Día Internacional de la Danza: «La danza es una fuente diaria de orgullo»

Hoy se festeja en todo el mundo el 32° Día Internacional de la Danza, una iniciativa del Comité Internacional de la Danza, del Instituto Internacional del Teatro, en conmemoración a Jean-Georges Noverre.

martes, 29 de abril de 2014 |

Compartimos con nuestros lectores la carta encargada por el Comité Internacional de la Danza del Instituto Internacional del Teatro (IIT), ONG en asociación formal con la UNESCO desde 1948, para celebrar el 32° aniversario del Día Internacional de la Danza, inaugurado en 1982 en memoria de Jean-Georges Noverre (1727-1810), considerado el creador del ballet moderno: fue un analista de la danza de su época, quien escribió «Cartas sobre la Danza y el Ballet», entre 1758 y 1760, que fue traducido a diversos idiomas y varias veces editado. El seguía y se inspiraba en las reformas de Louis de Cahusac, libretista de Jean Philippe Rameau y un estudioso de las artes escénicas. En 1754 editó su libro «La Danza antigua y moderna» o «Tratado histórico de la Danza», donde propone -a través de un análisis histórico de tres tomos- concebir la danza, ya no como un momento ceremonial, sino como materia fundamental de la expresión artística

El honor este año fue para el coreógrafo francés Mourad Merzouki, fundador de la compañía Käfig y director del Centro Coreográfico Nacional de Créteil et du Val-de-Marne. Su trabajo fusiona el hip hop con la danza contemporánea, con inspiración en técnicas de circo y artes marciales. Es en un evento en la sede de la UNESCO, en París, que el propio Merzouki leerá su mensaje y se interpretarán extractos de sus obras. Todos los años la organización encarga a un coreógrafo o bailarín de renombre una carta para que sea difundida alrededor del mundo.

Según información oficial de la IIT, el objetivo del «Mensaje del Día Internacional de la Danza» es «celebrar la danza, revelar la universalidad de esta forma de arte, cruzar todas las barreras políticas, culturales y étnicas y aunar a las personas en un lenguaje común: la danza».

Aquí la carta de este año:

«Todo artista se enorgullece de su arte.

Todo artista siempre defenderá aquella forma de arte a partir de cuyo encuentro ha transformado su vida. Por la que ha emprendido búsquedas y enfrentado pérdidas y por la que ha tenido el ardiente deseo de compartir: sea el eco de una voz, una palabra descubierta, la interpretación de un texto para la humanidad, la música sin la que el universo dejaría de hablarnos, o el movimiento que abre las puertas de la gracia.

Tengo, por la danza, no sólo el orgullo de ser bailarín y coreógrafo, sino una profunda gratitud. La danza me otorgó mi golpe de suerte. Se ha convertido en mi ética por virtud de su disciplina y me proveyó los medios a través de los cuales descubro el mundo a diario.

Más cerca de mí que cualquier otra cosa, me da la fuerza cada día a través de la energía y la generosidad, como sólo la danza puede. Su poesía me reconforta.

¿Podría decir que no existiría sin la danza? ¿Sin la capacidad de expresión que me ha dado? ¿Sin la confianza que me ha dado para sobrepasar mis miedos, para evitar callejones sin salida?

Gracias a la danza, inmerso en la belleza y la complejidad del mundo, me he convertido en ciudadano. Un peculiar ciudadano que reinventa los códigos sociales en el curso de sus encuentros, permaneciendo sincero a los valores de la cultura del hip-hop que transforma la energía negativa en una fuerza positiva.

La danza es una fuente diaria de orgullo. Pero vivo profundamente involucrado con este orgullo. Testimonio alrededor mío la pérdida de rumbo y la incapacidad de la juventud en situación de vulnerabilidad social para imaginar su futuro, creciendo en tensión y frustración. Soy uno de ellos; así nos encontramos todos. Me siento motivado, quizás más que otros, a dar un ejemplo, para ayudar a otros a avivar su deseo de vida.

¿Es que la sociedad no es más rica con la riqueza de cada uno de nosotros?

La cultura, más que cualquier discurso, unifica. Por eso, toma coraje y asume riesgos a pesar de los obstáculos y el odio con el que sin duda deberán confrontarte; la belleza del mundo siempre estará a tu lado. Como la danza lo ha estado para mí. Con su particular fuerza para eliminar distinciones sociales y étnicas, que deja sólo el movimiento de los cuerpos en su esencia, de seres humanos regresando a la pureza de su expresión, única y compartida.

Me gustaría finalizar citando a René Char, cuyas palabras me recuerdan a diario no permitirle a nadie confinarnos a roles prescriptos. “Empuja tu suerte, tómate fuerte a tu buena suerte y asume tu riesgo. Observándote es como se acostumbrarán a ello”.

Por eso: trata, falla, comienza de Nuevo pero, sobre todo, baila. ¡Nunca dejes de bailar!«

Traducción a inglés: Petya Hristova and Charlene Lim  | Traducción a español para REVOL: María José Lavandera

Mensaje del Director del Consejo Internacional de la Danza, Alkis Raftis

Por su parte, el Director del Consejo Internacional de la Danza (CID UNESCO) también compartió un mensaje desde su entidad:

El credo del bailarín 

Yo creo en una sola danza

Padre, resonante

reveladora del cielo y la tierra

y de todas las cosas visibles e invisibles: 

Luz del cuerpo,

danza verdadera de almas verdaderas,

advenida, no realizada, desde siempre presente,

Por la que todo se transfigura.

 

Aquel que por los hombres y nuestra salvación

vino desde el cielo

previo a todos los mundos

y se encarnó en los cuerpos de los mortales

para humanizarlos. 

 

Y fue crucificada durante la sociedad de consumo,

sufrió y fue enterrada

y se eleva de nuevo en lugares aislados

donde no existen las escrituras.

Y resurge con gloria

para animar a vivos y muertos:

cuyo reino no tiene fin.  

Yo creo en una danza sagrada,

Señora, dadora de vida,

que procede de comunidades independientes

que habla desde la carne de los humanos,

no desde la de profetas.

 Reconozco que constituye un bautismo

para la remisión de las aflicciones y los pecados

la resurrección de extremidades muertas,

y la vida del mundo por venir. 

 

                      Alkis Raftis

Trad. María José Lavandera