Clases de ballet, a borderó

Es una novedosa iniciativa del bailarín del Teatro Argentino de La Plata, José María Vázquez, que compartirá con diversos maestros, entre quienes se cuentan Javier Abeledo y Luis Miguel Zúñiga. El objetivo, que profesionales y estudiantes no corten su entrenamiento por falta de recursos.

lunes, 12 de mayo de 2014 | Por Maria José Lavandera

Con la intención de ayudar a la mayor cantidad posible de bailarines y estudiantes de ballet y atentos a la situación socio-económica que atraviesa nuestra patria, junto a un grupo de colegas se nos ocurrió la idea de empezar a dar clases de técnica de la danza clásica a borderó”. Así reza la información oficial que convoca a conocer una iniciativa por demás novedosa: básicamente implica poder tomar clases de danza “a la gorra” con un grupo de distintos jóvenes y excelentes maestros –aún bailarines en actividad y trayectoria en grandes compañías-, con un piso máximo en precio de $30.

El ciclo corre a cargo de José María Vázquez, bailarín estable en el Teatro Argentino de La Plata, quien, a su vez, invita colegas a ofrecer algunas de las clases, bajo la convicción de la importancia de que los alumnos, en su mayoría de nivel intermedio-avanzado y profesional, conozcan diversos trabajos metodológicos y puedan nutrirse de distintas experiencias pedagógicas, algo que considera fundamental para su crecimiento y progreso.

Comparte “escena” este mes de mayo, entonces, con Javier Abeledo –también bailarín del Teatro Argentino de La Plata-, y Luis Miguel Zúñiga –maestro del otrora Ballet Concierto y hoy del Ballet “Danza por la Inclusión”, dirigido por Iñaki Urlezaga. Eventualmente se sumarán al ciclo David Sturmer –maestro del Ballet del Teatro Argentino- y Viktor Filimonov –bailarín y maestro en dicha institución.  

¿Cómo surge esta idea? “El disparador fue un día una conversación que tuvimos con Luis y Javier acerca del bajo rendimiento de los chicos argentinos en un concurso internacional, la pre-selección del Prix de Lausanne en Córdoba. Vimos que, además, los superaban ampliamente los brasileños. La pregunta que nos hacíamos era dónde fallábamos y por qué no lograban superar esas instancias de evaluación, ya que habiendo trabajado yo en Brasil, podía ver que tienen muchas falencias que los argentinos no tienen. Conozco medianamente el ambiente del ballet en ese país y están de festival en festival, en clase y ensayo permanentemente. Son muy competitivos. La cuestión no era discutir el concurso en sí, sino abordar la pregunta por el nivel que recorre nuestra escena de la danza. Entendimos que muchos chicos se quedan sin sus clases y su entrenamiento porque no lo pueden pagar. Y, más que decir hay que hacer, así que tomé una idea que Luis había implementado hace un año y medio, que era dar clase a borderó”, cuenta José María.

Luis completa el concepto en base a su experiencia previa: “En su momento fue increíble cómo al comienzo eran cuatro alumnos profesionales, mientras que en la última clase ya eran quince.  Entre esa experiencia y la actual, pudimos ver cuán difícil era la situación y para ellos acceder a aprender más y mejor”.

José María Vazquez, en su clase. Foto: REVOL.

José María Vázquez, en su clase. Foto: REVOL.

Compartir la enseñanza

Asimismo, para estos tres jóvenes maestros, los profesionales de hoy deben poder tomar más clases que sólo aquellas implementadas desde las instituciones que integran. En este aspecto, esperan motivarlos, ya que sienten que existe un compromiso decreciente con la profesión. Para ellos, la mejora diaria de la performance es  responsabilidad conjunta de maestro y alumno. Pretenden volver a la idea de generar un vínculo de confianza entre ambos. “Nuestro objetivo es ofrecer una atención focalizada en cada alumno, concentrarnos en ellos. El ser maestro y estar con el alumno son muchas cosas más que la hora y media de clase”, explica Luis. Javier suma a esta idea: “Nosotros nos tomamos el tiempo puntualmente con cada uno”.

Y para ellos tres queda completamente fuera la “competencia” entre maestros: están convencidos de que es en la versatilidad y la diversidad de aprendizajes que los alumnos ganan en conocimientos. “Un bailarín no se puede formar con un solo maestro, porque no sabe todo. Y también quizás es especialista en ciertos aspectos. A veces hay celos entre maestros y nosotros queremos romper con esa dinámica. En este sentido, en vez de celar tanto a los alumnos, nuestra idea es permitir que los chicos tengan el aporte de distintos maestros. Vamos interactuando. Nuestra meta es que el bailarín profesional cada vez sea mejor, que tenga más herramientas y mejores. Con los celos al final sólo se perjudica el alumno. Es una actitud revolucionaria, porque habitualmente no se hace esto de ‘confiarle’ tus alumnos a alguien”, afirma Javier Abeledo.

Por su parte, José María Vázquez agrega: “Son trabajos diferentes. Cada uno de nosotros puede agregar algún detalle o aspecto diferente que a los alumnos les puede abrir otro mundo”.

