena) a cargo de Alejandro ‘The Org’ Rotela, se presentará los sábados 7 y 14 de junio como parte de su segunda temporada.

La repetición, la duplicación, aparecen  como el punto de partida de esta pieza que concibe imágenes desde el movimiento y la música. Los cuerpos en escena se atraen y se repelen, pesan el uno sobre el otro, se guían y se imponen, se constituyen en fuente y motor del movimiento ajeno, pero también en su detención, su límite.

Dai Berlusconi, Alejandro 'The Org' Rotela y Beli Rotela, intérpretes de "Chingulain". Foto: Revol.

Dai Berlusconi, Alejandro ‘The Org’ Rotela y Beli Rotela, intérpretes de «Chingulain», en Club de Danza Café Müller. Foto: Revol.

Surge la detención, el parate en esos cuerpos desde lugares diversos: la fatiga, la oscuridad, el espasmo. Los movimientos llegan a reducirse a unidades discretas, una lógica binaria del encendido y apagado. Ellas buscan llegar al final, pero Chingulain vuelve, inescapable, siempre.

También vuelve este año a Café Müller, el espacio nutricio de la compañía. Las creadoras y directoras de Chingulain, junto a Soledad  Madarieta, asistente general, nos hablan de la obra, de Tinkunakuy y de su trabajo en la escena de la danza contemporánea independiente.

R: ¿Cómo surgió Chingulain y cómo fue la experiencia de la primera temporada con el público?

Dai: Surgió en 2012, cuando presentamos un ciclo en Café Müller, llamado Tinkuminiaturas: la idea era presentar obras cortas, trabajos de 15 o 20 minutos. Así empezamos a juntarnos de a dos personas, y el trabajo que hicimos Beli y yo es lo que se desarrolló luego en esta obra. Por suerte tenemos este espacio, en donde nos dieron un ensayo semanal para trabajarlo. Es una obra potente: muchas personas salieron muy emocionadas.  Energéticamente, nosotras lo vivimos de manera muy intensa, y queremos que esa intensidad llegue al público. Creemos que a través de lo que nos va pasando en el cuerpo y del transcurrir de la obra, eso sucede. Sentimos que hay algo de la energía que movemos en escena que se transmite y eso es lo que nos entusiasma.

R: ¿Qué lugar ocupa la improvisación en Chingulain?

Dai: La obra surgió desde la improvisación. A medida que fuimos probando cosas, descubrimos que se trataba de la interrupción. Hoy, después de trabajarla tanto, la obra tiene una serie de “boyas” por donde pasamos siempre, pero la manera de transitar por esos lugares cambia cada vez. Con el tiempo, hay momentos que se van consolidando.

Beli: Nos manejamos a través de pautas, de intenciones, de lugares adónde llegar. Pero el desarrollo físico siempre es improvisado. Siempre que la presentamos Chingulain tiene un pelito diferente de la vez anterior.

Dai: Este año le dimos una vuelta de tuerca a la parte musical. Somos tres intérpretes en escena: nosotras desde la danza, y Alejandro ‘The Org’ Rotela desde la música.

R: Tinkunakuy surgió antes que Café Müller, ¿cómo fue el surgimiento y cómo llegaron a este club de danza? ¿Cuál es su dinámica de trabajo?

Beli: Nosotras nos conocimos estudiando la carrera de danzas en El Centro, un estudio de Caballito. Jimena Blaya fue nuestra profesora de danza contemporánea desde primer año y en segundo año estudiamos composición con Laura Aguerreberry. Con ellas fuimos descubriendo la técnica contemporánea y la herramienta de la improvisación, que era lo que más nos interesaba desarrollar. Entonces decidimos formar una compañía, Tinkunakuy, en 2010.

Cuando Jimena y Laura tuvieron la idea de poner Café Müller, se acercaron a nosotras y nos propusieron que Tinku fuera la compañía residente del espacio. En total somos seis integrantes. Desde el principio, todas trabajamos como intérpretes y directoras. Tratamos siempre de no tener un solo director, sino de poder contar con la mirada de las seis y también con el aporte de ideas. En Chingulain, Dai y yo somos intérpretes y directoras también.