Buscan la excelencia, al tiempo que el mejor consejo para sus estudiantes, por eso es que deciden abrir el abanico e incluso hacer derivaciones. “Queremos poder darle una buena base a la mayor cantidad de gente posible, quizás para que otro maestro termine la formación”, dice Javier. “La idea principal y fundante es compartir para aprender. Aprendemos todos. El proyecto es finalmente una cooperativa de aprendizaje de la danza”, concluye José María.

Niveles

Si bien las clases del ciclo están destinadas a chicos con nivel intermedio-avanzado y profesionales, sí toman también alumnos que estén dando sus primeros pasos. “Si viene una chica de nivel inicial, también puede tomarla. En mi caso yo trato de explicarle particularmente cómo hacer las cosas. Aunque es difícil mantener los distintos niveles en una misma clase, está bueno también empujar al que recién empieza, más que en este caso tendrá la oportunidad de ver el trabajo de bailarines profesionales. Uno aprende mucho imitando, además de tomar las explicaciones del maestro. Elegimos un modelo y lo seguimos. Yo mismo aprendo observando dar clase a otros maestros. En este caso, bajás un poquito para impulsar”, indica el creador del ciclo.

No obstante, también sirve a los profesionales tomar clases con quienes recién empiezan en vistas a «volver a las bases». “Es útil bajar un poco el ritmo y tomar clases más lentas para limpiar algunos vicios. Olga Ferri decía que Nureyev tomaba clases en la Opera de Paris con los chiquitos porque él volvía a su memoria muscular, a trabajar aquello que había trabajado hace 20 años. Incluso siendo profesional tomaba una clase lentísima de principiante. Es tanta la exigencia a veces como profesional, que te vas empezando a ‘ensuciar’ y a veces el maestro de la compañía da por sentadas muchas cuestiones técnicas”, cuenta Javier.

Por otra parte, el trabajo de la técnica y de la maduración artística son aspectos fundamentales para estos maestros, más en el trabajo con jóvenes que se están iniciando en sus carreras. “Es necesario que el bailarín sepa quién es, de modo que cuando llegue al final de su potencia física sepa quién fue y para qué fue. Deben armar una identidad para poder ser artistas y generar una carrera prolífica hasta el último día”, asegura Abeledo.

Para ellos, ser Maestro no es sólo ofrecer una clase. Es guiar, contener y ofrecer una perspectiva artística. Foto: REVOL.

Para ellos, ser Maestro no es sólo ofrecer una clase. Es guiar, contener y ofrecer una perspectiva artística. Foto: REVOL.

CUÁNDO Y DÓNDE

Martes y jueves de 19,30 a 21 horas, en el Estudio de Liliana Belfiore (Hipólito Yrigoyen 1640, CABA). Para más información: +54911 50187143 o por e-mail: josvzqz@hotmail.com

Para conocer más a los maestros

José María Vázquez es misionero y comenzó sus estudios en Posadas, con la maestra Laura de Aira. Es egresado del Instituto superior de Arte del Teatro Colón (1990-1994). Paralelamente se formó con Olga Ferri y Enrique Lommi, hasta el año 1999. También tomó clases con Lidia Segni, Sergei Smirnoff, Sasha Ananiev, Viktor Filimonov, entre otros. Fue asistente de dirección, Maestro y ensayista del Ballet del Conocimiento (Misiones) para las temporadas 2011 y 2012.

Es bailarín del Ballet Estable del Teatro Argentino de la Plata desde 1994. Hoy coordina el ciclo de clases a borderó.

Javier Abeledo, oriundo de Mar del Plata, inició sus estudios en la Escuela Municipal de Danzas, para continuarlos luego con el Maestro Rubén Chayán. Es egresado del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón (1991-1994). En el año 1994 ingresa por concurso al Ballet Estable del Teatro Argentino de La Plata, dirigido por la Sra. Esmeralda Agoglia. Entre 2002 y 2005 forma parte del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, invitado por su director, Mauricio Wainrot. Desde 2005, reincorporado al Ballet del Teatro Argentino, realiza diversos roles de solista. Asimismo, en 2010 realiza un Posgrado de Especialización en Danza en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. En 2011 es convocado por Maximiliano Guerra para participar en una gira junto al Ballet del Mercosur como figura co-protagónica

Luis Miguel Zúñiga es egresado del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Fue integrante de ArgentBallet (2003-2004), en el que también se desempeñó como asistente coreográfico. Integró asimismo el Ballet del Mercosur, de Maximiliano Guerra, y entre 2007 y 2012 bailó, en calidad de solista, en el Ballet Concierto, dirigido por Iñaki Urlezaga y Lilian Giovine. Entre 2010 y 2012, es convocado por Iñaki Urlezaga como repositor y ensayista de los espectáculos de tango que el Ballet Concierto presenta en Argentina y en el exterior y para dictar las clases magistrales y clínicas de danza clásica que la compañía brinda en diferentes espacios. En 2012, impartió clases de Técnica Vaganova para varones en la Academia de Ballet de Moscú (Posadas –Misiones) bajo la dirección de Laura de Aira. En 2013, se reincorpora al Ballet Concierto como Maestro de Ballet  y Ensayista. Hoy es Maestro en la compañía “Danza por la Inclusión”, dirigida por Iñaki Urlezaga, y es director de su compañía “Cuarto Intermedio Danza Experimental”.