"Chingulain": cuando la vida no da tregua. Foto: Revol.

«Chingulain»: cuando la vida no da tregua. Foto: Revol.

R: ¿Cómo las nutre Café Müller?

Dai: Desde un principio, nos dieron un espacio para ensayar, algo que fue muy importante, y el primer año a cambio trabajábamos en el buffet. Después Tinku empezó a tener la oportunidad de presentar sus trabajos en Café Müller: como compañía independiente en proceso de profesionalizarse, nos costaba mucho conseguir un espacio para bailar, y eso nos aportó un montón para introducirnos en el circuito.

Beli: Acá tenemos la oportunidad y la suerte de tomar clases y entrenarnos con profesores muy buenos. Además, hay algo del pertenecer a Café Müller que nos nutrió en muchos aspectos más allá de la danza. Empezamos trabajando en el buffet, pero hoy cumplimos otras funciones: yo soy productora ejecutiva, Daiana está en gestión de contenidos… Descubrimos todo un abanico de posibilidades para trabajar en el arte que nos gustan y disfrutamos mucho. El haber trabajado acá nos permitió conocer otras alternativas, que en varios casos empleamos para trabajar en otros lados.

R: ¿Qué obras de otros coreógrafos y qué corrientes atraviesan su trabajo?

Sole: Nos asocian mucho con Pina Bausch, en cuanto a la estética.

Beli: A grandes rasgos, miramos mucho, sobre todo lo que es danza europea. Y también tenemos la influencia de nuestros maestros.

Sole: En la manera de trabajar aprendimos mucho de ellos: principalmente de Jimena Blaya, Laura Aguerreberry, Javier Melgarejo y Rakhal Herrero.

Dai: Son nuestros maestros desde hace varios años y entonces hay muchas cosas que tomamos de ellos.

Beli: No sólo en cuanto a la construcción del lenguaje de la danza, sino también en la cuestión interpretativa.

R: Además de las funciones en Café Müller, actúan en ocasiones diversas y en centros culturales: ¿cómo funciona esta conexión?

Beli: Como compañía, creemos en el arte como herramienta de comunicación muy directa, y casi de sanación: por eso siempre estuvimos muy atentas a las oportunidades de participar en intervenciones en centros culturales, que se presentan o que buscamos activamente. Nos propusimos hacerlo puntualmente por causas que nos interesan, y una de las conexiones más fuertes que conservamos hoy en día es con el Centro Cultural Borda. Ellos el primer domingo de cada mes organizan una varieté, en donde ya hicimos muchas intervenciones. Este año, Soledad Madarieta está trabajando en una obra llamada La flor, con uno de los pacientes.

Sole: Estoy trabajando con Martín Perino, que es músico y compositor, y tiene una pieza musical que imaginaba para un solo de bailarina. En este momento, La flor se está presentando en formato de ensayo abierto, y el objetivo es mostrar una obra terminada a fin de año.

Moverse, parar. Retroceder, parar. Beli Rotela y Dai Berlasconi, en escena. Foto: Revol.

Moverse, parar. Retroceder, parar. Beli Rotela y Dai Berlasconi, en escena. Foto: Revol.

Cuándo y dónde

«Chingulain» por la Compañía Tinkunakuy

La interrupción, la incoherencia, la sorpresa son las condiciones habituales de nuestra vida. 
Ya no toleramos nada que dure. 
Ya no sabemos cómo hacer para lograr que el aburrimiento dé fruto.
Paul Valéry

Ficha técnica

Danza y Dirección: Daiana Berlusconi / Beli Rotela 
Música: Alejandro Rotela a.k.a. ‘The Org’
Asistencia general: Soledad Madarieta 
Diseño de luces: Lucila Roldan 
Vestuario: Analia Slonimsky 
Diseño gráfico: Vicu Vázquez 

Producción: TINKUNAKUY Compañía de Danza – Duración: 45 minutos

Sábados 07 y 14 de Junio 23hs | Entrada: $60

Lugar: CAFE MÜLLER CLUB DE DANZA – Lavalleja 1116 timbre PB

Reservas: reservas@clubcafemuller.com.ar // (011)4775-5697